Así cayó la Banda Televisa
Escrito por Monitoreo Informativo
confidencial.com.ni
El 20 de agosto pasado,
mientras eran interrogados por separado por detectives nicaragüenses en
el puesto fronterizo de Las Manos, los 18 mexicanos dieron cuatro
versiones distintas que los delataron: unos contestaron que se dirigían a
Managua a realizar una investigación sobre lavado de dinero, otros que
viajaban a Costa Rica a realizar una investigación a las tiendas
Wal-Mart, uno de ellos expresó que realizarían en Nicaragua un trabajo
sobre turismo y los más ingenuos que venían a buscar información sobre
instituciones del Estado.
La que más sorprendió a los
investigadores fue la jefa del grupo Raquel Alatorre, quien manifestó
que venían a Nicaragua a investigar a Carlos Slim, el millonario
mexicano propietario de America Movil, que opera en Nicaragua la
telefónica Claro. Sin embargo, Alatorre cambió su versión e
inmediatamente dijo que viajaban a Costa Rica a investigar “a un tal
Carlos”, supuestamente ligado a la compañía Wal-Mart, según
declaraciones de un testigo en el juicio que se celebra en Managua
contra la llamada ‘Banda Televisa’.
“Otros
explicaban que realizarían unas investigaciones, pero no sabían qué ni a
quiénes iban a investigar”, dijo un agente antidroga, identificado como
Oficial bajo código número dos, en el intercambio de información y
pruebas entre la Fiscalía y los abogados defensores. “Se notaban
bastantes nerviosos ante las preguntas. Por estas diferentes versiones y
el nerviosismo que mostraron es que se logró determinar que imperaban
grandes contradicciones entre ellos”.
Los 18 mexicanos se movilizaban en seis van con emblemas y documentación de Televisa y
simulaban ser un equipo de reporteros en misiones periodísticas por
Centroamérica. Pero la Policía de Nicaragua y la Dirección de
Investigación para la Defensa del Ejército ya estaban alertadas.
Cuando los investigadores les hicieron
notar que se contradecían, varios de ellos se justificaron diciendo que
habían firmado un contrato de confidencialidad con Televisa y que si lo
rompían podían ser despedidos. Todos dijeron que la productora,
presentadora, reportera y jefa del grupo era Raquel Alatorre Correa, que
minutos antes había sido interrogada brevemente por otro oficial.
Un día antes, el domingo 19 de agosto a
las nueve de la noche, repicó el teléfono en el número de emergencia 118
de la Policía Nacional. Lo que escuchó al otro lado del teléfono dejó
perplejo al oficial que contestó la llamada.
“El día de hoy a eso de las siete de la
noche en el hotel Presidente Intercontinental que está en Tegucigalpa
(Honduras), se reunieron 20 sujetos de nacionalidad mexicana y
sostuvieron una conversación acerca de obtener información del Estado de
Nicaragua y que dicha información sería utilizada para desprestigiar al
gobierno de Nicaragua”, dijo la voz anónima. El informante se negó a
dar su nombre y sus números de contactos, aduciendo temer por su vida.
Esta versión de la Policía de cómo
lograron desarticular a la banda, que rola en el expediente judicial, es
considerada como descabellada y “bastante ingenua” por un ex alto jefe
policial, que ahora en el retiro no quiere contrariar públicamente a sus
ex compañeros. Los policías de alto rango retirados en Nicaragua
mantienen una pensión casi idéntica a su último salario.
Alatorre Correa pide disculpas
A las 9:30 de la mañana del 20 de agosto
llegó a la frontera el agente antidroga identificado en el expediente
judicial como Oficial bajo código número tres. Vestía de civil y se
colocó justo entre la “guarda raya” que divide la frontera entre
Nicaragua y Honduras.
El oficial observó como a las 10 de la
mañana ingresaron las seis van con los mexicanos —que el informante
anónimo había alertado la noche anterior— al parqueo destinado para la
Aduana nicaragüense.
Una mujer vistiendo jean azul y camisa
polo con logotipos de Televisa ingresó al área de despacho migratorio
con 18 pasaportes mexicanos en sus manos. Era Raquel Alatorre Correa.
Mientras otros dos investigadores se
hacían cargo de los 17 varones de la caravana, el oficial código tres
siguió a Alatorre Correa. “(En el área de gestiones de migración) se
encontraba una ciudadana con acento mexicano, la cual portaba una
credencial de Televisa (la A71438)”, relata el oficial. Televisa niega
rotundamente tener vínculos con la banda mexicana.
— ¿Hacia dónde viajan?—le preguntó el policía.
— “No le puedo decir—. Contestó en tono
prepotente después de voltear a mirarlo. El oficial de migración le
hizo saber a la mujer que quien hacía las preguntas “era uno de los
jefes”.
El investigador policial le pidió a la
mujer que lo acompañara a una de las áreas restringidas de las oficinas
de migración. Ahí Alatorre con un tono más humilde le pidió disculpas y
le dijo le voy a decir la verdad: “Nosotros andamos investigando a un
ciudadano mexicano que se encuentra lavando dinero en el país”, relata
el expediente policial.
