La vida después del poder: Miguel de la Madrid Hurtado
Al último abogado en Los Pinos, le tocó enfrentar una crisis económica, creciente deuda externa, el terremoto del 85 y el fraude electoral del 88
Andrés Becerril- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
CIUDAD DE MÉXICO, 2 de noviembre.-
Antes de ser Presidente de México, Miguel de la Madrid Hurtado era
aficionado al tenis, a la natación y a la gimnasia. Cuando dejó Los
Pinos se enamoró del golf y por más de 20 años recorrió con cierta
regularidad los nueve hoyos en el Club Campestre de la Ciudad de México,
uno de los más legendarios de la capital.
El hábito de fumar tabaco, adoptado desde los 20 años, nunca lo dejó y fue la causa de su muerte, el 1 de abril de 2012, a los 77 años debido, precisamente, a un enfisema pulmonar.
De la Madrid Hurtado comenzó su gobierno en 1982 en un momento de “emergencia”, como él mismo lo calificó, y lo terminó en 1988 acusado su gobierno de perpetrar fraude electoral en contra de Cuauhtémoc Cárdenas y en favor de Carlos Salinas de Gortari.
Amparado en el lema de la renovación moral, De la Madrid llevó a la cárcel al entonces senador desaforado Jorge Díaz Serrano, ex director de Pemex, y al ex jefe de la policía del Distrito Federal, Arturo Durazo Moreno, ambos muy cercanos a José López Portillo, su antecesor.
El 19 de septiembre de 1985, a la mitad de su mandato, un terremoto sacudió la Ciudad de México. Decenas de edificios cayeron. El gobierno federal quedó impávido, sin saber qué hacer, y la sociedad civil ocupó su lugar organizándose y prestando ayuda a la gente. Ese hecho cambió para siempre la correlación de fuerzas políticas, primero en el DF y luego en el país: el PRI empezó a perder la hegemonía.
Después de unas vacaciones al término de su mandato, en 1989 el ex Presidente se integró a la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo de América Latina y el Caribe, creada por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, que elaboró el informe Nuestra Propia Agenda, que en junio de 1996 presentó el Informe sobre los Andes.
Dos años después de haber dejado la Presidencia, en 1990 fue nombrado director del Fondo de Cultura Económica (FCE), en sustitución de Enrique González Pedrero, quien fue enviado como embajador a España.
En la editorial del gobierno federal, De la Madrid permaneció hasta el fin del sexenio de Ernesto Zedillo, en 2000.
En paralelo De la Madrid se integró en 1991 a un consejo especial de alto nivel dependiente de la ONU, llamado de la Década Internacional (1990-2000), para reducir daños en casos de desastre.
Ese mismo año en la I Cumbre Iberoamericana, en Guadalajara, De la Madrid puso en marcha la Biblioteca Hispanoamericana bajo la coordinación del FCE.
Autocrítico
En algunas de las contadas entrevistas que De la Madrid ofreció durante su ex Presidencia, afirmó: “Hay quienes dicen que fui un presidente gris”.
En un texto de Gerardo Laveaga —hoy colaborador de Excélsior— de septiembre de 2001, titulado Miguel de la Madrid, el último abogado en Los Pinos, señaló que la acusación no le incomoda. Prueba de ello es que en su biblioteca, De la Madrid, además de libros de historia, biografías de políticos eminentes, textos de sociología jurídica y teoría del Estado, también tenía títulos como El hombre gris, de Manú Dornbierer; El fracaso de Miguel de la Madrid ante la crisis, de Víctor Manuel Cuevas, o Respuesta a los planes de M.M.H., de Luis Pazos.
“Si ser gris es no haber buscado los reflectores, como lo han hecho algunos de mis antecesores y de mis sucesores, entonces fui un presidente gris. Estaba más preocupado por ser efectivo que por cuidar mi imagen”, dijo el ex Presidente en el texto de Laveaga.
En la intimidad, con gente muy cercana, el ex presidente llegó a ser muy autocrítico de su mandato; la deuda externa que tuvo México durante su administración fue un tema que lo inquietaba. Además comentaba que le hizo falta un empuje mayor en aspectos de la democracia del país, para que esto no solamente quedara en el plano electoral.
De La Madrid fue el Presidente que organizó una pasarela entre seis “distinguidos priistas” para buscar a su sucesor entre las filas de su partido, al que se inscribió en 1963.
La medida llevó ante el escrutinio de los sectores priistas a Manuel Bartlett, secretario de Gobernación; a Carlos Salinas, titular de Programación y Presupuesto; a Miguel González Avelar, de Educación Pública; a Sergio García Ramírez, procurador general de la República; a Alfredo del Mazo, titular de la Energía, y al regente del DDF, Ramón Aguirre Velázquez.
