La
participación de la mujer vietnamita en la liberación nacional y el
socialismo. Haciendo memoria en el 40º aniversario del triunfo de las
Fuerzas Populares de Liberación de Vietnam.
Este
año se celebra el 40 aniversario del triunfo del Ejército Popular de
Vietnam y del Frente de Liberación Nacional de Vietnam en la que los
vietnamitas llamaron y llaman "la Guerra Americana". Con la toma de
Saigón el 30 de abril de 1975, se ponía fin a la guerra, reunificándose
Vietnam en un único estado que al año siguiente pasó a llamarse
República Socialista de Vietnam.
El blog de viejo topo se suma a esta celebración con 3 entradas:
Hemos de tener en cuenta que la sociedad a la que se refiere el artículo, hoy en día es una realidad muy distinta. ya que a partir de 1986 Vietnam comenzó a seguir el mismo proceso que siguió la República Popular de China en cuanto a una regresión capitalista. Por tanto, aquí no se habla del Vietnam actual, sino de lo que fue: es una lectura histórica.
Hemos respetado el texto original, cambiando ocasionalmente algún vocablo para adaptarlo al castellano peninsular. La negrita e imágenes son añadidos nuestros.
El blog de viejo topo se suma a esta celebración con 3 entradas:
- "La intervención de la CIA y del ejército de EE.UU. en Vietnam, 1950-1973", capítulo 3 del libro de William Blum Asesinando la esperanza. Se trata de un texto que resume muy bien lo que sucedió y que va desgranando la canallesca estrategia de intervención de la CIA, previa a la intervención militar oficial de las tropas americanas.
- "Mujeres del Vietnam en lucha contra el Imperio americano". Se trata de una miscelánea visual, acompañada de referencias, que forma parte de la serie Mujeres, fusiles y resistencias que desde hace tiempo estamos publicando en este blog.
- Por último, el artículo de Adriana Novel sobre la mujer vietnamita, que pasamos a reproducir a continuación con la intención de facilitar un contexto previo para la miscelánea visual que acabamos de referir.
Hemos de tener en cuenta que la sociedad a la que se refiere el artículo, hoy en día es una realidad muy distinta. ya que a partir de 1986 Vietnam comenzó a seguir el mismo proceso que siguió la República Popular de China en cuanto a una regresión capitalista. Por tanto, aquí no se habla del Vietnam actual, sino de lo que fue: es una lectura histórica.
Hemos respetado el texto original, cambiando ocasionalmente algún vocablo para adaptarlo al castellano peninsular. La negrita e imágenes son añadidos nuestros.
Referencia documental
Título: La participación de la mujer vietnamita en la liberación nacional y el socialismo.
Autora: Adriana Novelo Vignal
Publicación y edición:Estudios de Asia y Africa, XVII: 3, 1982. Ed. El Colegio de México, Centro de Estudios de Asia y África. ISSN 0185-0164.
On line, URL (vigente 28-8-2015, pdf de texto como imágenes):
Conversión OCR, revisión, corrección gramatical y formato: Blog del viejo topo
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LA PARTICIPACIÓN DE LA MUJER VIETNAMITA EN LA LIBERACIÓN NACIONAL Y EL SOCIALISMO
ADRIANA NOVELO VIGNAL
El Colegio de México
La mujer en la revolución
EL
MOVIMIENTO DE LIBERACIÓN de la mujer en Vietnam está indisolublemente
ligado a las tareas generales de emancipación nacional y construcción
del socialismo. El importante papel que tiene actualmente la mujer en la
sociedad vietnamita, fue logrado en gran parte por la continuidad de
tradiciones populares y condiciones históricas que han forjado la
capacidad de lucha y participación femenina en la edificación y defensa
del país.
Durante
siglos, a lo largo del desarrollo y decadencia del sistema patriarcal,
del feudalismo y del confucianismo, las mujeres vietnamitas habían
permanecido encerradas en el ámbito doméstico-familiar, sin acceso a la
educación, menospreciadas por la sociedad, mientras que su contribución a
la producción agrícola y artesanal era duramente explotada y
subvalorada.
Ho
Chi Minh, fundador del Partido Comunista Indochino (PCI), fue el primer
revolucionario que mostró a las mujeres de Vietnam una nueva
alternativa para su liberación El rehabilitar a la mujer en su papel
histórico y despertar su toma de conciencia y militancia constituyó así
una de las misiones básicas de los marxistas vietnamitas.
El
programa político del PCI, dado a conocer en 1930, incorporó la
igualdad entre el hombre y la mujer como uno de sus 10 puntos
principales. Este documento registra, por primera vez en la historia de
la lucha por la independencia de Vietnam, un llamado patriótico que está
dirigido también a las mujeres y que aborda la cuestión de la igualdad
de los sexos, lo cual no habían hecho los partidos nacionalistas de la
pequeña burguesía durante la época colonial.
La
revolución democrática y nacional que proponía el PCI alcanzaba a todas
las capas de la población, ya que los objetivos de su lucha eran
comunes a todo el pueblo: derrocar el colonialismo, acabar con el
feudalismo, reconquistar la independencia y abolir las desigualdades
sociales. El programa del PCI analizó también las condiciones de vida de
las trabajadoras, obreras y campesinas y destacó su rico potencial
revolucionario, el cual calificaba como una de las fuerzas esenciales
del movimiento de emancipación nacional.
Así
pues, una de las principales tareas de la revolución nacional
vietnamita fue la de despertar la conciencia política de las mujeres
fomentar su participación activa. Ésta era una concepción nueva para la
época, ya que la mayoría de los militantes estaban todavía fuertemente
influidos por el feudalismo y no aceptaban con facilidad el nuevo rol
asignado a las mujeres. Además, muchos prejuicios contra las mujeres se
basaban en el hecho real de su falta de preparación, ya que la mayoría
no había recibido instrucción y la casi totalidad de las campesinas
eran analfabetas. Por ello, fue más accesible la asimilación de las
mujeres de las clases privilegiadas que habían tenido acceso a la
educación y aprendían más rápidamente que las campesinas, las nuevas
ideas de cambio.
