El
padre de la Constitución argentina, Juan Bautista Alberdi en su libro
“El Crimen de la Guerra” escrito en 1872 afirma que “las guerras serán
más raras a medida que la responsabilidad por sus efectos se hagan
sentir en todos los que las promueven y las incitan”, con lo que se
anticipa en casi un siglo al final de la escalada nuclear que tuvo su
punto de inflexión en la Crisis de los Misiles de Cuba y que culminó con
la firma por Kennedy y Jrushchov del Acuerdo de Suspensión de Pruebas
Nucleares (1962) y la implementación de la Doctrina de la Coexistencia
Pacífica. Sin embargo, tras la anexión de Crimea a Rusia mediante
referéndum asistimos a la división “de facto” de Ucrania en dos mitades
casi simétricas y separadas por el meridiano 32 Este, quedando el Sur y
Este del país (incluida Crimea) bajo la órbita rusa mientras el Centro y
Oeste de la actual Ucrania navegarán tras la estela de la UE, división
que quedará refrendado en un nuevo Acuerdo de Ginebra y significará “de
facto” el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría Rusia-EEUU,
la reactivación de la carrera armamentista mundial y el retorno a la
Doctrina de la Contención (Doctrina Truman).
Cumbre de la OTAN de Bruselas
El
ex-presidente estadounidense, Barack Obama insistió en la política de
su Gobierno de fortalecer su presencia militar en Europa al tiempo que
anunció que solicitará al Congreso estadounidense la aprobación de un
presupuesto de cerca de mil millones de dólares para tal propósito e
instó a los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte a
incrementar los recursos destinados al desarrollo militar además de
informar de sus proyectos de colaborar en esa área con países como
Ucrania, Georgia y Moldova además de enviar a Polonia 12 F-16 y 200
soldados de refuerzo tras la crisis ucraniana, con lo que el contingente
total de sus tropas en Europa ascendería a unos 70.000 miembros que
podrían verse aumentados hasta los 80.000, lo que significaría en la
práctica la vulneración del Acta Fundacional OTAN-Rusia de 1997 por la
cual la OTAN descartaba “el estacionamiento permanente de un contingente
sustancial y adicional de tropas de combate en el Este de Europa”.
En
la reciente cumbre de la NATO realizada en Bruselas que contó con la
presencia de Donald Trump, se analizó el “refuerzo del flanco oriental
de la OTAN” y se espera el despliegue de “unidades de intervención
rápida” ( Speardhead Force) en Polonia, Países Bálticos, Rumania,
Bulgaria y Países Bálticos. Asimismo, es previsible la asunción por la
OTAN de la nueva doctrina ‘Smart Defense” (Defensa Inteligente), nuevo
concepto operativo que implicará la cesión parcial de la soberanía de
los países miembros a la coordinación de defensa con la OTAN así como el
incremento de las partidas de gasto de los países europeo, .pues la
aportación económica de dichos países europeos sería de un exiguo 2% del
PIB nacional, quedando el grueso de la financiación en manos de
EEUU.(el 70% de cerca del Billón $ del total del presupuesto). Ello
significará el retorno a la Doctrina de la Contención (Doctrina Truman),
cuyas bases fueron expuestas por George F. Kennan en su ensayo “Las
fuentes del comportamiento soviético “ publicado en la revista Foreign
Affairs en 1.947 y cuyas ideas principales se resumen en la cita “ el
poder soviético es impermeable a la lógica de la razón pero muy sensible
a la lógica de la fuerza”.
