Desde Berlín
Mientras miles de atletas corrían la 43ª edición de la Maratón de Berlín a pesar de la llovizna y el frío que marcan el fin del verano berlinés, otros tantos millones de alemanes que viven en la capital germana no se olvidaron de su compromiso democrático y fueron a votar definiendo así el parlamento que regirá durante el próximo período de 2017 a 2021. Los números, aunque provisorios, sorprendieron a todos: por primera vez desde la derrota del nazismo la ultraderecha ingresa al parlamento con un sorprendente 13%, restándole votos al partido de Ángela Merkel (CDU) que llegó a una victoria eclipsada del 32,9. Los socialdemócratas también bajaron quedando en un segundo lugar con el 20% y los liberales (FDP) en el cuarto con el 10,6. El único porcentaje que se mantuvo similar desde las últimas elecciones parlamentarias en el 2013 fue el de abstención al voto (un 30% de la población no se acercó a votar).
Pasadas las medianoche, con casi el 50% de los votos escrutados, el partido cristianodemócrata (CDU) logró un resultado menor al que anticipaban las encuestadoras y casi diez puntos por debajo del porcentaje obtenido en las últimas elecciones de 2013. Con el 20% el partido socialdemócrata (SPD), al mando de Martin Schulz, consistentemente con los pronósticos quedó en segundo lugar pero también con menos puntajes que la elección anterior. El tercer puesto, codiciado por todo el resto, lo obtuvo el partido populista de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) con un histórico 13%. Los liberales entraron cuartos con un poco más del 10%, la izquierda y el partido Verde se ubicaron en el quinto y sexto lugar con un 9% y 9,1% respectivamente. El parlamento alemán tendrá que enfrentarse a un colorido panorama, pues ninguna fuerza se quedó afuera y la CDU tendrá que lograr, en los próximos 30 días, una coalición que represente más del 50% de los votos para formar un gobierno.
Luego de 12 años en el poder, Ángela Merkel seguirá siendo la canciller y cabeza política de Alemania, pero sabe que los años que vienen no serán iguales a los pasados. En la sede de su partido federal (Bundesparteizentrale), la reelecta canciller recalcó enfrente de los integrantes de su partido la responsabilidad de haber estado en el gobierno ininterrumpidamente durante tantos años y reconoció la actual situación: “tenemos por delante un gran desafío: la AfD ha entrado en el parlamento alemán y debemos recuperar a quienes votaron esa fuerza para continuar siendo un país justo y social. Esta tarea nos pide que mantengamos la unión y trabajemos para tener una Europa fuerte. Para lograrlo, debemos combatir la inmigración ilegal, pero también las razones por las cuales está inmigración es creada en los países de donde provienen los inmigrantes. Debemos encontrar formas legales de ayudar y acoger a los refugiados para garantizar la seguridad y vivir en un país próspero y libre”.
A pesar de la victoria, nadie celebraba y la mandataria alemana sabe que el desafío de formar una coalición que eclipse el triunfo de la ultraderecha es fundamental. La estrategia favorita es la llamada “coalición Jamaica”, debido a los colores representativos de los partidos: negro (CDU), amarillo (FDP) y verde (Alianza 90/Los Verdes). Si se logran poner de acuerdo y formar un gobierno entre ellos, el SPD quedará como primera fuerza opositora dentro del parlamento.
Sin embargo, si se mantuviese la coalición actual de los dos partidos con mayor porcentaje “Negro (CDU)/Rojo (SPD)”, significará darle a la extrema derecha el privilegio de ser la primera fuerza opositora. Christian Lindner, cabeza del partido liberal sabe que esto no es bueno: “¿Un porcentaje más o menos para la Unión (CDU)? Eso no hace ninguna diferencia. Pero un punto porcentual más en la lucha por el tercer lugar entre el AfD y el FDP, ¡lo cambia todo!” A pesar de los desconcertantes resultados electorales todavía queda un mes de negociaciones que serán fundamentales.