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La Amazonía devorada por el saqueo capitalista
Por Cecilia Zamudo
No,
no es «el fuego», así en abstracto, de «surgimiento espontáneo» el que
arrasa con la Amazonía, porque ese fuego es provocado, tiene detrás
intereses muy concretos: las multinacionales mineras, las del agro
industrial. Son grandes consorcios capitalistas los que se lucran sobre
el saqueo del planeta.
Bolsonaro es nefasto, sí, pero no está solo; él no es más que la ficha de turno del Capital: la burguesía siempre echa mano de su herramienta fascista para reprimir el descontento social y para incrementar los niveles de explotación contra las y los trabajadores, para incrementar los niveles de saqueo del planeta. El problema de fondo es el sistema socioeconómico.
Es un imperativo vital luchar contra este sistema de explotación, saqueo y barbarie. No es solamente cuestión de «dejar de comer carne», es cuestión de comprender las raíces estructurales, sistémicas, de tanta barbarie, y de dar la lucha en todos los espacios de nuestras vidas, una lucha por elevar los niveles de consciencia relativa a cómo funciona este sistema de clases, una lucha por organizar respuestas colectivas, no solamente individuales, para lograr mayor efectividad… La humanidad y el planeta lo necesitan.
La
Amazonía está siendo aniquilada por saqueo capitalista: deforestada por
multinacionales mineras y latifundio, codiciadas sus tierras para el
agro industrial, la ganadería masiva, codiciados sus recursos para el
aberrante modo de producción capitalista. Lleva tres semanas ardiendo.
Miles de animalitos calcinados, decenas de especies ya en extinción
desapareciendo, la mayor selva del planeta diezmada, pueblos indígenas
desplazados y exterminados al extinguirse su hábitat… Y todo para que un
puñado de multimillonarios capitalice sobre el saqueo del planeta.
CAPITALISMO ES BARBARIE.
No, no es «el
fuego», así en abstracto, de «surgimiento espontáneo» el que arrasa con
la Amazonía, porque ese fuego es provocado, tiene detrás intereses muy
concretos: las multinacionales mineras, las del agro industrial. Son
grandes consorcios capitalistas los que se lucran sobre el saqueo del
planeta.
No,
no es solamente Bolsonaro el problema: Bolsonaro es un matarife más del
capitalismo transnacional. Las multinacionales, los latifundistas, toda
la clase explotadora y su sistema criminal, el capitalismo, son los que
saquean el planeta, los que explotan a las y los trabajadores, los que
provocan ecocidios, genocidios, los que ordenan los asesinatos de
campesinos, indígenas y ambientalistas para callar su lucha, los que
bombardean las mentes de la clase explotada a través de sus medios de
alienación masiva, los que desgarran nuestras vidas con su modelo de
explotación, sumisión y destrucción de todo tejido comunitario. Para
dividirnos nos bombardean con paradigmas alienantes como el
individualismo, el racismo, el machismo, la xenofobia. Nos incitan
incesantemente al consumo, inútil «compensatorio» de las soledades
impuestas. Para someternos y explotarnos mejor, nos bombardean con
manipulación y enajenantes, cuando no usan directamente bombas como en
las guerras imperialistas que implementan contra pueblos enteros, con la
finalidad de arrodillarlos a un mayor saqueo de sus recursos.Bolsonaro es nefasto, sí, pero no está solo; él no es más que la ficha de turno del Capital: la burguesía siempre echa mano de su herramienta fascista para reprimir el descontento social y para incrementar los niveles de explotación contra las y los trabajadores, para incrementar los niveles de saqueo del planeta. El problema de fondo es el sistema socioeconómico.
Es un imperativo vital luchar contra este sistema de explotación, saqueo y barbarie. No es solamente cuestión de «dejar de comer carne», es cuestión de comprender las raíces estructurales, sistémicas, de tanta barbarie, y de dar la lucha en todos los espacios de nuestras vidas, una lucha por elevar los niveles de consciencia relativa a cómo funciona este sistema de clases, una lucha por organizar respuestas colectivas, no solamente individuales, para lograr mayor efectividad… La humanidad y el planeta lo necesitan.
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