La globalización financiera reconfigurada: inversiones directas desde paraísos fiscales
Juan Hernández Vigueras – Consejo Científico de ATTAC España
La reciente e inesperada depreciación de la lira turca sumada al endeudamiento y otros problemas económicos de Turquía, ha generado cierto temor al contagio e inquieta en ciertos sectores de los mercados financieros. Pero nada similar a lo vivido hace una década. Porque los análisis de expertos concluyen que la globalización está en retirada si aplicamos muchas medidas estándar; y la globalización financiera está sufriendo una transformación aunque sin desprenderse de la opacidad que perjudica a las democracias.
La crisis financiera de 2008 y la gran recesión que la siguió, pusieron fin a tres décadas de rápido crecimiento del comercio global de bienes y servicios; y los flujos financieros transfronterizos han disminuido en casi dos tercios. En muchos países, tradicionalmente campeones de la globalización como eran los EEUU y el Reino Unido, la inquietud política sobre el comercio ha dejado de enfocarse en los beneficios económicos para centrarse en la pérdida de empleos, la deslocalización, la desindustrialización o la desigualdad; y hacia medidas proteccionistas. Pero esa es solamente una parte de la historia. La realidad es que la globalización prosigue su avance pero sobre nuevas vías, impulsada por la tecnología digital y por el liderazgo de China y otras economías emergentes, que han reemplazado al impulso del comercio y al liderazgo de Occidente, como analizan Susan Lund, socia de McKinsey & Company, y Laura Tyson, profesora de la Universidad de Berkeley, en el ensayo Globalisation Is Not in Retreat (Foreign Affairs, may-june 2018). El liderazgo económico está girando hacia el Este y el Sur, a medida que los EEUU se centran en sí mismos y la Unión Europea y el Reino Unido negocian su divorcio.
En el plano financiero, la globalización también está cambiando. Los flujos internacionales de capital han disminuido desde la crisis. El volumen de los fondos que cruzan las fronteras se ha reducido drásticamente y la inversión a largo plazo está desempeñando un papel más importante, valiéndose de los centros financieros internacionales, cuya opacidad y baja tributación detraen ingresos públicos de los Estados. Pero, la pregunta que se hacía el Financial Times es si el sistema financiero global es más resistente.
Disminución de flujos financieros internacionales
Nadie ignora hoy que los excesos de los flujos de capital fueron una de las principales causas de la crisis financiera, y es de donde podría brotar la próxima crisis. Aunque los datos internacionales destacan la importante disminución de los movimientos transfronterizos brutos de capital desde 2007; es decir, los movimientos anuales de inversiones extranjeras directas, compras de bonos y acciones, y préstamos y otras inversiones, que se han reducido en un 65 por ciento en términos absolutos. Los flujos de capital transfronterizos disminuyeron significativamente desde donde estaban cuando comenzó la crisis financiera mundial. Los 4,3 billones (trillion) de dólares que fluyeron alrededor del mundo en 2016 fueron solo un tercio del máximo de 12,4 billones en 2007, según el informe del McKinsey Global Institute. Desde luego, nadie piensa que sería saludable un regreso a aquellos niveles de hace una década más o menos. El mayor contribuyente a esta caída de los flujos de capital ha sido el colapso en los préstamos bancarios transfronterizos, con los bancos europeos responsables de gran parte de la caída. “Es difícil señalar cualquier parte de la economía global que se haya vuelto menos global que la banca”, dice una de los socios de la consultora McKinsey.
Obviamente, la consecuencia más destacable es que el sistema financiero mundial es más resistente hoy de lo que era hace una década, según sostiene en el referido informe. Gran parte de la caída en los movimientos financieros sistémicos es un recordatorio de dónde viene la economía global. En 2007, el mundo se llenó de liquidez vía préstamos en modalidades diversas, resultado de la desregulación financiera y de un aumento en los ahorros de China y otras economías emergentes y la entonces aparentemente ilimitada riqueza de los exportadores de petróleo, según recientes investigaciones. Todo ese dinero tuvo que encontrar un hogar y regresar; y gran parte del mismo aterrizó en propiedades estadounidenses y algunos países europeos como España, inflando una burbuja inmobiliaria que estalló con espectaculares y lamentables consecuencias. De ahí que la razón principal de la caída de los flujos internacionales haya sido un colapso en préstamos bancarios transfronterizos, principalmente para los bancos europeos. Porque las principales transformaciones en la banca global están teniendo lugar en estos años.
