Semarnat condiciona nuevo aeropuerto
De acuerdo con el dictamen de la MIA,
el GACM deberá cumplir con dichas condicionantes en los próximos tres
meses y antes de iniciar cualquier actividad en el terreno
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)
aprobó mediante un dictamen de Manifestación de Impacto Ambiental (MIA)
la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de
México en los municipios de Atenco y Texcoco, al oriente del Valle de
México.
Sin embargo, para realizar la obra, la dependencia federal puso 20 condiciones al Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) entre las que destacan adquirir un seguro de riesgo ambiental, diseñar un plan de restauración ecológica, así como desarrollar programas para el rescate de la flora y fauna y la conservación de aves, entre otras.
La Semarnat exige que antes de iniciar las obras, se cuente con diversos planes para mitigar los impactos ambientales, como son: el de manejo integral de residuos; de monitoreo, registro y verificación de emisiones de gases de efecto invernadero, así como programas para la prevención y respuesta a contingencias ambientales y de uso sustentable del agua.
De acuerdo con el dictamen de la MIA, el GACM deberá cumplir con dichas condicionantes en los próximos tres meses y antes de iniciar cualquier actividad en el terreno.
No obstante, el grupo encabezado por Manuel Ángel Núñez Soto publicó a principios de diciembre la convocatoria de licitación para la extracción de 441 tubos de acero enterrados en el polígono asignado para la terminal, siendo el inicio de las obras de la nueva terminal aérea.
El dictamen de la Semarnat especifica una veintena de impactos ambientales derivados de la construcción de la nueva terminal aérea, como son la pérdida de una superficie de más de 240 hectáreas de vegetación por el cambio de uso de suelo, pérdida de hábitat para la fauna silvestre, alteraciones en la hidrología superficial, alteración de las características fisicoquímicas del suelo y agua, así como generación de ruido por maquinaria, entre otros.
La autorización señala al grupo aeroportuario como el único responsable de garantizar la realización de las acciones de mitigación, restauración y control de todos aquellos impactos ambientales atribuibles al desarrollo de las obras del nuevo aeropuerto.
El dictamen de la Semarnat señala a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) como la entidad responsable de “vigilar el cumplimiento de los términos y condicionantes establecidos en la autorización”.
Sin embargo, para realizar la obra, la dependencia federal puso 20 condiciones al Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) entre las que destacan adquirir un seguro de riesgo ambiental, diseñar un plan de restauración ecológica, así como desarrollar programas para el rescate de la flora y fauna y la conservación de aves, entre otras.
La Semarnat exige que antes de iniciar las obras, se cuente con diversos planes para mitigar los impactos ambientales, como son: el de manejo integral de residuos; de monitoreo, registro y verificación de emisiones de gases de efecto invernadero, así como programas para la prevención y respuesta a contingencias ambientales y de uso sustentable del agua.
De acuerdo con el dictamen de la MIA, el GACM deberá cumplir con dichas condicionantes en los próximos tres meses y antes de iniciar cualquier actividad en el terreno.
No obstante, el grupo encabezado por Manuel Ángel Núñez Soto publicó a principios de diciembre la convocatoria de licitación para la extracción de 441 tubos de acero enterrados en el polígono asignado para la terminal, siendo el inicio de las obras de la nueva terminal aérea.
El dictamen de la Semarnat especifica una veintena de impactos ambientales derivados de la construcción de la nueva terminal aérea, como son la pérdida de una superficie de más de 240 hectáreas de vegetación por el cambio de uso de suelo, pérdida de hábitat para la fauna silvestre, alteraciones en la hidrología superficial, alteración de las características fisicoquímicas del suelo y agua, así como generación de ruido por maquinaria, entre otros.
La autorización señala al grupo aeroportuario como el único responsable de garantizar la realización de las acciones de mitigación, restauración y control de todos aquellos impactos ambientales atribuibles al desarrollo de las obras del nuevo aeropuerto.
El dictamen de la Semarnat señala a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) como la entidad responsable de “vigilar el cumplimiento de los términos y condicionantes establecidos en la autorización”.
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