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Los conspiradores que transforman la realidad en un increíble mundo paralelo de fanatismo, delirios y demencia
Por Alfredo Serra Especial para Infobae
Locos, novelistas frustrados, negadores de la realidad, desconfiados
patológicos o refutadores profesionales de la evidencia, forman una
extraña secta: la DDC (Detectores de Conspiraciones).
Los hay de peso pesado y de peso pluma.
Entre los primeros en el podio militan los creyentes del Blue Beam Project (Proyecto Rayo Azul).
Entre los últimos y más inocentes, por no decir idiotas, está un ex
compañero de trabajo que, mientras yo comía una milanesa de pollo…
aseguró con peso de dogma y sonrisa perdonavidas: "No es pollo: es
conejo". En vano traté de convencerlo de que el conejo era más escaso y
más caro que el pollo…
Según los cazadores de conspiraciones, el Blue Beam
(norteamericano, por supuesto: ¡estos yanquis!–, mediante un complejo
sistema de satélites, llegaría a dominar el mundo hechizando a millones
de creyentes con imágenes de las tres grandes religiones: Cristo, Buda y Mahoma.
Una vez convertidos en una especie de zombies por la repetición
obsesiva de esas grandes figuras, la secta los empujaría hacia un Nuevo
Orden Mundial… Cómo, por qué y qué orden, no se sabe. Ojalá sea para la
felicidad y el bien de todos…
Sí. Virgen. Nadie alunizó en ella. Neil Armstrong (1930–2012) no fue un astronauta: era un actor de Hollywood. El 16 de junio de 1969, a pesar del asombro del mundo, no bajó de la cápsula de la misión Apollo 11 ni dejó su huella en el gris polvo lunar. Según los refutadores de evidencias, fue una patraña Made in USA para hacer creer que la bandera de las barras y estrellas había derrotado a la bandera de la hoz y el martillo en la Guerra Fría desatada después del final de la Segunda Gran Guerra.
Pero… ¿y las imágenes paso a paso, desde el lanzamiento hasta el
retorno a la Tierra, los testimonios, las otras misiones, los miles de
fotos de nuestro planeta tomadas desde el espacio?
Falso. Mentira. Superchería. La secta jura que todo lo visto por miles de millones… fue filmado en un hangar de Arizona. Producción: Departamento de Estado. Director: Stanley Kubrick. Motivo: las fotos del lado oscuro de la luna que logró la Unión Soviética en 1967: preanuncio de que podría llegar a la luna muy pronto. Algo que enfureció a los Estados Unidos y lo impulsó a fraguar la conquista del satélite.
¿Evidencias del fraude? Vagas. El presunto flamear de la bandera en un mundo sin atmósfera, la luz, las sombras, quién filmó a Neil Armstrong mientras bajaba por la escalerilla…
Y la madre de todas las contradicciones. Según los ateos del proyecto Apollo 11, los soviéticos habían demostrado que es imposible para el hombre abandonarla Tierra… porque un largo tiempo sin gravedad debilitaría sus huesos y causaría su muerte.
Por cierto, las evidencias de la NASA
sobre el alunizaje, y la permanencia de hombres, un año o más, en
estaciones espaciales, sin el menor daño a sus huesos, parecen pruebas
suficientes contra el delirio de una conspiración.
Con una "a" menos, bien podría ser una broma de Harpo, uno de los cinco hermanos Marx…
Pero el HAARP es cosa seria. Sus siglas quieren decir Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia. Loquísimo plan conspirativo detectado por rastreadores aún más locos…
Según ellos, es una gigantesca red de antenas (180: ni una menos) instalada en Alaska por la fuerza aérea y la marina de… ¡los Estados Unidos!
