18 noviembre 2014
“La otra forma de cuantificar el desastre del PP es la brutal degradación del nivel de vida de los españoles. Una reducida minoría se ha enriquecido como nunca antes a costa de empobrecer al 80% de la población. En un reciente estudio presentado por FOESSA y Cáritas, se dan cifras pavorosas de pobreza, la segunda peor situación de Europa”; “El felón de Rajoy y el indocumentado de Pedro Sánchez están dejando indefensos al Estado de derecho y al pueblo español. Dos traidores así para los que la táctica política está por encima de la Ley no pueden gobernar España. Y no solo es la traición, también es la economía que va cuesta abajo desde julio”; “La desastrosa pasividad y cobardía de Rajoy ha optado por no hacer absolutamente nada hasta el punto de conseguir lo que parecía imposible: una gestión mucho peor aún que la de Zapatero, endeudando a la nación en dos años y medio más que el indigente mental en cuatro, reduciendo la renta disponible de las familias en porcentajes que no se recordaban desde la guerra civil, y favoreciendo a las élites financieras y monopolistas como jamás había ocurrido antes”; “Este desastre llamado Rajoy ha destinado la mitad de este incremento de deuda a “financiar a terceros” generando una deuda ilegítima que ni podemos ni debemos devolver”.
Ha tenido que ser Roberto Centeno, un economista conservador que forma parte de los cinco que han sido proscritos por el Gobierno y cuyos análisis y datos no coinciden con los que propagan los medios de comunicación audiovisuales y de papel, el que alerte de lo que está ocurriendo en España. Lo hace además citando a Juan Laborda, otro economista, profesor de la madrileña Universidad Carlos III, situado en sus antípodas ideológicas. Porque ellos manejan otros números más acordes con la realidad de la calle: “el endeudamiento brutal, casi un 50% de los hogares españoles, “se encuentra afectado simultáneamente por problemas de privación material y de pobreza”. Un 25%, 11,7 millones de personas, está ya en situación de exclusión social, de las cuales “un 77,1% con exclusión del trabajo, un 66,1% con exclusión de la vivienda y un 46% con exclusión de la salud”, y de ellos tres millones en situación de pobreza severa, particularmente niños. Rajoy y su pandilla ni tienen ni merecen perdón”.
“Y esto era a fin de junio. Desde entonces la situación ha ido a peor. Mayor presión fiscal, más despilfarro público, incertidumbres políticas inasumibles, inseguridad jurídica, deflación, pérdida de riqueza de las familias –la vivienda ha caído casi un 40%–, sustitución masiva de empleo digno por empleo indigno, y la economía mundial, particularmente en la Eurozona, en su peor momento en los últimos dos años, con un BCE que “hace demasiado poco y demasiado tarde”, aunque sí lo suficiente para mantener las primas de riesgo bajas, y ello a pesar de la funesta gestión de este Gobierno de corruptos y traidores. Afortunadamente, el tiempo juega contra ellos, y si sus expectativas de voto se han desplomado, de aquí a mayo, cuando hasta para los ignorantes se haga evidente que ni hay recuperación ni nada que se le parezca, el desplome podría ser similar al de la UCD“, vaticina Centeno.
Resulta curioso que un conservador como Centeno mencione “una deuda ilegítima que ni podemos ni debemos devolver”. También que lo haga un socialdemócrata como Juan Laborda, pues ambos nos alertan de que el agravamiento de la crisis requerirá “una ola de condonaciones de deuda, negociadas o no”. Laborda implora que “dejemos ya de mentir a los españoles. El volumen de deuda de nuestro país -privada, pública y externa- es inasumible, no se va a poder pagar”.
