Una nueva versión de la lucha de clases
La
ideología de género recoge la interpretación de Friedrich Engels,
expresada en su libro “El origen de la familia”, donde relata la
historia de la mujer en relación con la técnica según la cual, la
propiedad privada convierte al hombre en propietario de la mujer. En la
familia patriarcal fundada sobre la propiedad privada, la mujer es
explotada y oprimida por el hombre. Por ende, el proletariado y las
mujeres se convierten en dos clases oprimidas.
La
liberación de la mujer –sostiene Engels- pasa por la destrucción de la
familia y su ingreso al mercado del trabajo. Así, ocupará su lugar en la
sociedad de producción, ya sin el yugo marital ni la carga de la
maternidad.
El feminismo radicalizado
reinterpreta la historia bajo una perspectiva dialéctica neo-marxista,
identificando a la mujer con la clase oprimida y al hombre con la
opresora. El matrimonio monógamo es la síntesis y expresión del dominio
patriarcal y toda diferencia es entendida como sinónimo de desigualdad,
por lo que es preciso acabar con ella.
“El
primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo
del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio
monógamo, y la primera opresión de una clase por otra, con la del sexo
femenino por el masculino”, (Friedrich Engels, “The origin of the
Family, Property and the State”).
Para las
feministas radicales, los marxistas fracasaron por concentrarse en
soluciones económicas sin atacar directamente a la institución familiar,
verdadera causante de las clases. En ese sentido, Shulamith Firestone
afirma la necesidad de destruir la diferencia de sexos: “… Asegurar la
eliminación de las clases sexuales requiere que la clase subyugada (las
mujeres) se rebele y tome el control de la reproducción; se restaure a
la mujer la propiedad sobre sus propios cuerpos, como también el control
femenino de la fertilidad humana (piénsese en las políticas de “salud
reproductiva”). La meta definitiva de la revolución feminista debe ser
acabar con el privilegio masculino y con la distinción de sexos”.
Desde la insustancial dialéctica economicista de Engels a la patética dialéctica biológica de Shulamith
Asimismo,
inspirándose en el estructuralismo, la ideología de género considera
que cada cultura produce sus propias normas de conducta y modela un tipo
de mujer distinto. Según las sociedades, ciertas tareas serán
tradicionalmente consideradas como “tareas femeninas” y otras como
masculinas. De este modo; en esta nueva cultura, los papeles o funciones
del hombre y la mujer serían perfectamente intercambiables. La familia
heterosexual y monógama aparece como un caso más de práctica sexual
junto a la homosexualidad, el lesbianismo, la bisexualidad, el
travestismo, familias monoparentales masculinas o femeninas, y hasta
uniones pedofílicas o incestuosas.
Para lograr
la igualdad definitiva entre hombre y mujer es necesario: cambiar todos
los roles masculinos y femeninos existentes; considerar la familia
actual como perimida; negar la identidad biológica-psíquica-espiritual
de ambos sexos; cambiar los términos que incluyen tácitamente o excluyen
a la mujer dentro del hombre (ej: “alumnos y alumnas”).
Conceptos
Según
el profesor Schooyans, el concepto de género es utilizado por las
feministas radicales como “ideología según la cual, los roles del hombre
y la mujer no están dentro de la naturaleza, sino que son el resultado
de la historia y de la cultura”.
Las entidades
propulsoras de esta filosofía como el CLADEM (Comité de América Latina y
el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer), sostienen que
“género” refiere a una ideología que niega el fundamento natural de los
roles tradicionales del hombre y la mujer y alega que son puras
invenciones sociales sujetas al cambio. En este contexto, la sexualidad
es reinterpretada en su totalidad.
La guerra semántica (conceptos utilizados por los difusores de la ideología de género)
1.
Perversidad polimorfa, sexualmente polimorfo: el ser humano nace
sexualmente indefinido. Por tanto, la atracción por personas del otro
sexo no es natural, sino socialmente impuesta.
2.
Preferencia u orientación sexual: distinguen cinco sexos, heterosexual,
homosexual, lesbiana, bisexual y transexual, con iguales derechos
legales y sociales.
3. Homofobia: temor a las relaciones homosexuales por la heterosexualidad obligatoria.
4.
Deconstrucción: denunciar las ideas y el “lenguaje hegemónico” para
persuadir a la gente de que su percepción de la realidad es mera
construcción social.
Primer blanco: la familia
Según
Alison Jagger: “…La destrucción de la familia biológica que Freud jamás
visualizó permitirá la emergencia de mujeres y hombres nuevos”.