En cuanto a buscar culpables, estos muchachos son bastante monótonos…
Dicen que con la excusa de investigar la ionósfera y mejorar el sistema
de vigilancia antimisiles, intentan usar el clima contra sus enemigos. Y
no es todo: los devastadores terremotos de Haití, Chile y Sichuan, y el tsunami de Malasia (entre otros) fueron causados por ese sistema de antenas encadenadas. Los conspiradores apuestan a que la base HAARP está a unos 300 kilómetros al este de Anchorage, Alaska. Pero el Pentágono la define como un centro de estudios de las frecuencias de la Aurora Boreal. Por cierto, la página del HAARP se presta a tales ensoñaciones: sus dibujos y fórmulas son un galimatías hasta para el genio de Stephen Hawking…
Sí, déjalos ser. A ellos y sus delirios. A los fatalistas reinventores
de la vida real que no es precisamente un vergel de felicidad, pero es
lo que hay. Tangible.
Por supuesto, la Guardia Imperial contra las conspiraciones no podía eludir al cuarteto más famoso del siglo XX: The Beatles. Ringo Starr, George Harrison, Paul McCartney, John Lennon.
Sólo escribir sus nombres es como escucharlos…
Pero mal podían escapar de los conspiradores, y por ende de los
cazadores del Mal. Según ellos, su fama universal y eterna no es casual.
Es un lavado de cerebros planeado por el Instituto Tavistock, fundado en Londres en 1947 por un tal Henry Dicks y sus socios, y dedicado al estudio de la psicología de grupos, "para manejar a la población a voluntad y obligarla a hacer lo que ellos quieran".
Delirio grosso, sí, pero inferior a la teoría del satanismo beatle. En Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band –juran los detectives del submundo–, Paul canta aludiendo a la muerte de Aleister Crowley, figura emblemática del culto a Satán. Pero no es la única vertiente… Cuando –fines de los 60– el cuarteto fue a la India para meditar con Maharishi Yogi, se dijo (¡pavada de conspiración!) que éste usaba la meditación trascendental… "para controlar las elecciones en Estados Unidos y el Reino Unido, impulsando a los votantes hacia determinada decisión". Pero se comprobó que el gurú era un farsante, y los detectives callaron: ¡mala de ellos!
Sin embargo, había más en el bolso de las locas fantasías… Según los implacables rastreadores, el ocho de diciembre de 1980 Mark David Chapman mató a John Lennon –dolor mundial– por orden de la CIA. Motivo (¡agarrarse fuerte!): el presidente Ronald Reagan decretó ese asesinato para cargar contra la URSS en la Guerra Fría, "algo imposible si John seguía con sus mensajes de paz".
Pero el oscuro secreto más sostenido por la secta es la muerte de Paul.
Los conspiradores juran que, distraído por una chica, lo decapitó un
auto, y lo reemplazó un doble. Y la banda lo confirmó en la tapa del
álbum Abbey Road, donde cruzan la calle vestidos para el funeral de Paul, que está descalzo: claro signo (¿?) de su muerte.
Conviene esta síntesis. A las 7.48 del domingo siete de diciembre de
1941, una formación de 353 aviones japoneses de la armada imperial atacó
la base naval norteamericana de Pearl Harbor. Muertos: 2.403. Heridos:
1.178. Buques hundidos: 12. Buques dañados: 8.
El presidente Franklin Roosevelt declaró que esa fecha "será recordada como el día de la infamia", y prometió venganza. Pero los tejedores de conspiraciones no tardaron en urdir una de las más demenciales: "Estados Unidos forzó ese ataque como excusa para entrar en la Segunda Guerra Mundial, porque la mayoría del Congreso se oponía".
Lectura elemental: el país del norte sacrificó miles de hombres y media flota del Pacífico…
para hacer algo que se caía de maduro y que, considerando el estado de
guerra planetaria, podía decidir por sobre el Congreso. Además, era
elemental que en algún momento debía enfrentarse al imperio de Japón, aliado de la Alemania nazi y de la Italia fascista. Se trataba del destino del mundo…
Lo peor de este disparate es que aun hoy, personas inteligentes y hasta
cultas, sostienen esta imbecilidad como una verdad histórica
indiscutible.
