Estados Unidos tiene una ventaja exclusiva sobre el resto de economías del mundo... El dólar. Ser el proveedor mundial de liquidez confiere al Estados Unidos el mayor poder político y económico que pueda existir.
Entre sus grandes privilegios, Estados Unidos ve como el mundo está recurrentemente demandando su divisa lo que le permite que los déficits por cuenta corriente no le supongan ningún problema para su estabilidad económica y además, sus emisiones de deuda son comparativamente a un menor interés, es decir, acceder a financiación más barata.
Tras la Segunda Guerra Mundial, se puso en marcha un nuevo sistema
monetario mundial liderado por los Estados Unidos que consagró el dólar
estadounidense como única moneda convertible en oro, y por lo tanto, como única divisa internacional.
Esto supuso reducir el patrón oro a su mínima expresión... El sistema monetario de un país debía tener oro o bien divisas convertibles en oro. Con Bretton Woods, el dólar pasó a ser la única divisa convertible en oro, a un tipo de cambio de 35 dólares por onza. Por ello, las diferentes divisas del mundo pasaron a cotizar frente al dólar (y no frente al oro), y su tipo de cambio fijo estaba determinado por la cantidad de oro que un país tuviera almacenada en la Reserva Federal.
Además, por aquel entonces se establecieron tipos de cambios fijos, pues el objetivo era crear un entorno de confianza tras la guerra en cada una de las divisas para que pudiera restablecerse el comercio y el sistema de pagos internacional.
Esto permitió a Estados Unidos crear moneda, equivalente al oro, exportarla al resto del mundo y que los bancos centrales nacionales debían acumular, pues teóricamente eran redimibles en oro.
Bajo el sistema de Bretton Woods, la centralidad del dólar en el sistema monetario internacional era indiscutible. Sin embargo, el colapso del sistema de Bretton Woods en 1971, abandonando por completo la vinculación al oro, no supuso una disminución en el dominio del dólar, a pesar de las fuertes caídas de su valor.
¿Por qué el mundo siguió con el patrón dólar? La razón era simple: no había alternativa al dólar. En esos años el Francia era demasiado inestable desde el punto de vista financiero para que el franco francés rivalizara. El Bundesbank desconfiaba de los efectos inflacionistas de las entradas de capital extranjero si el marco alemán se adoptaba como divisa reserva. Gran Bretaña se encontraba en una situación económica deteriorada, identificándose como el 'enfermo de Europa'. Y, por último, Japón, que había surgido como un nuevo actor en el escenario internacional, pero los japoneses habían adoptado una política orientada a la exportación, con un modelo de desarrollo que se basaba en un tipo de cambio infravalorado para el yen japonés.
Como es lógico, esta práctica concede grandes facilidades para financiar los déficits de cuenta corriente porque Estados Unidos puede sencillamente consumir y pedir prestado al resto del mundo más allá de sus medios a medida que los extranjeros adquieren dólares estadounidenses.
No obstante, este privilegio tiene su 'cara B'. Cuando el extranjero está comprando masivamente activos en dólares, reducen el valor de su moneda frente al dólar. Al depreciarse su divisa, el dólar está comparativamente más sobrevalorado y, por lo tanto, los fabricantes estadounidenses que desean exportar son penalizados.
Por otro lado, que Estados Unidos sea el responsable, en gran medida, de la liquidez global porque su divisa es reserva, implica registrar déficits por cuenta corriente de manera continuada con el resto de mundo para satisfacer las necesidades de liquidez global.
En consecuencia, si muchos inversores quieren invertir en los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, las rentabilidades de estos bonos se reducen y, como resultado, el Gobierno de los Estados Unidos puede pedir prestado dinero mucho más barato del que podría obtener de otro modo.
Esto facilita la capacidad del Tesoro estadounidense en refinanciar los vencimientos de deuda sin problemas ya que los inversores seguirán acudiendo al activo seguro. Por lo tanto, si Estados Unidos puede refinanciar la deuda sin problema alguno, de repente adquiere la capacidad de asumir una deuda perpetua y con títulos de deuda que gozan de una amplia liquidez.
Es más, en entornos de crisis o recesión, en aquellos momentos en los que el pánico hace saltar por los aires las volatilidades de los mercados, en esos momentos en que muchos Gobiernos tienen la necesidad de hacer recortes para estabilizar sus cuentas públicas, justo en ese contexto, Estados Unidos gana, ya que carece de la necesidad de racionalizar los gastos y le entra el dinero a espuertas buscando refugio.
Esto lo podemos apreciar en la crisis financiera de las subprime. Como vemos en el siguiente gráfico, el bono a diez años estadounidense (línea amarilla) marcó una rentabilidad del 5,22% en junio de 2007, en momentos en los que la bolsa estadounidense, representada por el índice S&P500 se encontraba en sus máximos históricos. Pues bien, tras el pánico bursátil que hundió el S&P500 más de un 50%, el Tesoro se financiaba a diez años al 2%. Y con la activación del programa QE siguió abaratando la capacidad de endeudarse, lo que se traducía en poder mantener un fuerte desequilibrio presupuestario.
