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Hallados 4.600 fragmentos de cadáveres en un campo de extermino de Los Zetas
Zorayda Gallegos
La crueldad de Los Zetas
vuelve a quedar al descubierto. En una zona semidesértica de Coahuila,
en el noreste de México, un grupo de familiares que buscan a sus
desaparecidos descubrieron un campo de exterminio. Patrocinio, una
localidad de unos 300 habitantes ubicada en la región de la laguna,
podría albergar la fosa clandestina más grande del país. Los integrantes
del grupo Vida encontraron el sitio en abril de 2015 como parte de las
labores de búsqueda que hacen en toda la región para dar con los suyos
ante la lentitud de las autoridades. Silvia Ortiz, líder del grupo,
cuenta que un campesino los llevó a la zona. En un terreno que abarca
56.000 metros cuadrados -según la Fiscalía- han encontrado huesos,
retazos de ropa, zapatos y casquillos. Los peritos que trabajan con el movimiento han recogido 4.600 restos y fragmentos óseos que tendrán que ser analizados. "Cada
vez que visitamos el lugar encontramos más restos, apenas el sábado que
fuimos recuperamos otros 130 ", dice la mujer que busca a su hija
desaparecida desde 2004.
Los habitantes de la zona han contado a los integrantes del grupo Vida que entre 2007 y 2012 hombres armados llegaban en sus camionetas y bajaban cuerpos de personas y les prendían fuego. Otros eran disueltos en inmensos recipientes hasta quedar disueltos. Los residentes del poblado llegaron a escuchar los gritos de las personas que eran ejecutadas ahí mismo y a lo lejos observaban la humareda donde eran calcinadas. La Fiscalía General (PGR) ni la estatal han dado una versión oficial de qué es lo que ocurrió en ese trozo del desierto. En una entrevista televisiva, el procurador de Coahuila, Homero Ramos Gloria, acusó a Los Zetas de ser los responsables de haber realizado esos entierros clandestinos. Silvia respalda esta versión y explica que Patrocinio era territorio de ellos. "Coahuila está dividido: una parte es de gente del cártel de Sinaloa y la otra de Los Zetas. Ahí operaban ellos", cuenta en entrevista con este medio.
Los Zetas son el cartel más sanguinario de México. Nacieron como un brazo armado del cártel del Golfo comandado por el narcotraficante Osiel Cárdenas Guillén para enfrentar a sus rivales. Sus fundadores eran desertores de las fuerzas especiales del Ejército mexicano que luego rompieron con la organización del Golfo. Bajo las órdenes de su líder, Heriberto Lazcano El Lazca o El Verdugo, comenzaron su expansión sembrando el terror. Los muertos atribuidos a Los Zetas siempre tenían un sádico sello: los decapitaban, los desmembraban o los disolvían en ácido. La banda delictiva tiene una fuerte presencia en Coahuila, estado fronterizo con Estados Unidos. Su líder, El Lazca fue abatido en 2012 en la localidad de Progreso después de presenciar un partido de béisbol.
Patrocinio no es el único sitio donde los de la última letra -como también se les conoce- se deshacían de sus víctimas. Una prisión de Coahuila fue utilizada entre 2010 y 2012 por el grupo criminal para torturar, matar e incinerar. Según dio a conocer el Diario de Coahuila unas 150 personas habrían sido asesinadas. La cárcel de Piedras Negras estaba bajo el control de los miembros de este cartel que purgaban una condena. Ahí también se encargaban de fabricar uniformes para los miembros de la banda y servía de escondite a los líderes cuando eran buscados por las autoridades. Otro caso que estremeció a los mexicanos fue la matanza que emprendieron en Allende. Los Zetas llegaron en 2011 al desértico poblado en camionetas y sacaron de sus casas a decenas de familiares de dos exmiembros de la organización acusados de traición. Un informe académico sitúa a los desaparecidos en 26, pero testimonios presentados en una corte en EE UU -citados por la revista Proceso- señalaron que fueron 300 personas.
