miércoles, 14 de noviembre de 2012

Cerrará administración con 48 bancos

Cerrará administración con 48 bancos

Credito:
Luis Miguel González y Ana María Rosas / El Economista
Foto Archivo EE: Araceli López
A unas semanas de terminar su gestión al frente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), Guillermo Babatz cierra su labor con la autorización de dos nuevos bancos y una Casa de Bolsa que serán aprobados por la Junta de Gobierno este viernes. Con ello, el sexenio cerraría con 48 bancos en el sistema financiero mexicano, respecto de los 31 del inicio de la administración.
Entre los principales asuntos a resolver en la CNBV, está la autonomía del órgano regulador; mejorar las condiciones laborales en la comisión, pues el congelamiento de sueldos ha ocasionado una pérdida de talento, y modernizar la ley de grupos financieros bajo estándares mundiales, para tener una visión consolidada de las entidades financieras.
Más allá de asuntos operativos de la CNBV, la principal preocupación de Guillermo Babatz es que “se da por hecho que tenemos un sistema financiero estable y que esto es una situación permanente, pero estamos en un ciclo de expansión crediticia que, si se combina con un mal entorno internacional, puede significar un riesgo para la economía”.
—¿Cuáles son las acciones más importantes de su gestión al frente de la CNBV?
Yo pienso que el darle un peso muy importante hacia adentro de la Comisión a la supervisión. Yo estoy convencido de que la supervisión es la base para que se mantenga la estabilidad en el sistema y es muy importante que los supervisores sientan lo relevante que es su papel. Hay veces que queremos echarle todo el peso a la regulación, pero la supervisión es la que va marcando la línea hacia donde nos movemos.
Un tema que tuvo bastante difusión, pero que me llena de satisfacción, es el lanzamiento de las plataformas de pagos móviles de Bancomer, Banamex, Inbursa y Banorte porque, de alguna manera, eso es el principio de algo muy importante en términos de inclusión y modernización. No es la culminación porque falta mucho para que se acabe.
—Los expertos se refieren a usted como un regulador muy prudente, ¿le gustaría ser percibido como un regulador audaz?
Ser prudente es una cualidad para un regulador. Yo creo que ésa es la posición que debe de tener cualquier supervisor, porque hoy lo estamos viviendo en el resto del mundo y lo hemos vivido en México también: las consecuencias de permitir que haya descontroles en la expansión del crédito. En las épocas buenas hay una tendencia a desordenarse. El papel del regulador es poner orden en esos momentos.
—¿Cuál fue el momento más difícil que vivió en la CNBV?
Sin duda, la crisis del 2008. Los últimos meses del 2008 y los primeros meses del 2009 fueron muy complicados; el mundo estaba de cabeza, tuvimos todo el episodio de los derivados en las emisoras… Al mismo tiempo, tuvimos una salida de dinero en las sociedades de inversión. Por una semanas dejó de funcionar el mercado de deuda y de papel comercial, el mercado interbancario empezó a tener dificultades.
—La autonomía de la CNBV está en algunas de las recomendaciones de mejora que han hecho organismos internacionales y en los temas que usted ha impulsado, ¿por qué es importante?
La autonomía de las entidades supervisoras es un tema muy importante, no sólo para la CNBV. En el caso de nuestra Comisión, son varias razones. La primera, no sé si es la más importante pero sí la más urgente, el tema de las condiciones laborales. Estamos teniendo una rotación de personal demasiado alta, estamos perdiendo talento y si eso no se logra cambiar de una manera relativamente rápida, va a ser muy difícil mantener la calidad de la regulación y supervisión. Otro aspecto muy importante es el fortalecimiento institucional. Trabajar en un marco de autonomía brinda fortaleza institucional. Empezando por el Presidente, que tenga un término definido en el puesto le daría mucho mayor fortaleza en las discusiones que se tengan con los regulados.
—Si pudiera hacer un balance de temas de captación, retención, fuga de talentos ¿cómo fue este sexenio para la Comisión?
Tuvimos una rotación mucho más alta de la que hubiera sido deseable, había cuadros suficientes para ir sustituyendo esas salidas, pero las salidas no se estaban dando solamente en el tercer nivel, sino también en el cuarto y quinto nivel. Entonces, se vuelve un tema muy relevante porque hacer inspecciones no se aprende en la escuela ni en un despacho de auditores. La supervisión de los intermediarios financieros se aprende dentro de las instituciones, dentro de los reguladores y supervisores.
—¿Necesitarían más personal para cumplir las nuevas leyes antilavado y para los nuevos organismos que están supervisando?
