OBAMA EN SUS DOS MANDATOS INCUMPLIÓ SUS PROMESAS PERO ANTE LA ONU RATIFICÓ EL PODER MILITAR DEL IMPERIO
4/12/2015 5:29:07 a.m.
COMITÉ INDEPENDENCIA Y SOBERANÍA PARA AMÉRICA LATINA (CISPAL)/TRIBUNAL DIGNIDAD, SOBERANÍA, PAZ CONTRA LA GUERRA
CEPRID
El
Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, galardonado con el Premio
Nobel de las Paz, muy pronto se convirtió en el Señor de las Guerras, y a
lo largo de dos períodos de su mandato no pudo cumplir con sus
promesas, pero promovió e inicio guerras como la famosa “Primavera
Árabe”, patrocinó, creó, financió, entrenó al terrorismo internacional y
según muchos analistas apadrinó la fundación del Estado Islámico.
Su
discurso, en el 70 Aniversario en la Organización de las Naciones
Unidas fue para consumo interno y un medio de la propaganda electoral en
la que imperio está inmerso en su continua disputa entre republicanos y
demócratas para imponer un nuevo emperador en la Casa Blanca.
Pero
ese discurso fue también una demostración de cinismo imperial cuando
dijo que Estados Unidos ayuda a “edificar un sistema internacional que
impone un costo sobre aquellos que escogen el conflicto”, si todo el
mundo sabe que el creador de conflictos políticos, económicos y
militares es Estados Unidos de Norteamérica. “Durante siete décadas,
conflictos terribles han reclamado innumerables víctimas” expresó, pero
no dijo que Estados Unidos era el gran responsable de ocasionar millones
de víctimas con cada guerra de agresión.
Los
estadounidenses que hayan escuchado el discurso de Obama, quizá mediten
en sus palabras, y tal vez las tomen por verdaderas e inciten a
considerar otro período demócrata y una franca repulsión a los
republicanos tipo Donald Trump. Hacia ese objetivo se derivó el discurso
ante la ONU y, también, a esconder los fracasos de su Administración,
el incumplimiento de sus promesas tanto en el ámbito de la política
doméstica como en política internacional, pues Obama no pudo evitar el
fenómeno de la política estadounidense llamado “la maldición del segundo
mandato” que se demuestra en su pérdida de popularidad que, inclusive,
pone en peligro al que resulte candidato o candidata demócrata a ocupar
la Casa Blanca en el próximo período.
Dijo con
marcado cinismo que los “principios internacionales ayudaron a evitar
que los países más grandes impusieran nuestra voluntad sobre las
naciones más pequeñas, y que hicieron progresar el surgimiento de la
democracia, del desarrollo y de la libertad individual en cada
continente”. Agregó que este progreso es real. Se puede documentar en
vidas salvadas, y en acuerdos forjados, y en enfermedades conquistadas, y
en bocas alimentadas. Vemos cómo la caída de dictadores y Estados
frágiles crean terreno fértil para conflictos, y obligan a hombres,
mujeres y niños inocentes a salir de sus fronteras a gran escala. Redes
brutales de terror han llenado el vacío”. Obama calló lo fundamental: el
terrorismo creado por ellos y sus aliados de la UE obligó a millones de
personas a emigrar a otros países, principalmente de Europa que las
rechazan, lo mismo que ocurre en Estados Unidos.
Estados
Unidos es el imperio responsable, junto a sus aliados europeos, de la
crisis migratoria que se convirtió en una crisis humanitaria que afecta a
centenares de miles de personas que huyen de las guerras, las
violencias terroristas, el hambre y la pobreza desatada por las guerras
de agresión en Medio Oriente y en el norte de África, pero naturalmente
que el emperador de las guerras imperiales no reconoce a sus propias
monstruosas criaturas.
En un párrafo manifestó,
entre otras perlas, “que el poder actúa correctamente; que los Estados
fuertes deben imponer su voluntad sobre los más débiles; que los
derechos de las personas no importan; y que en un tiempo de cambios
rápidos, se debe imponer el orden por medio de la fuerza” Dirán que son
palabras sacadas de contexto, pero esa es la esencia del pensamiento
imperial.
“Vemos que algunas potencias importantes
se reafirman de maneras que contravienen la ley internacional. Vemos una
erosión de los principios democráticos y los derechos humanos que son
fundamentales para la misión de esta institución; la información se
controla estrictamente, se restringe el espacio para la sociedad civil.
