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La canciller de Alemania, Angela Merkel, y el presidente de EE.UU., Donald Trump
La canciller de Alemania recibió "desaires e insultos discernibles" del presidente de EE.UU. en su visita a Washington, de la que "salió sin nada".

La canciller de Alemania, Angela Merkel, recibió "desaires e insultos discernibles" en su primera reunión con Donald Trump, mientras que para el presidente de Estados Unidos solo fue "un día más" de "comportamiento escandaloso y controversia", sostiene el analista político John Lee en un artículo para RT.


Este especialista considera que las graves consecuencias de la rudeza a este nivel diplomático "no deben subestimarse", pero resulta aún más importante que Merkel "sabrá que salió sin nada" de ese encuentro.

"Comportamiento escandaloso" de Trump

Lee no pasa por alto el "desprecio escandaloso" que mostró el inquilino de la Casa Blanca a la líder germana cuando le propuso que se estrecharan la mano o cuando bromeó sobre el escándalo de espionaje de EE.UU. a Alemania y destacó que "por lo menos, tenemos algo en común", un comentario que a Merkel no le hizo gracia.

Esas y otras palabras revelaron "lo poco" que ambos tienen en común, mientras que la reacción de Merkel "ilustró el abismo infranqueable" que los separa: "No había química", resalta Lee, quien subraya la "importancia vital" de las relaciones personales entre líderes mundiales.

"Fracaso catastrófico" en todos los frentes

John Lee estima que Angela Merkel "tenía dos objetivos principales" en su visita a Washington: asegurar el apoyo de EE.UU. a una Unión Europea más fuerte y calmar las preocupaciones sobre el futuro de la OTAN y "fracasó de manera catastrófica en ambos frentes".

Así, Donald Trump reiteró "su gran apoyo" a la Alianza, pero recordó la necesidad de que sus integrantes contribuyan "de manera justa a los costes de defensa", mientras que Merkel concluyó de un modo "poco sincero" que estaba "satisfecha de saber" la importancia que el mandatario estadounidense le otorga a esa organización.
  • Cada país de la OTAN debe gastar, al menos, un 2 % de su PIB en defensa.
  • EE.UU. destina 650.000 millones de dólares anuales, un 3,61 %.
  • Francia, Turquía, Alemania, Italia y Canadá —todas potencias económicas— pagan menos del 2 % requerido.
Lee valora que a Trump le molesta especialmente la escasa contribución de Alemania porque, además de ser uno de los pocos países "que desafía económicamente" a EE.UU., "no pagará más". Si el líder norteamericano avanza en su "reconciliación" con Rusia, la viabilidad de la OTAN "se verá amenazada" y eso sería "una noticia muy mala" para los teutones.

La inmigración, otro tema de discordia

Para este periodista, otro asunto que confirma "el abismo" que existe entre los dos líderes es la inmigración. Donald Trump expresó que se trata de "un privilegio, no un derecho" porque "la seguridad de nuestros ciudadanos siempre debe ser lo primero".

Lee recuerda que ambos políticos han sido muy críticos con sus respectivas posturas al respecto en el pasado. De este modo, Merkel es contraria al veto migratorio de Trump, mientras que el presidente de EE.UU. cree que la canciller "cometió un error catastrófico, que fue aceptar a todos esos ilegales".

Un mensaje inequívoco

Cuando Trump se convirtió en presidente, Merkel "cometió un error" porque, tras haber criticado sus actitudes hacia las mujeres, decidió tratar al presidente de EE.UU. "con condescendencia" y, en una carta, escribió que sus países están "unidos por valores comunes: la democracia y la libertad, así como el respeto al imperio de la ley y la dignidad de cada persona, sin importar su origen, color de piel, credo, sexó, orientación sexual u opiniones políticas".

Sin embargo, Trump "no es un idiota" y se dio cuenta de que estas palabras "eran claramente un insulto condescendiente". En definitiva, para John Lee Trump y Merkel difieren "en tantos asuntos" que resulta difícil estimar que alguna vez se puedan "reconciliar del todo".