Para la parte de regulación y supervisión prudencial que hemos hecho, tenemos una estructura suficiente. Donde nos ha costado trabajo crecer al personal al ritmo al que hubiera sido deseable es en el área de Autorización de Emisiones Bursátiles. Ahí no hemos podido mantener los tiempos de atención por falta de personal. Y el otro elemento es que tenemos responsabilidades nuevas muy relevantes en materia de prevención de lavado de dinero como sofomes, centros cambiarios, transmisores de dinero.
—En caso de autonomía plena, qué hubiera cambiado en el debate de las nuevas regulaciones de créditos relacionados o en el caso de HSBC?
Las discusiones sobre cualquiera de estos temas se centraría sólo en la Comisión, harían que tuviera mucho más fuerza su opinión, porque si después de agotar las discusiones en la Comisión hay otra instancia donde se puede acudir, entonces, la Comisión tiene que justificar sus decisiones y se vuelve mucho más complicado.
—¿Cuáles serían los riesgos de la autonomía?
El riesgo mayor es que la institución se politice en el sentido de que los intereses políticos fuera del Ejecutivo, en particular del Legislativo, empiecen a verse reflejados en los nombramientos que se hacen en los primeros niveles de las comisiones. No es un tema libre de riesgos, pero yo creo que ninguna reforma importante está libre de riesgos.
—¿Qué tan difícil es regular empresarios de un sector tan poderoso como es el financiero?
En términos generales, las autoridades financieras tienen poder suficiente. Cuando hay una determinación de hacer algo, se tiene la fuerza suficiente para que se logre. En estos años, ha sido clave el entendimiento y congruencia entre las tres instituciones: la Secretaría de Hacienda, el Banco de México y, en este caso, la Comisión Bancaria.
Lo que me preocupa es que algunos intermediarios del sistema financiero tienen intereses muy fuertes en otras industrias y que cada vez va a ser más fácil que ejerzan presión política a través de esas otras industrias en las que tienen intereses, en particular la industria de medios.
—El otro polo de la autonomía es la coordinación con las otras dependencias, ¿qué reflexión hace de esto, dónde están los déficit?
Hay una debilidad muy marcada de nuestro sistema y que requiere cambios estructurales importantes.
Es todo lo que se refiere a un supervisor con atribuciones y con la capacidad de exigir un buen comportamiento en lo que le dicen en Estados Unidos, en inglés, conducta negocio (conduct to business). Tenemos esas atribuciones y las estamos poniendo a buen uso con la nueva regulación, pero no tenemos el equivalente para la venta de tarjetas de crédito, para la venta de créditos hipotecarios, para la venta de créditos de nómina.
—¿Cuál es la regulación que queda pendiente?
Está todo el tema de reglas de liquidez, que son parte del paquete de Basilea III, y que se tienen que instrumentar en los siguientes meses. Está también el tema de concentración: seguimos teniendo el tema de créditos relacionados a 50% en ley, lo bajamos a 25% con un transitorio.
Y hay otro que no hemos platicado nada, pero es muy urgente: necesitamos modernizar la ley de los grupos financieros.
—¿Cuál sería el sentido de esta modernización?
Un estándar en el mundo es que a los intermediarios financieros los tienes que regular y supervisar de manera consolidada, para que no se te vayan por otros lados. En México, hoy no es así. Hoy, quien quiere puede operar todas sus empresas a través de un grupo financiero y no tenemos atribuciones para revisarlo ni para inspeccionarlo en el resto de sus entidades, como el caso de Banco Azteca o Compartamos. Ésa es una falla muy relevante de nuestras reglas.
BANCOS TIENDA

Destacan 
en captación

A decir de Guillermo Babatz,
los bancos tienda, que iniciaron con la autorización de Walmart, aún bajo la pasada administración, han sido positivos para el sector, en el sentido de que han dado una opción de ahorro que no existía.
“Si se ven los números de cuentas que se han abierto en Famsa, Coppel, Azteca y Walmart, son cifras impresionantes. La gente tiene un servicio que antes no tenía, es un servicio que la gente está solicitando, es decir, no es nada inducido”.
Y, por el otro lado, si bien en todos estos casos los créditos siguen estando a tasas relativamente elevadas, es mucho mejor opción que las otras alternativas y de alguna manera se ha generado un proceso de entrada al sistema financiero de muchas familias que no estaban y que esperamos que ese proceso vaya madurando.
Sin embargo “el miedo más importante con respecto a estas autorizaciones es que prevalezcan los criterios comerciales y los intereses de la tienda por sobre los del intermediario”.

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