El Gobierno de Coahuila en un principio trató de minimizar el hallazgo de restos óseos en Patrocinio. La Fiscalía estatal aseguró a principios de octubre que no existían elementos para afirmar que el ejido Patrocinio había sido un campo de exterminio, como lo han calificado peritos de la PGR. El lunes, tras una reunión con familiares de desaparecidos que han hecho labores de búsqueda en la zona, el Gobierno de Coahuila se comprometió a agilizar la identificación de los restos hallados y a crear un fondo de apoyo para las acciones de búsqueda. Silvia cuestiona que hasta ahora las autoridades locales los estén escuchando cuando desde hace más de un año han denunciado el campo de exterminio de Patrocinio. "A nosotros nos preocupa la situación porque el lugar se está deteriorando, pasan chivas, pasan vacas, no está acordonado y no se preserva la evidencia", afirma.
Los habitantes de la zona han contado a los integrantes del grupo Vida que entre 2007 y 2012 hombres armados llegaban en sus camionetas y bajaban cuerpos de personas y les prendían fuego. Otros eran disueltos en inmensos recipientes hasta quedar disueltos. Los residentes del poblado llegaron a escuchar los gritos de las personas que eran ejecutadas ahí mismo y a lo lejos observaban la humareda donde eran calcinadas. La Fiscalía General (PGR) ni la estatal han dado una versión oficial de qué es lo que ocurrió en ese trozo del desierto. En una entrevista televisiva, el procurador de Coahuila, Homero Ramos Gloria, acusó a Los Zetas de ser los responsables de haber realizado esos entierros clandestinos. Silvia respalda esta versión y explica que Patrocinio era territorio de ellos. "Coahuila está dividido: una parte es de gente del cártel de Sinaloa y la otra de Los Zetas. Ahí operaban ellos", cuenta en entrevista con este medio.
Los Zetas son el cartel más sanguinario de México. Nacieron como un brazo armado del cártel del Golfo comandado por el narcotraficante Osiel Cárdenas Guillén para enfrentar a sus rivales. Sus fundadores eran desertores de las fuerzas especiales del Ejército mexicano que luego rompieron con la organización del Golfo. Bajo las órdenes de su líder, Heriberto Lazcano El Lazca o El Verdugo, comenzaron su expansión sembrando el terror. Los muertos atribuidos a Los Zetas siempre tenían un sádico sello: los decapitaban, los desmembraban o los disolvían en ácido. La banda delictiva tiene una fuerte presencia en Coahuila, estado fronterizo con Estados Unidos. Su líder, El Lazca fue abatido en 2012 en la localidad de Progreso después de presenciar un partido de béisbol.
Patrocinio no es el único sitio donde los de la última letra -como también se les conoce- se deshacían de sus víctimas. Una prisión de Coahuila fue utilizada entre 2010 y 2012 por el grupo criminal para torturar, matar e incinerar. Según dio a conocer el Diario de Coahuila unas 150 personas habrían sido asesinadas. La cárcel de Piedras Negras estaba bajo el control de los miembros de este cartel que purgaban una condena. Ahí también se encargaban de fabricar uniformes para los miembros de la banda y servía de escondite a los líderes cuando eran buscados por las autoridades. Otro caso que estremeció a los mexicanos fue la matanza que emprendieron en Allende. Los Zetas llegaron en 2011 al desértico poblado en camionetas y sacaron de sus casas a decenas de familiares de dos exmiembros de la organización acusados de traición. Un informe académico sitúa a los desaparecidos en 26, pero testimonios presentados en una corte en EE UU -citados por la revista Proceso- señalaron que fueron 300 personas.
El Gobierno de Coahuila en un principio trató de minimizar el hallazgo de restos óseos en Patrocinio. La Fiscalía estatal aseguró a principios de octubre que no existían elementos para afirmar que el ejido Patrocinio había sido un campo de exterminio, como lo han calificado peritos de la PGR. El lunes, tras una reunión con familiares de desaparecidos que han hecho labores de búsqueda en la zona, el Gobierno de Coahuila se comprometió a agilizar la identificación de los restos hallados y a crear un fondo de apoyo para las acciones de búsqueda. Silvia cuestiona que hasta ahora las autoridades locales los estén escuchando cuando desde hace más de un año han denunciado el campo de exterminio de Patrocinio. "A nosotros nos preocupa la situación porque el lugar se está deteriorando, pasan chivas, pasan vacas, no está acordonado y no se preserva la evidencia", afirma.
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