jueves, 23 de agosto de 2018

El Estado disuelto


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El Estado disuelto

 

 

Jonathan Ávila

Durante el periodo de guerra contra el crimen organizado en Jalisco, las autoridades han confirmado 11 casos en los que los grupos delictivos disolvieron los cuerpos de sus víctimas con el uso de ácidos y otras sustancias, como un método para ocultar las evidencias de sus crímenes, según registros oficiales.
En estos 11 hechos ocurridos en el lapso 2007-2018 y corroborados por la Fiscalía General de Jalisco y el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF), se recolectaron indicios que permiten presumir la disolución de al menos 22 cadáveres, pero sin que se haya podido determinar la cifra total de cuerpos que fueron desintegrados.
El reciente caso de los tres estudiantes de cine que, a decir de la Fiscalía, fueron “levantados”, asesinados y sus cuerpos disueltos por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), está precedido por cuando menos una decena de incidentes similares en los que los criminales también recurrieron a la descomposición de los cadáveres mediante diversas técnicas.
Más grave aún, en seis de estos expedientes las autoridades dieron con fincas, ranchos y bodegas que se habían adaptado como auténticos centros de desintegración de cuerpos, mientras que en los cinco restantes estas prácticas se efectuaron con menos sofisticación y en plena vía pública, en áreas con poco tránsito y actividad.
Según estos archivos obtenidos con el recurso de revisión 934-2018, la primera vez que las autoridades detectaron una instalación para la desintegración de cadáveres fue hace casi una década, el 3 de marzo de 2009, en la colonia San Agustín de Tlajomulco de Zúñiga, en la metrópoli de Guadalajara
Este caso que está registrado por el IJCF fue descubierto en una casa-habitación de aquel municipio donde se usó como método de desintegración la aplicación de ácidos, sin embargo, no se tiene determinada la cantidad total de cadáveres que fueron disueltos en aquel sitio.
El siguiente hecho en el que se detectaron estas instalaciones ocurrió en septiembre de 2010, por parte de la Fiscalía Regional a cargo de los delitos fuera de la metrópoli de Guadalajara, y cuya ubicación quedó registrada como “Zapotlán”, en la colonia “Pueblos de México”; es probable que se trate de la colonia Pueblos de Jalisco, de Zapotlán El Grande.
Ahí se encontró una bodega en la que se presume la disolución de cuando menos dos cadáveres en ácido. Esto apunta la Fiscalía Regional sobre el equipo descubierto en ese sitio: “Diversos tambos de plástico con capacidad de 200 litros, y ácido contenido en ellos sin precisar cantidad exacta”.
El tercer caso registrado con cuerpos desintegrados se dio el 25 de julio de 2012, en la colonia Benito Juárez, Zapopan, donde se halló un cadáver en esas condiciones, en esta ocasión con combustible.
“Cuando (los vecinos) ven el tambo ya estaba prendido y consumiéndose, por lo cual hablan a los bomberos y cuando arriban los mismos y al apagarlo, se percataban de que en el interior se encontraba un cadáver”, registró el IJCF

Método de desaparición

El hecho de que el primer caso documentado por la Fiscalía de Jalisco y el IJCF de disolución de cuerpos haya ocurrido el 3 de marzo de 2009, indica que este tipo de métodos para ocultar crímenes comenzó a implementarse en el estado antes de que sugiera el CJNG como un desprendimiento del Cártel del Milenio.
Las autoridades federales y locales sitúan la creación del CJNG en el 2010, en específico tras el abatimiento en julio de ese año del capo Ignacio “Nacho” Coronel Villarreal, por parte de efectivos del Ejército, y quien operaba en Jalisco como un lugarteniente del Cártel de Sinaloa.
Los otros 10 casos de disolución de cuerpos ocurrieron de forma posterior a la caída de ese capo, y teniendo como contexto las tres fases por las que ha atravesado la configuración de la delincuencia organizada en el estado: primero, la confrontación del CJNG con La Resistencia-Los Zetas; segundo, la hegemonía alcanzada por el CJNG; y tercero, la actual lucha del CJNG con una de sus antiguas fracciones, ahora llamada Cártel Nueva Plaza.
En cinco de los casos las disoluciones se efectuaron en plena vía pública, en zonas con poco tránsito y actividad; mientras que en seis se habilitaron lugares para ello
De hecho, tres de los casos de disolución de cuerpos fueron descubiertos aún durante el gobierno del panista, Emilio González Márquez (2007-2012), y los ocho restantes en el actual mandato del priista Aristóteles Sandoval Díaz.

Centros desintegradores

En el sexenio 2013-2018 además del reciente caso de los tres estudiantes de cine que, según las autoridades, fueron asesinados y sus cuerpos disueltos por el CJNG en Tonalá, tras haberlos creído integrantes del Cártel Nueva Plaza, destaca el que ocurrió en 2013 en Lagos de Moreno, donde ocho personas tuvieron un fin similar.
El 6 de julio de ese año se había reportado en Lagos de Moreno la desaparición de seis jóvenes y una persona adulta. El 4 de agosto la Fiscalía dio con el sitio donde sus cuerpos habrían sido disueltos, en un hecho que también se atribuyó al CJNG. El móvil que difundió la autoridad fue que una célula del cártel había perdido un par de mochilas con dinero y droga, y que esta había atribuido el hecho a los jóvenes, por lo que los había “levantado” y asesinado.
De acuerdo con el IJCF y Fiscalía, en ese expediente de Lagos de Moreno se corroboró que fueron al menos ocho los cuerpos disueltos en ácido en un rancho, lo que lo vuelve el caso con la mayor cantidad de cadáveres desintegrados de los que tengan conocimiento las autoridades en el lapso 2007-2018.
La Fiscalía refiere que en Lagos de Moreno se utilizó una “Mezcla de ácido y agua” para la desintegración de los cuerpos, y que se encontró: “Ácido sin precisar cantidad exacta, diversos tambos con capacidad de 200 litros y malla mosquitera”.
Casos con disolución de cuerpos por grupos delictivos 2007-2018
Fuente: Fiscalía e IJCF
*SD Se desconoce

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