El
flanco débil de la actual Base de Santa Lucía, para poder funcionar
como aeropuerto comercial, es curiosamente lo más importante: su
viabilidad aérea. Controladores, pilotos, aerolíneas, especialistas, es
decir toda la industria aérea tiene dudas sobre cómo Santa Lucía va a
poder operar aviones estando tan cerca del actual y saturado aeropuerto
Benito Juárez.
Y vino la ayudadita para Santa Lucía, la del estudio de la consultora francesa aérea, NavBlue (perteneciente a Airbus), pero como no había tiempo, los franceses ni siquiera vinieron a ver el terreno, sino que se basaron en los datos que les brindó el principal promotor de Santa Lucía, Grupo Riobóo.
LOS DATOS DE RIOBÓO PARA HACER EL ESTUDIO DE NAVBLUE
¿Podemos confiar en un estudio donde la firma especializada ni siquiera cercioró ella misma los datos? Es difícil.
José María Riobóo, nos consta, es un convencido de que Santa Lucía es la mejor opción. Y de que Texcoco tiene un suelo que se va a hundir y va a ser una pesadilla darle mantenimiento. Pero no puede ser que el Grupo Riobóo sea el que brinde los datos para el estudio de NavBlue.
Ello habla de poca seriedad del estudio, pues la consultora francesa especializada en aeronavegabilidad, ni siquiera pudo venir al terreno a conocerlo, y le creyó a pie juntillas a un estudio del principal promotor de ese proyecto.
DE UNA PÁGINA DE OACI, A CONCLUSIONES NO DEFINITIVAS DE NAVBLUE
Ya habíamos visto el interés del próximo gobierno de mostrar la viabilidad aérea de Santa Lucía. Lo vimos cuando Javier Jiménez Espriú, próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, presentó un estudio que en 2013 realizó la Organización de Aviación Civil (OACI, por sus siglas en inglés), de Naciones Unidas que fue a favor de Texcoco.
Pero Jiménez Espriú sólo tomó un párrafo de la página 69 del estudio de 140 cuartillas, donde decía: “Santa Lucía cuenta con argumentos fuertes para ser una poderosa opción. Sin embargo, si se trata, no sólo de que ahora absorba la demanda no atendida del AICM, sino que en un horizonte de 30 años sea quien lo sustituya por completo. Santa Lucía puede resultar claramente insuficiente”.
Ya ahí había proclividad a favor de Santa Lucía. Después vinieron las declaraciones del presidente electo, López Obrador: “Yo no quiero dejar de ser imparcial, pero si me lo permiten por esta vez, si se hacen las dos pistas en Santa Lucía hay un ahorro de más de 100 mil millones de pesos…” ahorros que superan los costos de cerrar el actual aeropuerto que se construye en Texcoco.
Y ahora, sale el estudio de NavBlue, una firma reconocida a escala mundial en aeronavegabilidad, pero que además de no tomar ni siquiera sus propios datos (sino basarse en los de Riobóo), dice en sus conclusiones: “Este documento no tiene ninguna terminación definitiva sobre la viabilidad de convertir la Base Militar de Santa Lucía en un aeropuerto mixto civil-militar y operar simultáneamente los aeropuertos de la Ciudad de México y el de Santa Lucía si crece el tráfico global”.
CONSULTA SOBRERREPRESENTADA Y… CON FALTA DE MESAS PARA MINORÍAS
La consulta que inicia hoy sobre la ubicación del nuevo aeropuerto no sólo trae problemas en la instalación de casillas, donde claramente unos estados están sobrerrepresentados y en otras partes, como algunas alcaldías de la Ciudad de México, casi no hay mesas.
La consulta es un buen ejercicio, pero ni está bien representada la población, ni tampoco como en cualquier democracia, se está tomando en cuenta grupos de minoría como son los propios usuarios de avión, minoría que, por cierto, va a ayudar a pagar el aeropuerto con su TUA.
Pero, además, el próximo gobierno ha hecho todo para darle credibilidad a Santa Lucía, dando como válida una sola página de un estudio de 140, y trayendo un documento de una consultora francesa reconocida, pero que al final se basa en los datos brindados por los principales promotores de Santa Lucía. No veo más que gane Santa Lucía, si camina como pato, come como pato y nada como pato… es Santa Lucía. Todo está hecho para ello.
