lunes, 28 de marzo de 2016

¿A quién beneficia el atentado en Bruselas?

¿A quién beneficia el atentado en Bruselas?



Las autoridades belgas recibieron advertencias específicas sobre el atentado que tomaría lugar esta semana en Bruselas, reportó el medio israelí Haaretz. Desde hace un año, agregó el periódico, se tenía conocimiento de las actividades de uno de los hombres involucrados en el hecho.
“Los servicios de seguridad belgas y otras agencias de inteligencia occidentales tenían advertencias anticipadas y precisas de los ataques terroristas del martes en Bélgica, según se enteró Haaretz. Los servicios de seguridad sabían, con un alto grado de certeza, que los ataques se encontraban planificados en un futuro próximo contra el aeropuerto y también, aparentemente, contra el metro”, informó.
Los atacantes ya eran conocidos por las autoridades. Khalid El Bakraoui y su hermano Ibrahim El Bakraoui, que detonaron una bomba en el aeropuerto, habían sido procesados por robo armado y eran sabidas sus conexiones con los ataques del 13 de noviembre en París, atribuidos al Estado Islámico de Irak y Siria.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan manifestó que Ibrahim El Bakraoui había sido detenido en Turquía e identificado como un militante jihadista, motivo por el cual fue deportado a Países Bajos el año pasado.
“Uno de los perpetradores del ataque en Bruselas era una persona que había sido detenida en junio de 2015 en (la provincia sureste de) Gaziantep y deportado… Informamos a la embajada de Bruselas sobre el proceso de deportación del atacante con una nota, el 14 de julio de 2015. Sin embargo, los belgas soltaron al atacante, a pesar de su deportación”, afirmó el mandatario.
Erdogan agregó que las autoridades belgas fueron incapaces de establecer vínculos entre El Bakraoui y actividades terroristas, pese a las advertencias turcas, las cuales fueron “ignoradas”.
“Los reportes levantan preguntas serias sobre cómo y por qué la agencia de inteligencia belga y otras aliadas, permitieron que los atentados en Bruselas ocurrieran. En el décimo quinto año año de la ‘guerra contra el terrorismo’ declarada por Washington y sus aliados europeos luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001, las agencias de inteligencia tienen a su disposición sofisticadas técnicas de espionaje, capaces de rastrear virtualmente cada celular y cada actividad en internet. Las afirmaciones de que el ataque ocurrió porque la agencia de inteligencia belga y sus aliadas de alguna manera fallaron en ‘unir los puntos’, simplemente no son creíbles”, indica el portal WSW.
Bélgica había estado en alerta máxima. Un gran número de soldados y policías fueron desplegados en Bruselas cuando la ciudad estuvo cerrada luego de los ataques del 13 de noviembre en París, y nuevamente con la captura del atacante Salah Abdeslam, la semana pasada. Pese a esto, un equipo de ISIS logró hacerse de un importante arsenal de explosivos para planear, preparar y ejecutar, sin problema alguno, un ataque devastador y coordinado en el corazón del país.
“Todavía no existen llamados al despido de funcionarios de inteligencia belgas y europeos tras la sorprendente falla de seguridad. El motivo es que las facciones poderosas de la élite gobernante y el Estado, más allá de estar genuinamente conmovidos con estos ataques, los ven como una bendición política, permitiéndoles meter las políticas a las que adhieren los círculos gobernantes: una acelerada intervención militar en Medio Oriente, medidas de vigilancia de estado policiaco en Europa e incitación al racismo anti-musulmán”, reflexiona WSW.
Los columnistas del New York Times, Thomas Friedman y Roger Cogen, ya se hicieron parte de la campaña que pretende empujar a Europa a tener una presencia más fuerte en Siria para “combatir al Estado Islámico”. Friedman preguntó retóricamente si “Obama se ha vuelto obsesivo con la defensa de su postura liberal sobre Siria”, al punto de “desestimar los peligros de su pasividad y la oportunidad de EEUU de inclinar el poder en la región hacia nuestro lado”.
Bajo estas condiciones, se vuelve claro que ISIS sirve a los objetivos del imperialismo europeo, no sólo como una fuerza que impulsa un cambio de régimen en Siria, para derrocar finalmente a Bashar Al Assad, sino también como instrumento para reforzar políticas antidemocráticas e impopulares en casa, según afirman Stéphane Hugues y Alex Lantier.
Los ataques en París y Bruselas cumplen el mismo patrón. La fuerza detrás de los atentados se vincula a la red original de Al Qaeda que emergió con la colaboración de la CIA y las agencias saudíes y paquistaníes de inteligencia, que pretendían movilizar a combatientes islámicos en contra de la Unión Soviética y el régimen que ésta apoyaba en Afganistán, durante los años ’80.

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