¿Qué es Echelon? Sigla de Control Estratégico de Comunicaciones,
según los popes del pensamiento lateral… equivocado, sería nada menos
que la mayor red de espionaje del planeta, nacida después de la Segunda Guerra Mundial por una alianza entre países de habla inglesa para espiar a la Unión Soviética, y terminada la Guerra Fría, no descansa…
Es (sería) un ojo implacable que vigila toda la información que comparten los siete mil millones de habitantes de la Tierra.
¿Cómo? Muy sencillo, fácil, logrado con un chasquear de dedos. Tienen
(tendrían) intervenidas todas las líneas telefónicas, los satélites,
Internet, además de 380 mil agentes secretos en todo el globo terráqueo,
que incluso dominarían la voluntad y los actos de presidentes de muchos
países.
Cuidado con lo que hacen, damas y caballeros: Echelon los mira…
Los ojos del mundo no olvidarán jamás aquella mañana del once de
septiembre de 2001. Los dos aviones lanzados contra las dos torres
gemelas del World Trade Center, las llamas, el
derrumbe, los cuerpos cayendo a plomo, los tres mil muertos, los seis
mil heridos, los lacerantes testimonios, las familias destruidas.
Autor del bestial crimen: la organización terrorista Al Qaeda dirigida por Bin Laden.
Pero ese negro día fue un bocado de lujo para los teóricos de las
conspiraciones. Tanto, que no tardaron en desplegar sus siempre
creativas versiones. Las torres fueron dinamitadas desde adentro… por
norteamericanos, según un plan ideado por el gobierno para justificar
una invasión a Medio Oriente, apropiarse del petróleo, y establecer bases militares en una altamente estratégica.
Así de simple. Claro como el agua. De implacable lucidez. Y de idiotez
infinita. Porque, si esa hubiera sido la intención del gobierno, no
necesitaba demoler dos edificios emblemáticos y matar a tres mil almas.
Le habría bastado atentar contra un objetivo menor, vacío, sólo con
costos materiales, pero suficientemente espectacular como para culpar al
terrorismo islámico y concretar el supuesto plan de invasión.
Ese es el gran problema de las conspiraciones: riqueza de imaginación pero cero racionalidad.
Ese es el gran problema de las conspiraciones: riqueza de imaginación pero cero racionalidad.
¡No podía faltar! ¿Cómo, entre tanto manjar para llevarse a la boca,
faltaría un dedo acusador contra los judíos? Imposible. Y así nació el Plan Andinia. Un proyecto secreto de fácil ejecución y final feliz. Según los cazadores de conspiraciones, reyes del arte de simplificar, "era
un plan del sionismo para desmembrar el sur argentino y chileno, la
vasta Patagonia, y crear allí un nuevo Estado judío como el de Israel,
poblado por una migración en masa de judíos a nuestro país".
Esta amenaza, princesa mayor del delirio, tuvo un divulgador nacional: el profesor de la Universidad de Buenos Aires, político de ultraderecha, peronista y descaradamente antisemita Walter Beveraggi Allende
(1920–1994), que la desplegó a los cuatro vientos en 1971, y cuatro
años después culpó a los judíos… ¡por la inflación en el país! Y en
ciertas almas el proyecto prendió con fuerza. El periodista y empresario
Jacobo Timerman, torturado durante la última
dictadura, reveló que durante los brutales interrogatorios sus verdugos
de uniforme le exigían información sobre el Plan Andinia. Algo imposible ni aún ante un pelotón de fusilamiento… porque jamás existió.
Hombres y mujeres del mundo, presidentes y dirigentes del mundo… ¡no
hagan planes! Porque todo cuanto intenten naufragará ante las decisiones
del Grupo Bilderberg: una perla en la corona de las conspiraciones.