Así
lo explica Christine Riddiough, colaboradora de la revista “Catholics
for a Free Choice” (“Católicas por el derecho a decidir” –lobby “pro
género-):
“La familia nos da las primeras
lecciones de ideología de clase dominante y también provee de
legitimidad a otras instituciones de la sociedad civil. Nuestras
familias son las que nos enseñan primero la religión, a ser buenos
ciudadanos… tan completa es la hegemonía de la clase dominante en la
familia, que se nos enseña que ésta encarna el orden natural de las
cosas”.
El amor maternal en entredicho.
El peligro de esta doctrina
El
riesgo para la Nación de esta perniciosa doctrina son sus tácticas de
infiltración a través de la legislación, educación y sobre todo, de los
medios masivos de comunicación.
El propósito
será “deconstruir” aquello que se considera culturalmente como natural
poniendo de manifiesto que no lo es, sino que se trata de imposiciones
culturales. A partir de allí aceptar la cuestión del “género” e insertar
su concepción en todos los organismos y/o entidades (Ej: planes de
estudio –ley 114 de la ciudad de Bs As; ley 418, ley de educación sexual
de la ciudad de Bs As, etc.; apertura de departamentos o secretarías de
“género”, por ej: en los partidos políticos, en la CGT, etc.).
Otro
ámbito por el que se difunde afanosamente esta ideología –buscando
perversamente modificar el “sentido común” de la población- es, como
quedo dicho, a través de los medios de comunicación. Basta observar en
el ámbito de la televisión por ejemplo, la inclusión cada vez mayor de
conductores o panelistas “afeminados”, travestis, etc., presentándolos
como algo normal ante la sociedad.
Volviendo al
tema legislativo; además de las ya citadas, debemos apuntar “la
avanzada” que se efectúa a través de las leyes y conferencias
internacionales. Mediante este mecanismo se busca imponer la doctrina de
género a nivel global, universal, para desde allí incluirse en las
legislaciones y políticas públicas de los países. Por supuesto,
consideramos que esta forma de difusión y aplicación de la perspectiva
de género en la política interna de los Estados es esencialmente
violatoria de la soberanía de cada país y de la identidad cultural de
nuestros pueblos. Las conferencias internacionales sobre el tema
arrancan en 1975 “I Conferencia de la Mujer”; 1979 “Convención
Internacional”; 1980, Copenhague, “II Conferencia sobre la Mujer”; 1985,
Nairobi, “III Conferencia de la Mujer”; 1995, Beijing, “IV Conferencia
de la Mujer”; 2000, Nueva York, “Beijing + 5”; 2001 “Conferencia Mundial
contra el Racismo, la Discriminación, la Xenofobia y formas conexas de
intolerancia”; etc.
Finalmente, señalamos que
estos programas están financiados y promovidos por lo más concentrado de
la plutocracia internacional y sus colaterales; desde la ONU, el FMI,
el Banco Mundial, hasta diversas fundaciones (Ford, Hullet Packard, y
otras), ONGs “mundialistas”. Lo cierto es que lo que se oculta con esta
estrategia es la promoción de la “salud reproductiva” como forma de
reducir la tasa de fecundidad de los pobres, países en vías de
desarrollo, etc. Para ello se forman objetivos mundiales sobre población
(ej: basta ver el MEMO 200, más conocido como “Informe Kissinger”) y
medios coercitivos sobre los gobiernos locales para que implementen
estos programas, y es justamente en este punto: el control demográfico
donde confluyen los programas de “salud reproductiva” y la “perspectiva
de género” como peligro potencial a la seguridad nacional ya que se
impulsan planes contrarios a los intereses del país que debería trabajar
intensamente en una geopolítica y política demográfica en sentido
inverso a estas doctrinas; esto es, promoviendo la vida, las familias
numerosas, la ocupación del territorio (que en ciertas zonas como la
patagónica llega a tener 0,5 habitantes por km2, considerándose según
los cánones internacionales, como zona desértica), complementada con una
adecuada y firme política de desarrollo y población.
Lecturas recomendadas
-LaRouche, Lyndon, “El complot para aniquilar las Fuerzas Armadas y las naciones de Iberoamérica”, EIR, 1993.
-Sanahuja, Juan Claudio, “El desarrollo sustentable. La nueva ética internacional”, Ed. Vórtice, 2003.
-Malthus, Thomas Robert, “Primer ensayo sobre la población”, SARPE, 1983.
–
La filosofía del género; por Daniel Calcaterra; Publicado en Revista
Arbil n° 58, con agradecimiento por la autorización de Church Forum;
HYPERLINK “http://www.www.churchforum.org/” \t “_blank” http://www.www.churchforum.org
– Rodríguez Fuente, Marta, El Género; Mujer Nueva.
Federico Gastón Addisi es historiador argentino.
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