En España, que al igual que Estados Unidos también sufrió las
consecuencias de una burbuja inmobiliaria y el desplome de las bolsas,
vió que su bono a diez años (línea azul) se mantuvo un rango de
rentabilidad entre el 4% y 5%. Y con las políticas de elevados déficits
públicos de Zapatero, la rentabilidad del bono español, al contrario que
el estadounidense, subió por el deterioro de la capacidad de pagos de España hasta el 7,5%... Aquí se ve claramente el poder del patrón dólar.
Francia, Alemania, China y Rusia están promoviendo activamente la sustitución del dólar estadounidense por una canasta de monedas del Fondo Monetario Internacional
-conocida como los Derechos Especiales de Giro- como moneda de reserva
mundial. Esta sería la idea más parecida a la que en su día promulgó
Keynes con la reserva global que denominó como 'Bancor'.
Recientemente, algunos bancos centrales de América Latina y Asia comenzaron a diversificarse fuera del dólar y aumentar sus compras en otros activos como por ejemplo, bonos del gobierno japonés. Pero, ¿Japón se creía afortunado de poder finalmente compartir el privilegio exorbitante dominado por los Estados Unidos? Para nada... No quieren ver como su tipo de cambio se aprecia y daña sus exportaciones.
Las autoridades japonesas comenzaron a intervenir fuertemente, comprando activos en dólares estadounidenses como una forma de reducir el valor del yen, lo que paradójicamente convirtió las compras extranjeras de yenes en compras extranjeras de dólares. Se negaron a aceptar cualquier parte del privilegio e insistieron en devolvérselo a los Estados Unidos.
El dólar, como toda divisa, basa su valor en que es el medio de pago extendido y que se percibe como un depósito valor que concede seguridad a sus tenedores. Por lo tanto, la hegemonía del patrón dólar perdurará en el tiempo a medida que no exista un sustitutivo que ofrezca ambas características mejor que el dólar.
Entre sus grandes privilegios, Estados Unidos ve como el mundo está recurrentemente demandando su divisa lo que le permite que los déficits por cuenta corriente no le supongan ningún problema para su estabilidad económica y además, sus emisiones de deuda son comparativamente a un menor interés, es decir, acceder a financiación más barata.
El nacimiento del patrón dólar y su 'privilegio rxorbitante'
En los años sesenta, el ministro de finanzas francés, Valéry Giscard d'Estaing, acuñó el término "privilegio exorbitante" vinculado a la hegemonía del dólar estadounidense. Un privilegio que se inicia con los acuerdos de Bretton Woods, dando como resultado unos acuerdos que fueron la norma del sistema monetario mundial a partir de 1944.Esto supuso reducir el patrón oro a su mínima expresión... El sistema monetario de un país debía tener oro o bien divisas convertibles en oro. Con Bretton Woods, el dólar pasó a ser la única divisa convertible en oro, a un tipo de cambio de 35 dólares por onza. Por ello, las diferentes divisas del mundo pasaron a cotizar frente al dólar (y no frente al oro), y su tipo de cambio fijo estaba determinado por la cantidad de oro que un país tuviera almacenada en la Reserva Federal.
Además, por aquel entonces se establecieron tipos de cambios fijos, pues el objetivo era crear un entorno de confianza tras la guerra en cada una de las divisas para que pudiera restablecerse el comercio y el sistema de pagos internacional.
Esto permitió a Estados Unidos crear moneda, equivalente al oro, exportarla al resto del mundo y que los bancos centrales nacionales debían acumular, pues teóricamente eran redimibles en oro.
Bajo el sistema de Bretton Woods, la centralidad del dólar en el sistema monetario internacional era indiscutible. Sin embargo, el colapso del sistema de Bretton Woods en 1971, abandonando por completo la vinculación al oro, no supuso una disminución en el dominio del dólar, a pesar de las fuertes caídas de su valor.
¿Por qué el mundo siguió con el patrón dólar? La razón era simple: no había alternativa al dólar. En esos años el Francia era demasiado inestable desde el punto de vista financiero para que el franco francés rivalizara. El Bundesbank desconfiaba de los efectos inflacionistas de las entradas de capital extranjero si el marco alemán se adoptaba como divisa reserva. Gran Bretaña se encontraba en una situación económica deteriorada, identificándose como el 'enfermo de Europa'. Y, por último, Japón, que había surgido como un nuevo actor en el escenario internacional, pero los japoneses habían adoptado una política orientada a la exportación, con un modelo de desarrollo que se basaba en un tipo de cambio infravalorado para el yen japonés.
