La
corrupción tan arraigada en México ha dado nuevas muestras de vida, la
confrontación que los viejos seguidores del régimen pretenden promover
entre los poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), evidencia la
disputa que ahora generan los cambios que se han venido realizando en
los primeros días del nuevo gobierno federal, la negativa de los
magistrados de aceptar la Ley Federal de Remuneraciones de los
Servidores Públicos al declararla inconstitucional pone el dedo en la
llaga, pues la raíz de la corrupción se encuentra justamente en las
instituciones construidas por el régimen político anterior, sus formas y
mañas son la puesta en práctica de los intereses de oligarquías,
empresarios y políticos ajenos a toda necesidad popular, los magistrados
junto a los partidos PRI, PRD, PAN y MC han demostrado abiertamente que
sus deseos son los de continuar con los privilegios y el cinismo. La
Ley Federal de Remuneraciones basada en la necesidad social de
establecer un límite a las ganancias que todos los funcionarios perciben
tiene como máxima el que “ningún servidor público reciba una
remuneración o retribución por el desempeño de su función, empleo, cargo
o comisión mayor a la establecida para el Presidente de la República en
el Presupuesto de Egresos de la Federación”. El viejo régimen busca
reacomodarse ante la nueva realidad política de México.
El escenario político para el 2019 va tomando forma, los partidos más reaccionarios conjuran sus tradicionales alianzas para proteger a toda costa sus prebendas e intereses, el pueblo nuevamente es ajeno a las disputas que en el seno del poder se efectúan, la simulación de justicia que los magistrados realizaran cae con todo y telón, al defender sus sueldos millonarios frente a los sueldos paupérrimos de los trabajadores mexicanos, el cinismo los ha llevado a asegurar que deben percibir cantidades insultantes para poder impartir justicia, el colmo en una pirámide que se tambalea precipitándose al enfrentamiento, la tradicional transa bajo la mesa se realizó cual rutina acostumbrada, los magistrados intercambiaron con los legisladores del PRI, PRD, PAN y MC, la declaración de inconstitucionalidad de la Ley Federal de Remuneraciones a cambio de que el fraude en Puebla fuera avalado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Las viejas formas de hacer política continúan vigentes, estos hechos son una grave llamada de alerta a todo aquel que apoya las transformaciones pretendidas por el gobierno federal, no se cambia un régimen únicamente con ganar elecciones y ocupar cargos de poder, las transformaciones tiene que ser de raíz, radicales y en constante renovación o las formas tradicionales de poder seguirán deteniendo cualquier cambio que afecte su intereses económicos y políticos.
La erradicación de la corrupción requiere la transformación de todas las instituciones públicas existentes, no basta con la buena voluntad ni los buenos deseos, la organización social, la presión de los trabajadores, las voces conjugadas por el reclamo de establecer organismos que en verdad representen los intereses del pueblo y vigilen que esos intereses sean respetados. La corrupción como el moho se expandió a la vista de todos, se justificó callando las injusticias, se propago con la complicidad de grandes sectores sociales que fueron de una u otra forma cómplices con su silencio, ahora se requiere hacer que esas pequeñas formas de corrupción se conviertan en fuente de conciencia, de participación social comprometida para poner fin al despojo constante de nuestra dignidad que efectúan quienes aún siguen adulando al viejo régimen, o más bien, si en verdad queremos un nuevo régimen constituido de raíz, tendremos que empeñar la voluntad para expulsar de las instituciones las formas y mañas antiguas y a sus cínicos defensores.
Hoy los magistrados son la punta de lanza de una confrontación que será continua, sus privilegios contra los deseos y necesidades de los trabajadores y ciudadanos de abajo. La pirámide se tambalea, destruir desde lo más profundo las viejas formas de poder o la desesperanza se implantará en el ánimo nacional, esa es la disyuntiva ante los hechos recientes. La organización y la fuerza de los trabajadores, del campesino y los sectores populares es la mejor respuesta el cinismo y la impunidad perpetuada desde las mismísimas sillas de la llamada “justicia”, la voluntad del pueblo tiene la capacidad para desterrar de la nación la corrupción y la hipocresía de las viejas instituciones y de los fervientes continuadores del régimen de cinismo que tanto daño ha hecho a nuestro México.
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
El escenario político para el 2019 va tomando forma, los partidos más reaccionarios conjuran sus tradicionales alianzas para proteger a toda costa sus prebendas e intereses, el pueblo nuevamente es ajeno a las disputas que en el seno del poder se efectúan, la simulación de justicia que los magistrados realizaran cae con todo y telón, al defender sus sueldos millonarios frente a los sueldos paupérrimos de los trabajadores mexicanos, el cinismo los ha llevado a asegurar que deben percibir cantidades insultantes para poder impartir justicia, el colmo en una pirámide que se tambalea precipitándose al enfrentamiento, la tradicional transa bajo la mesa se realizó cual rutina acostumbrada, los magistrados intercambiaron con los legisladores del PRI, PRD, PAN y MC, la declaración de inconstitucionalidad de la Ley Federal de Remuneraciones a cambio de que el fraude en Puebla fuera avalado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Las viejas formas de hacer política continúan vigentes, estos hechos son una grave llamada de alerta a todo aquel que apoya las transformaciones pretendidas por el gobierno federal, no se cambia un régimen únicamente con ganar elecciones y ocupar cargos de poder, las transformaciones tiene que ser de raíz, radicales y en constante renovación o las formas tradicionales de poder seguirán deteniendo cualquier cambio que afecte su intereses económicos y políticos.
La erradicación de la corrupción requiere la transformación de todas las instituciones públicas existentes, no basta con la buena voluntad ni los buenos deseos, la organización social, la presión de los trabajadores, las voces conjugadas por el reclamo de establecer organismos que en verdad representen los intereses del pueblo y vigilen que esos intereses sean respetados. La corrupción como el moho se expandió a la vista de todos, se justificó callando las injusticias, se propago con la complicidad de grandes sectores sociales que fueron de una u otra forma cómplices con su silencio, ahora se requiere hacer que esas pequeñas formas de corrupción se conviertan en fuente de conciencia, de participación social comprometida para poner fin al despojo constante de nuestra dignidad que efectúan quienes aún siguen adulando al viejo régimen, o más bien, si en verdad queremos un nuevo régimen constituido de raíz, tendremos que empeñar la voluntad para expulsar de las instituciones las formas y mañas antiguas y a sus cínicos defensores.
Hoy los magistrados son la punta de lanza de una confrontación que será continua, sus privilegios contra los deseos y necesidades de los trabajadores y ciudadanos de abajo. La pirámide se tambalea, destruir desde lo más profundo las viejas formas de poder o la desesperanza se implantará en el ánimo nacional, esa es la disyuntiva ante los hechos recientes. La organización y la fuerza de los trabajadores, del campesino y los sectores populares es la mejor respuesta el cinismo y la impunidad perpetuada desde las mismísimas sillas de la llamada “justicia”, la voluntad del pueblo tiene la capacidad para desterrar de la nación la corrupción y la hipocresía de las viejas instituciones y de los fervientes continuadores del régimen de cinismo que tanto daño ha hecho a nuestro México.
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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