Al
principio, fueron, por lo tanto, pocas las mujeres obreras y campesinas
que se integraron en el movimiento revolucionario. Pero El PCI insistió
en el carácter de masas que debía tener la revolución
democrática-nacional y buscó el apoyo de todos los trabajadores, dado
que la lucha de emancipación nacional incumbía a todo el pueblo, sin
distinción de sexos. El PCI advirtió asimismo, cómo el objetivo de la
movilización femenina dentro de esta lucha difería fundamentalmente de
los del feminismo burgués, pues quería aliviar no sólo su opresión más
inmediata, sino darle una educación política seria que despertara su
conciencia de clase y la hiciera adherirse a las organizaciones de la
clase obrera.
En
todos los organismos dirigentes del Partido, a la escala central y
regional, se creó una comisión femenina encargada del trabajo político
entre las mujeres y de su incorporación a las asociaciones campesinas y
los sindicatos. Se debía luchar entonces por reivindicaciones femeninas
concretas, tales como la prohibición de emplear mujeres en las jornadas
nocturnas o los trabajos peligrosos, salario igual al del hombre,
prestaciones de maternidad, etc.
Para
reunir a todas estas mujeres, desde la fundación del PCI, se creó
también la Asociación de Mujeres por la Emancipación, llamada más tarde
Asociación de Mujeres Anticolonialistas, la cual se dedicó al trabajo de
propaganda y participó activamente en las revueltas obreras y
campesinas de 1930-1931. Ante la represión francesa, el PCI subrayó
nuevamente el carácter proletario que debía tener la organización
femenina. Durante esta década, la Asociación de Mujeres
Anticolonialistas participó en las actividades clandestinas
revolucionarias y aumentó su membrecía, dirigiendo su trabajo de
educación política principalmente a las mujeres trabajadoras.
En
1935, durante un Congreso de la Internacional celebrado en Moscú,
Nguyen Thi Minh Khai, una de las pioneras de la causa femenina, presentó
a los delegados comunistas un reporte vivido del despertar de la mujer
vietnamita:
"Por primera vez en la historia de nuestro movimiento de liberación nacional, por primera vez después de la fundación de nuestro partido comunista, una mujer, miembro del PCI, tiene el honor no solamente de participar en un Congreso, sino también de anunciar, desde esta tribuna, a los obreros del mundo entero que las obreras y campesinas de los países del Extremo Oriente, de los países coloniales y semicoloniales, de mujeres mil veces más oprimidas que nuestras camaradas occidentales. han tomado el camino de la lucha revolucionaria... Las obreras y campesinas de indochina se han convertido en una fuerza real dentro de los rangos revolucionarios... Durante cientos de años, la moral y las costumbres feudales transformaron a las mujeres del Extremo Oriente en esclavas silenciosos y dóciles de sus padres y esposos. Esta moral ha paralizado su voluntad. comprimido su alma. ¡Camaradas!, al tomar la vía revolucionaria nos deshacemos de esta moral. Junto con los obreros y campesinos de nuestro país, luchamos por obtener un salario igual al del hombre por un trabajo igual, luchamos contra los colonialistas que nos oprimen por la independencia total de nuestro país...” (1)
Este
reporte de Minh Khai refleja una nueva situación sur ida en Vietnam a
raíz de que el PCI tomase la dirección de la lucha por la liberación
nacional, incorporando plenamente en ella a la mujer. Las primeras
militantes de este movimiento tuvieron el mérito de estimular con sus
acciones heroicas la participación de otras mujeres. Durante los años de
operaciones clandestinas, algunas vietnamitas destacaron por su
eficiente colaboración como agentes de enlace. por la protección y ayuda
que brindaron a los guerrilleros, a pesar de los enormes riesgos que
corrían debido a la represión colonialista y a la incomprensión de sus
familias ante la militancia política. Una de las medidas básicas que
tuvo que adoptarse, por ejemplo. para que las mujeres casadas pudieran
incorporarse a la lucha, fue la organización de grupos de simpatizantes
que se encargaban de cuidar a sus hijos mientras las madres salían en
misión y se dedicaban plenamente a la causa revolucionaria, organizando
mítines y huelgas.
La
revolución pudo, pues, recoger las tradiciones de patriotismo y lucha
de la mujer vietnamita, dándole ahora una ideología nueva que apoyaba su
plena integración a la sociedad y garantizaba su igualdad con los
hombres. Algunas mujeres, después de vatios años de militancia en el
PCI, se convirtieron en cuadros dirigentes, miembros de los comités de
organización en la provincia, y en guerrilleras o agentes de enlace que
ayudaron a la creación de bases revolucionarias. En esta época surgieron
las historias de la primera serie de heroínas vietnamitas
contemporáneas, como Minh Khai, Nong Thi Trung y Nguyen Thi Hung, a las
cuales habría de añadirse más tarde las de las heroínas de la guerra
contra la reocupación francesa y contra los norteamericanos.
La
invasión japonesa aportó las premisas favorables para una insurrección
nacional, la cual abriría una nueva etapa en la historia de Vietnam,
etapa que tendrá como una de sus características principales, la
rehabilitación de la mujer y su participación masiva en la sociedad.
En
febrero de 1941, poco después de la invasión japonesa, Ho Chi Minh creó
una amplia alianza nacionalista conocida como el Vietminh, y entonces
la organización femenina adoptó el nombre de Asociación Mujeres por la
Liberación Nacional para identificarse con la nueva situación.
En
1943. durante la reunión del Comité Central del PCI para preparar la
insurrección, se destacó otra vez la indispensabilidad de la
participación de las mujeres en el movimiento y se pidió alentar el
incremento de su membrecía en la Asociación de Mujeres. sobre todo entre
las mujeres obreras y citadinas, y ayudar a su politización a través de
la organización de cooperativas de consumo, clases de alfabetización,
etc.
La
contribución de la mujer al triunfo de la "Revolución de Agosto" de
1945 fue decisiva. Entre finales de 1944 y principios de 1945, una
terrible hambruna mató alrededor de dos millones de personas en el norte
de Vietnam, llegando a su máximo la pauperización del campesinado
vietnamita. El 9 de marzo de 1945, los japoneses desconocieron el poder
colonial francés en Vietnam, desatándose entonces el movimiento de
insurrección general, en el que la mujer participara activamente.
El
l7 de agosto de 1945, el primer comunicado que el Vietminh dirigió al
pueblo de Hanoi, fue leído por una mujer, Nguyen Hoa Dieu Hong,
afirmando el nuevo carácter de la revolución liberadora. El 2 de
septiembre, Ho Chi Minh declaró la independencia de su país y se
comenzaron a sentar las bases del régimen revolucionario. En 1946 se
promulgó la Constitución de la República Democrática de Vietnam (RDV).