Se nos dice que este recorte es necesario para combatir el desorden, que
es una manera de eliminar el terrorismo o de evitar la influencia de
extranjeros. De acuerdo con esta lógica deberíamos apoyar a tiranos como
Bashar al-Assad, que bombardea con bombas de tonel para masacrar niños
inocentes, porque la alternativa seguramente es peor” dijo Obama, pero
nunca confesaría que Estados U/nidos arma a terroristas que combaten al
gobierno legítimo de Bashar al-Assad y que con el apoyo imperial matan
por millares a hombres, mujeres y niños en Sira, en todo el Medio
Oriente y en África. ¿Alguien sabe que en alguna ocasión, Estados Unidos
haya respetado la “ley internacional” o una mínima parte del derecho
internacional humanitario?
“También se puede hallar
el escepticismo cada vez mayor de nuestro orden internacional en las
democracias más avanzadas. Vemos una mayor polarización, un
estancamiento más frecuente; movimientos en la extrema derecha, y alguna
vez en la izquierda, que insiste en detener el comercio que une
nuestros destinos a otras naciones, haciendo llamados para edificar
murallas para mantener afuera a los inmigrantes. Lo más inquietante es
que vemos que se explotan los temores de las personas comunes
recurriendo al sectarismo, tribalismo, racismo, antisemitismo;
recurriendo a un pasado glorioso antes de que el cuerpo político fuera
infectado por aquellos que tienen una apariencia distinta, o que adoran a
Dios de manera distinta; una política de nosotros contra ellos”. Obama
es el que explota los temores, impone el terror de las guerras junto a
su extraña interpretación de las democracias que deben sujetarse los
mandatos imperiales que cera murallas entre Estados Unidos y México,
entre Israel y sus legítimos dueños que son los palestinos.
“Estados
Unidos no es inmune a esto. Incluso aunque nuestra economía está
creciendo y nuestras tropas han regresado en su mayor parte de Irak y
Afganistán, vemos en nuestros debates sobre el rol de Estados Unidos en
el mundo una noción de fuerza que está definida por la oposición a los
viejos enemigos, adversarios percibidos, un resurgimiento de China, o
una Rusia resurgente; un Irán revolucionario o un Islam que no es
compatible con la paz. Vemos que se esgrimen argumentos de que la única
fortaleza que interesa para Estados Unidos son las palabras belicosas y
las muestras de fuerza militar; que la cooperación y la diplomacia no
funcionan”.
¿Quién desató la guerra y la violencia
en Iraq? Obama, en lugar de cumplir sus promesas de sacar a las tropas
yanquis de Iraq y Afganistán, acaba de ordenar el envío de nuevas tropas
hasta sumar más de cien mil soldados para que ocupen Afganistán y
tampoco cumplió sus promesas de acabar con la cárcel de Guantánamo en
donde se tortura a presos mayoritariamente inocentes.
“Como
Presidente de Estados Unidos, conozco los peligros que enfrentamos;
pasan por mi escritorio todas las mañanas. Lidero las fuerzas militares
más fuertes que el mundo jamás ha visto, y nunca dudaré en proteger a mi
país o a nuestros aliados, de manera unilateral y por la fuerza si es
necesario”, expresó Obama ante la ONU y reafirmó el carácter
imperialista de Estados Unidos convertido en gendarme universal, pero es
innegable que el imperio pierde poder en todo el mundo.
Obama
agregaba: “Pero estoy ante ustedes hoy, convencido de que nosotros, las
naciones del mundo, no podemos volver a las prácticas anticuadas de
conflicto y coerción. No podemos mirar atrás. Vivimos en un mundo
integrado, uno en el que todos tenemos un interés en el éxito del otro.
No podemos desviar esas fuerzas de integración. Ninguna nación en esta
Asamblea se puede aislar a sí misma de la amenaza del terrorismo, del
riesgo de un contagio financiero, del flujo de inmigrantes o del peligro
de un planeta que se está calentando”. Integración, bajo el dictat
imperial.
“Independientemente de la fortaleza de
nuestras fuerzas armadas y la fortaleza de nuestra economía, entendemos
que Estados Unidos no puede resolver por sí solo los problemas del
mundo. En Irak, Estados Unidos aprendió la dura lección de que incluso
cientos de miles de tropas valientes y eficaces, y billones de dólares
de nuestro Tesoro, no pueden imponer por sí mismos estabilidad en una
tierra extranjera. A menos que trabajemos con otras naciones bajo un
manto de normas y principios internacionales y leyes que ofrezcan
legitimidad a nuestras acciones, no tendremos éxito. Y a menos que
trabajemos juntos para acabar con las ideas que impulsan a distintas
comunidades en un país como Irak a entrar en conflicto, cualquier orden
que puedan imponer nuestras fuerzas militares será temporal.” Obama
pretende leyes que protejan sus intervencionismos y sus guerras de
agresión, como si ya no tuviese inmunidad para sus crímenes de guerra,
genocidios y tratos crueles y denigrantes. En consecuencia su discurso
ante la ONU fue para consumo interno y para dorar su fracasada política
militarista antes que un compromiso ante las naciones del mundo.
“De
la misma manera que la fuerza por sí sola no puede imponer orden
internacionalmente, yo creo profundamente que la represión no puede
forjar la cohesión social para que las naciones tengan éxito. La
historia de las dos últimas décadas prueba que en el mundo actual, las
dictaduras son inestables. Los dictadores de hoy se convierten en la
chispa de la revolución mañana. Es posible encarcelar oponentes, pero no
se pueden encarcelar ideas. Se puede tratar de controlar el acceso a la
información, pero no se puede convertir una mentira en verdad. No es
una conspiración de las ONG respaldadas por EE. UU., las que expone la
corrupción y eleva las expectativas de la gente alrededor del mundo; son
las tecnologías, las redes sociales, y el deseo irreducible de la gente
de todos lados de tomar sus propias decisiones sobre cómo se los
gobierna”,
Obama sostenía, sin reconocer que Estados
Unidos monopoliza la tecnología y que es el campeón mundial del
desconocimiento de los derechos humanos parea sus propios ciudadanos
afroamericanos o migrantes hispanos o asiáticos y que es manipulador de
la información, por excelencia, lo que ha convertido a los
estadounidenses en uno de los pueblos peor desinformados del mundo, como
lo demostró el escritor William J. Lederer, en su obra “Una Nación de
Borregos”.
“De hecho, yo creo que en el mundo
actual, la medida de la fortaleza ya no está definida por el control del
territorio. La prosperidad duradera ya no proviene solamente de la
capacidad de acceder y extraer materia prima. La fortaleza de las
naciones depende del éxito de su gente (sus conocimientos, su
innovación, su imaginación, su creatividad, su motivación, su
oportunidad), y eso, a su vez, depende de los derechos individuales y el
buen gobierno y la seguridad personal. Tanto la represión interna como
la agresión externa son síntomas de que no se proporciona este cimiento”
decía Obama. ¿Quién controla territorios, naciones y Estados y quién es
el depredador mundial? Estados Unidos.
“Permítanme
darles un ejemplo concreto. Después que asumí mi cargo, dejé en claro
que uno de los logros principales de este organismo, el régimen de no
proliferación de las armas nucleares, corría peligro debido a la
infracción por parte de Irán del Tratado sobre la No Proliferación de
las Armas Nucleares (TNP). Sobre esta base, el Consejo de Seguridad
aumentó las sanciones al gobierno de Irán, y muchas naciones se unieron
para hacer que se cumplieran. Juntos, mostramos que las leyes y los
acuerdos significan algo”, expresó Obama ante la ONU, pero no hace nada
para detener la proliferación de armas nucleares, porque inclusive armó
nuclearmente a su aliado Israel, pero si impuso sanciones a Irán hasta
que, con la intervención de Rusia y China, se llegó a un acuerdo para el
uso de la energía nuclear con fines pacíficos, muy a pesar del griterío
judío en contra de Irán.
“Esa misma fidelidad con
el orden internacional guía nuestras respuestas a otros desafíos
alrededor del mundo. Considere la anexión de Crimea a Rusia y la
agresión posterior en el este de Ucrania. Estados Unidos tiene pocos
intereses económicos en Ucrania. Reconocemos la profunda y compleja
historia entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, no podemos quedarnos sin
hacer nada mientras que se infringe de manera evidente la soberanía y la
integridad territorial de una nación. Si eso pasa sin consecuencias en
Ucrania, podría pasar en cualquier nación reunida aquí hoy. En eso se
basan las sanciones que Estados Unidos y nuestros aliados imponemos a
Rusia. No es un deseo de volver a la Guerra Fría.
“En
este momento, en Rusia los medios periodísticos controlados por el
estado pueden describir estos eventos como un ejemplo de la resurgencia
de Rusia, un punto de vista compartido, dicho sea de paso, por una
cantidad de políticos y comentadores de Estados Unidos que siempre han
sido muy escépticos con respecto a Rusia y que parecen estar convencidos
de que, en efecto, estamos en una nueva Guerra Fría. Y, sin embargo,
vean los resultados. La gente de Ucrania está más interesada que nunca
en aliarse con Europa en vez de Rusia. Las sanciones condujeron a la
fuga de capitales, una contracción de la economía, la caída del rublo, y
la emigración de los rusos con mayor educación” manifestó Obama ante
las naciones del mundo, pero jamás aceptó que Estados Unidos y la Unión
Europea entregaron millones de dólares a la oposición para que se
produzca un golpe de Estado que terminó por entregar el poder a las
derechas fascistas que ponen en peligro la paz mundial. Rusia no acepta
el dictat imperial.
“Estados Unidos no reclama
territorios en el Mar de China Meridional –dijo Obama y agregó- Nosotros
no tomamos decisiones sobre reclamaciones. No obstante, como todas las
naciones reunidas aquí, tenemos un interés en mantener los principios
básicos de la libertad de la navegación y el flujo libre del comercio, y
en resolver disputas a través de la ley internacional, no la ley de la
fuerza. Por lo tanto, defenderemos estos principios, mientras alentamos a
China y a otros reclamantes a que resuelvan sus diferencias de manera
pacífica. ” Claro que a Estados Unidos le interesa el “el flujo libre de
comercio”, pues ese uno de los principios del capitalismo que tiene a
los pueblos en situaciones de extremas injusticas económicas, sociales y
políticas, tanto que el uno por ciento de la población mundial tiene en
su poder la mitad de toda la riqueza del mundo.
“Yo
creo también que para avanzar en esta nueva era, tenemos que ser
suficientemente fuertes para reconocer cuando lo que estamos haciendo no
funciona. Durante 50 años, Estados Unidos mantuvo una política con Cuba
que no logró mejorar la vida de los cubanos. Nosotros cambiamos eso.
Seguimos teniendo diferencias con el gobierno de Cuba. Continuaremos
defendiendo los derechos humanos. Pero nos ocuparemos de esos asuntos
mediante las relaciones diplomáticas y mayor comercio y relaciones de
persona a persona. A medida que estos contactos generen progreso, tengo
confianza en que nuestro Congreso levantará inevitablemente un embargo
que ya no debería estar en vigencia. El cambio no ocurrirá en Cuba de la
noche a la mañana, pero tengo confianza en que la apertura, no la
coerción, apoyará las reformas y mejorará la vida que se merece el
pueblo de Cuba, de la misma manera que creo que Cuba encontrará su éxito
si busca cooperación con otras naciones.”
El
bloqueo genocida no amilanó al pueblo cubano que, con una enorme muestra
de entereza no exenta de heroísmo, y con admirable dignidad enfrentó al
más poderoso imperio de todos los tiempos hasta derrotarlo, pues no fue
Obama el que cambió la política hacia Cuba, sino la solidaridad y
exigencia de toda la América Latina y el Caribe, más la intervención del
Papa Francisco.
En hora buena que se reiniciaron
las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, pero son
relaciones incompletas porque el bloqueo no ha terminado y porque
Estados Unidos tampoco devuelve la base de Guantánamo que mantiene de
manera ilegal e inmoral en Cuba y, también, porque los republicanos
amenazan con archivar todas las iniciativas de Obama si persiste la
amenaza cierta de un triunfo con el fascistoide Donald Trump.
Obama
añadía: “Desde Singapur, pasando por Colombia, hasta Senegal, los
hechos demuestran que los países tienen éxito cuando buscan paz y
prosperidad inclusivas, dentro de sus propias fronteras, y cuando
trabajan conjuntamente con países más allá de sus fronteras.
Agregaba
que ese camino está actualmente abierto a un país como Irán, el cual en
este momento continúa haciendo uso de representantes violentos para dar
avance a sus intereses. Puede parecer que estos esfuerzos le han dado
ventaja a Irán en disputas con sus vecinos, pero alimentan conflictos
sectarios que ponen en peligro a toda la región y aíslan a Irán de la
promesa del mercado y del comercio. El pueblo de Irán tiene una historia
de honra y tiene un potencial extraordinario. Pero cantar “Muerte a
Estados Unidos” no crea empleos ni crea más seguridad en Irán. Si Irán
escogiera otro camino, eso sería bueno para la seguridad de la región,
sería bueno para el pueblo iraní y bueno para el mundo.
Por
supuesto, en todo el mundo, seguiremos enfrentándonos a países que
rechazan estas lecciones de la historia, lugares en los que conflictos
civiles, disputas fronterizas y guerras sectarias generan enclaves
terroristas y desastres humanitarios. Cuando el orden se ha roto por
completo, debemos actuar, pero tendremos más fuerza si actuamos juntos.
En esas iniciativas, Estados Unidos siempre hará su parte. Lo haremos
recordando las lecciones del pasado, no solo la lección de Irak, sino
también el ejemplo de Libia, cuando nos unimos a una coalición
internacional bajo el mando de las Naciones Unidas para prevenir una
masacre. Incluso cuando ayudamos al pueblo de Libia a finalizar el
mandato de un tirano, nuestra coalición pudo y debió haber hecho más
para llenar el vacío que quedó. Les estamos agradecidos a las Naciones
Unidas por sus esfuerzos de forjar un gobierno de unidad. Ayudaremos a
todo gobierno legítimo en Libia en su esfuerzo por unificar el país. Sin
embargo, también debemos reconocer que tenemos que trabajar más
eficazmente en el futuro, como una comunidad internacional, para crear
capacidad en los países que están en peligro, antes de que se
derrumben.”
Libia, después del asesinato de Gadafi,
está sumida en la violencia tribal. La OTAN comandada por Estados Unidos
no sólo derrocó a Gadafi sino que destruyó toda la moderna
infraestructura del Estado. Cuando Obama habla de comunidad
internacional se refiere a Estados Unidos, Canadá y sus aliados
europeos.
“Es por eso que debemos celebrar el hecho
de que más adelante hoy, Estados Unidos se unirá a más de 50 países para
sumar nuevas capacidades (infantería, inteligencia, helicópteros,
hospitales y decenas de miles de tropas) para fortalecer el
mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas.” Obama y su imperio sólo
conocen la fuerza de las armas y la amenaza nuclear.
“En
ningún otro lugar se ha puesto a prueba nuestro compromiso con el orden
internacional tanto como en Siria. Cuando un dictador asesina a decenas
de miles de personas de su propio pueblo, eso deja de ser un asunto
interno de un país, pues genera un tipo de sufrimiento humano de tal
magnitud que nos afecta a todos. Igualmente, cuando un grupo terrorista
decapita a rehenes, asesina a inocentes y esclaviza a mujeres, eso deja
de ser un problema de seguridad de un solo país y se convierte en un
asalto a toda la humanidad”, dijo Obama sin referirse que Estados Unidos
y los europeos armaron, entrenaron y financiaron a los terroristas que
combaten a Bashar-al Assad.
“Lo he dicho antes y lo
vuelvo a repetir: no hay cabida para un culto apocalíptico como ISIL, y
Estados Unidos no ofrece disculpas por hacer uso de nuestras fuerzas
armadas, como parte de una gran coalición, para ir tras su captura.
Hacemos esto con una determinación de garantizar que nunca habrá un
lugar seguro para los terroristas que cometen estos crímenes. Hemos
demostrado más de una década de incansable persecución a Al Qaeda; no
nos rendiremos ante extremistas”, manifestó Obama en el colmo de la
hipocresía internacional.
“Si bien el poder militar
es necesario, no es suficiente para resolver la situación en Siria. La
estabilidad duradera solo se puede dar si el pueblo de Siria forja un
acuerdo de vivir juntos en paz. Estados Unidos está preparado para
trabajar con cualquier país, Rusia e Irán incluidos, para resolver el
conflicto. Pero debemos reconocer que después de tanta sangre derramada,
de tanta matanza, no se puede volver al estado anterior a la guerra.”
Obama
ante la ONU dice una cosa y actúa de otra manera. Siempre quiere que el
imperio imponga su voluntad, pero Rusia no es Afganistán, ni Irak, ni
Libia y en tres semanas de bombardeos aéreos ha hecho mucho más que
Estados Unidos y su coalición internacional para combatir al Estado
Islámico, durante tres años de bombardeos y de matanzas al pueblo sirio.
Dentro de poco tiempo se probará que Estados Unidos, su coalición e
Israel, arman a los ejércitos de terroristas del ISIS.
“Los
compromisos que hemos hecho con los Objetivos del desarrollo sostenible
dan fe de ello. Pienso que el capitalismo ha sido el máximo creador de
riqueza y oportunidad que el mundo ha conocido hasta ahora. Sin embargo,
desde las grandes ciudades hasta los pueblos rurales de todo el mundo,
también sabemos que todavía la prosperidad está cruelmente fuera del
alcance de muchos. Tal como nos lo recordó Su Santidad, el Papa
Francisco, somos más fuertes cuando valoramos a los menos favorecidos
entre nosotros y cuando los vemos como semejantes en dignidad a nosotros
y a nuestros hijos”, reclamaba Obama. Cierto que el capitalismo ha
creado riqueza para unos pocos y una pobreza-miseria para unos muchos.
Las injusticias sociales, las desigualdades y los desequilibrios
sociales, económicos, políticos y la inmisericorde explotación que
agobian a la humanidad, son los hijos predilectos del capitalismo al
estilo imperial.
En otra parte de su largo discurso,
Obama decía: “Podemos promover el crecimiento mediante un mercado que
cumpla con estándares más altos. Eso es lo que estamos haciendo en la
Asociación Transpacífica, un tratado de comercio que abarca a casi el 40
por ciento de la economía mundial, un tratado que abrirá mercados, a la
vez que protegerá los derechos de los trabajadores y protegerá el medio
ambiente que permitirá un desarrollo sostenido.
Podemos
reducir la contaminación de nuestro aire y ayudar a las economías a
sacar a la gente de la pobreza sin tener que condenar a nuestros hijos a
los estragos de un clima cada vez más caliente. El mismo ingenio que
dio fruto a la era industrial y a la era informática nos permite emplear
el potencial de la energía no contaminante. Ningún país se puede
escapar de los desastres del cambio climático. Y no hay signo más fuerte
de liderazgo que pensar primero en las generaciones futuras. Estados
Unidos trabajará con cada país que esté dispuesto a hacer su parte para
que juntos podamos en París confrontar este desafío de manera
contundente”, pero nada dijo de que Estados Unidos y sus aliados son los
peores enemigos de la tierra, que son los máximos responsables del
calentamiento global y que en sus laboratorios preparan tantos virus que
se escapan para sembrar de epidemias al mundo. ¿Qué importa que mueran
por millares, si Estados Unidos continúa con su locura de incrementare
los productos para la guerra químico-bacteriológica?
“Es
por eso, expresaba, que nuestros líderes más fuertes, desde George
Washington hasta Nelson Mandela, han puesto la importancia de construir
instituciones fuertes y democráticas por encima de la sed de poder
perpetuo. Los líderes que modifican las constituciones para permanecer
en el poder solo reconocen que no pudieron construir un país exitoso
para su gente, porque ninguno de nosotros vive eternamente. Eso nos dice
que el poder es algo a lo que se aferran por su propio bien, y no para
el bien de aquellos a los que pretenden servir.
Entiendo
que la democracia es frustrante. La democracia en Estados Unidos
definitivamente es imperfecta. Incluso, a veces, puede ser disfuncional.
Pero la democracia, la lucha constante para darle derechos a más
sectores de nuestro pueblo, para darle voz a más gente, es lo que nos ha
permitido convertirnos en la nación más poderosa del mundo”, para negar
derechos esenciales a millones de seres humanos tanto dentro de Estados
Unidos como en los países dominados con las intervenciones militares y
el dólar que acabaron con la soberanía de los Estados y los derechos de
los pueblos.
A pesar del discurso y el derroche de
retórica, Obama está en franca retirada, lo que no deja de ser
peligroso, pues, Estados Unidos ya está en irrecuperable decadencia, y
si los republicanos llegan a la Casa Blanca con un personaje como Trump,
el mundo estará en mayor peligro, porque un tigre herido puede ser muy
perverso.
Finalmente, cabe referirse a un análisis
de BBC Mundo, respecto las 4 diferencias fundamentales que enfrentan a
Putin y Obama sobre Siria.
"Los rusos ven a Al Asad
como un baluarte contra los extremistas (del autodenominado Estado
Islámico); los estadounidenses ven a Al Asad como un elemento que aviva
las llamas de un conflicto sectario", dijo un alto funcionario
estadounidense.
Ambos presidentes coincidieron en la
necesidad de buscar una "solución política" al conflicto sirio y
pidieron a sus ejércitos que inicien conversaciones para evitar
conflictos en caso de que lleven a cabo operaciones en Siria.
Ambos
coinciden en la necesidad de una "solución política" al conflicto en
Siria pero discrepan sobre el papel del presidente sirio Bashar al Asad.
En
declaraciones tras el encuentro, Putin no descartó que Rusia participe
de una alianza con Europa y países de la región en acciones contra el
autodenominado Estado Islámico (EI), siempre y cuando esta misión tenga
un mandato de la ONU, aunque rechazó la idea de enviar tropas rusas a
suelo sirio.
En sus respectivos discursos en la
apertura de la septuagésima Asamblea General de Naciones Unidas, Obama y
Putin dejaron claras las diferencias que tienen en torno al manejo del
caso sirio y sobre todo el papel que puede jugar su actual presidente,
Bashar el Asad.
Putin advirtió que ha sido un
"enorme error rehusarse a cooperar con el gobierno sirio y sus fuerzas
armadas que están valientemente combatiendo el terrorismo".
Obama
afirmó que trabajaría con cualquier nación para resolver el conflicto
que empezó en 2011, un coletazo de la llamada "primavera árabe".
"Tenemos
que reconocer que no puede haber, después de tanto derramamiento de
sangre, de tanta matanza, un regreso al status quo anterior a la
guerra", dijo Obama.
Pero en sus palabras ante la
ONU, Obama y Putin, también parecieron indicar que están dispuestos a
llegar a un compromiso, algo que les permitiría hacer causa común en
contra del autodenominado Estado Islámico.
Putin
intentará convencer a Obama de hacer causa común en Siria. "Será el
inicio de un esfuerzo genuino por ver si hay forma de no chocar en el
terreno. Pero también por tratar de encontrar un camino efectivo para
conseguir una Siria unida, secular, estable y en paz", fue, de hecho, la
caracterización que hizo del encuentro el secretario de Estado de
EE.UU., John Kerry.
1. El rol de Bashar al Assad
La
primera de esas diferencias tiene que ver con Bashar al Asad, un aliado
histórico de Moscú, a quien Rusia ve como parte de la solución y EE.UU.
como parte del problema.
Washington está convencido
de que el autoritarismo del presidente sirio es una de las principales
fuentes de inestabilidad en el país, pues les proporciona terreno fértil
a los fundamentalistas islámicos.
Y, por ello,
Obama –quien ha acusado a Al Asad de torturar y asesinar a su propia
gente– le insiste a Putin que una solución a largo plazo pasa por la
salida de su aliado.
El mandatario ruso, sin
embargo, siempre ha defendido la legitimidad del gobierno de Damasco, al
que acostumbra presentar como baluarte de una institucionalidad que
debe ser protegida para evitar un vacío que pueda ser llenado por los
islamistas radicales.
De ahí su insistencia en que
cualquier discusión sobre una transición política en Siria debe esperar a
la derrota definitiva del Estado Islámico.
Aunque
todo indica que en la actualidad la posibilidad de un período de
transición con Al Asad en el poder puede ser considerada por ambos
mandatarios.
2. A quién apoyar militarmente
La diferencia de posiciones sobre Al Asad ha llevado a la Rusia de Putin a apoyar directamente a las fuerzas gubernamentales.
Mientras,
además de participar en bombardeos contra EI, Washington se ha dedicado
a apoyar a los opositores más moderados del gobierno de Damasco.
Una
estrategia que, sin embargo, fue criticada e incluso ridiculizada por
el mandatario ruso en vísperas de su encuentro con Obama.
"El
objetivo inicial (de EE.UU.) era entrenar entre 5.000 y 6.000, luego
12.000, pero al final sólo se entrenaron 60 y sólo cuatro o cinco están
realmente peleando", dijo el mandatario ruso en una entrevista con la
televisora estadounidense CBS.
"El resto simplemente
desertó con sus armas estadounidenses para donde el Estado Islámico",
agregó, según fragmentos de la entrevista que fueron hechos públicos por
el Kremlin.
Y Putin también dijo que "apoyar
militarmente organizaciones ilegítimas contraviene los principios del
derecho internacional y la Carta de Naciones Unidas", por lo que su
gobierno solamente apoya "entidades gubernamentales legales".
La
Casa Blanca, sin embargo, cree que el apoyo ruso al ejército sirio hará
que Al Asad se sienta menos presionado para negociar, lo que podría
terminar prolongando el conflicto más de lo necesario.
Y
tampoco ha dejado de notar que la "entidades gubernamentales legales"
apoyadas por Moscú no solo combaten al Estado Islámico, sino también a
los rebeldes moderados apadrinados por Washington.
3. Diferentes aliados regionales
Por lo demás, no es únicamente dentro de Siria donde Estados Unidos y Rusia han elegido diferentes aliados.
En
su campaña de bombardeos contra Estado Islámico, EE.UU. ha contado
desde el inicio con el apoyo de Arabia Saudita, que comparte con la Casa
Blanca el objetivo de derrocar a Bashar al Asad.
Rusia,
por su parte, sorprendió a todos el domingo al anunciar un acuerdo para
compartir inteligencia sobre EI con Irak e Irán, un aliado del gobierno
de Damasco.
Y dada la rivalidad regional entre
iraníes y sauditas, muchos consideran que más que allanar el camino
hacia una mayor coordinación, esto se traducirá en la existencia de dos
coaliciones rivales.
Este problema se ve además exacerbado por la decisión rusa de incluir en el acuerdo a las fuerzas de seguridad sirias.
Y
el mismo también obligará a Washington a preguntarse por su relación –y
la de Moscú– con Irak, otro aliado clave en la lucha contra el Estado
Islámico.
4. Protagonismo incómodo vs. Protagonismo buscado
La
mayor diferencia entre Putin y Obama con respecto a Siria, sin embargo,
probablemente tiene que ver con la forma en que confrontan su
protagonismo en el conflicto.
Estados Unidos parece
haberse visto arrastrado al mismo un poco contra su voluntad. Y Obama
sabe que un mayor involucramiento en la guerra en Siria puede terminar
debilitándolo internamente.
Putin, por el contrario,
no tiene ese problema: antes bien, la situación fortalece su imagen de
líder capaz de devolver a Rusia el protagonismo internacional perdido
luego de la caída de la Unión Soviética.
Y ese
protagonismo puede además darle réditos más allá del plano local,
permitiéndole no sólo conservar parte de su influencia en Medio Oriente,
sino ayudándole también a reparar una imagen por la intervención rusa
en Ucrania y la anexión de Crimea.
Efectivamente, Estados Unidos puede utilizar un aliado efectivo en la lucha contra el Estado Islámico. Y Putin lo sabe.
Y
también sabe que la Unión Europea está urgida de una solución capaz de
detener el influjo de refugiados que llegan desde Siria.
"Muy
probablemente Putin va a tratar de utilizar la situación para reducir
las sanciones contra Rusia luego de lo de Crimea y hacer que Occidente
lo acepte de regreso en el club de líderes mundiales", le dijo a BBC
Mundo Famil Ismailov, de BBC Rusia, antes del encuentro.
Un
claro ejemplo de por qué, en lo que respecta a Siria, Vladimir Putin
tiene muchas más cosas que ganar, y menos que perder, que Barack Obama”.
A
más de Siria, América Latina y el Caribe tienen sus propias necesidades
y agendas. Con la creación de la Celac y Unasur a más del ALBA y
Petrocaribe, defienden su soberanía y cada vez son más fuertes las
posiciones libres e independientes que no aceptan el dictado imperial.
Finalmente con Obama o sin él, Estados Unidos aumenta su desprestigio en
América Latina, y ya es muy tarde para Obama que intente recuperar algo
de su influencia en el subcontinente.
Correo electrónico: tribunalpazecuador@yahoo.com
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