Los déficits de cuenta corriente no son un problema con el dólar
En la práctica, hoy, Estados Unidos puede crear un billete de 100 dólares para poder adquirir bienes valorados por ese importe a cualquier otro país. Mientras que el resto del mundo, no puede imprimir esos 100 dólares sino que los tiene que producir, mediante un bien por ese valor.Como es lógico, esta práctica concede grandes facilidades para financiar los déficits de cuenta corriente porque Estados Unidos puede sencillamente consumir y pedir prestado al resto del mundo más allá de sus medios a medida que los extranjeros adquieren dólares estadounidenses.
No obstante, este privilegio tiene su 'cara B'. Cuando el extranjero está comprando masivamente activos en dólares, reducen el valor de su moneda frente al dólar. Al depreciarse su divisa, el dólar está comparativamente más sobrevalorado y, por lo tanto, los fabricantes estadounidenses que desean exportar son penalizados.
Por otro lado, que Estados Unidos sea el responsable, en gran medida, de la liquidez global porque su divisa es reserva, implica registrar déficits por cuenta corriente de manera continuada con el resto de mundo para satisfacer las necesidades de liquidez global.
La capacidad de asumir una deuda perpetua
El dólar es la columna vertebral del sistema monetario internacional pues el dólar está implicado en el 87% de todas las transacciones de divisas. Si la mayoría de transacciones en el mundo se realizan en dólares y los bancos centrales poseen mayoritariamente dólares en sus reservas internacionales, tenemos como resultado un elevado potencial número de inversores que, como poseedores de esta divisa, desearán obtener una rentabilidad por esos dólares en el activo más seguro. ¿Y cuál es ese activo? Los bonos del Tesoro de los Estados Unidos.En consecuencia, si muchos inversores quieren invertir en los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, las rentabilidades de estos bonos se reducen y, como resultado, el Gobierno de los Estados Unidos puede pedir prestado dinero mucho más barato del que podría obtener de otro modo.
Esto facilita la capacidad del Tesoro estadounidense en refinanciar los vencimientos de deuda sin problemas ya que los inversores seguirán acudiendo al activo seguro. Por lo tanto, si Estados Unidos puede refinanciar la deuda sin problema alguno, de repente adquiere la capacidad de asumir una deuda perpetua y con títulos de deuda que gozan de una amplia liquidez.
Es más, en entornos de crisis o recesión, en aquellos momentos en los que el pánico hace saltar por los aires las volatilidades de los mercados, en esos momentos en que muchos Gobiernos tienen la necesidad de hacer recortes para estabilizar sus cuentas públicas, justo en ese contexto, Estados Unidos gana, ya que carece de la necesidad de racionalizar los gastos y le entra el dinero a espuertas buscando refugio.
Esto lo podemos apreciar en la crisis financiera de las subprime. Como vemos en el siguiente gráfico, el bono a diez años estadounidense (línea amarilla) marcó una rentabilidad del 5,22% en junio de 2007, en momentos en los que la bolsa estadounidense, representada por el índice S&P500 se encontraba en sus máximos históricos. Pues bien, tras el pánico bursátil que hundió el S&P500 más de un 50%, el Tesoro se financiaba a diez años al 2%. Y con la activación del programa QE siguió abaratando la capacidad de endeudarse, lo que se traducía en poder mantener un fuerte desequilibrio presupuestario.
Los intentos para desafiar al patrón dólar
En base a los datos del FMI, la composición monetaria de las reservas internacionales, está dominada por el dólar porque implica el 62,70% del total de reservas. El euro, creado en 1999, parece ser que es la única divisa que podría 'algún día' competir ante la hegemonía del dólar. No obstante, los diferenciales actuales relativos en la composición de reservas internacionales, conceden una ventaja al dólar sobre el euro de 42,5 puntos porcentuales.Recientemente, algunos bancos centrales de América Latina y Asia comenzaron a diversificarse fuera del dólar y aumentar sus compras en otros activos como por ejemplo, bonos del gobierno japonés. Pero, ¿Japón se creía afortunado de poder finalmente compartir el privilegio exorbitante dominado por los Estados Unidos? Para nada... No quieren ver como su tipo de cambio se aprecia y daña sus exportaciones.
Las autoridades japonesas comenzaron a intervenir fuertemente, comprando activos en dólares estadounidenses como una forma de reducir el valor del yen, lo que paradójicamente convirtió las compras extranjeras de yenes en compras extranjeras de dólares. Se negaron a aceptar cualquier parte del privilegio e insistieron en devolvérselo a los Estados Unidos.
El dólar, como toda divisa, basa su valor en que es el medio de pago extendido y que se percibe como un depósito valor que concede seguridad a sus tenedores. Por lo tanto, la hegemonía del patrón dólar perdurará en el tiempo a medida que no exista un sustitutivo que ofrezca ambas características mejor que el dólar.
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