En la entrevista del ex Presidente con Laveaga le dijo, igual que en distintos momentos y formas se lo había mencionado a muchos cercanos, que lo mejor que tenía era su familia y sus muchos amigos.
Actualmente la familia De la Madrid-Cordero es encabezada por Enrique de la Madrid Cordero, quien es parte del equipo de transición del presidente electo Enrique Peña Nieto, y en breve lanzará una web con información de su padre.
Mientras tuvo oportunidad, el ex Presidente mantuvo su gusto por el cine, el teatro y la ópera. En su biblioteca —donde se ponía al tanto del mundo con la lectura de periódicos y de leyes y leía historia de México—, regularmente escuchaba música clásica, aunque en su casa se oía al mariachi.
Era un voraz lector, cada día quería aprender algo nuevo. Dicen que su mayor frustración fue darse cuenta de todo lo que ignoraba. En su ex Presidencia, De la Madrid se interesó por temas relacionados con la demografía, las consecuencias de la proliferación de armas y el calentamiento global que, en todo caso, él conoció primero como cuidado del ambiente.
En términos generales, su ex Presidencia iba transcurriendo sin mayores sobresaltos. En 2004 comentó que su más grande orgullo era haber servido a México como Presidente; públicamente comentaba que cuando él era jefe del Ejecutivo, en algunas ocasiones se comunicaba con los ex mandatarios López Portillo y Luis Echeverría para tener alguna opinión de cómo veían el transcurrir del país.
Decía De la Madrid que a él como ex Presidente, el entonces primer mandatario Carlos Salinas lo invitaba una vez cada dos o tres meses a conversar. Entonces confirmaba De la Madrid que la relación con su sucesor era muy buena y que Salinas había sido muy generoso con él.
La última entrevista
Todo parecía transcurrir en la normalidad de los años idos y la discreción... hasta que el 12 de mayo de 2009, la periodista Carmen Aristegui presentó una entrevista realizada al ex presidente De la Madrid para el libro que preparaba y que tituló Transición.
Ésa fue la última entrevista que concedió el ex mandatario mexicano, quien nació en Colima en 1934.
De la Madrid opinó que el sexenio de Salinas había terminado muy mal, sobre todo por la corrupción que había permeado entre su familia, permitiendo que sus hermanos, Raúl y Enrique, obtuvieran contratos de licitación ya fuera de obra o de transporte. Y que Raúl había tenido contacto con narcotraficantes.
—¿Qué dice a la distancia de haber sido, porque no me lo va a negar, el factor para que Salinas llegara a la Presidencia? ¿Se equivocó? —le preguntó a De la Madrid.
—Me siento muy decepcionado porque me equivoqué, pero en aquel entonces no tenía elementos de juicio sobre la moralidad de los Salinas; me di cuenta después que es conveniente que los presidentes estén mejor informados de la moralidad de sus colaboradores.
El 13 de mayo de 2009, en un comunicado de 87 palabras, que tituló Me encuentro convaleciente, el ex presidente De la Madrid expuso: “Con relación a la información divulgada el día de hoy por Carmen Aristegui deseo precisar lo siguiente: Actualmente me encuentro convaleciendo de un estado de salud que no me permite procesar adecuadamente diálogos o cuestionamientos, tal como consta en las grabaciones difundidas por la señora Aristegui, en las que mi tono de voz se escucha débil y confuso.
“Por lo que dejo en claro que, después de haber escuchado la entrevista con la señora Aristegui, mis respuestas carecen de validez y exactitud.”
El 14 de mayo fue el turno de Carlos Salinas de Gortari para pronunciarse sobre el brete en que lo metió su antecesor en Los Pinos. En una carta enviada a Aristegui, aseguró:
“Debo en primer lugar expresarle el dolor y la indignación que me produjo enterarme de los términos y condiciones en que realizó usted la entrevista que difundió esta mañana con el respetable ex presidente Miguel de la Madrid.
“Dolor —agrega la carta de Salinas—, porque confirma su desfavorable situación de salud y la limitación de sus capacidades, e indignación por la falta de respeto con él y con la audiencia al mostrar así a quien tuvo bajo su responsabilidad la dirección de la República en tiempos complejos”.
El 2 de abril, el presidente Felipe Calderón, a ocho meses de dejar Los Pinos, le rindió un homenaje al ex jefe del Ejecutivo Miguel de la Madrid, y ahí estuvo presente Carlos Salinas de Gortari, rindiendo honores a su ex jefe en la Secretaría de Programación y Presupuesto.
2012-11-02 07:29:00
El hábito de fumar tabaco, adoptado desde los 20 años, nunca lo dejó y fue la causa de su muerte, el 1 de abril de 2012, a los 77 años debido, precisamente, a un enfisema pulmonar.