Cada dos años, desde hace décadas y en secreto, se reúnen los más
notorios y poderosos políticos, economistas, reyes (etcétera) más
influyentes del mundo. No lo hacen, claro, a la luz, ni a la vista y
paciencia de la humanidad, sino en lugares rigurosamente vigilados, sin
sombra de periodistas, y durante un week end. No necesitan más para trazar el derrotero humano de los siguientes dos años…
Dallas, Texas, 22 de noviembre de 1963. El magnicidio está escrito. John Fitzgerald Kennedy, presidente número 35 de Estados Unidos,
comete errores fatales. 1) Ir a Dallas: territorio ultraconservador
donde lo odian. 2) Elige entrar a la ciudad en un auto descapotable. 3)
Para la mafia es un traidor. Lo ayudaron a ganar, nombró fiscal general a
su hermano Bob, y éste desató una cruzada judicial contra esa mafia. El autor del disparo, Lee Harvey Oswald, detenido horas después, muere de un balazo. Lo mata en público, y ante los policías que lo llevan esposado, Jack Ruby, dueño de un club nocturno y personaje dudoso con contactos oscuros.
El Informe Warren, una investigación de medio año y cientos de testigos, concluye que Oswald
fue el único tirador. Pero la extraña trayectoria de la bala lo pone en
duda. Pericias balísticas muy sofisticadas de cuatro décadas después
señalan por lo menos dos tiradores.
Pocos casos tuvieron tantas versiones para explicar quién lo mató. 1)
Fue orden de Lyndon Johnson, su vicepresidente, para llegar al Salón
Oval. 2) Fue una conspiración de cubanos exiliados en Miami y la CIA
contra la política dialoguista de Kennedy hacia la Cuba de Fidel
Castro13). 3) Fue un pase de factura de la mafia norteamericana
encabezada por Sam Giancana frente a la persecución de Bob Kennedy desde
su fiscalía general. 4) Fue un plan del poderoso grupo de empresarios
del acero por el alza de impuestos. En la intimidad, Kennedy los llamaba
"el club de los hijos de puta".
A diferencia de otros casos…, cualquiera de esas conspiraciones pudo
ser cierta. ¡O ninguna de ellas! El misterio sigue rodeando la tumba de
Kennedy en Arlington…
Carlos de Gales y Diana Spencer
se casaron el 29 de julio de 1981 y se divorciaron quince años después.
Fue (confesión de ella) un matrimonio sin amor que dejó dos hijos –William y Henry–, el amor del pueblo por ella, y la paz en la familia real, que la marginó desde siempre.
Amante de muchos, en la noche del 31 de agosto de 1997 salió del hotel Ritz de París con su novio musulmán y millonario, Dodi Al Fayed, y la incomprensible carrera del Mercedes Benz –¡190 kilómetros por hora!– terminó contra una columna del túnel bajo el Puente del Alma. Muertos: la pareja y el chofer, que había tomado alcohol y antidepresivos.
Causa: accidente. Definición de la policía y la justicia.
Pero los rastreadores de conspiraciones encontraron una rica presa en su red. Para ellos, y hasta hoy, fue un plan de la Corona y Scotland Yard (otra versión: el servicio secreto M16) porque Diana
estaba embarazada y no querían cerca al hijo/a de un musulmán. La
autopsia probó que la princesa no estaba embarazada…, pero la versión
sigue firme. Jamás se rendirán ante la simple evidencia: la princesa del
pueblo murió por la locura de un chofer borracho y drogado (Henri Paul) que iba a una velocidad alucinante.
El 7 de julio de 1947, en Roswell, Nuevo México, Estados Unidos,
un extraño objeto aéreo –un ovni– se estrelló en un punto desértico. No
hubo informe oficial sobre el suceso. Pero un policía alertó a sus
compañeros: "Vi un extraño aparato caído, y unos hombres que arrastraban un cuerpo".
Como bola de nieve, los rumores acerca del caso Roswell fueron derivando hacia su teoría más apetitosa: el aparato era un plato volador, y el cuerpo, un extraterrestre.
Como bola de nieve, los rumores acerca del caso Roswell fueron derivando hacia su teoría más apetitosa: el aparato era un plato volador, y el cuerpo, un extraterrestre.
