martes, 5 de junio de 2018

Trump acelera el proteccionismo. Esto no es una guerra económica, es un nuevo mundo


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Trump acelera el proteccionismo. Esto no es una guerra económica, es un nuevo mundo

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EEUU se la tiene jurada a todos sus socios. Washington ha impuesto más aranceles al acero y al aluminio japonés, al de los países europeos, al de Canadá… Los titulares con los que la prensa se hace eco del nuevo proteccionismo estadounidense son los propios de una guerra comercial, pero son los de un nuevo mundo, escribe Dmitri Lekuj para Sputnik.
Por motivos no será. El país norteamericano está finiquitando de un plumazo todos los acuerdos de los que hasta ahora formada parte. Y no solo se trata de metales como el acero o el aluminio, porque en enero los estadounidenses subieron, también, los aranceles a las importaciones de baterías solares y de lavadoras.
Ahora, el inquilino de la Casa Blanca parece estar dispuesto a acabar también con el TLCAN, el acuerdo a tres bandas que mantiene con Canadá y con México, y es partícipe de, en cualquier caso, tener uno a la medida para cada vecino. Hacer saltar por los aires el TLCAN es hacer saltar por los aires los cimientos de toda la economía norteamericana, explica Lekuj.
Si la nueva política económica estadounidense se quedase en eso, todavía podría considerarse una simple guerra económica, pero la cuestión es mucho más compleja, argumenta Lekuj.
"La salida de Estados Unidos del Joint Comprenhensive Plan of Action, el acuerdo nuclear iraní, en primer lugar es un ataque contra la economía de la Unión Europea y, en segundo lugar, acelera el alza del precio del petróleo, que ya de por sí no estaba en su mejor momento. De paso, a Estados Unidos, un país exportador de petróleo, este escenario incluso le interesa", añade Lekuj.
Sin embargo, se entienden, hasta cierto punto, los continuos intentos norteamericanos por poner patas arriba la economía mundial. Motivos para hacerlo "no les falta", señala Lekuj.
"Si las actuales tendencias en la economía continúan igual durante un periodo medio de tiempo, la economía estadounidense simplemente morirá", augura.
El déficit en el balance económico de Estados Unidos aumentó el 12,1%, una cifra que se traduce en 566.000 millones de dólares, de los cuales 375.200 se debieron al comercio con China, 151.400 al de la Unión Europea, 71.100 al de México y 68.600 al que mantiene con Japón. El déficit implica que el país importa más de lo que exporta y ese escenario, no solo según la Administración Trump sino según las leyes de la economía, perjudica el crecimiento económico, socava la creación de nuevos puestos de trabajo y la captación de impuestos. Un escenario en el que el déficit es superior al 12% "no es una buena tendencia", advierte Lekuj.
Lo que está haciendo Trump no es flor de una noche. Deshacerse del déficit comercial ocupó gran parte de su campaña electoral. También reducir los impuestos y eliminar las restricciones que limitaban la extracción de recursos minerales. Dos de las promesas electorales Trump ya las ha cumplido y ahora va a por el déficit comercial.
"Es decir, la 'época de las guerras comerciales y de la expoliación' que ha iniciado el actual inquilino de la Casa Blanca no es ningún 'episodio' ni una fluctuación casual de la 'economía de mercado'. Todos estos pasos [son consecuencia] del sistema, y están impulsados a largo plazo por el equipo de Trump, de orientación nacional", advierte el columnista a Sputnik.
Añade que hay que asumir que las medidas proteccionistas de Trump están aquí para quedarse y que, por tanto, sobrevivirán al mandato del actual presidente estadounidense. "Si no van a estar para siempre, al menos van a estar durante mucho tiempo", asume, de ahí que "no se trate de una nueva guerra económica", sino de "el nuevo mundo en el que nos ha tocado vivir".
"Todas esas reflexiones sobre 'la ley del mercado mundial' y todos los intentos de 'integrar la economía nacional en el mercado internacional' y demás sandeces carecen de sentido en este nuevo mundo", sentencia.
África plantea sustituir dólar por yuan en sus reservas monetarias
Muchos de los países africanos apuestan por estrategias que promuevan la sustitución del dólar estadounidense por el yuan chino en sus transacciones comerciales.
