La Fundación Rockefeller y el exterminio racista de la población mundial
Julio García Camarero
Rebelión
Inicios
Ya en los años 1920 y 30 la Fundación Rockefeller comenzó a hablar de la “anti-hormonal-vacunas”.
El trabajo de investigación se llevaba a cabo mediante experiencias de la reproducción en el mono. Este trabajo se inició en la Universidad Johns Hopkins en 1921, y desde 1923 se continuó en la Universidad de Rochester. Se trata de estudios observacionales y experimentales del ciclo reproductivo de algunas especies de los primates superiores, en los que este tipo de ciclo se asemeja mucho a la de la especie humana. Se estudia el efecto de las diversas hormonas reproductivas interrelacionadas. El manifiesto de la “Ideología Racista y de Leyes de la Eugenesia” se implantó en 27 estados de Estados Unidos, entes de la Segunda Guerra Mundial y antes de la existencia de la Alemania Nazi. Luego, la familia Rockefeller financió las investigaciones Eugenésicas que fueron llevadas a cabo en el Instituto Kaiser Wilhelm en la Alemania nazi, donde se practicaron algunas de las más horripilantes investigaciones “científicas” de tipo eugenésico. Tenemos que incluir en ellas a la famosa obra de Josef Mengele.
Y más tarde la eugenesia también echó raíces en gran parte del mundo occidental, incluida la G.B.
Después de la Segunda Guerra Mundial
Después de la 2ªGuerra Mundial, la eugenesia fue rebautizada para impedir el recuerdo de su asociación con los nazis, y su nombre fue sustituido por otros nombres, para el mismo proyecto, que tenían un aire de política social progresista como “control de la población”, “planificación familiar”, “cuidado de la Salud”, etc.; nombres que fueron asociados a la lucha en contra del gran peligro del Cambio Climático y el exceso de carga poblacional en la tierra. Pero precisamente la esterilización se programaba exclusivamente en la población pobre del Tercer Mundo y zonas rurales, que justo son las únicas que no producen efectos sobre el gran peligro del Cambio Climático ni en el exceso de carga poblacional en la tierra, porque estos dos peligros sólo provienen de los consumistas-productivistas del Primer Mundo.
La poderosa Fundación Bill y Melinda Gates está vinculada formalmente al programa de la Fundación Rockefeller, incluyendo en su financiación las vacunas de reducción de la población.
Bill Gates y David Rockefeller eran los principales miembros de un club de multimillonarios que se reunieron en secreto para discutir la manera de fortalecer las medidas de control de la población, particularmente en el mundo en desarrollo, a través del disfraz de “filantropía”. Otros miembros notables mencionables son Ted Turner, George Soros, Oprah Winfrey, Warren Buffett, etc.
En su informe anual de 1968, la Fundación Rockefeller reconoció financiar el desarrollo de las llamadas “vacunas anti-fertilidad” y su aplicación, en una escala masiva, en varias naciones en vías de desarrollo, por ejemplo, en Filipinas.
Se estima que cinco millones de mujeres sumidas en la pobreza, además de muchas personas de los barrios pobres urbanos y en las zonas rurales deprimidas de EEUU, han sufrido la vacuna de control de la fertilidad.
La Fundación Rockefeller financia y trabaja coordinadamente con la Organización Mundial de la Salud (OMS) para impulsar la vacuna anti-fertilidad bajo la responsabilidad del “Grupo de Trabajo sobre Vacunas para Regulación de la Fertilidad”. Y también con el Fondo de Población de las Naciones Unidas y el Banco Mundial, que han desarrollado distintos grupos de trabajo que apoyan la investigación sobre las vacunas anti-esperma y anti-óvulos.
El gosipol
“El gosipol, una sustancia natural que se encuentra en la planta de algodón, continúa siendo prometedora como un anticonceptivo oral para los hombres. La última mención de el gosipol en los anales de la Fundación los encontramos en el informe anual de 1994, en donde se asignaron fondos a la Universidad de Innsbruck de Austria “para un estudio en el Instituto de Fisiología de la acción molecular de gosipol en el nivel celular.” Además, el gosipol tiene efectos secundarios tóxicos, que incluyen: niveles bajos de potasio en la sangre, fatiga, debilidad muscular e incluso parálisis.
Parece que los científicos financiados por la Fundación Roquefeller han encontrado una manera de “reducción de la dosis” de gosipol, que evitará la toxicidad de la sustancia, con el fin de disminuir o incluso eliminar estos “efectos secundarios indeseables”. La Fundación pensó que si se lograra que estos efectos pudieran ser eliminados sin la reducción de los efectos anti-fertilidad, se obtendría un esterilizante muy eficaz y “casi indetectable”. ¿Para qué querrían que fuera “casi indetectable”? Alrededor de 2006 se puso en marcha una campaña en los medios, diciendo que la semilla de algodón podría ayudar a combatir el hambre y a derrotar y la pobreza. Dice esto dulcemente que parece benévolo y altamente positivo. Pero lo que no aclaraba bien es que la desaparición del hambre y de los pobres se conseguírá a base de terminar con la vida de estos.
Y lo que es peor, se trabajaba en el proceso de incluir el gosipol de forma masiva en los alimentos, que se distribuirían luego en la red de distribución global cumpliendo así con su objetivo de la esterilización en masa de alta duración.
La OMS, como un órgano de coordinación mundial, en la década de los ´70 continuó con el desarrollo de un programa financiado por Rockefeller, para el desarrollo de la de la vacuna anti-fertilidad aplicable en la anti-fertilización masiva de forma oculta y camuflada. Se trata de un programa a gran escala con el objetivo de reducir la población mundial.
Un sueño largamente acariciado por la élite mundial.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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