Bola que no tardó en apuntar a la misteriosa Área 51… Una extensión de 155 kilómetros cuadrados en el desierto de Arizona.
Un punto rodeado de misterio además de su función de enorme base
militar con la pista de aterrizaje más larga del mundo: entre 8 y 10
kilómetros. Se trata de un sofisticado arsenal de armas prototipo, de
creación de nuevas, y un hermético bunker de secretos militares. Entre
ellos, la investigación del plato volador caído en Roswell…, y del hombrecito que lo tripulaba: un metro diez de altura, calvo, grandes ojos…
La existencia del plato la reveló Bob Lazar,
un científico que trabajó allí. Más tarde aparecieron fotos y dibujos
del hombrecito, y las versiones alcanzaron puntos de delirio: había más
hombrecitos y más restos de otros platos…
Siempre se sospechó de que tales evidencias eran falsas, que la
imaginación popular las llevó a su desiderátum, y que en realidad nada
es cierto. Pero eso no invalida el fenómeno ovni. Desde el día de la
bomba atómica sobre Hiroshima, los avistajes de objetos
–naves– en el espacio se multiplicaron: más de tres mil hasta hoy. Es
posible que un enorme porcentaje de ellos se deba a la imaginación, que
las misteriosas luces en el espacio sean fenómenos ópticos –refracción–,
etcétera.
Sin embargo, sorprende el nivel de muchos testigos: científicos,
pilotos, astronautas que aseguran haberlos visto, los describen,
calculan su velocidad, superior a la de cualquier máquina terrestre, y
no dudan de su origen extraterrestre.
La pelota está en la mitad de la cancha. En todo caso, más allá de la
fantasía popular, vale la pena recordar lo que dijo el gran científico Carl Sagan (1934–1996): "Es
indudable que en el vasto universo hay otras formas de vida: es
imposible que entre miles de millones de galaxias y de astros, la Tierra
sea la única habitada. Pero también es posible que jamás puedan
encontrarse con nosotros".
En Doctor Insólito (1964), uno de los grandes films de Stanley Kubrick, un delirante militar norteamericano se atrinchera, convencido de que la Unión Soviética ha invadido su país, y desata una réplica nuclear que acaba con el planeta.
Su teoría: "Desde
hace años, el enemigo debilita los sagrados fluidos de nuestro
organismo contaminando el agua potable, para vencernos sin necesidad de
una guerra".
Desde luego, ficción. Pero los conspiradores, agazapados en sus cuevas…
avalan la demencial teoría del militar. Juran que el flúor, amparado
por la supuesta función de que purifica el agua y previene las
enfermedades dentales…, idiotiza a la gente debilitando sus neuronas, y
que los gobiernos de las grandes potencias han creado métodos para
atacarse mutuamente.
¿Habrán empezado ya? ¿Quién fluorizó primero? ¿En qué frente estamos?
¿Nos salvamos tomando sólo agua mineral, o también llegaron a ella?
Facebook: Mark Zuckerberg creó esta red social con apoyo financiero de la CIA
para lograr datos privados (familia, trabajo, ideología) de los 400
millones de internautas del mundo, y reclutar más agentes. Fin de la
privacidad. Pero… ¿no se había terminado con los movileros de la tele?
Sida: ¿Virus mutante? ¿Accidente de laboratorio? ¿Castigo divino? Nada de eso según los conspiradores. Con tal de culpar a USA
de todos los azotes del mundo, sostienen que lo creó el gobierno… para
aniquilar a la población negra. Como el genocidio racial ya lanzado por
Hitler en noviembre de 1939…
Pero no explican por qué Estados Unidos
gasta (como otros países poderosos) miles de millones de dólares para
derrotar al virus, ya cerca de su final, y hoy curable si se sigue el
tratamiento al pie de la letra.