De la Madrid Hurtado comenzó su gobierno en 1982 en un momento de “emergencia”, como él mismo lo calificó, y lo terminó en 1988 acusado su gobierno de perpetrar fraude electoral en contra de Cuauhtémoc Cárdenas y en favor de Carlos Salinas de Gortari.
Amparado en el lema de la renovación moral, De la Madrid llevó a la cárcel al entonces senador desaforado Jorge Díaz Serrano, ex director de Pemex, y al ex jefe de la policía del Distrito Federal, Arturo Durazo Moreno, ambos muy cercanos a José López Portillo, su antecesor.
El 19 de septiembre de 1985, a la mitad de su mandato, un terremoto sacudió la Ciudad de México. Decenas de edificios cayeron. El gobierno federal quedó impávido, sin saber qué hacer, y la sociedad civil ocupó su lugar organizándose y prestando ayuda a la gente. Ese hecho cambió para siempre la correlación de fuerzas políticas, primero en el DF y luego en el país: el PRI empezó a perder la hegemonía.
Después de unas vacaciones al término de su mandato, en 1989 el ex Presidente se integró a la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo de América Latina y el Caribe, creada por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, que elaboró el informe Nuestra Propia Agenda, que en junio de 1996 presentó el Informe sobre los Andes.
Dos años después de haber dejado la Presidencia, en 1990 fue nombrado director del Fondo de Cultura Económica (FCE), en sustitución de Enrique González Pedrero, quien fue enviado como embajador a España.
En la editorial del gobierno federal, De la Madrid permaneció hasta el fin del sexenio de Ernesto Zedillo, en 2000.
En paralelo De la Madrid se integró en 1991 a un consejo especial de alto nivel dependiente de la ONU, llamado de la Década Internacional (1990-2000), para reducir daños en casos de desastre.
Ese mismo año en la I Cumbre Iberoamericana, en Guadalajara, De la Madrid puso en marcha la Biblioteca Hispanoamericana bajo la coordinación del FCE.
Autocrítico
En algunas de las contadas entrevistas que De la Madrid ofreció durante su ex Presidencia, afirmó: “Hay quienes dicen que fui un presidente gris”.
En un texto de Gerardo Laveaga —hoy colaborador de Excélsior— de septiembre de 2001, titulado Miguel de la Madrid, el último abogado en Los Pinos, señaló que la acusación no le incomoda. Prueba de ello es que en su biblioteca, De la Madrid, además de libros de historia, biografías de políticos eminentes, textos de sociología jurídica y teoría del Estado, también tenía títulos como El hombre gris, de Manú Dornbierer; El fracaso de Miguel de la Madrid ante la crisis, de Víctor Manuel Cuevas, o Respuesta a los planes de M.M.H., de Luis Pazos.
“Si ser gris es no haber buscado los reflectores, como lo han hecho algunos de mis antecesores y de mis sucesores, entonces fui un presidente gris. Estaba más preocupado por ser efectivo que por cuidar mi imagen”, dijo el ex Presidente en el texto de Laveaga.
En la intimidad, con gente muy cercana, el ex presidente llegó a ser muy autocrítico de su mandato; la deuda externa que tuvo México durante su administración fue un tema que lo inquietaba. Además comentaba que le hizo falta un empuje mayor en aspectos de la democracia del país, para que esto no solamente quedara en el plano electoral.
De La Madrid fue el Presidente que organizó una pasarela entre seis “distinguidos priistas” para buscar a su sucesor entre las filas de su partido, al que se inscribió en 1963.
La medida llevó ante el escrutinio de los sectores priistas a Manuel Bartlett, secretario de Gobernación; a Carlos Salinas, titular de Programación y Presupuesto; a Miguel González Avelar, de Educación Pública; a Sergio García Ramírez, procurador general de la República; a Alfredo del Mazo, titular de la Energía, y al regente del DDF, Ramón Aguirre Velázquez.
En la entrevista del ex Presidente con Laveaga le dijo, igual que en distintos momentos y formas se lo había mencionado a muchos cercanos, que lo mejor que tenía era su familia y sus muchos amigos.
Actualmente la familia De la Madrid-Cordero es encabezada por Enrique de la Madrid Cordero, quien es parte del equipo de transición del presidente electo Enrique Peña Nieto, y en breve lanzará una web con información de su padre.
Mientras tuvo oportunidad, el ex Presidente mantuvo su gusto por el cine, el teatro y la ópera. En su biblioteca —donde se ponía al tanto del mundo con la lectura de periódicos y de leyes y leía historia de México—, regularmente escuchaba música clásica, aunque en su casa se oía al mariachi.
Era un voraz lector, cada día quería aprender algo nuevo. Dicen que su mayor frustración fue darse cuenta de todo lo que ignoraba. En su ex Presidencia, De la Madrid se interesó por temas relacionados con la demografía, las consecuencias de la proliferación de armas y el calentamiento global que, en todo caso, él conoció primero como cuidado del ambiente.