La OTAN y la “ lucha contra las amenazas híbridas”
La
nueva doctrina geoestratégica conocida como “Guerra Híbrida” sería
atribuible al Jefe de Estado Mayor de las FF.AA. Rusas, Valery Gerasimov
quien afirmó que “cada vez es más frecuente que se dé prioridad a un
uso conjunto de medidas de carácter no militar, políticas, económicas,
informativas y de otro tipo que estarían sustentadas en la fuerza
militar. Son los llamados métodos híbridos”, concepto que se habría
puesto en práctica por primera vez en el conflicto ucraniano y habrían
adquirido relevancia mediática con ocasión de las recientes Elecciones
Presidenciales en EE.UU. Así, en la web de investigación “Mother Jones”
apareció una versión reducida del informe de los servicios de
inteligencia de EEUU en el que acusaban directamente al Gobierno de
Putin de estar detrás de “supuestos ataques cibernéticos de hackers
rusos para desequilibrar la campaña electoral de Hilary Clinton e
inclinar la balanza a favor del supuesto submarino ruso, Donald Trump”,
extremo negado por el fundador de WikiLeaks, Julian Assange. Las armas
principales de la nueva guerra híbrida serían la desinformación
(posverdad), la provocación y los ciberataques por lo que en la reciente
Cumbre de Bruselas, la OTAN habría firmado un acuerdo de colaboración
con la Unión Europea para “garantizar que en caso de una amenaza híbrida, haya claridad sobre quién hace qué y cuándo” mediante el incremento de la transmisión de inteligencia entre Gobiernos y la mejora de los mecanismos de ciberdefensa.
La OTAN como gendarme en Libia y Magreb
El
ex-presidente de Egipto, Hosni Mubarak, (derrocado por su negativa a la
instalación de bases norteamericanas en suelo egipcio), reveló en una
entrevista al diario egipcio El-Fagr la existencia del presunto plan
para dividir a toda la región de Medio Oriente, consistente en la
instauración del citado “caos constructivo” mediante la sucesiva
destrucción de los regímenes autocráticos de Irak, Libia, Sudán, Siria e
Irán y reservando para Jordania el rol de “nueva patria del pueblo
palestino”, para lo cual ,EEUU se serviría de los grupos takfiríes
(especie de hidra cuya cabeza primigenia sería Al Qaeda), para mediante
sus acciones terroristas destruir la imagen pacífica del Islam e impedir
el enaltecimiento político del mundo musulmán. Tras la inanidad de la
Administración Obama, la Cuarta Rama del Gobierno de EEUU (verdadero
poder en la sombra que controla ya la Administración Trump), volvió a
recurrir al holograma del ataque con armas químicas por parte del
Ejército sirio para perpetrar un ataque mediático contra la base aérea
siria de Al-Shairat, ataque que en realidad sería un aviso a Rusia,
Siria e Irán de que deberán contar con EEUU en la búsqueda de un acuerdo
internacional que se plasmaría en la Conferencia de Ginebra II sobre
Siria (que será aplazada “sine die” por EEUU hasta que se equilibre la
situación militar y que se englobaría en un escenario de solución global
a los contenciosos existentes en Oriente Medio (Siria, Palestina, Irak e
Irán). Las premisas de la Administración Trump serían la defenestración
de Al Asad y la posterior partición de Siria en tres partes. Así
tendremos la Siria alawita, protectorado ruso que abarcaría desde la
costa mediterránea hasta Alepo, el Kurdistán sirio tutelado por EEUU y
la zona sunita del sur sirio que se englobaría en el nuevo Sunistán
sirio-iraquí, lo que unido a la división de Irak consagraría el triunfo
de los esfuerzos de Israel para la balcanización de Siria e Irak.
Asimismo, la OTAN asumirá próximamente el papel de gendarme en los
países árabes del arco mediterráneo con el objetivo inequívoco
de establecer un anillo de seguridad que impida la salida anual de cerca
de 150.000 personas rumbo a Europa. especialmente desde Libia, Estado
fallido en el que el llamado Gobierno de Unidad Nacional sería impotente
para controlar la anarquía reinante con el wahhabísmo salafista
instaurado en Trípoli mientras grupos takfiríes (satélites de Al-Qaeda)
dominan tribalmente el interior.
¿Escisión en la OTAN?
