El meteorito de Tunguska guarda bien sus secretos
Foto: RIA Novosti
Así comentan últimamente los astrofísicos el
tema del meteorito de Tunguska. Desde su caída hace más de cien años se
han publicado miles de estudios con las versiones más inverosímiles de
su procedencia. El mayor impedimento es la falta total de fragmentos del
eventual cuerpo espacial. Es obvio que la investigación del caso dura
más de la cuenta. La explosión en el cielo sobre el río Tunguska tuvo
lugar el 30 de junio de 1908, hace ciento cinco años.
“Un
bólido más brillante que el sol”. Así describían los testigos el objeto
que vieron en el cielo aquella mañana. De repente se produjo una
explosión, la tierra se estremeció bajo sus pies y empezaron a caer y
arder los árboles. En un área de cientos kilómetros a la redonda,
estallaron los vidrios de la casas. En algunas partes de Europa y Asia
en cielo permaneció iluminado durante varios días.
Muchos
diarios publicaron la noticia, pero el caso quedó ahí sin ser
investigado. Rusia se estaba sumiendo en una vorágine de guerras y
revoluciones. La primera expedición científica a esa remota región de
Siberia tuvo lugar solo en 1927. Los científicos descubrieron un área
redonda de árboles caídos de unos cincuenta kilómetros de diámetro. No
había cráter, ni fragmentos de un posible bólido. Tampoco los
encontraron las expediciones posteriores, lo que generó muchas
hipótesis. Entre ellas, la de una nave extraterrestre de propulsión
nuclear que supuestamente explotó en el cielo de Tunguska, o la de un
“agujero negro” que atravesó nuestro planeta, o un coágulo de
antimateria. Los escépticos, a su vez, afirmaban que estragos similares
se hubiesen producido al otro lado del planeta, en la zona de salida del
“agujero negro”. Por fin, una versión empezó a preponderar dentro de la
comunidad científica, comenta el jefe del departamento de la Física de
Sistemas Estelares del Instituto de Astronomía de la Academia de
Ciencias de Rusia, Oleg Málkov:
—El argumento es uno
solo, pero el más importante. En el lugar de la caída del meteorito de
Tunguska no se han encontrado sus fragmentos. Cuando en 1947 cayó el
meteorito de Sijote-Alin, en el Extremo Oriente, hubo numerosos trozos
de metal diseminados en la zona. Los seguimos encontrando hasta hoy día.
Pero el bólido de Tunguska no ha dejado absolutamente nada. Por eso, lo
más probable es que el cuerpo fuera blando, amorfo, tal vez un cometa.
Respecto
a la onda expansiva, es típica en casos de interacción entre un cuerpo
extraterrestre y la atmósfera del planeta. He aquí lo que dice al
respecto el director del departamento de Física y Evolución de las
Estrellas del Instituto de Astronomía de la Academia de Ciencias de
Rusia, Dmitri Vibe:
—Los cuerpos espaciales entran a
la atmósfera terrestre a una velocidad enorme, muy superior a la del
sonido. Para ellos el aire es como una barrera sólida. Es decir, no es
que el cometa explotó al entrar en la atmosfera. Lo que pasó es que
chocó con la barrera de aire y se desintegró.
En
los últimos años, el meteorito de Tunguska vuelve a centrar el interés
de la comunidad científica y los medios de comunicación. Investigadores
llevaron a cabo un estudio instrumental del lago Cheko ubicado en el
epicentro del posible lugar de la caída del meteorito y sacaron la
conclusión de que parte del bólido alcanzó la superficie del planeta
dejando un hueco en el que posteriormente se ha formado el lago. No
todos los expertos comparten esta versión. Otra hipótesis que hizo mucho
ruido en los medios es del científico ruso Andréi Zlobin, quien publicó
imágenes fotográficas de unas piedras que presentaba como fragmentos de
un “cuerpo extraterrestre”. Este material jamás ha sido sometido a un
análisis químico y, además, no está claro por qué el investigador
permaneció callado durante tantos años, si dice que había encontrado
esas piedras en 1988. Hace poco, se publicó un estudio de científicos
ucranianos que descubrieron partículas de piedra en los pantanos de
Tunguska diciendo que son restos de un meteorito. Un cometa puede tener
incrustaciones de piedras, así que este hallazgo no contradice la
versión del comenta. Para modelar mejor el evento de Tunguska,
convendría hacer un paralelo con el meteorito de Cheliábinsk que
atravesó la atmósfera terrestre en febrero pasado. Dmitri Vibe dice que
solo hace falta más información de este último caso.
—Los
estudios del meteorito de Cheliábinsk continúan. Ha pasado muy poco
tiempo como para poder sacar conclusiones concretas. Expediciones
científicas siguen trabajando sobre el terreno.
Los expertos de La Voz de Rusia
sostienen que en el caso del meteorito de Tunguska la versión del
cometa es la más probable. Y no cambiarán de opinión mientras no haya
pruebas fehacientes a favor de otras hipótesis. En todo caso, la
explosión registrada hace ciento cinco años sobre la taiga de Siberia
sigue siendo un enigma.
mj/mo
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