Y vino la ayudadita para Santa Lucía, la del estudio de la consultora francesa aérea, NavBlue (perteneciente a Airbus), pero como no había tiempo, los franceses ni siquiera vinieron a ver el terreno, sino que se basaron en los datos que les brindó el principal promotor de Santa Lucía, Grupo Riobóo.
LOS DATOS DE RIOBÓO PARA HACER EL ESTUDIO DE NAVBLUE
¿Podemos confiar en un estudio donde la firma especializada ni siquiera cercioró ella misma los datos? Es difícil.
José María Riobóo, nos consta, es un convencido de que Santa Lucía es la mejor opción. Y de que Texcoco tiene un suelo que se va a hundir y va a ser una pesadilla darle mantenimiento. Pero no puede ser que el Grupo Riobóo sea el que brinde los datos para el estudio de NavBlue.
Ello habla de poca seriedad del estudio, pues la consultora francesa especializada en aeronavegabilidad, ni siquiera pudo venir al terreno a conocerlo, y le creyó a pie juntillas a un estudio del principal promotor de ese proyecto.
DE UNA PÁGINA DE OACI, A CONCLUSIONES NO DEFINITIVAS DE NAVBLUE
Ya habíamos visto el interés del próximo gobierno de mostrar la viabilidad aérea de Santa Lucía. Lo vimos cuando Javier Jiménez Espriú, próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, presentó un estudio que en 2013 realizó la Organización de Aviación Civil (OACI, por sus siglas en inglés), de Naciones Unidas que fue a favor de Texcoco.
Pero Jiménez Espriú sólo tomó un párrafo de la página 69 del estudio de 140 cuartillas, donde decía: “Santa Lucía cuenta con argumentos fuertes para ser una poderosa opción. Sin embargo, si se trata, no sólo de que ahora absorba la demanda no atendida del AICM, sino que en un horizonte de 30 años sea quien lo sustituya por completo. Santa Lucía puede resultar claramente insuficiente”.
Ya ahí había proclividad a favor de Santa Lucía. Después vinieron las declaraciones del presidente electo, López Obrador: “Yo no quiero dejar de ser imparcial, pero si me lo permiten por esta vez, si se hacen las dos pistas en Santa Lucía hay un ahorro de más de 100 mil millones de pesos…” ahorros que superan los costos de cerrar el actual aeropuerto que se construye en Texcoco.
Y ahora, sale el estudio de NavBlue, una firma reconocida a escala mundial en aeronavegabilidad, pero que además de no tomar ni siquiera sus propios datos (sino basarse en los de Riobóo), dice en sus conclusiones: “Este documento no tiene ninguna terminación definitiva sobre la viabilidad de convertir la Base Militar de Santa Lucía en un aeropuerto mixto civil-militar y operar simultáneamente los aeropuertos de la Ciudad de México y el de Santa Lucía si crece el tráfico global”.
CONSULTA SOBRERREPRESENTADA Y… CON FALTA DE MESAS PARA MINORÍAS
La consulta que inicia hoy sobre la ubicación del nuevo aeropuerto no sólo trae problemas en la instalación de casillas, donde claramente unos estados están sobrerrepresentados y en otras partes, como algunas alcaldías de la Ciudad de México, casi no hay mesas.
La consulta es un buen ejercicio, pero ni está bien representada la población, ni tampoco como en cualquier democracia, se está tomando en cuenta grupos de minoría como son los propios usuarios de avión, minoría que, por cierto, va a ayudar a pagar el aeropuerto con su TUA.
Pero, además, el próximo gobierno ha hecho todo para darle credibilidad a Santa Lucía, dando como válida una sola página de un estudio de 140, y trayendo un documento de una consultora francesa reconocida, pero que al final se basa en los datos brindados por los principales promotores de Santa Lucía. No veo más que gane Santa Lucía, si camina como pato, come como pato y nada como pato… es Santa Lucía. Todo está hecho para ello.
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