Tras meses de retórica belicista e insultos personales, se abre la posibilidad de una reunión Kim Jong-un y Donald Trump. Sin embargo, a pocas horas del anuncio, comienzan a aparecer escollos que podrían descarrilar las intenciones de las dos coreas de pacificar la península
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Kim Jong Un y Donald Trump
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"Le dije al presidente de EE.UU., Donald Trump, que en nuestra reunión, el líder norcoreano Kim Jong-un ha expresado su deseo de reunirse con él tan pronto como sea posible", dijo un funcionario surcoreano al anunciar que Trump aceptó tener un encuentro el mes de mayo. Después de meses de retórica belicista expresadas por ambas partes, llegando a insultos personales e incluso la amenaza de Trump en el seno de Naciones Unidas de destruir totalmente a Corea del Norte, el sentido común parece haber prevalecido.
La Casa Blanca se atribuye el mérito de la cumbre. El vicepresidente Mike Pence emitió una declaración diciendo que "el deseo de Corea del Norte de reunirse es evidencia de que la estrategia del presidente Trump para aislar el régimen de Kim está funcionando".
Aun no se ha definido ni la fecha ni el lugar de la reunión, y de acuerdo a especialistas es un proceso que debe ser bien estudiado y analizado. La Casa Blanca a través de su vocera, exige que se cumplan ciertas condiciones.
Si bien las intenciones de dialogo son manifiestas, tanto por parte del liderazgo norcoreano como de la Casa Blanca, la anunciada reunión aun no estaría garantizada. Según expertos, existen poderosos intereses a los que les conviene mantener un estado de tensión nuclear permanente.