Esta Constitución precisó los derechos de la mujer:
"La mujer en la RDV es igual al hombre en derechos. desde los puntos de vista, político, económico, cultural, social y familiar. Por un trabajo igual, la mujer tiene derecho a un salario igual al del hombre. El Estado garantiza a las mujeres obreras y funcionarias el descanso pagado por maternidad antes y después del parto, protege los derechos de la madre y el niño y protege el matrimonio y la familia" (2)
Se
reconoció además el derecho de la mujer al voto y a ser electa para
puestos populares, permitiendo la participación de las vietnamitas en
las elecciones nacionales de 1946.
Así.
después de 15 años de lucha, la liberación nacional otorgaba a las
mujeres de Vietnam el disfrute legal de sus derechos, aunque la herencia
del antiguo orden pesaba mucho todavía sobre el comportamiento de la
población.
Una
de las acciones prioritarias de la naciente república democrática fue
la formación de cuadros femeninos y la elevación de la educación
política de las mujeres, al igual que la introducción de medidas
tendentes a mejorar su nivel de vida. En el campo. las primeras
distribuciones de tierra beneficiaron a todos los campesinos, sin
distinción de sexo, contrastando fuertemente con la situación anterior
en que la mujer no tenía derecho a ser propietaria. Las campañas de
alfabetización y lucha contra la hambruna contaron además con la
participación mayoritaria de las mujeres. ya que éstas eran las más
afectadas y necesitadas.
Pero
muy pronto la RDV tuvo que afrontar la amenaza de la reimplantación
colonialista. La resistencia contra la agresión francesa comenzó a
finales de 1945, prolongando la guerra patriótica que no terminará hasta
1954. Por lo tanto, a pesar de que todavía no se había logrado
plenamente erradicar los remanentes del régimen feudal y confuciano, las
contradicciones internas de Vietnam tendrán que pasar a un segundo
plano de importancia ante los peligros que enfrentaba la independencia
nacional.
Nuevamente,
las mujeres serán una fuerza decisiva en esta guerra popular. Mientras
los hombres partían masivamente al frente de batalla, las vietnamitas
los remplazaron en sus labores, formando una retaguardia que probará ser
indispensable para el éxito de la resistencia. Las mujeres tuvieron
además que hacerse cargo enteramente de las familias, rompiendo, sin
embargo, los límites de lo doméstico al verse obligadas a asumir todo
tipo de actitudes productivas fuera del hogar, favoreciendo así el
control de su personalidad y capacidad.
En
esta época, la Unión de Mujeres Vietnamitas que fuera creada en 1946,
reafirmó la necesidad de contar con la colaboración de la mujer,
principalmente en las tareas de producción y abastecimiento del
ejército. Al mismo tiempo, se continuó con la labor de educación
femenina, la cual alcanzó grandes éxitos en poco tiempo, incrementando
el nivel instrucción y de concientización política de las mujeres.
La
guerra patriótica movilizó también a la mujer en la lucha armada,
especialmente como defensoras de las aldeas, guardianas de las cosechas y
de las vías de comunicación, opositoras de las campañas de
levantamiento de las cosechas por parte de los soldados enemigos, etc.,
aunque también muchas mujeres se incorporaron directamente a la guerra
de guerrillas, asegurando el enlace entre los diferentes puestos,
escondiendo y alimentando a los guerrilleros y llevando a cabo muchas
otras actividades de apoyo para la lucha. Surgieron en este periodo
muchas historias de heroínas vietnamitas, cuyo valiente comportamiento y
capacidad de sacrificio por la salvación la patria, ha sido exaltado
como valioso ejemplo a seguir por toda la población. (3)
Cabe
destacar aquí la participación de las mujeres viejas, de las famosas
abuelas vietnamitas, que han prestado una considerable ayuda a las
varias guerras de salvación nacional que ha tenido que enfrentar
Vietnam. Muchas abuelitas se convirtieron en las "madrinas" de los
jóvenes soldados combatientes, protegiéndolos en sus casas, curando sus
heridas y proporcionándoles en general una atmósfera de familiaridad que
seguramente constituyó un elemento importante de la capacidad de
resistencia del Vietmính. La ayuda de la mujer permitió pues el
desarrollo de una verdadera guerra popular, de una "guerra del pueblo",
ya que los combatientes del ejército popular, en su mayoría campesinos,
encontraban en el pueblo mismo su mejor respaldo. Una gran parte de las
familias vietnamitas tenían al menos a uno de sus miembros, involucrado
directamente en la defensa. y por ello colaboraban de múltiples maneras a
hacer más fácil la vida de los soldados. La contribución de la mujer a
la resistencia patriótica elevó su posición social y afirmó la igualdad
entre los sexos, conquistada en la revolución. La importancia de la
lucha contra la agresión francesa puso al orden del día los problemas
concernientes a las mujeres. y el gobierno se esforzará así por llevar a
cabo una serie de medidas tendientes a ayudar a la mujer a alcanzar el
nivel de las exigencias del momento.
Uno
de los primeros obstáculos que encontraban las mujeres cuadros. seguía
siendo el cuidado de sus hijos. Por ello, la Unión de Mujeres comenzó a
organizar guarderías para los hijos de estas mujeres. Además, la Unión
logró aumentar su fuerza en 1950, al consagrarse, después de la fusión
con la Asociación de Mujeres por la Liberación Nacional, como la única
organización femenina encargada de la defensa de los derechos de la
mujer y de su incorporación en las agrupaciones obreras y campesinas.
Al
mismo tiempo, se prosiguió la lucha contra las ideas feudales y
burguesas que entorpecían la emancipación de la mujer. En 1952, el Día
Internacional de la Mujer, Ho Chi Minh declaró así respecto a la
igualdad de los sexos que:
"Mucha gente cree que la igualdad de los sexos es un problema simple. Hoy el marido prepara la comida, lava los platos, barre la casa. y mañana la mujer barrera la casa, preparará la comida y lavará los platos. ¡Esa es la igualdad!Grave error.En la realidad. la igualdad es una profunda y difícil revolución porque el menosprecio de la mujer es un hábito milenario. Está profundamente enraizado en el cerebro de cada uno, en la vida familiar, en el seno de todas las capas sociales. Uno no puede combatirlo por la fuerza. La amplitud de esta revolución reside en un progreso general sobre los planos políticos, económicos, culturales y jurídicos. Esta revolución debe cumplirse en el interior de cada uno y extenderse al pueblo entero" (4)
La
reforma agraria de 1953-1956, fue un factor de primordial importancia
en esta lucha contra la herencia del feudalismo, al alterar
profundamente las relaciones de producción feudal. La ley de la reforma
agraria consagró el derecho de la mujer a la propiedad, y fue en este
periodo de gran movilización campesina cuando se formaron muchas mujeres
cuadros que asumieron puestos de dirección en las aldeas, aunque en su
mayoría en papeles secundarios.
