Las sanciones contra Corea del Norte dependen de la banca global
Juan Hernández Vigueras – Consejo Científico de ATTAC España
Dejemos a un lado por unos momentos la incertidumbre y el desasosiego que suscitan las declaraciones belicosas de los impresentables Donald Trump, actual presidente de los EEUU, y Kim Jong-Un, Líder Supremo y presidente de la República Popular Democrática de Corea, más conocida como Corea del Norte. Y la gran interrogante que vemos reflejada en los medios de comunicación internacionales podemos enunciarla así:
¿Contribuirá la presión de las sanciones económicas a que Corea del Norte reduzca su arsenal nuclear y se someta al control internacional superando el latente conflicto bélico? .
A propuesta de los EEUU y con los votos favorables de China y Rusia, el sábado 5 de agosto de 2017, los quince Estados miembros del Consejo de Seguridad de la ONU acordaron por unanimidad la imposición de nuevas sanciones económicas y financieras a Corea del Norte para castigar al régimen autoritario por el desarrollo de misiles balísticos intercontinentales, que podrían trasladar cabezas nucleares miniaturizadas hasta Japón e incluso a los EEUU. Como todas las anteriores, el objetivo fundamental de estas medidas económicas, sigue siendo suprimir la financiación exterior del amenazante programa nuclear norcoreano, que se considera estratégicamente que afectará más a los intereses de la élite dirigente que a la depauperada población.
Porque el problema de fondo es que durante más de una década el Consejo de Seguridad ha venido intentando con escaso éxito ahogar la financiación del programa nuclear norcoreano acordando sanciones económicas al régimen de Kim Jong Un, que han abarcado desde restricciones el comercio de armamento y a los servicios financieros hasta las exportaciones. Durante décadas se ha intentado cancelar la financiación de los programas nucleares y de misiles intercontinentales, cortando los lazos con el sistema bancario global como prioridad clave. En consecuencia, a todos los países miembros de la ONU y las compañías basadas en sus territorios se les prohibía prestar servicios financieros a Corea del Norte, un país al que sin embargo se le ha tolerado el desarrollo de un inquietante programa nuclear y balístico. Hace unos meses un informe de la ONU publicado detallaba el fracaso de las medidas, revelando pruebas de que Corea del Norte estaba utilizando redes de compañías pantalla para obtener acceso a los bancos globales. . Y es que la cruda realidad señala que el asunto de las sanciones económicas internacionales contra países, remite a los abusos y libertades que el sistema financiero internacional concede a los grandes bancos globales, que les permite transgredir la legislación internacional.
Las sanciones económicas son una alternativa a la fuerza militar
Para comprender todo el alcance de las infracciones en materia de legislación sobre política exterior y seguridad nacional cometidas por los grandes bancos, como en los casos del BNP, Standard Chartered Bank, Commerzbank y muchos otros, hemos de tener presente que determinados gobiernos y organismos multinacionales imponen sanciones económicas internacionales para tratar de alterar las decisiones estratégicas de determinados Estados y entidades no estatales que amenazan los intereses de un Estado o asociaciones de Estados o infringen las normas internacionales de comportamiento. Los críticos dicen que las sanciones están a menudo mal concebidas y rara vez tienen éxito en lograr el cambio de la conducta del país o países a quienes van destinadas, mientras que los partidarios sostienen que se han vuelto más eficaces en los últimos años y siguen siendo una herramienta esencial de la política exterior. Las sanciones se han convertido en la característica definitoria de la respuesta occidental a varios desafíos geopolíticos, incluyendo el programa nuclear de Irán o de Corea del Norte y de la intervención de Rusia en Ucrania. ([i])
La banca global hace negocios con las sanciones económicas contra países
El Financial Times atribuía a un alto ejecutivo del banco británico Standard Chartered la exclamación: “¡Jodidos americanos! ¡Quienes sois vosotros para decirnos al resto del mundo que no vamos a comerciar con los iraníes ¡”. Con ella se evidenciaba lo que piensan y sienten gran parte de los altos ejecutivos de los megabancos globales frente a la política de sanciones económicas contra ciertos países que imponen los EEUU, la UE, la ONU u otros organismos internacionales a la comunidad internacional. Porque para la gran banca globalizada, impulsada por el lucro puramente financiero y cada vez más desvinculada de las economías productivas, reales, las sanciones económicas internacionales se presentan como interferencias frente a las operativas financieras y las prácticas comerciales habituales. De ahí que con frecuencia aquellas sean ignoradas, cuando no burladas aprovechando en ocasiones los posicionamientos políticos de aquellos gobiernos de países que no las comparte y no las secundan. Y la condena del BNP Paribas en 2015 prueba esa actitud del sector.
