¿Fantasma o realidad la sombra de Victoriano Huerta?
http://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2017/12/10/fantasma-realidad-la-sombra-victoriano-huerta/
I. Leyendo el libro de Benjamín Arditi, La política en los bordes del liberalismo con el subtítulo diferencia, populismo, revolución, emancipación (Gedisa, editorial), me encontré una cita que viene como anillo al dedo:
“Dejando de lado las ocasiones especiales de la noche y del mediodía,
cuando las sombras desaparecen, y la presunta, aunque aun no confirmada,
posibilidad de los muertos vivientes, que no la tienen, una sombra es,
por definición, aquello que acompaña a un cuerpo”. Esto, pues, a
propósito de que debido a la casi imposición de la Ley de Seguridad
Interior que legalizaría a los militares, marinos y fuerza aérea para
hacer las veces de una policía sin límites municipales ni estatales, sus
elementos de plano actuarían como si nuestro Estado dejara de ser
federalista y, rescatando la desgraciada época del régimen unitario o
centralista: 1835-1846 (Felipe Tena Ramírez: Leyes Fundamentales de México; editorial Porrúa).
II.
Y es que esa Ley de Seguridad nos recuerda cuando los generales
Mondragón y Félix Díaz, el 9 de febrero de 1913 originaron la “decena
trágica” que hizo posible el Golpe de Estado, y el homicidio de
Francisco I Madero y Pino Suárez. E hicieron posible que otro general,
Victoriano Huerta, asaltara el poder presidencial para reunir en su
persona a los otros dos poderes: judicial y legislativo. Y así fue como
el militarismo, a la sombra del porfirismo, interrumpió a sangre y fuego
la naciente democracia. Sombra, fantasma, muerto viviente, Victoriano
Huerta ronda a la Ley de Seguridad Interior que, de implantarse en sus
actuales términos, generaría otro 13 de febrero semejante al de 1913.
Dar ahora a los generales el mando absoluto para disponer, con toda
impunidad y fuero, no solamente de la actual guerra contra las
delincuencias organizadas, sino para imponer la paz pública al precio
que sea, llevará a los mexicanos ajenos a esa criminalidad a ser
tratados como si el vigente régimen constitucional estuviera totalmente
cancelado. No habrá derechos humanos.
III. De esta
manera, la nación quedaría sitiada y en medio del fuego cruzado de
militares y delincuentes, tal y como ha estado pasando; incluso con
fusilamientos, tiros de gracia y desapariciones como la de los 43
estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero. Si los senadores
aprueban esa Ley, tras haberlo hecho los diputados federales, es claro
que para hacer ganar las elecciones presidenciales al Partido
Revolucionario Institucional, el militarismo en curso abortará a otro
Victoriano Huerta. Y ya que el Congreso de la Unión no representa a los
mexicanos sino a la élite del poder presidencial y al neoliberalismo
económico empresarial, por medio de la “paz” de los fusiles y con la
dictadura de su mayoría, aprueban lo que le conviene a esos sectores
dañando la vida cotidiana del país. La Ley de Seguridad Interior da vía
libre al militarismo. Si así son las cosas, entonces “lo que tenemos
ante nosotros es… una noche polar de una dureza y una oscuridad
heladas”; porque la nación está en la mira de esa ley que aumenta la
inseguridad para los mexicanos en general. Con la Constitución o contra
ella.
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