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Diputado brasileño advierte sobre posibilidad de espionaje de EE.UU. a "países enemigos" desde base aeroespacial en Brasil
Una comisión parlamentaria aprobó un acuerdo firmado
entre ambos países que permitirá el lanzamiento de cohetes y satélites
desde la base de Alcántara.
La comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de Brasil aprobó recientemente un acuerdo firmado entre ese país y EE.UU. que permitirá el lanzamiento de cohetes y satélites desde la base de Alcántara (en Maranhao).
El convenio, firmado en marzo de este año, ahora debe pasar por las comisiones de Ciencia y Tecnología y de Constitución y Justicia, antes de ser votado en plenaria de la Cámara y examinado por el Senado. Su aprobación ha generado rechazo entre sectores que lo consideran como una pérdida de soberanía para el país suramericano.
Según el acuerdo de uso comercial por parte de Washington de la base, está prohibido realizar lanzamiento de misiles desde la base, próxima a la zona ecuatorial del planeta, y solo podrán ser proyectados cohetes, satélites y naves espaciales que hayan sido fabricados con partes estadounidenses.
"Camisa de Fuerza"
El diputado federal del Partido de los Trabajadores (PT), Carlos Zarattini, considera que este convenio es "una camisa de fuerza" para la posibilidad de Brasil de fomentar su propio programa aeroespacial debido a que existen restricciones para el país suramericano.
El legislador afirma que no podrán tener acceso a la información sobre lo que EE.UU. haga en la base, lo que podría permitir que lance satélites espías que puedan seguir las actividades en países amigos de Brasil pero que sean enemigos de EE.UU. o que consideren terroristas.
Por otra parte, advierte que, a pesar de recibir los recursos necesarios, el país suramericano no podrá desarrollar sus propios vehículos de lanzamiento.
Los diputados del PT, que se opusieron a la aprobación en la comisión de Relaciones Exteriores, piensan que este convenio es una renuncia a la soberanía, al desarrollo espacial y a la autonomía tecnológica. Además, opinan que va en contra de la ley de 'Estrategia de Defensa Nacional', aprobada durante el Gobierno de Lula da Silva, donde se promovían medidas para "garantizar la autonomía de producción, lanzamiento, operación y reposición de sistemas espaciales".
Eduardo Bolsonaro
Zarattini también opina que el presidente brasileño está impulsando el proceso de votación en el Congreso porque quiere ver a su hijo Eduardo, que es presidente de la comisión de Relaciones Exteriores, como embajador en EE.UU.
"Para él es importante que su hijo presente un acuerdo ya aprobado por la Cámara Baja y el Senado" y así llegar con él a Washington. "Hay toda una estrategia de marketing para incluir a Brasil en la órbita de EE.UU.".
Las negociaciones entre ambos países comenzaron en el año 2000 con el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, quien cerró un acuerdo rechazado después por el Congreso porque, precisamente, se consideró que la participación estadounidense en la base espacial amenazaba a la soberanía nacional.
La comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de Brasil aprobó recientemente un acuerdo firmado entre ese país y EE.UU. que permitirá el lanzamiento de cohetes y satélites desde la base de Alcántara (en Maranhao).
El convenio, firmado en marzo de este año, ahora debe pasar por las comisiones de Ciencia y Tecnología y de Constitución y Justicia, antes de ser votado en plenaria de la Cámara y examinado por el Senado. Su aprobación ha generado rechazo entre sectores que lo consideran como una pérdida de soberanía para el país suramericano.
Según el acuerdo de uso comercial por parte de Washington de la base, está prohibido realizar lanzamiento de misiles desde la base, próxima a la zona ecuatorial del planeta, y solo podrán ser proyectados cohetes, satélites y naves espaciales que hayan sido fabricados con partes estadounidenses.
"Camisa de Fuerza"
El diputado federal del Partido de los Trabajadores (PT), Carlos Zarattini, considera que este convenio es "una camisa de fuerza" para la posibilidad de Brasil de fomentar su propio programa aeroespacial debido a que existen restricciones para el país suramericano.
El legislador afirma que no podrán tener acceso a la información sobre lo que EE.UU. haga en la base, lo que podría permitir que lance satélites espías que puedan seguir las actividades en países amigos de Brasil pero que sean enemigos de EE.UU. o que consideren terroristas.
Por otra parte, advierte que, a pesar de recibir los recursos necesarios, el país suramericano no podrá desarrollar sus propios vehículos de lanzamiento.
Los diputados del PT, que se opusieron a la aprobación en la comisión de Relaciones Exteriores, piensan que este convenio es una renuncia a la soberanía, al desarrollo espacial y a la autonomía tecnológica. Además, opinan que va en contra de la ley de 'Estrategia de Defensa Nacional', aprobada durante el Gobierno de Lula da Silva, donde se promovían medidas para "garantizar la autonomía de producción, lanzamiento, operación y reposición de sistemas espaciales".
Eduardo Bolsonaro
Zarattini también opina que el presidente brasileño está impulsando el proceso de votación en el Congreso porque quiere ver a su hijo Eduardo, que es presidente de la comisión de Relaciones Exteriores, como embajador en EE.UU.
"Para él es importante que su hijo presente un acuerdo ya aprobado por la Cámara Baja y el Senado" y así llegar con él a Washington. "Hay toda una estrategia de marketing para incluir a Brasil en la órbita de EE.UU.".
Las negociaciones entre ambos países comenzaron en el año 2000 con el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, quien cerró un acuerdo rechazado después por el Congreso porque, precisamente, se consideró que la participación estadounidense en la base espacial amenazaba a la soberanía nacional.
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