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contralinea.com.mxDetener, desarmar, una posible Guerra Nuclear
Autor:
Telesur Telesur
En los primeros meses del año, School of the Americas Watch
(SOAW)-Chile y la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos,
quienes trabajan por los derechos humanos, por la paz y contra toda
forma de militarización, impulsaron una Campaña de Firmas contra la
posibilidad de una guerra nuclear.
En los últimos meses de 2017, el mundo estuvo en máximo estado de alerta por las amenazas reciprocas entre Estados Unidos y Corea del Norte, y durante lo que va del año la guerra en Siria ha mantenido una tensión real que estalle una Tercera Guerra Mundial y se enfrenten Estados Unidos y Rusia.
La iniciativa fue apoyada por el Servicio Paz y Justicia de Chile, México y Uruguay, e integrantes de SERPAJ Paraguay y Costa Rica; por el Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los Pueblos de Argentina; por el Núcleo Os Irredentos de Brasil; por Pax Christi Pentagon y SOAW de Estados Unidos; y por el Centro de Amigos para la Paz de Costa Rica.
En una carta enviada a Yukiya Amano, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), y al mismo secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, la presidenta de AFEP, Alicia Lira, hizo llegar los resultados de la Campaña de Firmas manifestando que las organizaciones sociales y de derechos humanos de América Latina, como de personas del mundo, “expresamos nuestra preocupación de que estalle una guerra nuclear en nuestro planeta”.
La misiva, señala preocupación por “las recientes decisiones del gobierno de Estados Unidos de aumentar sus gastos en armamento nuclear, lo que pone en peligro la seguridad global de todas las naciones del mundo y limita las posibilidades de seguir el dialogo para el desarme nuclear” y que “la amenaza nuclear es un intento de estados Unidos de seguir imponiendo su hegemonía y su voluntad por sobre el derecho de otros pueblos a su autodeterminación. Hoy más que nunca hay que defender la necesidad de un mundo multipolar donde las naciones del mundo se respeten”.
La carta llama a la ONU y a la OIEA a jugar un importante papel en esta situación para que, por un lado, “Estados Unidos y Rusia mantengan sus acuerdos bilaterales (INF y START) los que deben limitar y restringir sus arsenales nucleares” y, por otro, los insta a “propiciar nuevas conversaciones hasta la eliminación total de las armas nucleares”.
Carlos Gonzales, de la Corporación 3 y 4 Álamos, quien firmó la campaña, consideró la iniciativa de mucha importancia agregando que “la cantidad de armamento nuclear que hay en el mundo es tal que si llegamos a un conflicto no va quedar nada de la civilización humana; por lo tanto esto es un saludo a la vida. Es un llamado a ser racional y terminar con todo esto que cuesta millones y millones y que va en desmedro del desarrollo de la humanidad en vez de usar esos dineros esos recursos para el desarrollo de la investigación científica y el desarrollo tecnológico para que exista una mejor producción de alimentos o mejores comunicaciones o integrar a más de la mitad que está bajo los niveles de pobreza. Creo que es un problema de sobrevivencia y toda persona debiera apoyar la lucha contra el armamento nuclear”.
Por su parte, Hervi Lara, del Comité Oscar Romero, señala que “no se justifica desde ningún punto de vista una guerra nuclear porque no hay ganador ni vencedor, nos vamos a morir todos”, agregando que “es importante apoyar esta causa porque con la paz nada perdemos con la guerra podemos perder todo”.
La declaración fue adherida en Chile también el Centro de Salud Mental y Derechos Humanos; el Comité Oscar Romero; la Comunidad Ecuménica Martin Luther King; el Movimiento Generación 80; la Comisión FUNA; el Comité de Defensa de los Derechos Humanos y Sindicales CODEHS; la Fundación Helmut Frenz, Chile; la Agrupación por la Memoria Histórica Providencia de Antofagasta y la Corporación Estadio Nacional Memoria Nacional.
Firmaron, por otro lado, Martin Almada, Premio Nobel Alternativo de Paraguay; la periodista argentina Stella Calloni; el profesor Robert Austin de la University of Sydney de Australia; Myriam Parada de la Fundación Escuela de Paz de Colombia; entre otras firmas personales.
¿Qué tratados existen?
El Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés), firmado entre Estados Unidos y Rusia en 1987, el que acuerda la eliminación de misiles balísticos, de crucero, nucleares o convencionales, cuyo rango de ataque estuviera entre 500 y 5 mil 500 kilómetros.
El Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III, por sus siglas en inglés), firmado entre Estados Unidos y Rusia en 2010, y que está en vigor, y que implica reducciones, por parte de ambas partes, hasta un máximo de 1 mil 550 ojivas nucleares estratégicas.
El Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares firmado por primera vez el 10 de septiembre de 1996 y que prohíbe la realización de ensayos nucleares en y por los países firmantes. Hasta ahora 183 países han firmado y 166 lo han ratificado. Entre los países que no lo han firmado o ratificado están Estados Unidos, Corea del Norte, Israel, China e India, entre otros.
Tratado de Prohibición de Armas Nucleares: Fue aprobado en junio de 2017 por la Asamblea General de Naciones Unidas, producto de una iniciativa de varios países que no poseen armas nucleares. Hasta el momento 122 países han firmado este tratado.
El Tratado de Cielos Abiertos se firmó en marzo de 1992 y permite que los Estados Parte realicen vuelos de observación sobre los territorios de otros Estados Parte. Este tratado tiene por fin “promover una mayor apertura y transparencia en sus actividades militares y reforzar la seguridad mediante medidas destinadas a fomentar la confianza y la seguridad”.
El Tratado de Tlatelolco, el que fue firmado en México el 14 de febrero de 1967, prohíbe el desarrollo, adquisición, ensayo y emplazamiento de armas nucleares en la región de la América Latina y el Caribe. Este tratado ha sido firmado por los 33 Estados de la América Latina y el Caribe.