Según
explicaba Brzezinski en la revista National Interest en el año 2.000,
“los europeos estarán más inmediatamente expuestos al riesgo en caso de
que un imperialismo chauvinista anime nuevamente la política exterior
rusa”, con lo que esbozó un plan que pasaría por la expansión de la OTAN
hasta límites insospechados en la década de los 90 y la implementación
del nuevo sistema europeo de defensa anti-misiles, European Phased
Adaptative Approach (EPAA). Dicho sistema en realidad se trata de un
escudo anti-misil global en el que los misiles interceptores emplazados
en plataformas móviles pueden abatir blancos en un espacio común (a base
de datos transmitidos por todos los radares y sistemas de
reconocimiento opto-electrónico) , con el fin maquiavélico de tras un
primer ataque sorpresa de EEUU que destruiría el potencial nuclear ruso
en su propio territorio, neutralizar posteriormente la réplica rusa por
medio de los misiles estacionados en Polonia, siendo previsible que EEUU
utilice las peticiones de Polonia como excusa para completar la quinta
fase del despliegue del escudo antimisiles en Europa (Euro DAM), lo que
tendría como réplica por parte rusa la instalación en Kaliningrado del “
asesino del escudo antimisiles de EEUU”. Aparcado de momento la quinta
fase del despliegue del Euro DAMN, asistimos a unas sorprendentes
declaraciones del ministro británico de Exteriores, Philip Hammond
recogidas por el diario “The Telegrah” en las que afirma que “Londres
podría acoger misiles nucleares estadounidenses en suelo británico en
medio de las tensiones con Rusia”, lo que podría entenderse como el
retorno a una carrera armamentista como la mantenida durante la Guerra
Fría con la URSS ( reviviendo el proyecto Partnership entre los EE.UU y
Europa para proveer al Reino Unido de misiles Polaris de julio de 1962) y
teniendo como efecto colateral una posible escisión en el seno de la
OTAN. Ello conllevará la escisión y finiquito de la actual OTAN de la
que surgirá una nueva estructura militar que estaría integrada por EEUU,
Canadá, Gran Bretaña, Países Bálticos, Polonia, Hungría, Bulgaria,
Eslovaquia, República Checa, Rumania, España, Italia, Portugal, Malta,
Chipre, Grecia y Turquía con el objetivo inequívoco de ser bloque de
contención de los “ideales expansionistas de Putin”.
De
otro lado, asistiremos al robustecimiento del Eje Berlín-París,
liderado por Francia y Alemania que se plasmará en la Agencia Europea de
Defensa y que tendrá gravitando en su órbita de influencia a los países
de su área de influencia primigenia (Holanda, Dinamarca, Noruega,
Bélgica, Luxemburgo y Austria), fruto de la reafirmación de las
soberanías nacionales francesa y alemana como estrategia defensiva ante
la deriva del otrora “socio americano”, (reviviendo el Tratado del
Elíseo entre De Gaulle y Adenauer (1.963).Así, desde De Gaulle, la
resistencia al liderazgo estadounidense ha sido un factor de la política
exterior de todos los presidentes franceses, (aunque la discrepancia
fundamental será en las formas teniendo como paradigma el apoyo de De
Gaulle a Estados Unidos en la Crisis de los Misiles de Cuba (1.962) se
traducirá en una salida provisional de Francia de las estructuras
militares de la OTAN, (emulando el desmantelamiento de treinta bases
estadounidenses en suelo francés por De Gaulle (1.966) y teniendo nuevo
como columna vertebral la “Force de Frappe”. Ello conllevará un
acercamiento político a Rusia (rememorando el viaje de De Gaulle a Moscú
,1966) y se plasmará en la Ratificación de la Política de Buena
Vecindad con la Rusia de Putin mediante la firma de acuerdos
preferenciales para asegurarse el suministro de gas y petróleo rusos e
incrementar los intercambios comerciales, debido a la rusodependencia
energética europea ( el 21% de las importaciones de petróleo y 40% de
gas proceden de Rusia).
GERMÁN GORRAIZ LÓPEZ-Analista
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