La banca global está cambiando
El cambio más espectacular en el sistema financiero global posterior a la crisis ha ocurrido en el mundo bancario, según el citado informe. Los bancos de la eurozona han liderado un retroceso de los mercados extranjeros en medio de la erosión de la confianza en la salud de otras entidades financieras de la propia eurozona, una reevaluación de la rentabilidad y del riesgo, y una respuesta a la nueva regulación que les exige reconstruir el capital. Por las mismas razones, los mayores bancos globales de Suiza, el Reino Unido y los Estados Unidos redujeron su presencia en los mercados extranjeros. Mientras tanto, los bancos de otras economías avanzadas, especialmente de Canadá y Japón y de algunos países en desarrollo, en particular China, se expandieron a los mercados extranjeros. Y los Bancos centrales de las economías avanzadas también han jugado un papel más importante en los mercados de capital, proporcionando capital y liquidez a través de políticas monetarias no convencionales. En realidad, el sistema financiero global se ha seguido manteniendo en funcionamiento tras la crisis, gracias al dinero de los contribuyentes que gestionan los Bancos centrales.
Los bancos de la eurozona han reducido los créditos extranjeros en un 45 por ciento desde 2007; es decir, en 7.3 billones (trillion) de dólares. Después de la creación de la moneda única, los bancos de la eurozona comenzaron a expandirse a otros mercados, aumentando el volumen de sus créditos externos totales (incluidos préstamos y otros créditos) hasta alcanzar los 15.9 billones en 2007, convirtiéndose en los bancos más globalizados en el mundo. Pero actualmente estos mismos bancos están reduciendo sus operaciones en el extranjero, reduciendo activos transfronterizos, y retirándose del negocio de los préstamos a corto plazo en los mercados interbancarios. Casi la mitad de la reducción ha tenido lugar en créditos a otros prestatarios de la zona del euro, particularmente préstamos interbancarios. ”Parece claro para nosotros que lo que está surgiendo es una forma de globalización financiera más estable y resistente que bien podría ser beneficiosa”, sostiene Susan Lund, una de las autoras del citado informe. “Lo que ha desaparecido es una gran cantidad de préstamos transfronterizos. . . Y sabemos de los 20 a 30 años de crisis financieras en todo el mundo es que los préstamos transfronterizos son a menudo la primera forma de capital que sale de un país en una crisis”.
Predominan las inversiones extranjeras directas
Lo que ha cambiado significativamente ha sido la composición de los flujos transfronterizos. Ahora la inversión extranjera directa (IED) y la inversión de capital constituyen una mayor proporción de flujos que los préstamos bancarios. Pero eso puede tener más que ver con políticas de las multinacionales que persiguen más los bajos tipos impositivos que las condiciones de la inversión en fábricas e instalaciones. Aunque el flujo de inversión extranjera directa en todo el mundo o nuevas inversiones realizadas por empresas cada año, aún no han vuelto a sus niveles previos a la crisis; y parece ser que llevará varios años más para que eso ocurra. Las economías desarrolladas están enviando significativamente menos dinero al exterior en forma de IED que antes de la crisis. Y su participación en el volumen mundial de IED también ha disminuido a medida que ha crecido el papel de China.
Hoy en día, la mayor parte del capital que fluye alrededor del mundo es en forma de inversión extranjera directa (IED) (definida como una participación de al menos un 10 % en una entidad foránea), el tipo de compromiso financiero a largo plazo de las empresas en fábricas y otras instalaciones que normalmente se considera productivo. Sin embargo, entre los economistas se extiende la opinión que el crecimiento de la IED refleja una tendencia insana, como es la búsqueda corporativa de los tipos impositivos más bajos para el capital y la competición entre los gobiernos para atender esa demanda. La IED no llega a Luxemburgo para construir allí fábricas sino porque busca una mayor rentabilidad reduciendo el “coste fiscal”, la menor tributación en el verdadero país de origen. Muchas de estas operaciones de inversiones en el extranjero representan un cambio de beneficios motivado por los impuestos que aparece en la balanza de pagos a medida que fluye la IED.
Los centros financieros offshore, proveedores de inversiones directas.
