ANALISIS- Votación sobre Siria humilla a primer ministro británico, tensa relación con EEUU
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Por Andrew Osborn
LONDRES (Reuters) - Perdió por apenas 13 votos, pero el fracaso del primer ministro británico, David Cameron, en obtener la aprobación parlamentaria para lanzar acciones militares contra Siria podría poner en duda el rol de Gran Bretaña en el mundo, además de su propia carrera.
La incapacidad de Cameron para determinar la política externa de Gran Bretaña y unirse a Washington y París en los ataques contra Siria tensará la "relación especial" con Estados Unidos -la base del rol global británico desde la Segunda Guerra Mundial.
Es una reversión sorprendente en los asuntos internacionales, tras una década en la que Gran Bretaña fue la única gran potencia que acompañó a Estados Unidos en el campo de batalla en Irak, y por lejos su camarada más importante en Afganistán.
Más de 600 soldados británicos han muerto bajo el comando estadounidense en ambas guerras, desde que el entonces primer ministro Tony Blair declaró que se mantendría al lado de Estados Unidos tras los ataques del 11 de septiembre del 2001 contra Estados Unidos.
No más. Luego de que Cameron perdió la votación para apoyar en principio acciones militares contra Siria para disuadir al presidente Bashar al-Assad de usar armas químicas, Washington no puede contar con Gran Bretaña para apoyo militar automático.
"Creo que habrá una búsqueda interna nacional sobre nuestro rol en el mundo y determinar si Gran Bretaña quiere tener una gran participación en el mantenimiento del sistema internacional", dijo George Osborne, ministro de Finanzas y cercano aliado de Cameron. "Obviamente, sería mejor desde el punto de vista de la relación especial si pudiéramos participar en cualquier acción militar", agregó.
Había animadas escenas en la cámara de debate del Parlamento mientras los legisladores digerían el resultado. Un ministro fue visto gritando repetidamente "desgracia" a quienes votaron contra Cameron, diciendo que le habían dado "auxilio" a Assad.
Fuertes gritos de "renuncia, renuncia" se escucharon de los opositores legisladores laboristas antes de que Cameron, visiblemente afectado, le dijera al Parlamento que haría caso a la voluntad del Parlamento: "lo entiendo".
Historiadores desempolvaron antiguos libros para encontrar un precedente. Fue la primera vez que un primer ministro británico pierde una votación respecto a una guerra desde 1782, cuando el Parlamento concedió la independencia estadounidense al votar contra nuevos enfrentamientos para reprimir la rebelión colonial.
El laborista Ed Miliband -quien lideró la revuelta parlamentaria diciendo que no se oponía a la fuerza en principio pero que no le convencían los argumentos de Cameron- fue el primer líder de oposición en rechazar los planes gubernamentales para desplegar tropas desde la crisis de Suez en 1956.
En ese entonces, Gran Bretaña y Francia intentaron intervenir en Egipto sin el apoyo de Estados Unidos. Su fracaso fue visto como una prueba de que la Gran Bretaña de post-guerra, que había cedido su imperio global, sólo podría dar forma a los eventos globales de la mano de su aliada superpotencia.
Paddy Ashdown, ex enviado internacional a Bosnia y actualmente miembro de la Cámara Alta del Parlamento británico, reiteró los lamentos de varios participantes del dividido sistema político británico respecto a la erosión de la influencia del país en la escena mundial.
"En 50 años intentando servir a mi país, nunca me sentí tan deprimido y avergonzado", dijo. "¿La respuesta de Gran Bretaña a los horrores sirios? ¡No nos compete! Somos un país tremendamente disminuido", sostuvo.
(Reporte adicional de William James, Peter Apps y Costas Pitas; Traducido por Nadia López; Editado en español por Luis Azuaje)
LONDRES (Reuters) - Perdió por apenas 13 votos, pero el fracaso del primer ministro británico, David Cameron, en obtener la aprobación parlamentaria para lanzar acciones militares contra Siria podría poner en duda el rol de Gran Bretaña en el mundo, además de su propia carrera.
La incapacidad de Cameron para determinar la política externa de Gran Bretaña y unirse a Washington y París en los ataques contra Siria tensará la "relación especial" con Estados Unidos -la base del rol global británico desde la Segunda Guerra Mundial.
Es una reversión sorprendente en los asuntos internacionales, tras una década en la que Gran Bretaña fue la única gran potencia que acompañó a Estados Unidos en el campo de batalla en Irak, y por lejos su camarada más importante en Afganistán.
Más de 600 soldados británicos han muerto bajo el comando estadounidense en ambas guerras, desde que el entonces primer ministro Tony Blair declaró que se mantendría al lado de Estados Unidos tras los ataques del 11 de septiembre del 2001 contra Estados Unidos.
No más. Luego de que Cameron perdió la votación para apoyar en principio acciones militares contra Siria para disuadir al presidente Bashar al-Assad de usar armas químicas, Washington no puede contar con Gran Bretaña para apoyo militar automático.
"Creo que habrá una búsqueda interna nacional sobre nuestro rol en el mundo y determinar si Gran Bretaña quiere tener una gran participación en el mantenimiento del sistema internacional", dijo George Osborne, ministro de Finanzas y cercano aliado de Cameron. "Obviamente, sería mejor desde el punto de vista de la relación especial si pudiéramos participar en cualquier acción militar", agregó.
Había animadas escenas en la cámara de debate del Parlamento mientras los legisladores digerían el resultado. Un ministro fue visto gritando repetidamente "desgracia" a quienes votaron contra Cameron, diciendo que le habían dado "auxilio" a Assad.
Fuertes gritos de "renuncia, renuncia" se escucharon de los opositores legisladores laboristas antes de que Cameron, visiblemente afectado, le dijera al Parlamento que haría caso a la voluntad del Parlamento: "lo entiendo".
Historiadores desempolvaron antiguos libros para encontrar un precedente. Fue la primera vez que un primer ministro británico pierde una votación respecto a una guerra desde 1782, cuando el Parlamento concedió la independencia estadounidense al votar contra nuevos enfrentamientos para reprimir la rebelión colonial.
El laborista Ed Miliband -quien lideró la revuelta parlamentaria diciendo que no se oponía a la fuerza en principio pero que no le convencían los argumentos de Cameron- fue el primer líder de oposición en rechazar los planes gubernamentales para desplegar tropas desde la crisis de Suez en 1956.
En ese entonces, Gran Bretaña y Francia intentaron intervenir en Egipto sin el apoyo de Estados Unidos. Su fracaso fue visto como una prueba de que la Gran Bretaña de post-guerra, que había cedido su imperio global, sólo podría dar forma a los eventos globales de la mano de su aliada superpotencia.
Paddy Ashdown, ex enviado internacional a Bosnia y actualmente miembro de la Cámara Alta del Parlamento británico, reiteró los lamentos de varios participantes del dividido sistema político británico respecto a la erosión de la influencia del país en la escena mundial.
"En 50 años intentando servir a mi país, nunca me sentí tan deprimido y avergonzado", dijo. "¿La respuesta de Gran Bretaña a los horrores sirios? ¡No nos compete! Somos un país tremendamente disminuido", sostuvo.
(Reporte adicional de William James, Peter Apps y Costas Pitas; Traducido por Nadia López; Editado en español por Luis Azuaje)
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