Los grandes bancos de alcance mundial tienen un peso decisivo en el éxito o fracaso de la política de sanciones económicas contra países que suponen una amenaza para la comunidad internacional, los EEUU o la UE. Hoy por hoy las sanciones económicas, en particular, son un instrumento de la política internacional, particularmente de la ONU, los EEUU, la Unión Europea y otros grandes Estados o entidades internacionales. Las sanciones económicas se definen como la restricción total o parcial del comercio habitual y de las relaciones financieras con fines de política exterior y de seguridad.
Y actualmente, en el entorno de unas relaciones económicas entre países dominadas por unos mercados financieros globales, la cooperación de los grandes bancos de ámbito mundial resulta clave para la aplicación efectiva y el logro de los objetivos previstos para esas políticas internacionales de sanciones económicas. La experiencia nos muestra que esa cooperación brilla por su ausencia en numerosos casos en los que se demuestra que el lucro comercial o financiero se impone sobre las consideraciones de estrategia política de los Estados por importantes que sean, como prueba el cuadro adjunto que registra los casos más relevantes de trece grandes bancos, con sede en diversos países del mundo desarrollado, que han infringido la legislación de sanciones internacionales de los EEUU siendo objeto de las correspondientes sanciones pecuniarias; ocupando el primer puesto el caso mencionado del banco francés BNP Paribas
La condena pactada del BNP Paribas por sus negocios ilegales
Son numerosos casos de bancos globales sancionados por sus negocios que transgreden la legislación internacional sobre este asunto. El 1 de mayo de 2015, el juez federal del Distrito Sur de Nueva York, Lorna Schofield, confirmaba la condena pactada del banco francés BNP Paribas, con sede en Paris, con una penalización económica de casi 9.000 millones de dólares, una cifra record, aplazando las acusaciones criminales por haber mantenido negocios financieros con Sudan, Irán y Cuba, países bajo sanciones económicas internacionales. Un mes antes, el 3 de abril, otro juez federal del Distrito de Columbia, Beryl Howell, aprobaba formalmente un acuerdo de enjuiciamiento diferido entre el gobierno de EEUU y Commerzbank AG, que obligaba al banco alemán al pago de 1.450 millones de dólares quedando aplazadas durante tres años las acusaciones criminales por haber transferido ilegalmente fondos a Irán y Sudan vía EEUU, entre otros hechos delictivos. Y en años anteriores, otros grandes bancos como ING con sede en Amsterdam, los británicos HSBC, Standard Chartered Plc, Lloyds TSB Bank Plc, Barclays, el suizo Credit Suisse AG y otros habían aceptado penalizaciones económicas menores por hechos delictivos que suponían infracciones de las sanciones internacionales a ciertos países.
Destaca el escandaloso caso del BNP Paribas que resulta muy significativo, porque ha sido la primera vez que un banco global se declaraba culpable del quebrantamiento de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos con un volumen de operaciones internacionales muy importantes durante varios años; por lo que es un caso paradigmático del comportamiento inmoral e ilegal de los bancos globales. La cuestión de fondo es la frecuencia con que los grandes bancos quebrantan con sus negocios financieros mundiales las medidas sancionadoras contra países por razones puramente comerciales, revelando una autonomía y libertad de acción que se imponen sobre las organizaciones internacionales y los gobiernos más poderosos del planeta y resultando en gran medida impunes esas acciones ilegales
Resulta ilustrativo el análisis, aunque sea somero, de la complejidad que implica demostrar los comportamientos ilegales de la gran banca a nivel internacional. Realizadas una serie de investigaciones por las autoridades estadounidenses durante años, el procedimiento sancionador del BNP tuvo dos fases; En primer lugar, en 2014 el BNP Paribas firmaba una declaración de culpabilidad (plea agreement) ante las autoridades estadounidenses. Y, en segundo lugar, un año más tarde de ese reconocimiento pactado de los hechos delictivos, era ratificado por la sentencia condenatoria del tribunal neoyorquino de mayo de 2015.