La búsqueda de rendimientos por parte de los inversores mediante bajos tipos tributarios persistentes, ha reducido el costo de la deuda para los prestatarios de todo el mundo en desarrollo. De ahí que el FMI siga viendo riesgos en el sistema financiero actual. Philip Lane, gobernador del Banco central de Irlanda, y Gian Maria Milesi-Ferretti, economista senior del Fondo, argumentan en un reciente documento publicado por el FMI que el principal factor detrás de la expansión de la IED ha sido el flujo de inversiones registradas en “centros financieros”, la expresión convencional y educada para países de bajos impuestos como Irlanda o Belice. Este documento muestra la evolución de la integración financiera internacional desde la crisis financiera utilizando un conjunto de datos actualizado sobre activos y pasivos exteriores, cubriendo más de 210 economías para el período 1970-2015. Considera que se ha detenido el crecimiento de las posiciones transfronterizas en relación con el PIB mundial. Lo que refleja flujos de capital mucho más débiles hacia y desde las economías avanzadas, con una actividad bancaria transfronteriza disminuida, y un aumento en el peso de las economías emergentes en el PIB mundial, ya que estas economías tienen menos activos y pasivos que las economías avanzadas. Las posiciones transfronterizas de IED han continuado expandiéndose, a diferencia de las posiciones en instrumentos financieros y otras inversiones. Esta expansión refleja principalmente las posiciones frente a los centros financieros, lo que sugiere que la complejidad de la estructura corporativa de las grandes corporaciones multinacionales está jugando un papel importante. Dicho de otro modo, es lo que han revelado los datos contenidos en los mediáticos papeles de Panamá y papeles del Paraíso: la abundancia de sociedades mercantiles en centros offshore, propiedad de multinacionales y grandes patrimonios, a través de las cuales efectúan inversiones productivas en otros países. En ese documento del FMI se demuestra el papel desproporcionado desempeñado por los centros financieros, tanto por los pequeños centros offshore o extraterritoriales (conocidos más como paraísos fiscales) como por algunas economías avanzadas más grandes, así como un papel cada vez más modesto desempeñado por las economías emergentes y en desarrollo.
En relación con la distribución geográfica, el citado documento del FMI reseña que la ubicación de los intermediarios financieros para la cartera y las inversiones directas han tendido a concentrarse en jurisdicciones específicas, como Irlanda y Luxemburgo para fondos de inversión colectiva, o las Islas Caimán para fondos de cobertura o alto riesgo; y en consecuencia, las propiedades transfronterizas han crecido reflejando el “paso” de inversiones a través de estos centros financieros de camino a su destino final. Los fondos acumulados de modo opaco en centros offshore o países de baja tributación se transforma en inversiones directas productivas en otros países.
Otra investigación de un grupo independiente privado radicado en Ámsterdam subraya asimismo que una parte significativa de la inversión extranjera directa (IED) fluye a través de centros financieros.En este estudio se distinguen los centros financieros offshore, conocidos como paraísos fiscales extraterritoriales o para no residentes; y centros de inversión singulares offshore (extraterritoriales o privilegian a no residentes) y centros de inversión singulares, de países que son jurisdicciones que facilitan el tránsito de inversiones debido a condiciones fiscales y de inversión favorables (incluidos entornos jurídicos estables y regímenes políticos). Estas condiciones favorables ayudan a limitar la información de la operación financiera (digamos, opacidad) y los costes de transacción asociados con las inversiones internacionales de capital, incluidas las derivadas de la falta de coordinación supranacional en la política tributaria (ingresos corporativos). Ambos tipos de centros financieros se califican como hubso centros de operaciones o plataformas de inversiones internacionales que ayudan a reducir las fricciones (de mercado) que impiden un flujo eficiente de capital.
Según los datos aportados por el estudio citado del grupo de Amsterdam, Irlanda, Luxemburgo, la Isla Mauricio, los Países Bajos y Singapur, como plataformas de inversiones internacionales, albergan alrededor de un tercio del total de las reservas mundiales de inversiones extranjeras directas. La mayoría de esta IED tiene lugar entre las economías desarrolladas: más del 80 por ciento de la IED entrante y saliente de estos centros de inversión se origina o se dirige a las economías desarrolladas. Es principalmente el sector de proveedores de servicios corporativos (CSP) el que facilita la (gran) mayoría de la IED tanto en el exterior como en el exterior en estos centros de inversión al ofrecer servicios a los inversores, como la domiciliación de empresas en otros países, la creación y estructura de compañías, la gestión de empresas y la prestación de servicios contables, de gestión financiera, legales, impositivos y de asesoramiento.
Estos centros generadores de inversión encauzan una parte importante de la IED hacia los países en desarrollo, y el 35% de la misma hacia los países menos adelantados. Mientras que Irlanda, Luxemburgo y los Países Bajos, como centros de inversión, principalmente obtienen IED y dirigen las inversiones a los países desarrollados, los otros dos centros de inversión como Isla Mauricio y Singapur presentan una imagen diferente. Mauricio recibe el 53 % de la IED entrante de los países en desarrollo, y el 79 % de su IED se destina a los países en desarrollo y menos adelantados. Singapur atrae el 38 % de las entradas de IED de los países en desarrollo, pero posee el 69 % de las reservas de IED en las economías en desarrollo y menos desarrolladas.
De todas estas informaciones solventes podemos deducir que pervive una globalización de las finanzas reconfigurada pero manteniendo su rasgo característico de la opacidad, la ocultación del titular real del dinero que se materializa en los conocidos como paraísos fiscales, y la carencia de supervisión pública más allá de las fronteras nacionales; con la consiguiente vulnerabilidad de los Estados democráticos frente a la banca global y los grupos financieros de alcance mundial.-
La Europa opaca de las finanzas
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