La
resistencia nacional, triunfante en 1954, aceleró el proceso de
emancipación de la mujer vietnamita que habla iniciado la revolución de
1945. Pero a pesar de haber derrotado a los franceses, Vietnam quedó
dividido y comenzó por lo tanto otra nueva lucha contra la intervención
extranjera, esta vez norteamericana, y por la liberación del sur. La
reunificación del país y la construcción del socialismo se convirtieron,
entonces, en las principales tareas de los revolucionarios vietnamitas
de esta época, que duraría hasta los años 1973-1975.
Con
la división de Vietnam, muchas familias tuvieron que separarse al
decretarse la reagrupación de las fuerzas del Vietminh en el norte,
mientras que en el sur la administración de Ngo Dinh Diem desató la
represión contra todos los grupos nacionalistas y simpatizantes de las
fuerzas revolucionarias, afectando todo ello profundamente la vida del
pueblo vietnamita en general.
En
el sur, la población perdió los logros conquistados en la revolución,
acentuando el rechazo popular frente al nuevo régimen. Asimismo, la
presión psicológica para que las mujeres renegaran de sus maridos y sus
familiares combatientes conducirá a muchas mujeres sureñas a unirse a la
lucha revolucionaria y a participar activamente en la defensa del país,
creándose los primeros grupos de guerrilleras. Las abuelas que no
podían tomar las armas estimularon por lo general, a sus hijos y nietos a
unirse a la lucha y participaron, tal y como lo hicieran en el norte,
en numerosas actividades de refuerzo. Se creó de esta manera, en el sur,
el famoso "ejército de los cabellos largos”, que a través de los ocho
años de guerra llegará a contar con cerca de 2 millones de combatientes,
dando un ejemplo pocas veces visto en el mundo, de participación masiva
femenina en las guerras de liberación. Este ejército gozó ampliamente
de la ayuda del pueblo para cuidar a sus hijos, asegurarles alimento y
proporcionarles refugio.
La
política de destrucción sistemática del campo y de creación de "aldeas
estratégicas" para alejar al pueblo de los revolucionarios, también
afectó severamente al campesinado sudviernamita. Cerca de 10 millones de
campesinos fueron desalojados de sus aldeas. Solas, las mujeres
tuvieron que hacer frente a la situación y defender sus tierras y a sus
hijos, oponiéndose de diversas maneras a la represión gubernamental,
organizando frecuentes manifestaciones de protesta contra los abusos del
gobierno y del ejército y desarrollando una intensa actividad política.
En
1965, ante el avance continuo de los guerrilleros que fueran conocidos
como "Vietcong", Washington declaró la guerra local e inició la escalada
del conflicto, desembarcando medio millón de soldados en Vietnam del
Sur y expandiendo sus operaciones a los vecinos países de Laos y
Camboya. Comenzó entonces el enfrentamiento directo del pueblo sureño
con el ejército invasor. De nueva cuenta, la historia ha recogido las
hazañas de cientos de humildes heroínas que lucharon en condiciones
sumamente difíciles contra los bombardeos norteamericanos, el
envenenamiento de sus tierras. la desintegración de las familias,
aportando además su valiosa contribución a la lucha armada y llevando a
cabo una importante labor de propaganda política a favor de la
liberación nacional. Ut Tích, la heroína más famosa del Vietcong,
simboliza a esta generación de mujeres que constituyeron uno de los
pilares de la lucha de liberación.
Más
aún, la presencia de las tropas norteamericanas en Vietnam significó
una agresión especial contra las mujeres, las cuales fueron obligadas en
grandes números a dedicarse a la prostitución y a la servidumbre, para
satisfacer las necesidades de los soldados yanquis, ante el beneplácito
de las autoridades de Saigón. Paralelamente, las mujeres sureñas fueron
sujetas a una política sistemática de estupro por parte de las tropas
estadounidenses, las cuales desfogaban su miedo y coraje ante el
"enemigo invisible" matando y violando a las vietnamitas de las aldeas
que iban arrasando. Para protegerse, las mujeres formaron diversas
asociaciones para salvaguardar su dignidad y su derecho a la vida,
enmarcadas dentro de la Unión de Mujeres para la Liberación de Vietnam
del Sur, creada en 1961, la cual incorporó entre sus miembros tanto a
las mujeres de la ciudad como del campo, que luchaban contra la
intervención norteamericana en su país y contra la destrucción de su
cultura nacional. (5)
La mujer en la edificación del socialismo
Después
de la victoria contra los franceses, la revolución nacional y
democrática se dio por cumplida en la RDV, y el país entró entonces en
una nueva etapa histórica: la transición gradual al socialismo.
La
edificación del socialismo abrió para la mujer vietnamita la
posibilidad de ejercer plenamente su derecho al trabajo, base capital de
su dignidad social. Mediante su participación en el trabajo colectivo,
la mujer podrá ganar su independencia económica, garantizando su
emancipación de encierro doméstico y su auténtica igualdad con el hombre
en todas las esferas de la vida social.
Una vez finalizada
la guerra entre 1955 y 1960, pudieron sentarse las bases de la
socialización de la economía de Vietnam del Norte, principalmente
mediante la transformación radical de la pequeña producción individual
en una producción de tipo colectivista de mayor envergadura, y de la
creación de cooperativas en todas las ramas de la actividad económica.
A
través de su incorporación a las cooperativas agrícolas, las campesinas
vietnamitas, que constituyen el 90% de la fuerza de trabajo rural,
lograrán su emancipación económica y adquirirán crecientes
responsabilidades, mejorando enormemente su status dentro de la familia y
de la sociedad. La obrera, por su organización sindical, adquirirá
también una nueva presencia dentro de la clase proletaria, esforzándose
por elevar su capacidad profesional y técnica y participando en las
actividades políticas y sociales de la comunidad.