Para este economista, el estado de ánimo en los cuarteles generales de los dos grandes partidos políticos de nuestro país “se encuentra profundamente decaído. Muy mal deben estar sus encuestas internas para que sus voceros y columnistas mediáticos se lancen en tromba a criticar sin piedad a la fuerza política emergente. Nos amenazan con las siete plagas y media, nos tratan como niños, y siguen faltando a la verdad. Aún no se han dado cuenta de que los jóvenes, los parados, los desahuciados, los trabajadores sin cualificación de este país ya no tienen nada que perder”. Para Laborda, la mayoría de los economistas, educados bajo la escuela neoclásica -bien sean monetaristas, economistas de la oferta, nuevos clásicos, o neokeynesianos-, “no predijeron la actual crisis sistémica, siguen sin entender todavía el papel de la deuda en la economía, no comprenden aún la naturaleza endógena del dinero, no saben discernir lo que es una relación causa-efecto de una correlación espuria”.
Laborda cree que PP y PSOE ya han pactado oponerse a un posible impago y renegociación de la deuda: “la actual crisis sistémica de la economía española se encuadra dentro de lo que técnicamente se denomina una recesión de balances. Lo que empezó siendo un problema de deuda privada ha acabado contaminando definitivamente a la deuda pública. Lo más terrible es que la mitad del incremento de la deuda pública se ha destinado a financiar a terceros”.
Este economista cree que la auditoría, reestructuración e impago de la deuda será casi una obligación de las instituciones económicas mundiales cuando constaten que así no se puede salir de la crisis. Cita por ello a Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, economistas profundamente ortodoxos, en “Financial and Sovereign Debt Crises: Some Lessons Learned and Those Forgotten”: “Las causas que han originado la actual crisis económica no solo no se han corregido sino que han empeorado. Los niveles extremos de deuda implican quiebras al estilo de los años 30. La carga de la deuda en los países desarrollados se ha convertido en un evento extremo utilizando cualquier medida histórica y requerirán una ola de condonaciones de deuda, negociadas o no”.
Esta tesis la suscriben también, aunque referida a la deuda privada, el informe bianual del FMI del 10 de abril de 2012 que ya proponía la necesidad de reducir la deuda de las familias mediante quitas, estudiando diversas experiencias históricas –HOLC de la Gran Depresión o la islandesa–; y más recientemente, el Banco de Inglaterra, en “Household Debt and Spending”, mostraba como el canal de la deuda de las familias explica la recesión y débil recuperación de la economía británica, recuerda Laborda.
También pide que “por favor, no me argumenten que ahora los tipos de interés están bajo mínimos. Viendo los vencimientos futuros cualquier breve episodio de repunte en la prima de riesgo, y no les hablo de un evento extremo sino de una simple reversión a la media, nos lleva a una carga financiera superior a los 60.000 millones de euros anuales, totalmente inasumibles. A medida que la política de austeridad se ha ido extendido, la idea de impago iba avanzando. Van de la mano. Detrás de la austeridad solo se pretendía rescatar a los acreedores de nuestro sistema bancario y a la gerencia bancaria patria contaminando la deuda soberana. Además se impuso, vía salarial y pérdida de derechos laborales, un sacrificio adicional a los trabajadores, los auténticos perdedores, con el único objetivo de mantener un euro fuerte. La única reforma estructural pasa por una reestructuración de la deuda”.
“Debo reconocer que es un tema tremendamente complejo. Habrá que elegir el momento apropiado. Habrá que cuantificar la deuda ilegítima. Habrá que analizar si interesa un impago a iniciativa del acreedor o, por el contrario, a iniciativa del deudor. A su vez habrá que tener en cuenta aspectos legales, pero ya les adelanto que la inmensa mayoría de la deuda soberana patria está emitida bajo legislación española, salvo una parte de la autonómica que lo está bajo legislación alemana. En este contexto resultará más fácil un impago promovido por el deudor. Además, como me sugería un seguidor de este blog, no hay que olvidarse que “habrá que contar con los más canallas para hacer frente a los más canallas” en el correspondiente proceso de negociación. Pero por favor, dejen ya de engañarnos. La reestructuración pasará, sí o sí, tarde o temprano”, concluye Laborda.
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