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Pero, ¿sigue quedando gente que pague con cheque?
Raúl Jaime Maestre
@ruljaimemaestre
El cheque, como medio de pago, tiene los días contados. En España, el uso de los cheques es residual en las operaciones comerciales. Pero lo más grave, para este medio de pago, es que en 8 países de Europa ya se ha extinguido.
Pagar un bien o un servicio con cheque en Eslovaquia, Estonia, Holanda, Hungría, Letonia, Polonia, Suecia e Irlanda ya es imposible. Estos prefieren otro tipo de pago y utilizar el cheque es como si se hiciera un trueque.
Nos podemos preguntar: ¿Qué países en Europa siguen utilizando el cheque? ¿Se sigue utilizando en España el cheque cómo medio de pago?
En Francia apelan a su utilización histórica
y cultura de la utilización del cheque, así como que la gestión es
gratuita para profesionales y particulares. En Francia ha recibido un
golpe mortal tras la aprobación durante el 2015, por el Ministerio de
Economía y Finanzas, de acciones para reducir el uso de los cheques y reemplazarlos por otros medios de pago.
Por tanto, el pago a través de cheque sólo conversa cierta importancia en Francia. De acuerdo con el Banco Central Europeo (BCE), el país utilizó durante el año pasado alrededor de 2.000 millones de cheques. Los franceses concentran el 11,31 por ciento de las operaciones realizadas, seguidos por el Italia con un 3,95 por ciento, y en España representa el 0,99 por ciento del total de operaciones.
Suecia es uno de los países que no utilizan el cheque. Esto empezó a realizarse hace casi 30 años, cuando se impuso una tasa por la gestión de cheques en el sector bancario. Por tanto, Suecia es uno de los principales países en no utilizar el cheque como forma de pago.
Respecto a España, el paso de los años no le ha ido tan mal al importe medio de los cheques utilizados, que se han mantenido en cantidades estables, siempre superiores a los 5.000 euros. Ya que los cheques se han utilizado como medio de pago en entornos de negocios que se utilizan importes más elevados.
En España no hay movimientos específicos para desincentivar su uso. Sí que se fomenta un mayor utilización de la utilización de otros medios, pero hay mucho por hacer en el entorno de los particulares y las PYMEs.
Esto ha supuesto un descenso de alrededor del 70 por ciento en el número de operaciones realizadas a través del cheque.
Este descenso ha sido producido por la tarjetas, que fomentan un cierto efecto de sustitución por un medio de pago por otro. Las tarjetas es la alternativa más inmediata. Además, los esfuerzos de la creación de un mercado único de pagos van dirigidos a la digitalización.
El cheque ya empezaba a no utilizarse antes del Euro. Un riesgo muy importe que se asume con este medio de pago es la potencial falta de solvencia de quien realiza el pago y la imposibilidad del receptor de verificar la solvencia antes de aceptarlo, han convertido los cheques en un medio de pago poco fiable.
El cheque tiene un formato físico y, por tanto, se tiene que gestionar de forma presencial, lo han condenado a ser un instrumento de pago engorroso para gestionar su liquidación y animó a la gente a buscar otros formas de pago alternativas.
Por otra parte, nos podemos encontrar en el cheque limitaciones de pago a nivel de transparencia y trazabilidad ya que cuando se cobra en efectivo se pierde su rastro.
Hasta la normativa de la Unión Europea sobre costes bancarios para pagos nacionales e internaciones no considera a los cheques, ya que muchos países europeos ya no reconocen al cheque como un método de pago.
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Pagar un bien o un servicio con cheque en Eslovaquia, Estonia, Holanda, Hungría, Letonia, Polonia, Suecia e Irlanda ya es imposible. Estos prefieren otro tipo de pago y utilizar el cheque es como si se hiciera un trueque.
Nos podemos preguntar: ¿Qué países en Europa siguen utilizando el cheque? ¿Se sigue utilizando en España el cheque cómo medio de pago?
Francia e Italia aguantan el cheque como forma de pago
Francia e Italia son los dos países donde los cheques conservan aún cierta importancia ante la falta de utilización como se puede ver en la gráfica “Porcentaje de uso en operaciones comerciales con Cheque en Europa en 2016”:Por tanto, el pago a través de cheque sólo conversa cierta importancia en Francia. De acuerdo con el Banco Central Europeo (BCE), el país utilizó durante el año pasado alrededor de 2.000 millones de cheques. Los franceses concentran el 11,31 por ciento de las operaciones realizadas, seguidos por el Italia con un 3,95 por ciento, y en España representa el 0,99 por ciento del total de operaciones.
Suecia es uno de los países que no utilizan el cheque. Esto empezó a realizarse hace casi 30 años, cuando se impuso una tasa por la gestión de cheques en el sector bancario. Por tanto, Suecia es uno de los principales países en no utilizar el cheque como forma de pago.
Respecto a España, el paso de los años no le ha ido tan mal al importe medio de los cheques utilizados, que se han mantenido en cantidades estables, siempre superiores a los 5.000 euros. Ya que los cheques se han utilizado como medio de pago en entornos de negocios que se utilizan importes más elevados.
En España no hay movimientos específicos para desincentivar su uso. Sí que se fomenta un mayor utilización de la utilización de otros medios, pero hay mucho por hacer en el entorno de los particulares y las PYMEs.
Descenso pronunciado de la utilización del cheque en España
Los casi 45,79 millones de cheques que se utilizaron en España en 2016 son una cifra ridícula al lado de los 154,98 millones de cheque que se utilizaron en el año 2000 como se puede ver en la gráfica “Evolución del uso del cheque en España del 2000 al 2016”:Este descenso ha sido producido por la tarjetas, que fomentan un cierto efecto de sustitución por un medio de pago por otro. Las tarjetas es la alternativa más inmediata. Además, los esfuerzos de la creación de un mercado único de pagos van dirigidos a la digitalización.
El cheque ya empezaba a no utilizarse antes del Euro. Un riesgo muy importe que se asume con este medio de pago es la potencial falta de solvencia de quien realiza el pago y la imposibilidad del receptor de verificar la solvencia antes de aceptarlo, han convertido los cheques en un medio de pago poco fiable.
El cheque tiene un formato físico y, por tanto, se tiene que gestionar de forma presencial, lo han condenado a ser un instrumento de pago engorroso para gestionar su liquidación y animó a la gente a buscar otros formas de pago alternativas.
Por otra parte, nos podemos encontrar en el cheque limitaciones de pago a nivel de transparencia y trazabilidad ya que cuando se cobra en efectivo se pierde su rastro.
Hasta la normativa de la Unión Europea sobre costes bancarios para pagos nacionales e internaciones no considera a los cheques, ya que muchos países europeos ya no reconocen al cheque como un método de pago.
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