Pero
la liberación de la mujer vietnamita seguía enfrentando los obstáculos
que permanecen en un país básicamente a agrícola y atrasado, emergente
apenas del régimen semifeudal y colonial. Había que hacer efectivo el
derecho de la mujer al trabajo, sacándola de su ignorancia tradicional y
educándola para sus nuevas tareas económicas, políticas y sociales.
En
1959, un congreso de la agrupación política sucesora del PCI. el
Partido de los Trabajadores de Vietnam (PTV), acerca del trabajo
político entre las mujeres, declaró que el problema de la liberación
femenina tenía que examinarse desde la perspectiva de la clase
proletaria. La mujer formaba la parte más explotada de la clase
trabajadora, y por ello, ella era la primera a la que se tenía que
liberar. La emancipación de la mujer debía pues iniciarse dentro de la
clase proletaria, ya que la igualdad de los sexos no se lograría
realmente, sino hasta que la mujer misma tomara conciencia de su nuevo
papel dentro de la administración del país y de la producción económica.
La revolución ideológica fue así de primera importancia entre las
mujeres para ayudarlas a adoptar una posición de clase concreta, a
participar en la vida colectiva y a liberarse de las viejas ideas
confucianas, abarcando por ello la propaganda política principalmente a
las mujeres obreras y campesinas.
Los
decretos y las leyes debían por su parte sentar las bases y las
condiciones para la aplicabilidad del principio de la igualdad sexual. A
finales de 1959, el Comité Central del PTV convocó a un congreso para
estudiar la ley sobre el matrimonio y la familia, pieza central de esta
nueva legislación socialista. El Presidente Ho Chi Minh se dirigió a los
congresistas con estas palabras:
"La ley sobre el Matrimonio y la familia que vamos a presentar ante la Asamblea General es una revolución. una parte integrante de la revolución socialista. Es por ello que debe ser encaminada desde el punto de vista de la clase proletaria. Con el punto de vista feudal, o burgués o pequeño burgués. uno no podría comprender esta ley. Esta ley busca la emancipación de las mujer, es decir, la emancipación de la mitad de la sociedad. Es necesario liberar a las mujeres. pero hace falta también destruir las ideologías feudales y burguesas dentro del hombre.Respecto a las mujeres mismas, ellas no deben esperar pasivamente los decretos del Gobierno o del Partido. Ellas deben luchar.De la elaboración a la promulgación y aplicación de esta Ley, dentro de la campaña. el Partido debe asegurar su dirección. puesto que es una revolución. La dirección del Partido se manifiesta en el ejemplo de los cuadros y de los miembros del Partido. y en la resolución de aplicarla en organizaciones como las de la Juventud, la Unión de Mujeres...“ (6)
La
Ley sobre el Matrimonio y la Familia fue promulgada a principios de
1960. Está basada en cuatro principios: la libre elección de la pareja;
el matrimonio monogámico, la igualdad de los sexos y la protección de
los derechos de la mujer y el niño.
El
régimen de la familia patriarcal, consagrado por el Código de Hong Duc
del siglo XV, había permanecido casi inalterado hasta los días de la
revolución nacional. La transición a una nueva etapa histórica, al
socialismo, no podía hacerse sin antes superar las limitaciones que
ataban a la mitad de la población, impidiéndole su participación activa y
consciente en el proceso. La ley sobre el Matrimonio y la Familia
restituía pues a la mujer vietnamita, antes que nada, su derecho a la
propia felicidad, permitiéndole escoger a su marido, volver a casarse en
caso de viudez, asumir socialmente las responsabilidades sobre sus
hijos; practicar la igualdad de derechos entre los esposos, elegir una
profesión y trabajar para ganarse independientemente la vida.
Además,
saliéndose de la tradición de otros partidos comunistas, la ley
consideraba que el trabajo doméstico tenía un valor como labor
socialista. Así, reconocía que el trabajo doméstico de la esposa tenía
una importancia igual al trabajo del marido, y por lo tanto debía ser
contabilizado como equivalente al trabajo de producción. 1.a ley
protegía también a los hijos ilegítimos que anteriormente eran
rechazados por la sociedad, y permitía el divorcio y el aborto.
La
juventud y gran parte de la población acogieron gustosamente esta ley,
pero su aplicación real encontró numerosas dificultades, sobre todo en
el campo, donde todavía permanecían vigentes las viejas costumbres
feudales, mostrando claramente el peso que la herencia del pasado tiene
sobre los procesos de transición al socialismo en países con una larga
historia milenaria, como Vietnam y China. Muchas esposas seguían siendo
maltratadas sin atreverse a presentar una queja; los campesinos seguían
forzando a sus hijas a contraer matrimonios precoces o arreglados, y en
general, el hombre confuciano aceptaba de mala gana la pérdida de su
supremacía familiar y la igualdad con su mujer.
La
Unión de Mujeres tuvo que llevar a cabo una enorme labor de propaganda
para explicar los cambios y los nuevos valores y hacer efectivos los
derechos de las mujeres. Nuevamente, lo más urgente era la creación de
establecimientos que ayudaran a las mujeres a liberarse de las tareas
domésticas, base de su opresión familiar, asegurándoles así las
condiciones favorables para que se dedicaran al estudio, la formación
profesional y el trabajo social productivo. La economía nacional, recién
salida de dos guerras, no podía satisfacer todas las necesidades del
pueblo. Por ello, se estimuló la creación por parte de las comunidades
de guarderías, comedores populares, clases para los niños pequeños,
etc., lo cual representó un verdadero acontecimiento en la vida de los
campesinos vietnamitas que se iniciaban en la campaña de
colectivización.
Para
finales de la década 1960, el analfabetismo había sido prácticamente
eliminado en Vietnam del Norte, y muchas mujeres empezaron a tornar
cursos complementarios de educación primaria y secundaria, otorgados en
un primer momento por las colegialas de las ciudades que cumplían, de
esta manera, con los nuevos programas de la educación socialista que
combina el estudio con el trabajo.
La
mujer vietnamita logró pues afirmar su nueva personalidad
fundamentalmente a través del trabajo y la capacitación, contribuyendo
en forma eficaz a la transformación económica de su país. Las
campesinas, que constituyen entre el 60 y el 90 de la fuerza de trabajo
agrícola según las provincias, y la parte mayoritaria de la masa
femenina, fueron por tanto un factor determinante en la adopción del
socialismo en el campo vietnamita.