En la cumbre del Instituto de Gestión Financiera y Macroeconomía de África Meridional y Oriental (Mefmi, por sus siglas en inglés), celebrada entre el 29 y el 30 de mayo en Harare, capital de Zimbabue, se potenció la idea de un cambio en el uso de la divisa estadounidenses a favor de la china, según informó el sábado la agencia rusa de noticias Sputnik.
17 funcionarios gubernamentales y de bancos centrales de 14 países de África participaron en el evento titulado 'Tendencias en el manejo de reservas soberanas', en el que analizaron cómo adoptar la moneda china como moneda de reserva de la región.
“La mayoría de los países de la región Mefmi tiene préstamos o subvenciones de China y tendría sentido económico saldar en yuanes”, sostuvo la portavoz del Mefmi, Gladys Siwela-Jadagu, citada por Sputnik.
A su juicio, es crucial que los responsables políticos de estos países africanos diseñen estrategias que avancen en dirección a adoptar el yuan chino como la “moneda común” en el comercio con África.
La mayoría de los países de la región Mefmi tiene préstamos o subvenciones de China y tendría sentido económico saldar en yuanes”, sostiene la portavoz del Instituto de Gestión Financiera y Macroeconomía de África Meridional y Oriental (Mefmi, por sus siglas en inglés), Gladys Siwela-Jadagu.
La vocera de la institución cree “con China como el mayor socio comercial de más de 130 países, el principal desafío para los países africanos es considerar la forma de beneficiarse del nuevo patrón de comercio internacional”, de acuerdo con el referido medio.
El Mefmi está integrado por 14 países, a saber: Angola, Botswana, Burundi, Kenia, Lesoto, Malawi, Mozambique, Namibia, Ruanda, Suazilandia, Tanzania, Uganda, Zambia y Zimbabue.
El planteamiento de comercializar con el yuan en África se da mientras esta divisa se afianza cada vez más desde 2016, momento en que el Fondo Monetario Internacional (FMI) lo incorporó a su cesta de monedas con derechos especiales de giro (DEG), donde por su participación ocupa el tercer lugar (10,92 %), tras adelantar al yen de Japón (8,33 %) y a la libra esterlina británica (8,09 %).
Otros países del mundo también están inmersos en proceso del cambio del dólar por otras divisas para introducirlas en sus transacciones de comercio exterior. Rusia, Irán, China y Paquistán son algunos.
Análisis: La guerra geofinanciera del dólar contra el euro: hoy el pretexto es Italia
Alfredo Jalife-Rahme
Ayer fue Grecia, hoy es Italia y mañana será España. La guerra geofinanciera del dólar contra el euro se intensificó por la crisis política de Italia, que incrementó la cotización del dólar frente al euro en el corto plazo. No hay que cantar victoria tan de prisa ya que en el largo plazo el devenir del dólar no es nada halagüeño.
La 'guerra de divisas' no es nada nueva cuando han arreciado las 'guerras geofinancieras' y 'guerras del Tesoro de EEUU a escala global'. Mientras, el renminbi chino se ha posicionado como flamante divisa de reserva del FMI junto al dólar y al euro, y antes de la libra esterlina y el yen nipón.
El problema del euro es también externo cuando sus enemigos aprovechan sus vicisitudes para desbancarlo, como es el caso del alza de las tarifas al acero y aluminio alemán por Trump, al unísono de la puesta en la lista roja del Deutsche Bank, principal banco alemán, por la Reserva Federal.
El alemán Günther Oettinger —comisario europeo de Programación y Presupuestos considerado como mega halcón fiscalista— exhibió su procaz 'financierismo' neoliberal/monetarista y su insensibilidad democrática contra la voluntad electoral de los ciudadanos italianos al colocar a los 'bonos soberanos' por encima de la soberanía nacional de Italia.
Oettinger espetó contra la nueva democracia del siglo XXI y su ciudadanía digital: "Espero que los mercados jueguen un papel en la campaña electoral y envíen una señal para no permitir que los populistas de izquierdas y derechas tengan responsabilidades de Gobierno", lo cual azuzó a la feroz coalición triunfante del Movimiento 5 Estrellas (M5S) 'antiestablishment' y de los separatistas de la Liga Norte.