Pablo Ruiz/Telesur
En los últimos meses de 2017, el mundo estuvo en máximo estado de alerta por las amenazas reciprocas entre Estados Unidos y Corea del Norte, y durante lo que va del año la guerra en Siria ha mantenido una tensión real que estalle una Tercera Guerra Mundial y se enfrenten Estados Unidos y Rusia.
La iniciativa fue apoyada por el Servicio Paz y Justicia de Chile, México y Uruguay, e integrantes de SERPAJ Paraguay y Costa Rica; por el Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los Pueblos de Argentina; por el Núcleo Os Irredentos de Brasil; por Pax Christi Pentagon y SOAW de Estados Unidos; y por el Centro de Amigos para la Paz de Costa Rica.
En una carta enviada a Yukiya Amano, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), y al mismo secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, la presidenta de AFEP, Alicia Lira, hizo llegar los resultados de la Campaña de Firmas manifestando que las organizaciones sociales y de derechos humanos de América Latina, como de personas del mundo, “expresamos nuestra preocupación de que estalle una guerra nuclear en nuestro planeta”.
La misiva, señala preocupación por “las recientes decisiones del gobierno de Estados Unidos de aumentar sus gastos en armamento nuclear, lo que pone en peligro la seguridad global de todas las naciones del mundo y limita las posibilidades de seguir el dialogo para el desarme nuclear” y que “la amenaza nuclear es un intento de estados Unidos de seguir imponiendo su hegemonía y su voluntad por sobre el derecho de otros pueblos a su autodeterminación. Hoy más que nunca hay que defender la necesidad de un mundo multipolar donde las naciones del mundo se respeten”.
La carta llama a la ONU y a la OIEA a jugar un importante papel en esta situación para que, por un lado, “Estados Unidos y Rusia mantengan sus acuerdos bilaterales (INF y START) los que deben limitar y restringir sus arsenales nucleares” y, por otro, los insta a “propiciar nuevas conversaciones hasta la eliminación total de las armas nucleares”.
Carlos Gonzales, de la Corporación 3 y 4 Álamos, quien firmó la campaña, consideró la iniciativa de mucha importancia agregando que “la cantidad de armamento nuclear que hay en el mundo es tal que si llegamos a un conflicto no va quedar nada de la civilización humana; por lo tanto esto es un saludo a la vida. Es un llamado a ser racional y terminar con todo esto que cuesta millones y millones y que va en desmedro del desarrollo de la humanidad en vez de usar esos dineros esos recursos para el desarrollo de la investigación científica y el desarrollo tecnológico para que exista una mejor producción de alimentos o mejores comunicaciones o integrar a más de la mitad que está bajo los niveles de pobreza. Creo que es un problema de sobrevivencia y toda persona debiera apoyar la lucha contra el armamento nuclear”.
Por su parte, Hervi Lara, del Comité Oscar Romero, señala que “no se justifica desde ningún punto de vista una guerra nuclear porque no hay ganador ni vencedor, nos vamos a morir todos”, agregando que “es importante apoyar esta causa porque con la paz nada perdemos con la guerra podemos perder todo”.
La declaración fue adherida en Chile también el Centro de Salud Mental y Derechos Humanos; el Comité Oscar Romero; la Comunidad Ecuménica Martin Luther King; el Movimiento Generación 80; la Comisión FUNA; el Comité de Defensa de los Derechos Humanos y Sindicales CODEHS; la Fundación Helmut Frenz, Chile; la Agrupación por la Memoria Histórica Providencia de Antofagasta y la Corporación Estadio Nacional Memoria Nacional.
Firmaron, por otro lado, Martin Almada, Premio Nobel Alternativo de Paraguay; la periodista argentina Stella Calloni; el profesor Robert Austin de la University of Sydney de Australia; Myriam Parada de la Fundación Escuela de Paz de Colombia; entre otras firmas personales.
¿Qué tratados existen?
El Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés), firmado entre Estados Unidos y Rusia en 1987, el que acuerda la eliminación de misiles balísticos, de crucero, nucleares o convencionales, cuyo rango de ataque estuviera entre 500 y 5 mil 500 kilómetros.
El Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III, por sus siglas en inglés), firmado entre Estados Unidos y Rusia en 2010, y que está en vigor, y que implica reducciones, por parte de ambas partes, hasta un máximo de 1 mil 550 ojivas nucleares estratégicas.
El Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares firmado por primera vez el 10 de septiembre de 1996 y que prohíbe la realización de ensayos nucleares en y por los países firmantes. Hasta ahora 183 países han firmado y 166 lo han ratificado. Entre los países que no lo han firmado o ratificado están Estados Unidos, Corea del Norte, Israel, China e India, entre otros.
Tratado de Prohibición de Armas Nucleares: Fue aprobado en junio de 2017 por la Asamblea General de Naciones Unidas, producto de una iniciativa de varios países que no poseen armas nucleares. Hasta el momento 122 países han firmado este tratado.
El Tratado de Cielos Abiertos se firmó en marzo de 1992 y permite que los Estados Parte realicen vuelos de observación sobre los territorios de otros Estados Parte. Este tratado tiene por fin “promover una mayor apertura y transparencia en sus actividades militares y reforzar la seguridad mediante medidas destinadas a fomentar la confianza y la seguridad”.
El Tratado de Tlatelolco, el que fue firmado en México el 14 de febrero de 1967, prohíbe el desarrollo, adquisición, ensayo y emplazamiento de armas nucleares en la región de la América Latina y el Caribe. Este tratado ha sido firmado por los 33 Estados de la América Latina y el Caribe.
Pablo Ruiz/Telesur
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