Cártel Jalisco Nueva Generación y su estrategia “exitosa de consolidación” como grupo regional
(15 de octubre, 2014).- Debido a la
militarización de la seguridad pública y a la privatización de la
violencia que han desembocado la presencia de las fuerzas federales en
las calles y cárteles de la droga cada vez mejor armados, hay
organizaciones delictivas que para sobrevivir se han tenido que “han
consolidado con una estrategia regional”, tales como el Cártel Jalisco
Nueva Generación y los Caballeros Templarios, así lo consideró el
especialista en temas de crimen organizado, Jesús Perez Caballero.
“El Cartel Jalisco – Nueva Generación
(CJNG) y los Caballeros Templarios en Michoacán, nacieron en un período
en el que el nivel de exigencia era máximo en el cual se puede decir que
los actuales han sobrevivido casi un proceso de selección natural”,
apunta.
De acuerdo con el investigador
independiente, en el caso de los Templarios, perfeccionaron un “modelo
de infiltración y extorsión a escala local y estatal”, lo cual activó
las autodefensas que al mismo tiempo propiciaron su debilitamiento de la
estructura criminal; no obstante, sus rivales, como lo es CJNG “se han
adaptado bien”.
Jalisco Nueva Generación apareció
después del abatimiento de Ignacio “Nacho” Coronel en 2010, quien era el
lugarteniente del Cártel de Sinaloa en Jalisco. Por lo anterior se
desató una lucha por ocupar su lugar.
“El CJNG venció en gran parte por sus vínculos sólidos con el cártel del Milenio o los hermanos Valencia,
una vieja estructura criminal que tenía dominio en Michoacán hasta
comienzos del año 2000″, dice Pérez, quien tiene un tiene un PhD en
Seguridad Internacional del Instituto Universitario General Gutiérrez
Mellado.
Y agrega: “Durante años se creía que el
Cartel del Milenio estaba desmantelado. No obstante, el liderazgo del
CJNG por un michoacano como Nemesio o Rubén Oseguera Cervantes,
alias “El Mencho”, ilustra esa base dejada por el Milenio. Hoy día las
estructuras remanentes (recursos, redes, etc.) de esta organización son
claves en el desarrollo del CJNG, como lo es otra organización que
también se creía desmantelada (La Familia Michoacana) para comprender
el origen de las autodefensas”.
A pesar de la detención “El Menchito”,
hijo de Oseguera, el cártel ha continuado sin que se le interrumpa su
expansión regional, dando como resultado una estructura cada vez más
sólida.
Por otra parte, el mismo estado,
Jalisco, ha generado que sea una célula exitosa, dado que ofrece “otras
alternativas para el crecimiento de una organización criminal”, a
diferencia de Michoacán, como le ocurrió a los Templarios.
“Su capital, Guadalajara, es un entorno
estable. Se trata de una de las tres mayores ciudades de México, aunque
sin la presencia institucional del Distrito Federal ni el flujo criminal de Monterrey en los últimos años”, explica.
“A esto se añade la presencia histórica
en Jalisco de algunas de las organizaciones de narcotraficantes más
importantes (la red de Guadalajara, el cártel de Sinaloa y el del
Milenio), que hace presumible la existencia de un saber hacer en materia
de lavado de dinero, testaferros y demás relaciones necesarias para la
economía criminal, que el CJNG podría aprovechar como grupo dominante.
Un ejemplo es la zona de Bahía Banderas, que comprende ciudades de
Nayarit y Jalisco, y cuyo potencial de lavado de dinero lo demuestra el prófugo Caro Quintero. El turístico Puerto Vallarta, fue mencionado por la Fiscalía de Jalisco como un lugar con presencia destacada del CJNG, así como la Sierra Occidental, donde ha sido recientemente asesinado un alcalde“, continuó.
Una de las características más
llamativas de Jalisco Nueva Generación es su “estrategia exitosa de
consolidación como grupo regional” acompañada de “usar violencia de
manera múltiple e integrada con naturalidad en sus objetivos”.
Por ejemplo, cuando apareció el grupo
Matazetas comandado por ellos provocó “golpes quirúrgicos y
propagandísticos en zonas de disputa con los Zetas como Veracruz”.
“Pero la organización tiene la capacidad de pasar de estas acciones vagamente inspiradas en el paramilitarismo, a un enfrentamiento directo con el ejército. Así lo demuestran emboscadas tipo guerrilla, como la reciente muerte de cuatro soldados en Jalisco“, señala.
Finaliza: “Esta confluencia de objetivos
con las fuerzas de seguridad supone que la “guerra al narcotráfico” ha
implicado la extensión de discursos contrainsurgentes entre
organizaciones criminales para legitimarse y fortalecerse, algo que se
observa con mayor profundidad en el contexto colombiano.
También plantea hasta qué grado ha existido algún tipo de colaboración
entre cuerpos de seguridad y narcotraficantes para acabar con los grupos
criminales percibidos como más peligrosos”.
“En cualquier caso, organizaciones
regionales como el CJNG son el resultado de un período en el que la
consolidación de un cártel a escala nacional enfrenta múltiples
dificultades. Grupos en el foco de las autoridades por su manera de expandirse, como los Zetas,
acaban fragmentados por la acción de las fuerzas de seguridad. Y
organizaciones con tendencia a cohabitar con los grupos locales, como el
de Sinaloa, dejan intactas las herramientas para que éstos reclamen
autonomía, como sucedió en Jalisco tras la muerte de Coronel. De ahí que
sea dudosa la construcción de una nueva hegemonía en el narcotráfico
mexicano, como la de Félix Gallardo en el siglo pasado, precisamente a
partir de la red de Guadalajara”.
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