El
número de obreras, de empleadas calificadas, de mujeres funcionarias en
las fábricas y los organismos del Estado se acrecentó también
rápidamente. En 1960, formaban el 20% del total. Las mujeres comenzaron
asimismo a formar una parte importante de la población estudiantil, aún
en los niveles superiores, reforzando los cuadros científicos y técnicos
necesarios para la construcción del socialismo. El auge del movimiento
femenino y de la transformación económica, hicieron resurgir las
capacidades de gestión y organización de la mujer así como la necesidad
absoluta de contar con su colaboración en todos los aspectos de la vida
nacional.
En
septiembre de 1960, el PTV celebró su III Congreso Nacional. La
resolución de dicho Congreso con respecto a las mujeres, estipulaba que
el Partido:
"... asume una gran responsabilidad en cuanto a su emancipación y al florecimiento de sus capacidades en vista de la edificación de la nueva sociedad. Es importante hacerlas avanzar desde el punto de vista ideológico, elevar su nivel político y cultural, ayudarlas a aligerar un poco el fardo de las cargas familiares a fin de que ellas puedan participar en la producción y en las actividades sociales. Es importante utilizar racionalmente su fuerza de trabajo para poder así incrementar continuamente su papel dentro de la producción y dentro de la gestión del Estado. La Unión de Mujeres vietnamita debe seguir agrupando a las mujeres de diversas capas sociales, educándolas y estimulándolas a contribuir con su esfuerzo a la obra revolucionaria" (7)
Ahora
bien, debe señalarse que a pesar de todos los adelantos logrados en el
movimiento de emancipación de la mujer, los vestigios del antiguo orden
seguían entorpeciendo la incorporación plena de las vietnamitas a su
sociedad. El potencial revolucionario de las mujeres no estaba todavía
completamente desarrollado y continuaba imperando un menosprecio hacia
la mujer que se manifestaba de muy diversas maneras; mientras que su
presencia en los puestos de dirección seguía siendo poco numerosa y
generalmente en posiciones secundarias, sin corresponder realmente a la
importancia de la contribución femenina al trabajo productivo.
En
1961, la RDV inició la edificación de las bases técnicas y materiales
del socialismo con el primer plan estatal 1961-1965. Con este plan, se
acentuó la promoción de la mujer en la producción, dándose especial
atención a la formación rápida de cuadros femeninos y al mejoramiento
del nivel técnico y cultural de las obreras y campesinas. Se le dio
también prioridad a la mujer en las funciones que se consideraban más
aptas para ellas, como la medicina, la educación, el comercio y la
industria ligera, principalmente la textil.
En
cada organismo, fábrica, empresa y cooperativa se creó una comisión
femenina encargada de hacer respetar los derechos de la mujer, apoyada
por la Unión de Mujeres. Se amplió también la red de guarderías y casas
de cuna establecidas por el Estado, y se llevaron a cabo campañas de
puericultura y planificación familiar.
Por
otra parte, también se puso énfasis en la participación de la mujer en
la lucha por la reunificación nacional, lo cual requirió de otra labor
de explicación sobre las estrechas ligas que existían entre la defensa y
construcción del socialismo en el norte y la liberación del sur. La
principal contribución de la mujer a esta lucha será el aumento continuo
de la producción.
El
lll Congreso de la Unión de Mujeres lanzó, en 1961, un llamado a las
norvietnamitas, exhortándolas a ejercer su patriotismo y expandir sus
capacidades latentes en la edificación del socialismo, ya que mediante
su participación activa en la revolución lograrían su verdadera
emancipación. Se inició entonces un movimiento de emulación para las
mujeres, definido por 5 objetivos, llamados los "Cinco Buenos": buen
trabajo; buen estudio; buena participación en la gestión; buena
observación de las leyes y políticas del Estado; buena conducta en
sociedad y en familia y buena educación para los hijos.
Este
movimiento de los "Cinco Buenos" estimulaba a la mujer a cumplir
plenamente su deber de ciudadana, asumiendo en primer lugar su trabajo
productivo, pero sin que esto implicara que las vietnamitas dejaran de
ser "buenas" esposas y madres. Puede destacarse aquí, cómo la
problemática de la mujer siempre viene aparejada a la de los niños y a
la de familia en general. En este sentido, la RDV siempre ha tenido como
una de sus políticas sociales básicas, la de proteger las instituciones
del matrimonio y de la familia, mejorando el status de la mujer dentro
de ellas. Reconoce además que la mujer tiene características especiales y
enfrenta dificultades particulares, y por ello se pone gran atención a
su salud y a la educación de los niños por parte del Estado.
La
construcción del socialismo abrió pues un amplio campo de actividades
para la mujer, permitiéndole un mayor acceso a puestos de dirección,
reflejando así la nueva igualdad social dentro de la sociedad. Esto
significaba para los vietnamitas una verdadera revolución que trastocaba
el antiguo orden social fundado sobre la hegemonía del hombre y la
inferioridad de la mujer. Pero como acabamos de señalar, el nuevo rol
social de la mujer dentro de la sociedad socialista no debería
entorpecer sus funciones de madre de familia, sino que se le pide a la
mujer vietnamita que concilie sus nuevas tareas con sus
responsabilidades dentro del hogar, sobre todo como educadora de los
hijos. Y como Vietnam ha vivido durante varias décadas una situación de
guerra casi permanente, han sido muchas las mujeres vietnamitas que han
tenido que afrontar solas la doble responsabilidad de la producción
económica para alimentar al ejército y a la población, ocupándose además
enteramente de educar a los hijos, y de mantener las tradiciones
familiares.
