martes, 6 de junio de 2017

Guerra y fanatismo: contracivilización


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Guerra y fanatismo: contracivilización Kaos en la red


Por Patrocinio Navarro Valero
La guerra y el terrorismo son dos formas de fanatismo que se dan la mano. La guerra la dirigen violentos fanáticos del poder y del dinero, que también practican el terror contra las poblaciones a las que invaden y matan. El terrorismo islamista está en manos de fanáticos religiosos.
Por Patrocinio Navarro Valero
La guerra y el terrorismo son dos formas de fanatismo que  se dan la mano. La guerra la dirigen violentos fanáticos del poder y del dinero, que también practican el terror contra las poblaciones a las que invaden y matan. El terrorismo islamista está en manos de fanáticos religiosos violentos y cargados de odio y ansias de venganza.
El fanatismo mata. Los fanáticos  gobiernos europeos mandan soldados  y matan árabes a diario desde que el fanático “amigo” americano metió las narices y las bombas en Irak, con la ayuda de Inglaterra, y de España. Resultado: atentados en Inglaterra y en España.
Los gobiernos de  Francia, Alemania, Bélgica, Turquía y Arabia Saudí  mandan soldados y matan en Oriente .Resultado: atentados en todos esos sitios. El fanatismo sigue matando. Ayer fue en Londres. Mañana ¿dónde será?
¿Por qué no sacan las narices de la guerra estos “civilizados” países? Ay, el negocio del petróleo; ay, el negocio de las armas; ay, el poder geoestratégico. Es un combate entre dos categorías de criminales: unos, criminales de guerra; otros, simplemente criminales fanatizados por una religión que usan como excusa para que matar parezca algo tan digno como para los occidentales la democracia a la hora de tirar bombas en los países de esa religión. Fuera las manos de Oriente, expulsen a los islamistas fanáticos fichados y a los predicadores del fanatismo, cierren  mezquitas donde se hacen prosélitos, faciliten la vida a los árabes inmigrados, dejen de lado las armas y negocien las condiciones para la paz respetándose mutuamente. No dejemos que Europa sea un lugar donde se vive entre el miedo al terrorismo y el miedo a  vivir en estados policiales con la excusa de la seguridad. No dejemos  que Oriente sea un lugar agujereado por bombas, destrozado en todos los sentidos y fuente de migración de cientos de miles de  personas atrapadas en guerra que no les va ni les viene  Así que para empezar, fuera las manos de Oriente.
Como es de esperar, estos gobiernos belicistas que carecen de conciencia humanitaria por más que se digan católicos o musulmanes – como es el caso de Turquía o Arabia Saudí-  no van a cambiar de táctica  a no ser que tengan  frente a ellos una fuerza capaz de exigir la paz. Y esa fuerza solo está en los pueblos que sufren las guerras y los atentados.
Mientras no exista entre la población una oposición decidida, pacífica y tenaz frente a este estado de cosas, seguirá este problema y todos lo sentiremos en nuestras vidas, porque lo que está en juego es algo tan importante como el modelo de civilización. O convivimos en paz o caminamos por la senda de la muerte  diseñada por belicistas y fanáticos.

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