Petrobras pierde fuerza: NYT
Después de un fuerte crecimiento de 7.5% en 2010, la economía brasileña se desaceleró y creció menos de 1% el año pasado
En lugar de ser el símbolo de potencia mundial tras el
descubrimiento en 2007 de importantes reservas en aguas profundas, la
petrolera Petrobras representa hoy la lentitud de la economía brasileña
que fue sobrepasada por países latinoamericanos como México y Perú.
Después de un fuerte crecimiento de 7.5% en 2010, la economía brasileña se desaceleró y creció menos de 1% el año pasado, citó The New York Times en un artículo publicado ayer.
El rotativo estadunidense señaló que la petrolera brasileña era hasta hace poco la segunda en valor de las empresas energéticas más cotizadas, después de ExxonMobil.
No obstante, hoy se ubica debajo de la colombiana Ecopetrol, lo que desató un fuerte debate en Brasil, donde la presidenta Dilma Rousseff intenta utilizar a Petrobras para proteger su población contra la desaceleración de la economía nacional.
“Se pensaba que Petrobras era indestructible, pero […] es ahora una herramienta de política económica a corto plazo que está siendo utilizada para proteger a la industria doméstica contra la competencia”, dijo a The New York Times Adriano Pires, un prominente consultor brasileño en temas energéticos.
Tras el descubrimiento de las reservas en aguas profundas en 2007, el gobierno de Brasil impulsó a Petrobras para controlar estas nuevas áreas, una medida que provocó muchas críticas ya que los analistas del sector afirmaron que podría presionar aún más a la petrolera.
“Era una clara ruptura con la década de los 90, cuando las autoridades pusieron fin al monopolio de Petrobras como parte de una restructuración radical de la economía. Petrobras se mantuvo bajo el control del Estado, pero fue abierta a las fuerzas del mercado, lo que permitió una administración hibrida para competir con las petroleras internacionales”, expuso el diario estadunidense.
Sin embargo, hoy la apertura de Petrobras parece frenarla. En 2012, su producción bajó 2%, su primera reducción en años. Su producción también se redujo una vez más a principios de este año.
A pesar de ser un importante productor de etanol, un combustible que formaba parte de un modelo de energía renovable, Brasil debe ahora importar etanol desde Estados Unidos.
La industria energética internacional está cambiando. Mientras que en Estados Unidos las petroleras decidieron apostarle sobre la producción y extracción de gas shale, el gobierno brasileño sigue enfocando su producción en los costosos proyectos en aguas profundas.
Brasil se enfrenta también a una creciente demanda de gasolina debido al boom de la industria automotriz, a la compra cada vez más importante de coches por parte de la población, así como a la falta de refinerías para que Petrobras pueda procesar más petróleo.
La jefa ejecutiva de Petrobras, Maria das Graças Foster, explicó que para 2020, la compañía debería duplicar toda su producción y alcanzar los 4.2 millones de barriles diarios, pero no descartó que la extracción de petróleo podría disminuir nuevamente este año.
Después de un fuerte crecimiento de 7.5% en 2010, la economía brasileña se desaceleró y creció menos de 1% el año pasado, citó The New York Times en un artículo publicado ayer.
El rotativo estadunidense señaló que la petrolera brasileña era hasta hace poco la segunda en valor de las empresas energéticas más cotizadas, después de ExxonMobil.
No obstante, hoy se ubica debajo de la colombiana Ecopetrol, lo que desató un fuerte debate en Brasil, donde la presidenta Dilma Rousseff intenta utilizar a Petrobras para proteger su población contra la desaceleración de la economía nacional.
“Se pensaba que Petrobras era indestructible, pero […] es ahora una herramienta de política económica a corto plazo que está siendo utilizada para proteger a la industria doméstica contra la competencia”, dijo a The New York Times Adriano Pires, un prominente consultor brasileño en temas energéticos.
Tras el descubrimiento de las reservas en aguas profundas en 2007, el gobierno de Brasil impulsó a Petrobras para controlar estas nuevas áreas, una medida que provocó muchas críticas ya que los analistas del sector afirmaron que podría presionar aún más a la petrolera.
“Era una clara ruptura con la década de los 90, cuando las autoridades pusieron fin al monopolio de Petrobras como parte de una restructuración radical de la economía. Petrobras se mantuvo bajo el control del Estado, pero fue abierta a las fuerzas del mercado, lo que permitió una administración hibrida para competir con las petroleras internacionales”, expuso el diario estadunidense.
Sin embargo, hoy la apertura de Petrobras parece frenarla. En 2012, su producción bajó 2%, su primera reducción en años. Su producción también se redujo una vez más a principios de este año.
A pesar de ser un importante productor de etanol, un combustible que formaba parte de un modelo de energía renovable, Brasil debe ahora importar etanol desde Estados Unidos.
La industria energética internacional está cambiando. Mientras que en Estados Unidos las petroleras decidieron apostarle sobre la producción y extracción de gas shale, el gobierno brasileño sigue enfocando su producción en los costosos proyectos en aguas profundas.
Brasil se enfrenta también a una creciente demanda de gasolina debido al boom de la industria automotriz, a la compra cada vez más importante de coches por parte de la población, así como a la falta de refinerías para que Petrobras pueda procesar más petróleo.
La jefa ejecutiva de Petrobras, Maria das Graças Foster, explicó que para 2020, la compañía debería duplicar toda su producción y alcanzar los 4.2 millones de barriles diarios, pero no descartó que la extracción de petróleo podría disminuir nuevamente este año.
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