En
una jornada negra para los partidos tradicionales, la canciller Angela
Merkel ganó las elecciones legislativas celebradas hoy en Alemania,
marcadas por el ascenso de la ultraderechista Alternativa para Alemania
(AfD), que irrumpió en el Parlamento convertida en tercera fuerza
política del país.
Según las proyecciones elaboradas para las cadenas de la televisión pública alemana ARD y ZDF, los conservadores de Merkel obtuvieron entre un 32,9 por ciento de los votos, lo que supone una caída desde el 41,5 por ciento lograda hace cuatro años y el peor resultado personal de la mandataria desde que se convirtió en canciller en 2005.
Los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AfD), con Alexander Gauland y Alice Weidel a la cabeza, fueron los grandes triunfadores de la noche electoral, al obtener en torno a un 13 por ciento de los votos e irrumpir por primera vez y como tercera fuerza política en el Parlamento desde su fundación en 2013. Contarán probablemente con 86 o 89 diputados en el parlamento.
"Hemos logrado nuestro objetivo. Somos la primera fuerza política y tenemos el cometido de formar Gobierno. Ningún partido puede gobernar contra nosotros", afirmó con semblante serio la canciller ante sus seguidores. Admitió que esperaba un "mejor resultado" y advirtió: "Tenemos un nuevo desafío, que es la entrada del AfD en el Bundestag".
Después de que los socialdemócratas, que tuvieron el peor desempeño electoral en su historia, descartaran reeditar la gran coalición con Merkel, sólo se perfila un pacto de Gobierno posible para la canciller: la llamada alianza "Jamaica" (por los colores de las agrupaciones, equivalentes a la bandera de ese país) entre la CDU/CSU, Los Verdes y el Partido Liberal alemán (FDP). Esta alianza es inédita a escala federal pero ya existe en el estado norteño de Schleswig-Holstein.
Más allá de las alianzas, el principal desafío para Merkel será la entrada de la ultraderecha al Parlamento por primera vez, lo que constituye un giro en la historia alemana de la posguerra. Alemania, debido a su pasado nazi, fue durante mucho tiempo uno de los pocos países europeos en no haber tenido un movimiento antiinmigrantes, a diferencia de Francia, Holanda o Austria.
Rápidamente, la líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, felicitó a AfD por su "histórico resultado electoral". "Este es un nuevo símbolo del despertar de los pueblos europeos", mostró su satisfacción la jefa del Frente Nacional a través de Twitter.
Según las proyecciones elaboradas para las cadenas de la televisión pública alemana ARD y ZDF, los conservadores de Merkel obtuvieron entre un 32,9 por ciento de los votos, lo que supone una caída desde el 41,5 por ciento lograda hace cuatro años y el peor resultado personal de la mandataria desde que se convirtió en canciller en 2005.
Los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AfD), con Alexander Gauland y Alice Weidel a la cabeza, fueron los grandes triunfadores de la noche electoral, al obtener en torno a un 13 por ciento de los votos e irrumpir por primera vez y como tercera fuerza política en el Parlamento desde su fundación en 2013. Contarán probablemente con 86 o 89 diputados en el parlamento.
"Hemos logrado nuestro objetivo. Somos la primera fuerza política y tenemos el cometido de formar Gobierno. Ningún partido puede gobernar contra nosotros", afirmó con semblante serio la canciller ante sus seguidores. Admitió que esperaba un "mejor resultado" y advirtió: "Tenemos un nuevo desafío, que es la entrada del AfD en el Bundestag".
Después de que los socialdemócratas, que tuvieron el peor desempeño electoral en su historia, descartaran reeditar la gran coalición con Merkel, sólo se perfila un pacto de Gobierno posible para la canciller: la llamada alianza "Jamaica" (por los colores de las agrupaciones, equivalentes a la bandera de ese país) entre la CDU/CSU, Los Verdes y el Partido Liberal alemán (FDP). Esta alianza es inédita a escala federal pero ya existe en el estado norteño de Schleswig-Holstein.
Más allá de las alianzas, el principal desafío para Merkel será la entrada de la ultraderecha al Parlamento por primera vez, lo que constituye un giro en la historia alemana de la posguerra. Alemania, debido a su pasado nazi, fue durante mucho tiempo uno de los pocos países europeos en no haber tenido un movimiento antiinmigrantes, a diferencia de Francia, Holanda o Austria.
Rápidamente, la líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, felicitó a AfD por su "histórico resultado electoral". "Este es un nuevo símbolo del despertar de los pueblos europeos", mostró su satisfacción la jefa del Frente Nacional a través de Twitter.
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