Respecto
a la familia, debe señalarse que en Vietnam, a pesar de todos los
cambios socio-económicos e ideológicos introducidos por la revolución
socialista, que efectivamente han conducido a transformaciones profundas
de muchas estructuras antes vigentes, las instituciones sociales
fundamentales han mostrado ser aquellas donde las viejas costumbres son
más difíciles de modificar. Es decir, en esencia, la familia vietnamita
sigue siendo muy tradicional y conservadora, obstaculizando de cierta
manera el desarrollo que la mujer si ha podido lograr en otros ámbitos,
como el de la producción. La permanencia de un patrón de conducta rígido
y puritano, de tipo confuciano, ha conducido en Vietnam a que
cuestiones como el de la sexualidad no se haya resuelto todavía dentro
de la nueva sociedad. En todo relacionado al amor. el cortejo, el sexo,
la pareja, etc., a la mujer vietnamita se le sigue exigiendo una actitud
prudente, abnegada, sumisa y fiel. Se le reprime el mostrar
abiertamente su coquetería, sin poderse entonces maquillar ni usar ropas
que se distingan de las de los demás. Se critican los noviazgos
prematuros. las relaciones fuera del matrimonio. las madres solteras, y
aunque el aborto es legal, éste prácticamente sólo es accesible sin
problemas para las mujeres casadas. Dentro del hogar, el padre sigue
siendo la autoridad máxima, aunque debe reconocerse que los hombres
vietnamitas colaboran bastante actualmente en las labores domésticas y
el cuidado de los niños.
Asimismo,
para la vigencia de la "gran familia" que reúne bajo el mismo techo a
abuelos, padres e hijos, tanto por cuestiones de tradición como de falta
de viviendas, es todavía la mujer vietnamita la que generalmente tiene
que dejar a sus parientes para irse a vivir con la familia del esposo.
Otro factor que seguramente ha afectado la evolución de una atmósfera
familiar profundamente diferente en Vietnam del Norte, ha sido la
continua separación, por largos periodos, de los esposos, de los padres y
los hijos, lo cual les ha imposibilitado adaptarse juntos a las nuevas
circunstancias.
Empero,
a pesar de todas las limitaciones que puedan todavía existir todavía,
el progreso de la situación de la mujer en Vietnam ha sido notorio,
especialmente en el campo, donde las mujeres forman la gran mayoría del
campesinado. Las campesinas se adaptaron sin grandes dificultades al
modo de vida socialista gracias a la larga tradición de vida comunal
existente en su país. Estas mujeres lograron incrementar poco a poco la
producción y las más destacadas de entre ellas, llegaron a asumir
puestos de dirección en cooperativas aldeanas, en los consejos
populares; como jefas de los comités de inspección, etc., ayudadas por
un espíritu prevaleciente de ayuda mutua y de responsabilidad
compartida.
Las
mujeres jóvenes fueron una fuerza de choque importante en la revolución
científico-tecnológica iniciada en el campo de Vietnam, al ser ellas
las primeras en demostrar a los campesinos viejos, hombres y mujeres,
que las jóvenes también eran capaces de manejar el arado, las máquinas
para irrigar y procesar el arroz, de aprender nuevas técnicas. lo cual
mucha gente ponía en duda pues la mujer vietnamita nunca antes se habla
avocado a estas tareas. (8)
Pero
la comuna aldeana incorporó con dificultades al principio la alteración
de papeles sociales, pues aún costaba trabajo aceptar a las mujeres en
los puestos de dirección. Estos cambios formaban parte de la lucha de
clases en el plano ideológico, atacando directamente las viejas
costumbres y creencias que habían fundamentado la sociedad confuciana.
Pero el Estado y el P'I'V poyaron decididamente la revolución cultural,
dando un gran respaldo a las mujeres y estimulando su superación
cultural y profesional. Sin embargo, para 1965, antes de que comenzara
la agresión estadounidense, no había podido lograrse la capacitación
planeada de un 30% de cuadros femeninos dentro del Partido, debido a que
todavía eran pocas las mujeres que se atrevían a lanzarse abiertamente a
una nueva vida política. Gradualmente, con la labor ejemplar y honesta
de las primeras mujeres dirigentes, éstas fueron aceptadas en pie de
igualdad con los hombres, después de haber demostrado que las mujeres
podían cumplir satisfactoriamente con todas las labores que se les
encomendaban.
Y
el miedo de los hombres de que las mujeres abandonarían sus
responsabilidades familiares y sus virtudes femeninas, fueron también
paulatinamente desapareciendo al realizar la mujer con eficacia sus
nuevas funciones, pero manteniendo su papel central en la familia, así
como sus valores tradicionales de fidelidad, amor patrio y sacrificio
por el bienestar familiar. La revolución ideológica promovió además
activamente las nuevas concepciones respecto a la familia, basadas en la
unión libre de las parejas, la igualdad, el afecto mutuo y la
responsabilidad compartida entre los cónyuges. Pero es la mujer
vietnamita la que avanza en este sentido más rápidamente que el hombre,
quien no quería abandonar sus ideas patriarcales.
A
partir de finales de 1964, la edificación pacífica del socialismo en la
RDV tuvo que hacer frente a la situación creada por los ataques
norteamericanos, decretándose entonces la movilización general de la
población para la defensa nacional.
Esta
movilización bélica ayudará a acelerar la participación íntegra de la
mujer en la sociedad. Otra vez los hombres partirán masivamente como
soldados, mientras que el pedirá ahora a las mujeres apoyar a sus
hombres y llevar a cabo con entusiasmo sus tareas principales: la
producción y la defensa.
En
marzo de 1965, la Unión de Mujeres lanzó el movimiento de las "Tres
Tomas de Responsabilidad", organizando la movilización de la mujer para:
remplazar al hombre en la producción y los servicios; tomar la
dirección de los asuntos familiares, alentando a los hombres a unirse al
ejército y para sostener y ayudar en el combate.
La
guerra exigió, por otra parte, una redistribución de las fuerzas de
producción y de defensa, y el desarrollo acelerado del ejército, con las
miles de brigadas de jóvenes voluntarios que incorporaron a la mayor
parte de la juventud. Esto permitió a una nueva generación de mujeres
entrenarse en los puestos de dirección económica y administrativa.
Además, las mujeres tomaron el lugar de los hombres en todos los
sectores de la producción, incluso en los considerados como duros y
difíciles, tales como la construcción, el transporte, las obras de
irrigación, etc., dependiendo asimismo enteramente de ellas durante los
años de la guerra, la producción agrícola.
Obreras
y campesinas asumieron también valientemente la defensa de sus unidades
de producción, participando activamente en la lucha y manteniendo en
pie la economía nacional, a pesar de las dificultades impuestas por la
evacuación de cientos de centros de trabajo y estudio de las ciudades al
campo. Las mujeres representaban ya entonces el 60% del personal
sanitario y 52% del educativo, encargándose fundamentalmente de estos
servicios en esta época. Las obreras constituían el 32% de los cuadros
calificados, contribuyendo a mantener la construcción del socialismo.
sobre todo en la industria ligera. Y se favoreció más la entrada de la
mujer a todas las profesiones, incluyendo ingeniería, matemáticas,
etc., antes consideradas como poco favorables para la mujer.
