Jueves 20 de julio de 2017
por
CEPRID
Abdel Bari Atwan
The Palestine Chronicle
Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por María Valdés
La evolución de la relación entre Israel y Arabia Saudí
debe convertirse en una característica clave de la política regional en
la próxima fase. Esto va desde la marcha forzada hacia la normalización
de las relaciones entre las dos partes y que ya sostienen los contactos
discretos, hasta la formación de una alianza no declarada pero extensa.
El general saudita retirado Anwar al-Eshki hizo
revelaciones sobre este tema en una entrevista la semana pasada en el
canal de la televisión alemana Deutsche Welle, en la que se abordó una
serie de preguntas que siguen sin respuesta hasta el momento: Por encima
de todo, ¿por qué Arabia Saudita era tan tenaz insistiendo sobre las
islas del mar Rojo de Tirán y Sanafir, queriendo rápidamente una
transferencia de soberanía de Egipto?
Eshki dejó claro que una vez que Arabia Saudita asumiese
la soberanía sobre las dos islas respetaría los Acuerdos de Camp David y
el acuerdo de paz entre Egipto e Israel a partir de 1979 -que había
puesto en Egipto lejos del mundo árabe y la causa palestina y dio lugar a
la apertura de una embajada de Israel en el Cairo-, por lo que dejaría
de ser un acuerdo puramente bilateral.
El general, que era el principal impulsor del proceso de
normalización de Arabia Saudita con Israel, dijo que el nuevo acuerdo
sobre la demarcación de la frontera marítima con Egipto coloca las dos
islas dentro de las aguas territoriales del reino. Egipto y Arabia
Saudita comparten así el control del estrecho de Tirán –por el que pasan
los barcos israelíes- ya que navegar dentro y fuera del Golfo de Aqaba
supondría, para Arabia Saudita, establecer una relación de hecho con
Israel.
Ciertamente Eshki también dijo que la normalización de
las relaciones con Israel estaba condicionada a que acepte la
Iniciativa de Paz Árabe de 2002. Pero también habló de una iniciativa de
paz israelí, que "burla" este plan. Dijo que supondría la creación de
una confederación que uniera los territorios palestinos ocupados -no
especificó cómo o qué- mientras que se aplazaría la discusión sobre el
destino de Jerusalén.
Eshki también aprovechó la entrevista para confirmar lo
que el primer ministro israelí Binyamin Netanyahu ha dicho en repetidas
ocasiones: Arabia Saudita no considera a Israel como un enemigo. Sostuvo
que esta opinión es compartida por los saudíes ordinarios, y que esto
se refleja en sus tweets y comentarios en las redes sociales, donde
destacan que Israel nunca ha atacado el reino y por lo tanto no es su
enemigo. Estos ciudadanos [sauditas], por lo tanto, apoyarían la
normalización de las relaciones con Israel.
Eshki no es un tomador de decisiones, pero sí un
portavoz. Ha sido cuidadosamente seleccionado para decir lo que dijo y
darlo publicidad. Para entender el objetivo que tienen sus palabras -y
comprender las principales características del nuevo esquema de
normalización que tiene lugar de forma rápida- simplemente hay que
parafrasear las declaraciones del ministro de Defensa israelí, Avigdor
Lieberman: la normalización entre los estados árabes e Israel debe ser
alcanzada en primer lugar, a continuación, seguiría la paz
palestino-israelí. Israel no puede aceptar una situación en la que la
normalización de relaciones con los países árabes dependerá de la
resolución de la cuestión palestina. Después de todo, Israel ha firmado
acuerdos de paz con Egipto y Jordania sin poner fin al conflicto con los
palestinos.
El jefe de la Comisión de Defensa y Seguridad Nacional
del parlamento egipcio, el general Amer Kamal, dijo que la entrega de
Tirán y Sanafir implica para Arabia Saudita asumir los acuerdos de Camp
David y todas las obligaciones resultantes.
