Arabia
Saudí ha sido siempre un actor predominante en la esfera regional de
Oriente Medio. Sin embargo, en la actualidad, intenta más que nunca
reforzar su influencia y promover los conflictos en la región.
En
un momento en el que se produce el desenganche progresivo de EEUU de
Oriente Medio, Arabia Saudí concentra sus esfuerzos en el campo militar,
que había quedado relegado a un segundo plano en sus cálculos
estratégicos. Este nuevo enfoque proactivo para los asuntos
internacionales y regionales se ve claramente por el reciente anuncio de
Nizar Obaid Madani, ministro de Arabia Saudita de Asuntos Exteriores,
de la prevista creación de la Unión del Golfo a partir de lo que hoy es
conocida como el Consejo de Cooperación del Golfo ( GCC). Este es el
primero y más importante de los pilares sobre los que el reino basará su
nuevo enfoque de la escena internacional para consolidar su posición
central en el Medio Oriente y más allá.
AS
ha puesto en marcha una política ofensiva, que busca eliminar a sus
adversarios regionales, promovidos al rango de enemigos: Irán, Iraq,
Siria y Hezbolá.
Contratos
de varias decenas de miles de millones de dólares han sido concluidos
con EEUU y Francia. Al mismo tiempo, AS se emplea en cuerpo y alma para
formar un gran ejército. Según un estudio efectuado por Nauwaf Obeid,
consejero del ministro saudí de Exteriores, Saúd al Faisal, y miembro
del Centro de Ciencias y Cuestiones Internacionales de la Universidad de
Harvard, dos nuevas fuerzas están en curso de formación. La primera
contará con 100.000 soldados y oficiales de los cuales de 50.000 a
75.000 deberán ser saudíes. La misma proporción se contempla para el
mando general conjunto.
En
cuanto a la segunda, ella consiste en una fuerza de intervención rápida
y deberá contar con un número de entre 50.000 y 250.000 militares, que
se entrenarán en el desierto saudí, en las proximidades de la frontera
jordana. Yemeníes, jordanos y marroquíes podrían formar la mayoría de
esta fuerza, pero los consejeros que la entrenarán serán
estadounidenses, británicos o franceses.
Según
Obeid, Riad desarrolla otra estrategia de guerra para Siria. Ella
consiste en unir a las diferentes milicias anti-Assad bajo una misma
bandera con el fin de intentar provocar la derrota del líder sirio y
detener la influencia de Irán.
Es
en esta perspectiva que fue creado en el país el así llamado Frente
Islámico, dirigido por Zahran Allush, un agente de los servicios de
inteligencia saudíes, para unir a diferentes milicias que luchan contra
Assad.
Pakistán
parece también implicado en esta estrategia de guerra saudí. A este
país se le ha confiado la misión de entrenar a una milicia siria a
cambio de inversiones saudíes de miles de millones de dólares. Según el
periódico iraquí Al Zaman, este acuerdo fue concluido durante una visita
del ministro de Exteriores saudí, Saud al Faisal, a Islamabad y su
encuentro con el actual primer ministro de Pakistán, Nauwaz Sharif.
En su estudio, Obeid revela cuales los objetivos de la estrategia política saudí en la región a corto y a largo plazo.
1
– Impedir la presencia de Irán en la conferencia de Ginebra-2 e
insistir en la exclusión de Assad de un “gobierno de transición” en
Siria.
2
- Llevar a cabo una guerra contra Hezbolá en el Líbano a través del
fomento de un conflicto civil y el reforzamiento del Ejército libanés.
Las armas francesas enviadas a este último, que ascienden a 3.000
millones de dólares y que han sido pagadas íntegramente por Arabia
Saudí, sirven a esa política.
3
– Aportar un apoyo militar y financiero a grupos sunníes y a minorías
étnicas en Irán para intentar provocar problemas étnicos y confesionales
en ese país.
4 – Apoyar al general Abdel Fattah al Sissi en Egipto en su guerra contra los Hermanos Musulmanes.
Con
respecto al dossier palestino, los esfuerzos de Riad irán en el sentido
de buscar el aislamiento de Hamas sin querer, sin embargo, reforzar al
presidente palestino, Mahmud Abbas.
El
rey Abdulá intenta también crear una confederación en el Golfo. Una
unión confederal con Bahrein podría tener lugar también este año de
creer a fuentes occidentales. Esto se convertiría en el núcleo de una
confederación del Golfo que uniría a Arabia Saudí con las otras
monarquías de la zona, lo cual constituye el sueño del rey saudí.
En
el plano internacional, Riad busca fortalecer los vínculos con Francia
para que reemplace a EEUU, y continuará intentando presionar a Rusia
para que abandone a Assad.
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