Así
pues, las principales tareas de la retaguardia durante la guerra, como
la producción, servicios, salud, enseñanza, etc., fueron
mayoritariamente realizadas por las mujeres, sin dejar por ello de
contribuir a la defensa armada, reviviendo una vez más las tradiciones
de heroísmo y resistencia de las mujeres combatientes.
La
historia de Vietnam nunca había visto surgir tantas heroínas como en
esta lucha contra los norteamericanos, en la que las mujeres del norte y
del sur tuvieron que hacer frente a un enemigo sumamente poderoso. Le
Duan, Secretario General del PTV declaró así en 1971 que:
"Las mujeres vietnamita: asumen no solamente sus taras familiares sino que ellas participan asimismo en la lucha por la salvación nacional En Vietnam, no están solamente los hombres para defender a la Patria: las mujeres también toman parte en esta lucha. Por ello. decir que la mujer vietnamita juega el papel de pilar de la nación, es una apreciación justa a todo lo largo de nuestra historia, desde los primeros tiempos hasta nuestros días" (9)
El
movimiento de las "Tres Tomas de Responsabilidad" mejoró pues la
educación política de la mujer así como su entrenamiento para llevar a
la práctica correctamente su nueva función de productora, abarcando a
todas las mujeres y ayudándolas a deshacerse de los resabios del
confucianismo, ya que la guerra hizo resaltar aún más la necesidad vital
de contar con la participación de las mujeres en la defensa de la
construcción de la nación.
La
mujer había relevado al hombre en todos los campos: agrícola,
industrial, científico, técnico y administrativo, no sin encontrar
problemas derivados de su educación todavía insuficiente. Pero el
movimiento de las tres responsabilidades creó escuelas para acelerar el
entrenamiento de cuadros femeninos en todas las áreas. Asimismo, las
mujeres lograron cumplir exitosamente todas las nuevas tareas, no
obstante la dificultad que implicaba el tener que enfrentar solas las
labores de producción y del hogar, sin poder contar con la colaboración
de sus maridos y otros parientes. La fuerza de trabajo femenina para la
década 1960, era ya de 5 millones, y su contribución al progreso
económico respaldó el mejoramiento sensible de su posición social.
La
escalada de la guerra aceleró también la creación de servicios como
escuelas, guarderías y comedores populares que permitieron a la mujer
liberarse de muchas tareas domésticas; y propició la extensión de los
servicios médicos así como la divulgación de la planificación familiar,
cuya meta actual es, que cada familia vietnamita tenga un máximo de dos
niños, para que estos puedan recibir la atención y educación más
apropiada.
Sin
embargo, puede decirse que las vietnamitas no son aún las verdaderas
"dueñas" del país, pues a pesar del gran número de mujeres que ocupan ya
puestos directivos en el sector productivo, todavía la mayoría accede
únicamente a puestos de segunda importancia. La participación de la
mujer es así prioritaria en aquellas actividades culturales y sociales
como la salud y la educación, en la agricultura la industria ligera,
donde se considera que la mujer puede desarrollar mejor sus
potencialidades. La persistencia de ideas confucianas, que todavía se
niegan a aceptar la completa igualdad de la mujer, se manifiesta en su
presencia mínima o nula en los altos puestos de dirección del Estado y
del Partido y de la gestión estatal de la economía, al igual que en la
toma de decisiones político-militares estratégicas. Pero esta relativa
inferioridad no podrá superarse plenamente hasta que la mujer no eleve
fundamentalmente su educación superior.
La
victoria final de Vietnam, en 1975, se debió pues en gran parte a la
invaluable cooperación aportada por sus mujeres durante los largos y
difíciles años de la guerra. Sin duda alguna, las vietnamitas
contemporáneas se inspiraron en la larga tradición de lucha y trabajo de
sus antecesoras, quienes varias veces antes en la historia habían
tenido que enfrentar a un invasor extranjero y ocuparse completamente de
las labores agrícolas y domésticas, tomando además las armas para
defender sus aldeas. Con la reunificación, Vietnam entra a una nueva
etapa, en la que todo el país es ya socialista e independiente, abriendo
mejores perspectivas para el desarrollo integral de su sociedad y su
economía, lo cual seguramente estimulará en el futuro la creciente
participación de la mujer en todos los aspectos de la vida nacional.
Notas
(1) Citado en: Mai Thi Th y Le Thi Nham Tuyet. La femme au Vietnam. Hanoi: Editions en Largues Etrangeres. 1976. págs. 124- l26.
(2) Ver: Mai Thi Tu, "The Vietnamese Women. Yesterday and Today", en Vietnamese Women. Vietnamese Studies (Hanoi: Xunhabasa, No. 10, 1966), págs 48-49.
(3)
Para un relato de las historias personales de muchas heroínas
vietnamitas. desde las Hermanas Trung que encabezaron una rebelión
contra los chinos a principios de nuestra en, hasta mujeres que
participaron en la revolución como Minh Khai, Hoanh Thi, Ai, Ho Thi Bi, y
en la liberación del sur como Ta Thi Hieu, Ut Tích, Nguyen Thi Dinh,
etc., ver el número anteriormente citado de Vietnamese Studies.
(4) La femme au Vietnam, op. cit. págs. 175-176
(5)
Para un análisis del comportamiento de los soldados norteamericanos en
Vietnam y de la serie de agresiones que cometieron contra las mujeres y
los niños, ver el estudio sobre las mujeres vietnamitas realizado por un
grupo de feministas estadounidenses: Arlene Eisen Bergman, Las mujeres
de Vietnam. México: Ediciones Era, 1977.
(6) En: La Femme au Vietnam. op.cit., págs. 226-227.
(7) Ibídem., págs. 233-234.
(8)
Para conocer algunas historias de las mujeres que destacaron durante
esta época de construcción del socialismo, y el tipo de obstáculos que
enfrentaron. así como relatos de su participación heroica en la lucha de
defensa contra la agresión norteamericana, ver: Glorieuses filles du
Vietnam, Hanoi: Union des Femmes du Vietnam, 1974.
(9) La femme au Vietnam, op. cit., pág.280
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