La
popularidad del presidente de Brasil, Michel Temer, se desplomó a un
mínimo histórico del cinco por ciento en medio del grave escándalo de
corrupción que lo golpea, según un sondeo de la encuestadora Ibope
publicado ayer.
“La popularidad del presidente Temer cayó fuertemente entre marzo y julio del 2017 y alcanzó su nivel más bajo”, señaló la encuesta encargada por la Confederación Nacional de la Industria, la mayor organización del sector industrial privado en Brasil. Al mismo tiempo, un 70 por ciento de los encuestados opina que la gestión del presidente es mala o pésima. El índice de aceptación es el más bajo desde que empezaron las mediciones hace 31 años, según los datos de Ibope.
La aceptación de Temer fue siempre baja desde que asumió el poder en mayo del 2016 tras la suspensión y posterior destitución de su antecesora, Dilma Rousseff, pero se redujo considerablemente en los últimos meses, en coincidencia con las acusaciones de corrupción. En junio del 2016 todavía un 13 por ciento de los brasileños aprobaban al gobierno del líder conservador. Con este bajo apoyo popular Temer superó el récord que detentaba el ex mandatario José Sarney, con un respaldo del 7 por ciento medido en 1989.
La Procuraduría General de la República acusó a Temer de “corrupción pasiva” luego de acceder a una grabación en la que al parecer acordó el cobro de sobornos con el empresario Joesley Batista, propietario del frigorífico JBS. “La divulgación del caso JBS fue uno de los factores que determinaron que empeorara la popularidad”, afirmó Renato da Fonseca, gerente de Pesquisas de la Confederación Nacional de la Industria que contrató la consulta de Ibope.
Ayer el mandatario manifestó su satisfacción con los logros de su gobierno durante una ceremonia en la que anunció las concesiones de aeropuertos a empresas extranjeras. Recordó haber aprobado reformas en el Congreso, como la laboral, y prometió continuar trabajando en pos de cambiar las legislaciones previsional, impositiva y electoral. En caso de lograr esos objetivos afirmó que nadie podrá decir que quedaron en blanco estos dos años de gobierno.
El sondeo fue realizado a dos mil personas entre el 13 y 16 de julio. En la anterior encuesta de Ibope, realizada en marzo, Temer tenía el 10 por ciento de aval de los brasileños y una imagen negativa del 55 por ciento.
La crisis económica irresuelta es otro ingrediente que afectó a la percepción de la actual administración. Temer llegó al poder con la promesa de enderezar una economía que había caído el 3,8 por ciento en el 2015 y el 3,5 por ciento en el 2016. Pero la reactivación no llegó ya que según un informe reciente del Fondo Monetario Intenacional el Producto Bruto Interno crecerá sólo el 0,3 por ciento este año y el 1,4 por ciento en el 2018. Mientras la desocupación ya alcanzó a 13,8 millones de brasileños económicamente activos, el gobierno aumentó esta semana los impuestos a los combustibles lo cual afectará el precio de la canasta básica de consumo. “El desempleo indudablemente contribuyó a la desaprobación de la gestión de Temer”, observó Da Fonseca al presentar la encuesta de Ibope.
El mandatario fue denunciado hace algunas semanas por corrupción, lavado de activos y asociación criminal en relación con la megacausa “Lava Jato” (“Lavado de autos”), que investiga desde hace tres años una enorme trama de corrupción política. El Congreso debe votar el próximo miércoles sobre un pedido para levantar la inmunidad de Temer para que sea juzgado.
“La popularidad del presidente Temer cayó fuertemente entre marzo y julio del 2017 y alcanzó su nivel más bajo”, señaló la encuesta encargada por la Confederación Nacional de la Industria, la mayor organización del sector industrial privado en Brasil. Al mismo tiempo, un 70 por ciento de los encuestados opina que la gestión del presidente es mala o pésima. El índice de aceptación es el más bajo desde que empezaron las mediciones hace 31 años, según los datos de Ibope.
La aceptación de Temer fue siempre baja desde que asumió el poder en mayo del 2016 tras la suspensión y posterior destitución de su antecesora, Dilma Rousseff, pero se redujo considerablemente en los últimos meses, en coincidencia con las acusaciones de corrupción. En junio del 2016 todavía un 13 por ciento de los brasileños aprobaban al gobierno del líder conservador. Con este bajo apoyo popular Temer superó el récord que detentaba el ex mandatario José Sarney, con un respaldo del 7 por ciento medido en 1989.
La Procuraduría General de la República acusó a Temer de “corrupción pasiva” luego de acceder a una grabación en la que al parecer acordó el cobro de sobornos con el empresario Joesley Batista, propietario del frigorífico JBS. “La divulgación del caso JBS fue uno de los factores que determinaron que empeorara la popularidad”, afirmó Renato da Fonseca, gerente de Pesquisas de la Confederación Nacional de la Industria que contrató la consulta de Ibope.
Ayer el mandatario manifestó su satisfacción con los logros de su gobierno durante una ceremonia en la que anunció las concesiones de aeropuertos a empresas extranjeras. Recordó haber aprobado reformas en el Congreso, como la laboral, y prometió continuar trabajando en pos de cambiar las legislaciones previsional, impositiva y electoral. En caso de lograr esos objetivos afirmó que nadie podrá decir que quedaron en blanco estos dos años de gobierno.
El sondeo fue realizado a dos mil personas entre el 13 y 16 de julio. En la anterior encuesta de Ibope, realizada en marzo, Temer tenía el 10 por ciento de aval de los brasileños y una imagen negativa del 55 por ciento.
La crisis económica irresuelta es otro ingrediente que afectó a la percepción de la actual administración. Temer llegó al poder con la promesa de enderezar una economía que había caído el 3,8 por ciento en el 2015 y el 3,5 por ciento en el 2016. Pero la reactivación no llegó ya que según un informe reciente del Fondo Monetario Intenacional el Producto Bruto Interno crecerá sólo el 0,3 por ciento este año y el 1,4 por ciento en el 2018. Mientras la desocupación ya alcanzó a 13,8 millones de brasileños económicamente activos, el gobierno aumentó esta semana los impuestos a los combustibles lo cual afectará el precio de la canasta básica de consumo. “El desempleo indudablemente contribuyó a la desaprobación de la gestión de Temer”, observó Da Fonseca al presentar la encuesta de Ibope.
El mandatario fue denunciado hace algunas semanas por corrupción, lavado de activos y asociación criminal en relación con la megacausa “Lava Jato” (“Lavado de autos”), que investiga desde hace tres años una enorme trama de corrupción política. El Congreso debe votar el próximo miércoles sobre un pedido para levantar la inmunidad de Temer para que sea juzgado.
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