Holocausto: la masacre sistemática de seis millones de judíos entre 1939 y 1945 por la Alemania
nazi es negada tenazmente por los conspiradores. ¿Refutarlos, para qué?
Ante miles de desgarradores testimonios orales, filmados,
fotografiados, sólo invitan a subirlos al podio de los descerebrados…
Vida en Marte:
¿Para qué ir, si los delirantes ya saben que hay vida, como lo
demuestran las esculturas y dibujos (¿?) de su roja superficie. Entre
esas pruebas tan sólidas hay una esfinge: doble pelota picando en el
área para los conspiradores, seguros de que las pirámides de Egipto… ¡las construyeron los marcianos!
Shakespeare: ¿Quién te conoce, William?
Si los que te dije ya saben que no escribiste una miserable línea…
Según ellos, fuiste un actorcito de morondanga, te dedicaste a los
negocios, y tus supuestas obras las escribieron Francis Bacon, Ben Jonson y Walter Raleigh. Pero un detalle abre dudas: ¿por qué no las firmaron?
Kasparov: ¡Qué pillo el genio de Bakú! En febrero de 1996 jugó contra la computadora Deep Blue… y perdió. Es más: declaró que "es imposible ganarle a una máquina semejante".
Tal vez fue sincero. Pero no para los urdidores de fantasmas, que
hicieron correr la teoría de un negocio millonario entre el buen Garry y la empresa fabricante, para aumentar la curiosidad… y las ventas.
¿Y el barco?: El Experimento Filadelfia, narrado por Charles Berlitz,
un rey neoyorkino autor de best sellers sobre fenómenos paranormales,
contó que en octubre de 1943, con tecnología del célebre ingeniero
croata Nikola Tesla (1856–1943), la Marina de los Estados Unidos, tratando de hacer desaparecer de los radares su barco Eldridge, lo desmaterializó en el puerto de Filadelfia, lo hizo aparecer a 150 kilómetros, y luego devolverlo a su origen.
Para los teóricos de la conspiración, "el barco abrió una puerta Espacio–Tiempo, y fue teletransportado". Descripción: "una niebla verde lo envolvió, y lo hizo invisible".
Un segundo intento horrorizó a la tripulación: ¡algunos marineros
quedaron fundidos en el acero del barco! La marina jamás habló del tema
pese a las constantes preguntas. Pasados más de setenta años, la
teletransportación sigue siendo imposible.
Londres, ataque: Julio siete, 2005. Terrorismo en la ciudad del Big Ben.
Cuatro bombas. Muertos: 38. También los cuatro terroristas suicidas.
Ataque claramente encuadrado en el plan islámico del terror. Pero los de
siempre tienen la verdad: "Fue un autoatentado. Lo ordenó Tony
Blair para justificar la presencia inglesa en Afganistán e Irak. La foto
que muestra al terrorista es un truco digital". Y siempre habrá quienes les crean…
MK Ultra: Un supuesto plan encubierto de la CIA
para control mental y psíquico. Nadie sabe si existió. Pero los conspi
de turno juran que se canceló en los años 80 después de experimentos
como tortura, privación de dormir, drogas… Y que ordenaron a asesinar a Robert Kennedy. fue una de sus víctimas.
Illuminati: Secta demoníaca de iluminados que pretende un único gobierno mundial regido por ellos que apunta a la esclavización global.
Idea nacida en antiguas escrituras de Baviera en 1776, hechiza a las redes de conspiradores porque ataca "a la forma ilegal y brutal de las grandes potencias para imponer su política y su economía". Bueno… Un mundo regido por illuminati y poblado de esclavos no parece un paseo en góndola por los canales venecianos…
Idea nacida en antiguas escrituras de Baviera en 1776, hechiza a las redes de conspiradores porque ataca "a la forma ilegal y brutal de las grandes potencias para imponer su política y su economía". Bueno… Un mundo regido por illuminati y poblado de esclavos no parece un paseo en góndola por los canales venecianos…
Y este cuento se acabó… hasta la próxima conspiración.
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