El oficial la dejó sola. Ingresó a otra
oficina con los 18 pasaportes y la documentación de las seis van en sus
manos y por el celular le avisó sus superiores para que revisaran los
antecedentes de ingresos y salidas. Muy cerca de ahí, sus otros
compañeros apenas comenzaban a interrogar al resto de miembros de la
caravana.
A pesar de las contradicciones la
Policía no se atrevió a capturarlos. Los mexicanos tenían buenas
coartadas. Viajaban en seis vehículos con equipos de alta tecnología,
para transmitir imágenes vía satélite, valoradas en 800 mil dólares y
estaban inscritas, según su tarjeta de circulación, a nombre de
Televisa.
Alatorre Correa hacía llamadas a México
supuestamente a sus responsables en Televisa. Marcó, incluso un número
celular para la protección de mexicanos que contesta en Nicaragua el
cónsul azteca Germán Murguía. El diplomático le dijo a la periodista
Carmen Aristegui que ella se identificó como reportera de Televisa.
Y para simularlo Alatorre Correa tenía
todos los flancos cubiertos. En un folder andaba cuatro cartas
supuestamente firmadas por el vicepresidente de información de Televisa
Amador Narcia Estrada, dirigidas a autoridades centroamericanas y
pidiendo sus buenos oficios para la movilización de los 18. El
funcionario de Televisa negó categóricamente que esa fuera su firma.
El nueve de noviembre pasado Confidencial y Noticias MVS publicaron la agenda de Alatorre Correa y las llamadas que realizó a México entre
el 20 y el 23 de agosto. Destacan dos números identificados como Lic.
Amador Narcia y Oficina Televisa. Por supuesto, tanto el ejecutivo como
la televisora niegan que sean sus números.
Con tantas contradicciones en el
ambiente la Policía se inventó una figura: retención, que en la práctica
equivale casi a prisión. Los 18 falsos periodistas durmieron ese 20 de
agosto en las fronteras y el martes 21 se trasladaron a Managua
–custodiados por la Policía—para hospedarse en el Holiday Inn. Mientras
los vigilaba para que no huyeran, la Policía le consultó el 22 de ese
mismo mes a la embajada mexicana si en verdad eran reporteros de
Televisa.
Un día después, el 23 de agosto por la
tarde el embajador de México en Nicaragua, Rodrigo Lavardine, informa
oficialmente mediante una comunicación diplomática que ninguno de los 18
es trabajador de Televisa.
Ese mismo día por la noche la Policía
inspeccionó minuciosamente los seis vehículos, encontrando escondidos en
caletas más de 9.2 millones de dólares, la más grande incautación de
efectivos en la historia del país. El 24 de agosto oficialmente los 18
mexicanos fueron arrestados.
La misteriosa “licenciada”
Raquel
Alatorre Correa es una mujer delgada. A simple vista lo que más
sobresale de ella es un rostro serio de “cara de pocos amigos” y unos
senos pronunciados. Las veces que ha sido llevada a audiencias en los
juzgados es la única que no baja el rostro: como diciendo “aquí estoy,
soy yo y qué”, cuando fotógrafos y camarógrafos se empujan por sacarle
el mejor ángulo.
En los informes que los investigadores
policiales pasaron a sus superiores la describen como una líder natural,
que no se amilana ante la más difícil de las preguntas. “Una mujer
sicológicamente muy estable”. Lo detectives siempre dicen que es una
mujer que maneja muchísima más información de la que ha revelado.
Johana Fonseca, parte del equipo de
abogados que defiende a los mexicanos, dice que cuando los acusados
quedan solos después de las audiencias con abogados, policías y
defensores, es la única que no demuestra miedo ante la Policía.
En México Alatorre Correa poseía una
fortuna. La PGR le decomisó propiedades, dinero lingotes de oro y plata
valorados en 15 millones de dólares. En los garajes de las 12
propiedades que les decomisaron había vehículos de lujo, pero el que más
sobresale es un Porsche.
Los pasos de Alatorre Correa por
Nicaragua comenzó a darlos en el 2008. Desde este año hasta que fue
capturada había ingresado al país 19 veces.
¿Ingresaron en un camión?
Un funcionario de Migración del puesto
fronterizo de Peñas Blancas —por donde los mexicanos ingresaban a Costa
Rica— recuerda que Alatorre Correa y por lo menos una docenas de
mexicanos pasaban y “eran tratados con privilegios”. No hacían filas. Su
gestor era Fidel Morales, un hombre que cuando cayó la banda.
El funcionario, que pidió anonimato por
temor a perder su empleo, dijo que Morales fue detenido también cuando
cayó la banda, y que luego quedó libre. En la agenda de Alatorre, en
poder de Confidencial, se registra un número como Fidel Morales. Cuando
se marca, inmediatamente cae el buzón de voz.
“Aquí (en la frontera) pasaron una vez
hasta en un camión. El camión estaba pintado y decía Televisa”, contó la
fuente. El vocero policial Fernando Borge, mantiene que la Policía no
dirá nada más sobre la banda de falsos periodistas porque están a la
orden del juez.
La Fiscalía nicaragüense acusa a los 18
mexicanos de transporte internacional de drogas, lavado de dinero y
crimen organizado, en un juicio que arranca este lunes bajo las más
estrictas medidas de seguridad.
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