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Respuesta de Serguéi Lavrov a una pregunta de la prensa sobre las medidas que Rusia adoptará en respuesta a la expulsión de diplomáticos rusos
Respuesta: Las medidas serán análogas, pero no sólo esto. Literalmente en este mismo minuto, el Embajador de Estados Unidos en Rusia, John Huntsman, ha sido citado a la sede del Ministerio de Exteriores, donde el Viceministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov, le expone la esencia de las medidas de respuesta en relación con Estados Unidos. Las medidas incluyen la expulsión de un número análogo de diplomáticos estadounidenses y la decisión de anular el consentimiento para el funcionamiento del Consulado General de Estados Unidos en San Petersburgo. Con respecto a los demás países, me refiero al número de personas que abandonen las misiones diplomáticas en la Federación de Rusia, todo será análogo. De momento, eso es todo.
De entrada quiero decir que paralelamente queremos no sólo reaccionar a las medidas absolutamente inadmisibles adoptadas hacia nosotros bajo una fortísima presión de Estados Unidos y Gran Bretaña bajo el pretexto del “caso Skripal”. Comento con satisfacción que las autoridades británicas nos han informado al menos sobre el estado de salud de Yulia Skripal. Según escriben, Yulia se está recuperando rápidamente. Hemos vuelto a exigir que nos faciliten el acceso a Yulia como ciudadana rusa. Confío en que la parte británica cumpla sus compromisos derivados de la Convención Consular y la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas.
No vamos a reaccionar simplemente a lo que los anglosajones hacen con respecto a nosotros, obligando a todos a seguir un rumbo antirruso. Queremos aclarar la verdad.
Desde el comienzo mismo de la crisis, en reiteradas ocasiones afirmamos que la Primera Ministra de Gran Bretaña, Theresa May, sin fundamento alguno acusó a Rusia de estar implicada en el envenenamiento de Serguéi Skripal y su hija y nos exigió categóricamente responder a una pregunta imposible de responder: exigió que en 24 horas confirmáramos que los dirigentes rusos habían dado la orden de envenenar a los Skripal o que habían perdido el control sobre su arsenal químico. Cae por su propio peso que es imposible reaccionar a tales planteamientos, aun cuando empeñáramos no pocos esfuerzos por hallar respuestas.
Por nuestra parte, hemos propuesto recurrir al Derecho Internacional, a la Convención sobre la Prohibición de las Armas Químicas que contiene un capítulo ad hoc. A tenor de este artículo, si alguna parte de la Convención tiene preguntas que hacer a otra parte, se les recomienda entrar en contacto, intercambiar opiniones e informaciones, celebrar consultas.
La parte británica rechazó eso arrogantemente y se aferró al acápite técnico de la Convención sobre la Prohibición de las Armas Químicas que autoriza a una parte de la Convención a solicitar ayuda técnica al Secretariado Técnico de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
Ahora, a tono con este acápite, expertos de la OPAQ han llegado a Gran Bretaña por invitación de las autoridades de este país para hacerse una idea y analizar la sustancia con la que, según afirman los británicos, fueron envenenados Serguéi y Yulia Skripal. Quisiera precisar de entrada que el citado acápite autoriza al Secretariado Técnico de la OPAQ únicamente para averiguar la composición química de la sustancia presentada para el análisis.
El Secretariado Técnico de la OPAQ no está investido de competencias para corroborar ni verificar las supuestas conclusiones sacadas por los británicos. Dicho sea de paso, la investigación misma no ha concluido hasta ahora. Como ustedes saben, Scotland Yard afirma que para concluirla todavía faltan meses, pero el veredicto ya está dictaminado. Es de lamentar, porque hace tiempo que no hemos presenciado tamaña profanación del Derecho Internacional.
Para entablar una conversación normal y aclarar la verdad, hemos propuesto oficialmente convocar el 4 de abril del corriente la sesión extraordinaria del Consejo Ejecutivo de la OPAQ donde plantearemos en forma generalizada las preguntas concretas que ya hemos planteado reiteradamente. Confío en que nuestros socios occidentales no traten de esquivar una charla honesta. De lo contrario esto no hará sino confirmar que todo lo ocurrido no es sino la más burda provocación instrumentada.
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