Huracanes, delincuentes y peñismo arrasan al país y no hay solución
Por: Alvaro Cepeda Neri /
6 noviembre, 2014
II.- Huracanes por todos lados.
Delincuentes en todo el territorio. Y el peñismo empequeñecido ante esos
fenómenos. Los hombres del dinero se enriquecen abusando de los
mexicanos. Y los peñistas en sus cargos con sueldos, no de un país pobre
y con desgracias, sino de jeques que se llevan la venta del petróleo,
no tienen idea de sus responsabilidades. Los jóvenes no encuentran
trabajo ni cupo en las escuelas y el país entero va hacia el desastre
víctima de la violencia de huracanes, matones del narcotráfico, ladrones
y demás bazofia humana que se apoderó de fragmentos del Estado,
erigiéndose en gobernantes que, con los millonarios, se han quedado con
la riqueza nacional. De la noche a la mañana le estallaron los problemas
al peñismo –sumándose a los heredados del calderonismo–, porque Peña y
los dirigentes de los tres partidos sólo se dedicaron a desahogar su
agenda con radicales modificaciones a los principios constitucionales,
causando malestar político y social, que desde su toma de posesión han
aumentado.
III.- En el diario acontecer, la
política es presente. Y dejar las cosas para “mañana” es un espejismo,
donde se acumulan los problemas sociales que hacen volar por los aires
lo que esa moderna Caja de Pandora contiene… haciéndolos más complejos.
Era más urgente encontrar respuesta al narcotráfico y la delincuencia
organizada que le heredó el sangriento sexenio calderonista. Pero Peña
implantó la misma estrategia y los narcos, encarcelados sus capos, se
han afianzado y le disputan el control territorial y capitalista. Y
también se vio atado de manos para poner en orden a los desgobernadores
que le entraron con ayuda económica para su campaña, en cuya negociación
tuvo mucho que ver la Gordillo, ahora prisionera por ponerse “con
Sansón a las patadas”. Se precipitó Peña con sus “cambios estructurales”
creyendo que los vientos corrían a favor de su nave. Pero llegaron los
huracanes de la naturaleza, la violencia y las inconformidades; y el
mexiquense debe estar desesperado porque los inversionistas dudan en
venir tras el botín, debido a tanta inseguridad.
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