La conclusión que puede extraerse es que el propósito
principal de esta precipitación para colocar ambas islas bajo soberanía
saudí es acelerar el ritmo de normalización entre Israel y Arabia
Saudita y "legitimar" su alianza en curso. Después de todo, Arabia
Saudita ha ignorado un sinnúmero de islas a lo largo de su costa del Mar
Rojo y el Golfo. No necesita dos afloramientos pequeños, áridos y
deshabitados. Incluso si ese fuera el caso, ella se ha visto privada de
estos islotes durante 50 años, cuando las dos islas estaban bajo la
ocupación israelí o la protección egipcia. Arabia Saudita fácilmente
podría esperar y poner esta espinosa cuestión de nuevo encima de la mesa
dentro de diez, veinte o cien años con el fin de evitar avergonzar al
gobierno de Egipto e irritar al pueblo egipcio.
La puesta en escena del gobierno de Arabia Saudita para la normalización con el estado sionista ya está muy avanzada y progresa.
Después de la visita "académica" de Eshki a Israel y de
las reuniones de seguridad del primer jefe de inteligencia, el príncipe
Turki al-Faisal, se ha comenzado a ver analistas saudíes en la
televisión israelí. El siguiente paso será probablemente que los
ministros y príncipes saudíes hagan lo mismo.
En cuanto a los "ciudadanos saudíes", que según Eshki
muestran su apoyo a la normalización con Israel sobre la base de que
este país nunca ha atacado a su país, están en servicio en el ejército
electrónico de Arabia. Hay miles y trabajan bajo los auspicios de los
servicios de inteligencia y policía. La inmensa mayoría de los saudíes
se oponen a cualquier forma de normalización con el estado ocupante [de
Palestina] por razones religiosas, nacionalistas árabes, patrióticas y
morales. No tenemos ninguna duda. Pero podemos imaginar la presión que
sufre los saudíes cuando expresan simpatía en un Tuit por Qatar o por
criticar el plan oficial “Visión 2030”. Estas cuestiones pueden costar
hasta 15 años de cárcel o una multa de 250.000 dólares...
De acuerdo con Haaretz y otros medios de comunicación
israelíes, el Príncipe Salman bin Muhammad, que dirige el proceso de
normalización y la alianza con Israel, visitó el Jerusalén ocupado en
2015. También mantiene reuniones periódicas con funcionarios israelíes,
la más reciente en la cumbre árabe en Amman en marzo.
No hace mucho tiempo Riad fue sede del periodista
estadounidense Thomas Friedman. (Tal vez fue una recompensa por sus
comentarios después de los ataques del 11 de septiembre sobre que los
Estados Unidos deberían haber invadido Arabia Saudita -la verdadera
fuente del terrorismo- en lugar de buscar venganza en Irak...) Friedman
se reunió con un gran número de funcionarios antes de obtener una larga
entrevista con Muhammad bin-Salman. Se informó más tarde que en ningún
momento durante la reunión de cinco horas el príncipe dijo la palabra
"Palestina" y no mencionó el conflicto árabe-israelí.
Pero yo desafío a cualquiera a encontrar un solo ejemplo
en el que fuese hombre fuerte de Arabia [el general Eshki] mencionase
"Palestina" en su entrevista de televisión...
Mientras tanto, se da prioridad a la represión de voces
árabes -ya sea en medios de comunicación social o en los medios de
comunicación- que se oponen a la alianza entre Israel y Arabia y
denuncian sus objetivos, sus implicaciones y sus consecuencias
previsibles. El requisito de Riad [se refiere a la condición impuesta a
Qatar para levantar el bloqueo] de cerrar Al Jazeera confirma que la
guerra que Arabia Saudita actualmente está librando no es contra el
"terrorismo", sino contra los medios críticos y libres.
Somos también un objetivo en esta guerra, bajo la
influencia de un furioso ataque por el ejército electrónica saudita y
una campaña de difamación viciosa y deliberada. Todo lo que podemos
decir en respuesta es citar el dicho: "El cobarde muere todos los días,
el valiente sólo se muere una vez!".
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