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El plan chino para erradicar la pobreza en el 2020
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BEIJING.-Para el año 2020 China tiene el plan de eliminar totalmente
la pobreza en el país y conseguir el sueño de «una sociedad modestamente
acomodada».
En su aval para conseguir ese objetivo el gigante asiático cuenta con la «hazaña» de haber sacado a cerca de 700 millones de personas de la pobreza en menos de 40 años, un logro que no puede ostentar casi ninguna nación del planeta y que la convirtió en la primera en cumplir la meta de desarrollo del milenio de la ONU, que reclamaba reducir a la mitad la población pobre.
Para cumplir con ese anhelo –que hoy implicaría mejorar el bienestar de cerca de 50 millones de personas, superior a la población entera de España o Sudáfrica– el gigante asiático está optimizando sus estrategias y para ello ubicó a la erradicación de este flagelo como una sus políticas cardinales.
La reducción de la pobreza constituye una de las pruebas más sustanciales del progreso de China como potencia mundial, pero también uno de sus retos más importantes. Beijing está consciente de que la construcción de una «sociedad moderadamente próspera y el rejuvenecimiento de la nación», metas trazadas en el 2012 durante XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCH), no será realidad mientras millones de sus nacionales vivan en las penurias.
Wu Peng, director del departamento de desarrollo internacional de la Fundación del Alivio de la Pobreza considera que el objetivo de eliminar completamente este lastre para el 2020 es perfectamente viable.
«El plan actual del gobierno consiste en sacar de esa difícil situación a diez millones de personas anualmente y ya en el 2016 casi 14 millones cambiaron de estatus. Si continuamos a ese ritmo es muy posible lograrlo, hay plena confianza», remarcó.
El XIII plan quinquenal de China (2016-2020) para el desarrollo económico y social de la nación codificó, por primera vez, la tarea de la reducción de pobreza y estableció una serie de pautas obligatorias a cumplir por los organismos gubernamentales, a todos los niveles, con tal de superar el umbral.
Durante los últimos 30 años, desde la aplicación de la política de la reforma y apertura, el porcentaje de la población que vivía en condiciones de miseria se contrajo hasta representar solamente el 5,7 % del total.
De acuerdo con Wu eso fue posible gracias a una serie de medidas destinadas a aliviar la vida de las personas con necesidades que habitan mayormente en zonas rurales, el caldo de cultivo de la pobreza en China.
PRECISIÓN EN EL ENFRENTAMIENTO
A partir del 2011 China reajustó los parámetros para la medición de las personas en pobreza y los adaptó a los parámetros internacionales, desde entonces no se distingue entre pobreza extrema y población de bajos ingresos.
Aunque en la actualidad las causas de este flagelo siguen siendo muy parecidas a las de antaño -población que vive en regiones de difícil acceso o geografía complicada, desastres naturales, enfermedades que imposibilitan el trabajo- cada vez la tarea se vuelve más titánica y costosa. Ahora hay que llegar a los lugares más remotos sin acceso, siquiera, a carreteras, electricidad o agua limpia, condiciones que elevan considerablemente los costos de esa misión.
Este nuevo escenario y el aumento de las desigualdades como producto innato del desarrollo han significado para la segunda potencia mundial un perfeccionamiento de sus tácticas.
Las autoridades chinas dicen que se trata de poseer un enfoque preciso en el enfrentamiento a ese mal. Un paquete de medidas que aspira en primer lugar, a ayudar con el desarrollo de industrias a 30 millones de personas que tienen la capacidad de trabajar y poseen habilidades productivas; segundo, ofrecer asistencia a diez millones transfiriéndolas a lugares donde puedan encontrar empleo; tercero relocalizar a diez millones de personas cuyas tierras no proporcionan subsistencia trasladándolas a otras zonas y por último la inclusión de toda la población empobrecida en el sistema de dietas rurales y la erradicación de la pobreza mediante la garantía de la seguridad social.
EL EJEMPLO DE SICHUAN
Con 91 millones de habitantes Sichuan es una de las provincias chinas con mayor cantidad de población y, a la vez, con un arduo trabajo en el alivio de la pobreza. Su desempeño en este sentido es un reflejo, a escala menor, de lo que se hace en todo el país, explicó Zhang Haipeng, viceinspector del Buró de Reducción de Pobreza y Migración de la demarcación.
Datos de esa entidad indican que entre el 2013 y el 2016, la cifra de personas sin recursos se redujo de seis millones hasta los dos millones y la tasa pasó de 9,6 % a 4,3 %. Al decir de las autoridades, esto se logró con un plan de diez puntos, entre los que se incluye entregar alimentos y ropa, ofrecer garantías en vivienda, educación, servicios médicos básicos, financiación de proyectos propios y medidas de asistencia.
Mientras, las empresas privadas también desempeñan un rol muy importante en esta lucha, destacó Zhang. «Las compañías particulares son una de las principales fuerzas en el enfrentamiento a la pobreza, actualmente más de 2 800 corporaciones se han emparejado con aldeas empobrecidas de la provincia para crear empleos, fundar emprendimientos, ofrecer asistencia y consultas».
Otro asidero importante para lograr la meta de pobreza cero en esa zona es el turismo comunitario, refiere Zhou Jiangrong, subdirectora de intercambio y cooperación de la comisión de desarrollo del sector.
De las 50 000 aldeas administrativas que existen en la provincia, más 5 000 están desarrollando el turismo campesino, beneficiando a ocho millones de personas de 10 000 hogares rurales aproximadamente.
Gracias a esta práctica los pobladores de Yongtai y Nangshan, dos localidades de la ciudad de Deyang, antes sumidas en la pobreza, no solo perciben ingresos por su trabajo en las plantaciones de loto, uvas o kiwi; el turismo también se ha convertido en un importante fuente de ingresos y en otra vía para escapar de la pobreza.
