Caracas: ¿Y el embajador de Washington?
Escrito por Nicanor León Cotayo
Agencias cablegráficas resaltaron en la capital estadounidense que
el Departamento de Estado “dio la bienvenida” a la designación de
Calixto Ortega como nuevo Encargado de Negocios de Venezuela en ese
país.
Agencias cablegráficas resaltaron en la capital estadounidense que el Departamento de Estado “dio la bienvenida” a la designación de Calixto Ortega como nuevo Encargado de Negocios de Venezuela en ese país.
Un portavoz de ese Departamento, Patrick Ventrell, manifestó que en diplomacia es importante establecer canales de comunicación entre gobiernos para examinar preocupaciones mutuas.
Ventrell caracterizó a Ortega como, hasta aquí, un parlamentario venezolano y un “respetado participante del llamado Grupo de Boston”, integrado por legisladores de ambos países y formado para discutir asuntos bilaterales.
También subrayó el interés en mantener buenas relaciones con Caracas, pero, al mismo tiempo, solicitó un examen de supuestas irregularidades cometidas en las últimas elecciones.
La prensa volvió a mencionar que ambas naciones retiraron a sus embajadores en el año 2010 y por lo tanto desde entonces las comandan Encargados de Negocios.
¿Cuál ha sido el motivo para que la situación llegase tan lejos? ¿Qué sucedió?
Washington retiró a su embajador en Caracas, Patrick Duddy, en julio de 2010, y propuso a la cancillería venezolana sustituirlo por Larry León Palmer, director de la Fundación Interamericana.
Esa entidad pertenece al Departamento de Estado y se dedica a financiar organizaciones latinoamericanas que, con esa imagen, trabajaban al servicio del Norte.
A pesar de esos datos, a ojos vista muy mezclados a la subversión en el área, Venezuela lo recibió con neutralidad y hasta le otorgó el beneplácito.
Pero después, cuando León Palmer compareció ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, como parte de su confirmación, allí lanzó brutales ofensas contra Venezuela.
La acusó de estar ligada a grupos terroristas, de amenazar a la libertad de expresión y a la democracia, así como se refirió a la “baja moral” de sus fuerzas armadas. Como era de esperar, su beneplácito fue retirado.
Un poco después, en agosto del mismo año, Caracas envió una nota de protesta a la Casa Blanca donde refirió las declaraciones intervencionistas y “poco diplomáticas” de Palmer y le notificó su inhabilitación como embajador en Venezuela.
No obstante eso, de manera groseramente arrogante el Departamento de Estado ignoró la mencionada decisión oficial e insistió en la designación de su candidato.
Unos tres meses más tarde que Venezuela informara a Washington su no aceptación de Palmer, cuando el Senado regresó en noviembre de sus vacaciones volvió a relucir allí el mismo tema.
A principios de diciembre de 2010, el subsecretario de Estado para América Latina, Arturo Valenzuela, afirmó estar contento porque su candidato para embajador viajaría pronto a Caracas.
Le respondió el presidente Hugo Chávez: “Ese señor no viene para acá”, “y si intenta entrar habrá que detenerlo y devolverlo a Estados Unidos”.
Al día siguiente, Venezuela reiteró su negativa de otorgar beneplácito a Larry León Palmer, y desde entonces la embajada de Washington en Caracas permanece sin su máximo responsable.
En los últimos días de 2010, el Departamento de Estado le revocó la visa al embajador de la nación suramericana, Bernardo Álvarez. ¿Pretexto? La “reciprocidad.”.
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