sábado, 29 de diciembre de 2012

Benedicto XVI y Norberto, la cruzada perdida contra el matrimonio gay

Benedicto XVI y Norberto, la cruzada perdida contra el matrimonio gay

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Benedicto XVI 01Una extraordinaria carta firmada por 250 sacerdotes y líderes religiosos de distintas denominaciones cristianas en el estado de Illinois fue publicada este 26 de diciembre por The New York Times. En ella, admiten que “es justo conceder igualdad de oportunidades y responsabilidades” a las parejas del mismo sexo.
La carta ha causado conmoción en El Vaticano. Apenas unos dos días antes, en su mensaje navideño y a través de su nueva cuenta de Twitter, el papa Benedicto XVI se colocó el traje de cruzado posmoderno y llamó a luchar contra el aborto, el matrimonio gay, la eutanasia y la manipulación genética a las que consideró ni más ni menos que como “amenazas a la paz mundial”.
¿En qué amenaza a “la paz mundial” que una mujer decida sobre su propio cuerpo, que dos personas del mismo sexo decidan contraer matrimonio o que alguien opte por la muerte asistida como su último y legítimo derecho? Eso nunca lo explicó el alemán Ratzinger tan dado a los retruécanos filosóficos para justificar posiciones medievales.
Benedicto XVI argumentó que el matrimonio gay es un “ataque contra la familia tradicional” y que “devalúa la dignidad humana”. Ni más ni menos. Según el ex prefecto de la Santa Congregación para la Fe –el sucedáneo de la Inquisición- lanzó uno de sus sofismas preferidos:
“Ellos (los gays y lesbianas) niegan su propia naturaleza y deciden que no se trata de algo que han recibido sino que ellos han creado por sí mismos”, dijo en un mensaje replicado por todos los medios de comunicación.
Mientras más perdida está la batalla de la ortodoxia católica, encabezada por Benedicto XVI, más absurdos resultan sus mensajes frente a una batalla cultural perdida en pleno siglo XXI.
En Estados Unidos, en menos de tres años, la opinión pública dio un vuelco a favor de las uniones del mismo sexo. The Wall Street Journal publicó los resultados de un sondeo reciente. El 55 por ciento está a favor del matrimonio de gays y lesbianas, de los cuales, las mujeres favorecen en una clara mayoría: 57 por ciento, frente al 44 por ciento de los varones.
Este vuelco en la opinión pública explica la aprobación reciente en 6 estados de la Unión Americana de legislaciones a favor de los matrimonios del mismo sexo. Dos congresistas demócratas impulsan –con el apoyo nada velado del presidente Barack Obama- la posibilidad de que esta legislación sea federal.
La Derrota de Norberto en México
En México, la nación con más católicos del mundo hispanohablante, la derrota para El Vaticano también ha sido clara. El 5 de diciembre la Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucional una fracción del artículo 142 del Código Civil de Oaxaca que define al matrimonio como una “unión entre hombre y mujer” cuya finalidad es “la procreación”.
Los ministros del máximo tribunal mexicano atrajeron tres amparos 457/2012, 567/2012 y 584/2012. Al abordar este último aprobaron por unanimidad la resolución del ministro Zaldívar que consideró anticonstitucional la definición del Código Civil oaxaqueño.
En el fondo, la Suprema Corte abrió las puertas a la posibilidad de legalizar el matrimonio gay en todas las demás entidades.
El cardenal Norberto Rivera decidió replicar en su mensaje navideño las frases del papa Benedicto XVI para criticar el matrimonio gay, el aborto y hasta el divorcio. Para Rivera estos jinetes del Apocalipsis posmoderno vaticano conducen “al camino de la muerte”.
Así le fue en redes sociales a Rivera. La mayoría de quienes han criticado estas declaraciones le recuerdan al cardenal que él no se mostró tan firme en los casos de curas pederastas que él mismo protegió.
La cruzada de El Vaticano está perdida en México, en Estados Unidos, en Europa y en la mayoría de los países latinoamericanos por una realidad imparable: la creciente secularización de las sociedades y el escándalo imparable de la impunidad de sacerdotes y jerarcas católicos que lanzan consignas contra gays y mujeres que deciden abortar, mientras solapan y protegen a curas con serios problemas de sexualidad criminal.

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