Como
ovejas yendo al matadero, los inmigrantes indocumentados en EE.UU.
suben a los buses de Greyhound, una empresa privada de transporte. No
tienen la menor idea de lo que pasará en breve: en la primera parada les
esperan autoridades migratorias para detenerles y luego, deportarles.
La
persecución de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos también se
realiza en buses interestatales y ahora los pasajeros pueden ser
detenidos y deportados.Es así que en esta acción civil, activistas en defensa de los migrantes toman esta terminal de buses. Prontamente, aparece la policía para desalojar los predios. Todos a la calle o a riesgo de ser arrestados, prensa incluida.
A pesar de ello, los activistas intentan simbólicamente pagar un pasaje de bus completo con monedas de 1 centavo. Pero se les rechaza el pago. Pero si se trata de ironías, la mayor de ellas aquí es la trampa a la que se somete a pasajeros inocentes. Detenidos por intentar ejercer su derecho de tránsito.
Según activistas los últimos meses son de pesadilla para las comunidades inmigrantes en Estados Unidos: deportaciones en los lugares de trabajo, redadas en los hogares, escuelas, iglesias, cortes, entre otros. Y ahora también la prohibición del mismísimo derecho a tránsito, todo ello en el marco de las contribuciones corporativas a la maquinaria de deportaciones.
En este contexto, hay quienes advierten que el acoso a los inmigrantes en los autobuses de transporte sólo contribuye aún más a exacerbar el racismo institucionalizado prevalente en el país.
Marcelo Sánchez, Fort Lauderdale (Florida).
mhn/mjs
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