El rey Juan Carlos quiere evitar que la reina Sofía herede su cuantiosa fortuna reservada para Corinna
Crece
la preocupación en La Zarzuela ante el insistente deseo del Rey emérito
de impedir que su esposa Sofía, con la que no mantiene relación alguna,
disfrutase de la parte de la herencia que por ley le corresponde si
Juan Carlos falleciese antes.
Un
mil millonario legado que ya está estudiando un conocido despacho de
abogados para que su actual amante, la princesa Corinna zu
Sayn-Wittgenstein, pueda heredar una parte sustancial de la inmensa
fortuna que Juan Carlos ha ido amasando durante cuarenta años fruto, en
su mayor parte, de las comisiones por el petróleo que España importa de
los países árabes.
Que
el matrimonio Juan Carlos y Sofía estaba roto desde sus primeros años
era conocido por buena parte de los españoles, que durante años sabían
de los escarceos del Rey mientras la prensa era cómplice con su
silencio.
En las revistas extranjeras, Juan Carlos se dejaba fotografiar con diferentes mujeres sin ningún recato.
En
Mallorca durante los veranos era de dominio público que el Rey
frecuentaba a una conocida dama de nombre Marta, y era normal ver a la
pareja en restaurantes.
Diferentes
fuentes entienden que dado que dicha fortuna se encuentra depositada en
entidades bancarias fuera de España, Juan Carlos puede transferir
fondos sin traba legal alguna a empresas domiciliadas en paraísos
fiscales y cuya titular última fuese Corinna para que ésta pueda
disponer libremente de la fortuna sin tener que soportar el trámite de
la herencia.
Corinna, por su parte, se vería obligada a aceptar una serie de condiciones para el uso y disfrute de la lluvia de millones.
Esas condiciones son las que está redactando un conocido despacho de abogados madrileño.
Sería
una fórmula con la que evitar la oposición legal de Sofía de Grecia y
los tres hijos legítimos que, lógicamente, podrían indagar el origen del
dinero y demostrar que la titularidad inicial era de Juan Carlos de
Borbón.
Dado
que Juan Carlos gozó de inmunidad judicial mientras fue Rey y la
fortuna se formó en esa época, no habría juzgado que tramitara la
denuncia, pero el escándalo estaría servido.
Esa es la segunda patata caliente que Zarzuela debe controlar.
Ya
se produjo un pequeño escándalo en marzo del pasado año cuando se supo
que Juan Carlos había heredado varios millones de euros de su padre, don
Juan De Borbón, y que se encontraban depositados en un banco suizo.
Además
Zarzuela no pudo probar que se habían pagado a la Hacienda Española los
correspondientes impuestos, lo que fue silenciado por la prensa a
petición de Moncloa y de la propia Zarzuela.
También
está dando quebraderos de cabeza en Zarzuela el empeño de Juan Carlos
en que se le encarguen misiones diplomáticas y de representación en
actos internacionales, tomas de posesión de nuevos presidentes.
Y
sobre todo, que sea designado para ir en nombre de España a misiones
económicas en países árabes, donde su figura es muy respetada y
considerada por la mayoría de los jeques, de los que sigue recibiendo
valiosísimos regalos, como el automóvil serie limitada Maserati
Quattroporte valorado en más de 150.000 euros, que luego le vendió en el
2009 al entonces presidente de CEIM, Arturo Fernández.
En Zarzuela tienen claro que no es correcto que ejerzan dos reyes de España simultáneamente,
ya que no se entendería la figura de Felipe VI si quien viaja al
extranjero en misiones diplomáticas o de representación es otro
Rey, al que conocen de toda la vida y que se supone que hace un año abdicó.
Rey, al que conocen de toda la vida y que se supone que hace un año abdicó.
Se
quiere convencer a Juan Carlos que debe de dejar de representar a
España, y cuando este argumenta que también hay dos Papas, uno
ejerciendo y otro emérito, como es su caso, se le responde que Benedicto
XVI está recluido en un convento y nada se sabe de sus actividades,
porque no las ejerce.
Un
nuevo escándalo con una fortuna mil millonaria y Corinna de por medio
no sería fácilmente silenciado por las presiones gubernamentales,
teniendo en cuenta que a partir de noviembre, y según apuntan los
sondeos, gobernarán partidos más radicales y de izquierda.
En
plena batalla contra la corrupción y con la totalidad de las
formaciones políticas enarbolando la bandera de la regeneración y la
transparencia, la herencia del Rey emérito es un torpedo a la línea de
flotación del nuevo modelo de Monarquía instaurado por Felipe VI.
El nuevo Rey, en su brillante discurso de proclamación ante las Cortes ahora hace un año, señaló que “sólo con una conducta íntegra, honesta y transparente la Corona se hará acreedora de la autoridad moral necesaria, porque hoy, más que nunca, los ciudadanos demandan con toda razón que los principios morales y éticos inspiren nuestra vida pública”.
Cada
vez cobra más fuerza entre fuentes cercanas a La Zarzuela que cuando
Juan Carlos termine de dar la vuelta al mundo, como un jubilado de súper
lujo, pasará temporadas en Madrid, pero no en Zarzuela.
Vivirá
con Corinna en el chalé que se han construido en una parcela de
Somosaguas, en una exclusiva y privada urbanización y con vecinos de
postín, como los Botín, los González, los Aznar, Bosé…
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