I. Una de las once “reformas estructurales”
que tanto alaba Enrique Peña, es la energética; referida sobre todo a
los yacimientos de petróleo que en una totalidad de 9 contratos para
extraer los hidrocarburos le acaban de ser entregados a la empresa Shell
de Holanda. Y otros más son para unas 20 empresas extranjeras “idóneas”
al decir de Peña y su vocero Pedro Joaquín Coldwell. Quienes junto con
los directores de Pemex: Emilio Lozoya (el de implicaciones corruptas
con Odebrecht); José Antonio González Anaya, Carlos Alberto Treviño
Medina, y el eterno “líder” Carlos Romero Deschamps (desde la
presidencia de Carlos Salinas), han ido desmantelando y privatizando lo
que Lázaro Cárdenas escrituró para la Nación. Así que desde ese perverso
salinato, la riqueza petrolera ha sido escriturada a la voracidad de
empresas estadounidenses, europeas, inglesas, etcétera. O sea, que así
como escribió Ramón López Velarde sobre que el diablo nos escrituró esos
yacimientos, ahora Peña se los ha escriturado a esos empresarios para
que se lleven el 90 por ciento de las utilidades que generan su
producción y nos dejen un miserable 10 por ciento.
II. Peña con su “reforma energética” remató lo que fue la riqueza potencial de las aguas profundas del Golfo de México, cuyos yacimientos han estado saqueando los estadounidenses con la técnica de “popote”. En el último remate, las petroleras holandesas se llevarán lo que resta. Y para celebrarlo es que ha llegado el enviado de Trump, el empresario dueño de más de 3 mil millones de dólares como fortuna personal, explotando petróleo, el tal Rex Tillerson, quien vino con la espada desenvainada por la “injerencia rusa en México”. Hablando con la viga en el ojo, para regañarnos por andar tratando de comerciar con el resto del mundo, ya que él y su jefe Trump nos amenazan con cancelar los tratados de comercio. Por lo pronto le lleva la información completa de que ya México no es dueño de sus pozos petroleros, y sin refinerías, tenemos que seguir comprando gasolina… ¡a los holandeses!
III. En su hermosísimo poema: La Suave Patria, Ramón López Velarde, el cantor del amor a la mujer y a la patria, escribió: “Patria: tu superficie es el maíz/Tus minas el palacio del Rey de Oros/Y tu cielo, las garzas en desliz/Y el relámpago verde de los loros/El niño Dios te escrituró un establo/Y los veneros del petróleo el diablo”. Este último verso fue profético. Los empresarios extranjeros alegremente se llevan el petróleo y nos dejan en el infierno de la pobreza. Tampoco ya es verdad que nuestra superficie es el maíz, puesto que a los peñistas nada les importa el campo y tenemos que comprar al mundo maíz, trigo y frijoles. Así que ya Peña y su grupo –que muy explicablemente se han enriquecido– han vendido los veneros del petróleo. Es la privatización de lo que fue la riqueza nacional. Peña ha traicionado a Lázaro Cárdenas, a la Nación. Falta que como Santa Anna, le venda a Trump territorio mexicano. Lo que no es imposible, para que así este país deje de ser una “Patria impecable y diamantina”. Y que el neoliberalismo económico vestido de Diablo, escriture más privatizaciones.
cepedaneri@prodigy.net.mx
II. Peña con su “reforma energética” remató lo que fue la riqueza potencial de las aguas profundas del Golfo de México, cuyos yacimientos han estado saqueando los estadounidenses con la técnica de “popote”. En el último remate, las petroleras holandesas se llevarán lo que resta. Y para celebrarlo es que ha llegado el enviado de Trump, el empresario dueño de más de 3 mil millones de dólares como fortuna personal, explotando petróleo, el tal Rex Tillerson, quien vino con la espada desenvainada por la “injerencia rusa en México”. Hablando con la viga en el ojo, para regañarnos por andar tratando de comerciar con el resto del mundo, ya que él y su jefe Trump nos amenazan con cancelar los tratados de comercio. Por lo pronto le lleva la información completa de que ya México no es dueño de sus pozos petroleros, y sin refinerías, tenemos que seguir comprando gasolina… ¡a los holandeses!
III. En su hermosísimo poema: La Suave Patria, Ramón López Velarde, el cantor del amor a la mujer y a la patria, escribió: “Patria: tu superficie es el maíz/Tus minas el palacio del Rey de Oros/Y tu cielo, las garzas en desliz/Y el relámpago verde de los loros/El niño Dios te escrituró un establo/Y los veneros del petróleo el diablo”. Este último verso fue profético. Los empresarios extranjeros alegremente se llevan el petróleo y nos dejan en el infierno de la pobreza. Tampoco ya es verdad que nuestra superficie es el maíz, puesto que a los peñistas nada les importa el campo y tenemos que comprar al mundo maíz, trigo y frijoles. Así que ya Peña y su grupo –que muy explicablemente se han enriquecido– han vendido los veneros del petróleo. Es la privatización de lo que fue la riqueza nacional. Peña ha traicionado a Lázaro Cárdenas, a la Nación. Falta que como Santa Anna, le venda a Trump territorio mexicano. Lo que no es imposible, para que así este país deje de ser una “Patria impecable y diamantina”. Y que el neoliberalismo económico vestido de Diablo, escriture más privatizaciones.
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