De la guerra al análisis: el discurso FCH y la legalización de las drogas
Seguridad y Justicia: el sexenio de la guerra.
El presidente Calderón empezó su gobierno con el mensaje "para que no
lleguen a tus hijos (las drogas)" y concluyó con la firma de un acuerdo
para que la OEA analice la legalización de la marihuana.
(Foto: Cuartoscuro, Proceso y Notimex)
En agosto del 2010, durante el desarrollo de los “Diálogos por la Seguridad, hacia una política de Estado”, el mandatario federal rechazó la idea de legalizar las drogas, frente a un contexto de constantes combates entre los cárteles del narcotráfico mexicanos por ganar o conservar territorios o “plazas”.
Al esbozar su tesis, indicó: “Por un lado hay quien alega que precisamente la legalización implicaría un aumento enorme del consumo en varias generaciones de mexicanos, en parte por el efecto económico mismo de la disminución de precio, en parte también por la disponibilidad, en parte también por la idea que se genera de que finalmente es aceptable y socialmente bueno y hasta medicinal el uso, lo cual culturalmente tiene una incidencia importante, implica que un país tome la decisión de dejar a riesgo a varias generaciones de jóvenes y adolescentes”.
En esas fechas, Calderón reconoció que la legalización de las drogas traería consigo “efectos de valor económico importante” reduciendo flujos económicos para la criminalidad; pero señaló que “el mejor argumento” para legalizar estos productos, eliminando el “mercado negro”, es poco posible que suceda en México ya que su precio, según Calderón, no se determina nacionalmente, sino internacionalmente, por “el mayor consumidor de drogas en el mundo”, Estados Unidos.
“Lo que hagamos nosotros en esa materia (legalizar) respecto del precio va a ser irrelevante y sólo vamos a pagar todas las consecuencias negativas y realmente muy poco o nada de las positivas”, sostuvo.
Discurso de Calderón
Del discurso presidencial que discutía el tema sobre la mesa, pasó en 2011 a la negación rotunda.
En la XLI Conferencia Anual del Consejo de las Américas, el presidente urgió terminar con políticas “liberales” en favor de los consumidores de drogas.
“Si no hay una reducción de demanda de las drogas es imposible reducir la oferta… Es muy injusto que yo a campesinos mexicanos los detenga por estar produciendo un cuarto de hectárea de marihuana y aquí (en Estados Unidos) se produzca industrialmente”, expuso.
“(EU.) No puede por un lado estar liberalizando y cambiando las reglas para permitir un mayor consumo, como es el caso de la marihuana”, señaló.
Criticó que la marihuana que se detiene en México “viene a consumidores que aparecen en las películas, todos muy alegres”.
“Usted vea cualquier película de Hollywood y consumen marihuana y cocaína, y los artistas más fuertes y las actrices más guapas se mueren de risa cuando fuman y es una cosa muy bonita”, apuntaló.
Calderón enlistó además los “peligros” que trae el consumo de las drogas: “genera adicción, y la adicción genera una esclavitud, genera una relación de dependencia de por vida en muchos casos”.
La sentencia presidencial en ese entonces fue que la legalización “es simplemente dejar a varias generaciones de nuestros jóvenes en manos de criminales”.
Calderón rechaza legalizar las drogas
El matiz en su discurso ocurrió en septiembre del 2012, en el Consejo General de Naciones Unidas, donde llamó a que la ONU a que encabece “una discusión a la altura del siglo XXI”, “sin falsos prejuicios”, para encontrar una solución a los efectos de la venta y distribución de drogas.
Calderón matiza su mensaje
Con el vuelco en el discurso, Felipe Calderón, acompañado de los mandatarios de Costa Rica, Honduras y Belice, suscribieron en noviembre de este año un documento para solicitar a la Organización de Estados Americanos (OEA) un análisis profundo sobre el impacto que tendría la legalización de la mariguana en Centroamérica.
El presidente ante la ONU
Recientemente, sesión plenaria de la XXII Cumbre Iberoamericana, aseguró que una regulación distinta podría reducir el dinero y el apetito del mercado negro de estupefacientes.
En México, sólo se tiene registro de una medida contraria al endurecimiento de políticas de persecución y combate a las drogas. El Senado de la República aprobó en abril del 2009 que los consumidores pudieran portar cantidades mínimas de estupefacientes y psicotrópicos para consumo inmediato.
Es decir, que los mexicanos que porten drogas en cantidades permisibles de drogas no tendrán castigo: hasta 5 gramos de marihuana, 2 gramos de opio, 50 miligramos de heroína, 500 miligramos de cocaína o 40 de metanfetamina, 50 miligramos de diacetilmorfina o heroína y 0.015 miligramos de LSD.
Al respecto, durante la primera emisión de Noticias MVS el pasado 23 de noviembre, el historiador y académico Lorenzo Meyer afirmó que en la estrategia en materia de cooperación con Estados Unidos y legalización de drogas, el presidente Calderón se “olvidó” de los delitos del fuero común y se dedicó a atacar a los cárteles de la droga.
“Ahora resulta que los norteamericanos ya se desinteresaron de eso (el combate al narcotráfico), ahora la corriente de opinión pública en Estados Unidos empieza a modificarse al punto de que algunos estados consideran que uno de los objetos de consumo ilícito, que es la mariguana, puede dejar de serlo”, dijo.
La política principal de la “guerra contra las drogas” perdió hasta cierto sentido en donde se originó, que es en Estados Unidos, añadió Meyer.
Desde el 2010 el politólogo Jorge Castañeda marcó un diagnóstico: la “guerra” contra el narco es, de antemano, “una guerra perdida”.
El ex canciller indicó que “las guerras perdidas no hay que librarlas, hay que esquivarlas y buscar otras alternativas”, pero no empecinarse con ellas, por lo que urgió que se debatiera la legalización de las drogas en el país.
Junto con Rubén Aguilar, el ex vocero del expresidente Vicente Fox (un crítico más de Calderón), Castañeda publicó dos libros sobre la estrategia de seguridad: El Narco: la guerra fallida (2009) y Los saldos del narco.
Recientemente, incluso le recomendó al próximo gobernante mexicano, Enrique Peña Nieto, que sea él quien inicie un debate sobre la legalización. La respuesta aún no llega.
(Con información de Noticias MVS, La Jornada y Notimex)
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