En su aval para conseguir ese objetivo el gigante asiático cuenta con la «hazaña» de haber sacado a cerca de 700 millones de personas de la pobreza en menos de 40 años, un logro que no puede ostentar casi ninguna nación del planeta y que la convirtió en la primera en cumplir la meta de desarrollo del milenio de la ONU, que reclamaba reducir a la mitad la población pobre.
Para cumplir con ese anhelo –que hoy implicaría mejorar el bienestar de cerca de 50 millones de personas, superior a la población entera de España o Sudáfrica– el gigante asiático está optimizando sus estrategias y para ello ubicó a la erradicación de este flagelo como una sus políticas cardinales.
La reducción de la pobreza constituye una de las pruebas más sustanciales del progreso de China como potencia mundial, pero también uno de sus retos más importantes. Beijing está consciente de que la construcción de una «sociedad moderadamente próspera y el rejuvenecimiento de la nación», metas trazadas en el 2012 durante XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCH), no será realidad mientras millones de sus nacionales vivan en las penurias.
Wu Peng, director del departamento de desarrollo internacional de la Fundación del Alivio de la Pobreza considera que el objetivo de eliminar completamente este lastre para el 2020 es perfectamente viable.
«El plan actual del gobierno consiste en sacar de esa difícil situación a diez millones de personas anualmente y ya en el 2016 casi 14 millones cambiaron de estatus. Si continuamos a ese ritmo es muy posible lograrlo, hay plena confianza», remarcó.
El XIII plan quinquenal de China (2016-2020) para el desarrollo económico y social de la nación codificó, por primera vez, la tarea de la reducción de pobreza y estableció una serie de pautas obligatorias a cumplir por los organismos gubernamentales, a todos los niveles, con tal de superar el umbral.
Durante los últimos 30 años, desde la aplicación de la política de la reforma y apertura, el porcentaje de la población que vivía en condiciones de miseria se contrajo hasta representar solamente el 5,7 % del total.
De acuerdo con Wu eso fue posible gracias a una serie de medidas destinadas a aliviar la vida de las personas con necesidades que habitan mayormente en zonas rurales, el caldo de cultivo de la pobreza en China.
PRECISIÓN EN EL ENFRENTAMIENTO
A partir del 2011 China reajustó los parámetros para la medición de las personas en pobreza y los adaptó a los parámetros internacionales, desde entonces no se distingue entre pobreza extrema y población de bajos ingresos.
Aunque en la actualidad las causas de este flagelo siguen siendo muy parecidas a las de antaño -población que vive en regiones de difícil acceso o geografía complicada, desastres naturales, enfermedades que imposibilitan el trabajo- cada vez la tarea se vuelve más titánica y costosa. Ahora hay que llegar a los lugares más remotos sin acceso, siquiera, a carreteras, electricidad o agua limpia, condiciones que elevan considerablemente los costos de esa misión.
Este nuevo escenario y el aumento de las desigualdades como producto innato del desarrollo han significado para la segunda potencia mundial un perfeccionamiento de sus tácticas.
Las autoridades chinas dicen que se trata de poseer un enfoque preciso en el enfrentamiento a ese mal. Un paquete de medidas que aspira en primer lugar, a ayudar con el desarrollo de industrias a 30 millones de personas que tienen la capacidad de trabajar y poseen habilidades productivas; segundo, ofrecer asistencia a diez millones transfiriéndolas a lugares donde puedan encontrar empleo; tercero relocalizar a diez millones de personas cuyas tierras no proporcionan subsistencia trasladándolas a otras zonas y por último la inclusión de toda la población empobrecida en el sistema de dietas rurales y la erradicación de la pobreza mediante la garantía de la seguridad social.
EL EJEMPLO DE SICHUAN
Con 91 millones de habitantes Sichuan es una de las provincias chinas con mayor cantidad de población y, a la vez, con un arduo trabajo en el alivio de la pobreza. Su desempeño en este sentido es un reflejo, a escala menor, de lo que se hace en todo el país, explicó Zhang Haipeng, viceinspector del Buró de Reducción de Pobreza y Migración de la demarcación.
Datos de esa entidad indican que entre el 2013 y el 2016, la cifra de personas sin recursos se redujo de seis millones hasta los dos millones y la tasa pasó de 9,6 % a 4,3 %. Al decir de las autoridades, esto se logró con un plan de diez puntos, entre los que se incluye entregar alimentos y ropa, ofrecer garantías en vivienda, educación, servicios médicos básicos, financiación de proyectos propios y medidas de asistencia.
Mientras, las empresas privadas también desempeñan un rol muy importante en esta lucha, destacó Zhang. «Las compañías particulares son una de las principales fuerzas en el enfrentamiento a la pobreza, actualmente más de 2 800 corporaciones se han emparejado con aldeas empobrecidas de la provincia para crear empleos, fundar emprendimientos, ofrecer asistencia y consultas».
Otro asidero importante para lograr la meta de pobreza cero en esa zona es el turismo comunitario, refiere Zhou Jiangrong, subdirectora de intercambio y cooperación de la comisión de desarrollo del sector.
De las 50 000 aldeas administrativas que existen en la provincia, más 5 000 están desarrollando el turismo campesino, beneficiando a ocho millones de personas de 10 000 hogares rurales aproximadamente.
Gracias a esta práctica los pobladores de Yongtai y Nangshan, dos localidades de la ciudad de Deyang, antes sumidas en la pobreza, no solo perciben ingresos por su trabajo en las plantaciones de loto, uvas o kiwi; el turismo también se ha convertido en un importante fuente de ingresos y en otra vía para escapar de la pobreza.
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