Poco más del 97 por ciento de los puertorriqueños que votaron ayer se pronunciaron a favor de que el país boricua modifique su estatus y pase a ser un estado más de Estados Unidos. Con 94 por ciento de los votos escrutados, un 97,18 por ciento votó positivamente por la anexión en el plebiscito; 1,5 por ciento prefirió la independencia, y 1,32 por ciento se inclinó por mantenerse como estado libre asociado a Estados Unidos, estatus que data de 1898. La asistencia a las urnas fue de 22 por ciento, muy por debajo de la participación en los últimos procesos electorales; de hecho, en los comicios generales de noviembre de 2016 la participación fue del 78,22 por ciento. La consulta, para la que estaban habilitados 2,3 millones de electores, no contó con el aval de Washington ni de la oposición, nucleada alrededor del partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y el Partido Popular Democrático (PPD), que consideraron a la consulta una farsa.
Los resultados no son vinculantes pues sólo el Congreso estadounidense tiene potestad para cambiar el estatus de Puerto Rico. Es el quinto plebiscito de estatus en la historia boricua –los anteriores fueron en 1967, 1993, 1998 y 2012– para definir su relación con Estados Unidos, que invadió el país en 1898. En el último referéndum de 2012, la mayoría de los electores mostró su descontento con su condición de Estado Libre Asociado.
Los puertorriqueños sufragaron ayer en una consulta marcada por la abstención y boicoteado por la oposición y se expresaron favorables a formar parte de Estados Unidos, resultado que el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló Nevares, prometió hacer respetar.
En ese sentido, el mandatario anunció tras votar por la anexión que acudirá a los foros internacionales para defender el argumento de la importancia de que Puerto Rico sea el primer estado hispano de Estados Unidos. El presidente del anexionista Partido Nuevo Progresista (PNP) manifestó que su gobierno luchará en Washington y en el mundo entero para lograr la anexión de esta isla del Caribe.
Puerto Rico, Estado Libre Asociado a Estados Unidos desde 1952 aunque carente de poderes soberanos, se encuentra en la bancarrota fiscal, con una deuda pública de 73.000 millones de dólares y una economía con una década de estancamiento. El gobierno de Rosselló Nevares ha sido criticado por gastar 7,5 millones de dólares en la consulta, mientras cerró este semestre 163 escuelas del sistema de educación pública con el argumento de ahorrar fondos. Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses desde 1917, pero se les impide votar en elecciones presidenciales o legislativas a menos que residan en Estados Unidos.
Luego de conocerse los resultados, unas 500 personas opuestas al plebiscito se congregaron frente a la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) y quemaron banderines estadounidenses al canto de “fuego, fuego, los yanquis quieren fuego”. Convocados por organizaciones de izquierda, repudiaron el “centenario de la imposición de la ciudadanía norteamericana” a los puertorriqueños y los 118 años de “dominación colonial”. Pero, según el partido gobernante, la anexión o “estadidad” es la respuesta a la crisis financiera que padece la isla, de 3,4 millones de habitantes. Rosselló promueve la estadidad porque “la inyección de dinero de parte del gobierno federal resolvería la crisis económica”, opinó Edwin Meléndez, director del Centro de Estudios Puertorriqueños de la Universidad Hunter de Nueva York.
“Quiero garantizar el futuro de mis hijos y nietos con los aportes federales que nos corresponden”, dijo Miriam Cruz, un ama de casa, tras votar a favor de la estadidad.
Puerto Rico lleva una década con su economía río abajo. La isla vivía de grandes empresas que se instalaron atraídas por las exenciones de impuestos, pero esos beneficios fueron abolidos en 2006 y comenzó la caída libre. El 46 por ciento de sus habitantes vive actualmente en la pobreza. El mes pasado, la isla cayó en la mayor quiebra de una entidad estadounidense. Washington supervisa sus finanzas, pero no se muestra con disposición a rescatar a Puerto Rico; entre otras cosas, porque no es propiamente un estado de la Unión.