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“Siria debe ser el inicio de nuevos mecanismos de seguridad global”
Pilar Bonet
La intervención de Rusia en Siria
debe entenderse como “una forma de articular una nueva confianza que
puede proyectarse sobre problemas enquistados, incluida la situación en
Ucrania”, afirma Igor Ivanov, exministro de Exteriores (1998-2004) y
exsecretario del Consejo de Seguridad (2004-2007) de Rusia.
“Siria no debe ser el punto final de la colaboración de los Estados que forjan alianzas en la lucha contra el terrorismo, sino que debe ser la plataforma de partida para la elaboración conjunta de nuevos mecanismos actualizados de seguridad internacional para evitar en el futuro conflictos como el de Oriente Próximo o el migratorio, ya que estos problemas surgen por la incapacidad de la comunidad internacional para resolverlos”, señala el veterano político. Ivanov preside actualmente el Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia, centro de análisis no estatal.
“La confianza no es algo que se regala o se compra; la confianza se crea dentro de la colaboración y puede existir entre personas y países con diferentes puntos de vista. Confianza es capacidad de prever, saber lo que puedes esperar del otro y estar preparado”, argumenta. Siria representa “una de las oportunidades” para restablecer la confianza y la colaboración internacional y Ucrania “debe ser también otra oportunidad”. “Ucrania no puede salir de la crisis sola”, afirma el político, partidario de que Rusia, los países europeos y EE UU colaboren, como lo hicieron “negociando con Irán”, en “una solución duradera de la crisis en Ucrania”. “No daría prioridad a Siria ni a Ucrania, tal vez se puede hacer en paralelo y si avanzamos en Siria eso puede ayudarnos a avanzar en Ucrania”, dice.
Opina Ivanov que la situación en Crimea hoy es “una realidad irreversible”, pero recuerda: “Cuando yo defendía la integridad de Ucrania y discutía con mis opositores y ellos alegaban que nos olvidábamos de Crimea, yo siempre decía que era al revés, que había que tener buenas relaciones con Ucrania para que Crimea fuera un escenario más de colaboración entre rusos y ucranios y que un tratado de amistad servía precisamente para demostrar que la frontera no debía dividir, sino unir”.
“En las relaciones internacionales hay casos que es mejor dejar para otras generaciones. Gibraltar puede ser un ejemplo de ello”, señala. “No veo una solución para Crimea distinta de la situación actual. Es una realidad y en política a veces hay que tomar la realidad como es y dejar que maduren las condiciones. Acabo de cumplir 70 años y no creo que haya cambios en la situación de la península en lo que me queda de vida”, afirma.
Puntualiza que “Ucrania no es el punto de partida de la desconfianza en el derecho internacional. Esto desgraciadamente empezó en la década de los noventa y no fue Rusia la que inventó el concepto de soberanía limitada o el derecho de protección o la intervención humanitaria”. “El trabajo conjunto o en paralelo de los principales países, como EE UU y Rusia, en la solución del problema del Estado Islámico puede crear la confianza necesaria para buscar juntos las bases y principios de colaboración para prevenir conflictos o solucionar los existentes”, sentencia.
“Siria no debe ser el punto final de la colaboración de los Estados que forjan alianzas en la lucha contra el terrorismo, sino que debe ser la plataforma de partida para la elaboración conjunta de nuevos mecanismos actualizados de seguridad internacional para evitar en el futuro conflictos como el de Oriente Próximo o el migratorio, ya que estos problemas surgen por la incapacidad de la comunidad internacional para resolverlos”, señala el veterano político. Ivanov preside actualmente el Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia, centro de análisis no estatal.
“La confianza no es algo que se regala o se compra; la confianza se crea dentro de la colaboración y puede existir entre personas y países con diferentes puntos de vista. Confianza es capacidad de prever, saber lo que puedes esperar del otro y estar preparado”, argumenta. Siria representa “una de las oportunidades” para restablecer la confianza y la colaboración internacional y Ucrania “debe ser también otra oportunidad”. “Ucrania no puede salir de la crisis sola”, afirma el político, partidario de que Rusia, los países europeos y EE UU colaboren, como lo hicieron “negociando con Irán”, en “una solución duradera de la crisis en Ucrania”. “No daría prioridad a Siria ni a Ucrania, tal vez se puede hacer en paralelo y si avanzamos en Siria eso puede ayudarnos a avanzar en Ucrania”, dice.
Conflicto de Ucrania
En diciembre de 1998, Ivanov intervino ante el Parlamento ruso para que este ratificara el Gran Acuerdo de Amistad y Cooperación ruso-ucranio. En una argumentada y vehemente alocución, el entonces ministro de Exteriores instó en nombre del derecho internacional a respetar la integridad territorial de Ucrania. Pero las cosas han cambiado desde entonces y en marzo de 2014 la península del mar Negro fue anexionada por Rusia (“reincorporada” según el Kremlin).Opina Ivanov que la situación en Crimea hoy es “una realidad irreversible”, pero recuerda: “Cuando yo defendía la integridad de Ucrania y discutía con mis opositores y ellos alegaban que nos olvidábamos de Crimea, yo siempre decía que era al revés, que había que tener buenas relaciones con Ucrania para que Crimea fuera un escenario más de colaboración entre rusos y ucranios y que un tratado de amistad servía precisamente para demostrar que la frontera no debía dividir, sino unir”.
“En las relaciones internacionales hay casos que es mejor dejar para otras generaciones. Gibraltar puede ser un ejemplo de ello”, señala. “No veo una solución para Crimea distinta de la situación actual. Es una realidad y en política a veces hay que tomar la realidad como es y dejar que maduren las condiciones. Acabo de cumplir 70 años y no creo que haya cambios en la situación de la península en lo que me queda de vida”, afirma.
Puntualiza que “Ucrania no es el punto de partida de la desconfianza en el derecho internacional. Esto desgraciadamente empezó en la década de los noventa y no fue Rusia la que inventó el concepto de soberanía limitada o el derecho de protección o la intervención humanitaria”. “El trabajo conjunto o en paralelo de los principales países, como EE UU y Rusia, en la solución del problema del Estado Islámico puede crear la confianza necesaria para buscar juntos las bases y principios de colaboración para prevenir conflictos o solucionar los existentes”, sentencia.
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