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60 mil millones de pesos en publicidad… ¿y corrupción?
Autor:
Álvaro Cepeda Neri *
I. Es muy cierto que Enrique Peña ha pagado publicidad en los
medios de comunicación para autojustificarse en su obligación de
gobernar y administrar las funciones federales. Hay tantos homicidios
como apariciones de Peña en la radio, televisión y prensa más allá del
cumplimiento de ellos por informar; y es que el inquilino de Los Pinos
está enamorado de su figura, su copete tan caricaturizado como símbolo, y
su retórica para inaugurar socavones, luciéndose como si en verdad
fuera una excepción, cuando es otro presidente del montón, del
que ninguno ha respondido de sus actos, por lo que urge que al final de
este sexenio los mexicanos presentemos al mexiquense ante un juicio
político constitucional y otro penal para, junto con sus colaboradores,
deslindarles responsabilidades por su mal desempeño, corrupción e
impunidad. Alardea Peña de haber cumplido sus promesas, pero son varias
que intencionalmente abandonó, como la de crear un órgano para regular y
controlar el gasto en publicidad oficial.
II. Fue en julio de 2012 cuando tuvo que esconderse en un sanitario de la Universidad Iberoamericana, ante la crítica estudiantil por la matanza de San Salvador Atenco, siendo él desgobernador mexiquense. Han pasado casi 6 años y Peña se hizo el olvidadizo para publicitar su persona, gastando un promedio diario de casi 23 mil pesos, lo que arroja hasta este año más de 40 mil millones de pesos, y apunta a cerrar con 60 mil millones de pesos. Una parte de todos esos miles de millones fueron para el botín de la corrupción. En el suplemento del periódico Reforma (18 de febrero de 2018) se detalla esa historia, que no ha encontrado su final. Es decir, no se controla la publicidad, no obstante la resolución de la Suprema Corte para que el Congreso, dominado por priístas, implantara ese control. Pues la publicidad se usa para disminuir la crítica y favorecer el desempeño peñista. Pero ni así la opinión pública acepta a Peña; pues en cuanto aparece en radio o televisión, le cambian de frecuencia, porque Peña ya es insoportable.
III. Y todavía exige que le aplaudan, y recrimina a los reporteros que cubren sus apariciones que no lo hagan. Peña no cumple con lo dispuesto por la Corte a través de sus legisladores, como no ha cumplido con más de 10 resoluciones definitivas de amparos, que lo hacen candidato a ser destituido; pero los 11 ministros de la Corte toleran sus desacatos. Ahora que el Congreso legisle sobre el gasto en publicidad, Peña ya dispuso de esos 60 mil millones de pesos para hacerse propaganda. Ha sido un despilfarro, una corrupción millonaria y un abuso del poder presidencial, puesto que Peña ha dispuesto de ese dinero como si fuera suyo, descuidando necesidades vitales del país. Tan sólo por eso se le pueden fincar responsabilidades penales a él y sus amigos, quienes reciben propaganda en los medios todos los días, como si así pudieran probar que han cumplido con sus obligaciones. Pero es Peña el que más propaganda ha financiado, creyendo que así creeremos que se ha desempeñado eficazmente. De todo ello sólo sobrevive su menguado copete y la putrefacción del mal gobierno.
cepedaneri@prodigy.net.mx
II. Fue en julio de 2012 cuando tuvo que esconderse en un sanitario de la Universidad Iberoamericana, ante la crítica estudiantil por la matanza de San Salvador Atenco, siendo él desgobernador mexiquense. Han pasado casi 6 años y Peña se hizo el olvidadizo para publicitar su persona, gastando un promedio diario de casi 23 mil pesos, lo que arroja hasta este año más de 40 mil millones de pesos, y apunta a cerrar con 60 mil millones de pesos. Una parte de todos esos miles de millones fueron para el botín de la corrupción. En el suplemento del periódico Reforma (18 de febrero de 2018) se detalla esa historia, que no ha encontrado su final. Es decir, no se controla la publicidad, no obstante la resolución de la Suprema Corte para que el Congreso, dominado por priístas, implantara ese control. Pues la publicidad se usa para disminuir la crítica y favorecer el desempeño peñista. Pero ni así la opinión pública acepta a Peña; pues en cuanto aparece en radio o televisión, le cambian de frecuencia, porque Peña ya es insoportable.
III. Y todavía exige que le aplaudan, y recrimina a los reporteros que cubren sus apariciones que no lo hagan. Peña no cumple con lo dispuesto por la Corte a través de sus legisladores, como no ha cumplido con más de 10 resoluciones definitivas de amparos, que lo hacen candidato a ser destituido; pero los 11 ministros de la Corte toleran sus desacatos. Ahora que el Congreso legisle sobre el gasto en publicidad, Peña ya dispuso de esos 60 mil millones de pesos para hacerse propaganda. Ha sido un despilfarro, una corrupción millonaria y un abuso del poder presidencial, puesto que Peña ha dispuesto de ese dinero como si fuera suyo, descuidando necesidades vitales del país. Tan sólo por eso se le pueden fincar responsabilidades penales a él y sus amigos, quienes reciben propaganda en los medios todos los días, como si así pudieran probar que han cumplido con sus obligaciones. Pero es Peña el que más propaganda ha financiado, creyendo que así creeremos que se ha desempeñado eficazmente. De todo ello sólo sobrevive su menguado copete y la putrefacción del mal gobierno.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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