En términos generales, su ex Presidencia iba transcurriendo sin mayores sobresaltos. En 2004 comentó que su más grande orgullo era haber servido a México como Presidente; públicamente comentaba que cuando él era jefe del Ejecutivo, en algunas ocasiones se comunicaba con los ex mandatarios López Portillo y Luis Echeverría para tener alguna opinión de cómo veían el transcurrir del país.
Decía De la Madrid que a él como ex Presidente, el entonces primer mandatario Carlos Salinas lo invitaba una vez cada dos o tres meses a conversar. Entonces confirmaba De la Madrid que la relación con su sucesor era muy buena y que Salinas había sido muy generoso con él.
La última entrevista
Todo parecía transcurrir en la normalidad de los años idos y la discreción... hasta que el 12 de mayo de 2009, la periodista Carmen Aristegui presentó una entrevista realizada al ex presidente De la Madrid para el libro que preparaba y que tituló Transición.
Ésa fue la última entrevista que concedió el ex mandatario mexicano, quien nació en Colima en 1934.
De la Madrid opinó que el sexenio de Salinas había terminado muy mal, sobre todo por la corrupción que había permeado entre su familia, permitiendo que sus hermanos, Raúl y Enrique, obtuvieran contratos de licitación ya fuera de obra o de transporte. Y que Raúl había tenido contacto con narcotraficantes.
—¿Qué dice a la distancia de haber sido, porque no me lo va a negar, el factor para que Salinas llegara a la Presidencia? ¿Se equivocó? —le preguntó a De la Madrid.
—Me siento muy decepcionado porque me equivoqué, pero en aquel entonces no tenía elementos de juicio sobre la moralidad de los Salinas; me di cuenta después que es conveniente que los presidentes estén mejor informados de la moralidad de sus colaboradores.
El 13 de mayo de 2009, en un comunicado de 87 palabras, que tituló Me encuentro convaleciente, el ex presidente De la Madrid expuso: “Con relación a la información divulgada el día de hoy por Carmen Aristegui deseo precisar lo siguiente: Actualmente me encuentro convaleciendo de un estado de salud que no me permite procesar adecuadamente diálogos o cuestionamientos, tal como consta en las grabaciones difundidas por la señora Aristegui, en las que mi tono de voz se escucha débil y confuso.
“Por lo que dejo en claro que, después de haber escuchado la entrevista con la señora Aristegui, mis respuestas carecen de validez y exactitud.”
El 14 de mayo fue el turno de Carlos Salinas de Gortari para pronunciarse sobre el brete en que lo metió su antecesor en Los Pinos. En una carta enviada a Aristegui, aseguró:
“Debo en primer lugar expresarle el dolor y la indignación que me produjo enterarme de los términos y condiciones en que realizó usted la entrevista que difundió esta mañana con el respetable ex presidente Miguel de la Madrid.
“Dolor —agrega la carta de Salinas—, porque confirma su desfavorable situación de salud y la limitación de sus capacidades, e indignación por la falta de respeto con él y con la audiencia al mostrar así a quien tuvo bajo su responsabilidad la dirección de la República en tiempos complejos”.
El 2 de abril, el presidente Felipe Calderón, a ocho meses de dejar Los Pinos, le rindió un homenaje al ex jefe del Ejecutivo Miguel de la Madrid, y ahí estuvo presente Carlos Salinas de Gortari, rindiendo honores a su ex jefe en la Secretaría de Programación y Presupuesto.
En el discreto retiro
En 2000, cuando el PRI perdió la Presidencia,
De la Madrid se retiró a la vida privada, a disfrutar de sus hijos y
nietos. Permanecía discreto, fiel a la regla no escrita de que un ex
Presidente no se entromete en política.
Retirado de la función pública en la que
siempre trabajó, De la Madrid pasaba la mayor parte de su tiempo en su
biblioteca particular, aledaña a su casa en Francisco Sosa, barrio de
Coyoacán, que desde hace semanas está en venta. El lugar, además de
libros, estaba lleno de esculturas en miniatura y cuadros.
De forma también discreta, el ex Presidente
formó parte del Consejo InterAcción, una organización formada en 1983
por ex presidentes y jefes de gobierno de todo el mundo, dedicado a la
elaboración de informes y estudios de asesoramiento en el ámbito
internacional.
Dieciséis años después de dejar Los Pinos, De la Madrid publicó en 2004 sus memorias, Cambio de rumbo. Testimonio de una Presidencia, 1982-1988,
bajo el sello del FCE. En el texto, que tardó varios años en redactar,
“expone su visión y acción como Presidente. Narra, con el detalle de un
texto escrito sobre la marcha, los momentos más significativos de su
gobierno”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario