Peña usó la Constitución como tapete
I.- En su
visita a México, el Pontífice se “lavó las manos” al decirle a los
mexicanos –como Dante en su Divina Comedia–, que “perdieran toda
esperanza” ya que no venía a resolver problemas; aunque puso el dedo en
la llaga de la inseguridad, la pobreza y el desempleo. Sonreía Peña a su
lado en tanto el Papa era seguido, como dijo una señora: “por propia
voluntad, no acarreados mediante gratificación”, por multitudes en un
país donde cerca de 90 millones son más guadalupanos que católicos. Ya
quisieran los partidos, sus candidatos, los gobernantes y Peña tener al
pueblo a su lado cuando aparecen, muy a distancia y ¡detrás de los
cordones de seguridad en los actos públicos! Recibieron a don Francisco,
no la cantidad de personas que se esperaba. Tal vez por la hora:
pasadas las 19 horas del viernes 12 de este febrero. Empero, hubo
multitudes vitoreándolo donde se presentó. Esto indudablemente, causó
envidia… ¿de la buena o de la mala? a Peña y sus empleados; pues ellos
tienen que pagar para que en sus actos haya quien los escuche.
II.-
El mexiquense pisoteó la Constitución usando de tapete el carácter
laico de la separación: Estado e Iglesias, y se lució yendo a misa y…
¡comulgando! ¿Acaso confesó todos sus pecados?; porque prevalecen sus
delitos desde que fue desgobernador, en el entendido de que sus actos,
aparte de imprudentes y frívolos, demostraron que no tiene madera de
político que debió comportarse, con todo y su religión, como encargado
del órgano presidencial que se debe a una conquista histórica desde
Hidalgo-Morelos. Con esto ha pervertido la separación laica de lo
religioso. Ha dejado una huella de abuso del poder y traicionado el
legado de Juárez que limitó al clero político al ejercicio ético de sus
creencias, de conciencia y de religiosidad y de no permitir que sus
actos se utilicen como propaganda y proselitismos políticos (Artículo 24
constitucional).
III.- Será buen cristiano-católico,
pero un mal político, ocasionando desastres económicos, políticos y
sociales al país; incapaz de gestionar, o tal vez hasta impidió que el
Papa recibiera a los padres de los estudiantes de Ayotzinapa. Supone
Peña que al comulgar fue absuelto de sus pecados. Pero las leyes son
derecho positivo y ante ellas deben rendirse cuentas de los delitos,
aunque estos sean ocasionados por omisión o negligencia. También
Angélica Rivera, alias “la gaviota”, le organizó al Papa un gran
recibimiento, para lo cual se trajo a Televisa, para juntos pedir el
perdón a sus pecados y la bendición… para seguir pecando. Televisa sigue
teniendo acceso a la élite política peñista ya que ésta le paga lo que
le debe desde que Peña fue su candidato presidencial, y lo promovió
hasta incluso matrimoniarlo –tramposamente por su iglesia, como
documentó Noticias-Aristegui y Proceso: 7/II/16–, con una de sus
“estrellas”. Fue el espectáculo de la oligarquía y la plutocracia, para
que veamos quién tiene influencias con el peñismo; mientras afuera el
pueblo creyente se resignaba a verlo de lejos tras bardas vigiladas
policiaca y militarmente.
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