Casi un año antes de la sentencia, el 30 de junio de 2014, el entonces Fiscal General de los EEUU Eric Holder, comunicaba en rueda de prensa la presentación al tribunal del Distrito de Manhattan en la ciudad de Nueva York de una información criminal contra el BNP Paribas, uno de los bancos más grandes del mundo, acusándole de conspirar desde hacía mucho tiempo con otras entidades para la violación deliberada y repetida de las sanciones estadounidenses contra los citados países de Sudán, Irán y Cuba; manteniendo negocios con entidades financieras radicadas en estos países y otros, habiendo practicado durante años un plan complejo y agudo para mover ilegalmente miles de millones a través del sistema financiero estadounidense en nombre de entidades sancionadas. ([ii]) Añadía que esas acciones representaban un quebrantamiento grave de la legislación estadounidense. Y las sanciones, que son una herramienta clave en la protección de los intereses de seguridad nacional de EEUU, sólo funcionan si se aplican estrictamente; si las sanciones han de ser efectivas, las violaciones deben ser castigadas. Y el Fiscal general afirmaba que los bancos que proyectan hacer negocios con las violaciones de las sanciones de Estados Unidos, debían pensarlo dos veces porque el Departamento de Justicia no iba a mirar hacia otro lado.
En esta declaración pública ante la prensa, el Fiscal general (de la Administración Obama) resumía los hechos que el propio banco había reconocido. A través de prácticas ilegales generalizadas, el BNP a sabiendas gestionó cientos de millones en transacciones ilícitas en dólares estadounidenses que implicaban a una compañía controlada por un grupo energético con sede en Teherán y propiedad en su totalidad de un ciudadano iraní. Asimismo, el banco también había procesado miles de transacciones por un importe total de más de mil millones con entidades sancionadas en Cuba. Y el BNP había permitido al Gobierno de Sudán y las instituciones relacionadas el acceso al sistema financiero estadounidense, la participación en miles de millones de dólares en transacciones ilegales. Aunque era sabido que el gobierno sudanés apoyaba el terrorismo, participaba en abusos contra los derechos humanos, e incluso, según le constaba al propio banco, había sido anfitrión de Osama ben Laden y había negado la intervención de las Naciones Unidas en Darfur.
Darfur es el nombre de un lamentable desastre humanitario resultado del triste conflicto armado en la región de Darfur, en Sudán, alimentado también por ese afán de lucro del capitalismo sin escrúpulos. A pesar de los sangrientos conflictos internos y externos, un país africano escasamente desarrollado como Sudan pero con importantes recursos naturales, particularmente petróleo, siguió atrayendo capital extranjero con la colaboración de los grandes bancos globales, como ejemplifica este caso del banco francés BNP Paribas.
El BNP llegó hasta el extremo de planificar la ocultación de transacciones prohibidas, cubrir sus pistas, y engañar a las autoridades estadounidenses. Había utilizado “pagos de cobertura” para ocultar la participación de las entidades sancionadas en las transacciones que se procesaron a través de Nueva York y en otros lugares en los Estados Unidos. Habían trabajado con los socios y filiales en todo el mundo para estructurar las transacciones de manera innecesariamente complicados, utilizando sofisticadas técnicas que servían a propósitos comerciales ilegítimos, pero que les permitió oscurecer la realidad y era que esas transacciones violaban la ley y ante todo no deberían haber sucedido.
Todas estas actividades referidas habían continuado durante años, a pesar de las reiteradas indicaciones y advertencias que la conducta del Banco violaba los embargos decretados por los Estados Unidos y de la ONU. Por tanto, el BNParibas había socavado significativamente las sanciones económicas de larga data de Estados Unidos, en muchos casos, en detrimento de los intereses de seguridad nacional del país. Y después de años, de extensas investigaciones exhaustivas por parte del Departamento de Justicia y la Oficina del Fiscal de Distrito del Condado de Nueva York, el Fiscal general anunciaba que se llevaba a cabo la rendición de cuentas de banco. Y el BNP Paribas sería declarado culpable por los tribunales de conspirar para violar las sanciones de Estados Unidos, basándose en la admisión de una declaración de hechos que detallaba la extensa conducta ilegal esbozada antes.
[i] Jonathan Masters, What Are Economic Sanctions?. Council of Foreign Relations, 8/4/ 2015 en http://www.cfr.org/sanctions/economic-sanctions/p36259
[ii] Attorney General Holder Delivers Remarks at Press Conference Announcing Significant Law Enforcement Action. Washington, DC.United States .Monday, June 30, 2014 en http://www.justice.gov/opa/speech/attorney-general-holder-delivers-remarks-press-conference-announcing-significant-law
Publicado en LA EUROPA OPACA DE LAS FINANZAS
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