El revuelo fue de tal magnitud que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, regañó a Oettinger: "El destino de Italia no está en manos de los mercados financieros" e "Italia merece más respeto".
El ex primer ministro conservador Silvio Berlusconi, de Forza Italia, amigo del presidente ruso, Vladímir Putin, desechó los arrebatos "ofensivos y estúpidos", a lo que se sumó Matteo Salvini, líder de la Liga Norte: "Un comisario no puede decir a los italianos que los mercados les enseñarán a votar lo correcto" y concluyó que "las amenazas de Oettinger" exhiben "el deseo de control y hegemonía de Alemania".
Ni lento ni perezoso el mega especulador George Soros, quien ha sido acusado desde hace mucho de propiciar la destrucción del euro y la balcanización de Europa, se lanzó con furia inusitada en contra de su doble némesis: el euro y la Unión Europea.
En la Conferencia Anual del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, en París, el connotado rusófobo y eurófobo Soros —tildado de agente de la CIA por el investigador Wayne Madsen, además de peón de la banca Rothschild— aseguró que la 'destrucción' de la Alianza Transatlántica entre EEUU y la Unión Europea, así como el finiquito del acuerdo nuclear con Irán por Trump, "tendrán un efecto negativo en la economía europea y causarán otras dificultades", entre ellas la "guerra de divisas" que devalua(rá) a los mercados emergentes.
El euro nihilista Soros, quien abulta la 'crisis existencial' de Europa, amenazó que "nos encaminamos a otra gran crisis financiera" y alertó que "ya no es una manera de decir afirmar que Europa está en peligro de desaparecer". Además, comentó en forma hipócrita que "el euro tiene muchos problemas sin resolver y no se le debe permitir destruir a Europa". James Gorman, mandamás de Morgan Stanley, calificó los comentarios de Soros como "ridículos".
Soros miente cuando asevera que la crisis de refugiados "es un problema europeo que requiere una solución europea", por lo que propuso un Plan Marshall para África encabezado por la Unión Europea con "un mínimo de 30.000 millones de euros por año durante varios años".
La crisis de refugiados proviene de las varias guerras que libró EEUU con sus aliados europeos, con Francia y Reino Unido en el caso libio, y en otras áreas del Gran Medio Oriente: desde el binomio Siria/Irak pasando por Afganistán hasta Somalia.
Edward Luce del Financial Times es pesimista sobre el devenir del dólar cuya "supremacía ha sido puesta en peligro por Trump", sin contar la probabilidad de una recesión en EEUU en los próximos dos años, según un consenso de 100 economistas, debido al ciclo económico, al alza de las tasas de interés y a las barreras comerciales.
Luce aduce que el recorte de los impuestos de Trump incrementará la "deuda soberana" de EEUU que impactará el "crecimiento continuo de su deuda pública".
Asimismo, vaticina que el caos del dólar se prolongará "una o dos décadas" y cita al indioestadunidense Eswar Prasad —anterior funcionario del FMI— quien arguye que los "inversionistas conservarán la fe en el dólar mientras confíen en las instituciones que lo sostienen" y los mercados desean el imperio de la ley, la estabilidad política y el liderazgo global estadunidense que han sido puestos en tela de juicio por Trump.
Según Prasad, con Trump "EEUU es visto cada vez más como socio nada confiable en comercio y en acuerdos militares". Señala que Trump "sembró el miedo de blandir al dólar como arma de control sobre otros países", por lo que "China y Rusia montan su propio sistema de pagos y canales para evitar a EEUU".
Luce cita los vaticinios de Barry Eichengreen —profesor de economía de la Universidad de Berkeley y experto en los sistemas de divisas globales— quien sentencia el fin del estatuto del dólar como divisa de reserva dominante y desecha al bitcoin como artefacto especulativo.
Para Eichengreen, los rivales del dólar son el renminbi y el euro y la transición puede ser suave, pero también es posible que EEUU tenga un choque masivo de deuda debido a una guerra, a otra crisis financiera o al retorno del proteccionismo.
En la óptica china, la hegemonía del dólar como suprema divisa de reserva global concede a EEUU casi el 10% del PIB global.
Eichengreen observa que el mundo entró a una "era de múltiples divisas de reservas" con la coexistencia del dólar, renminbi y euro. En 2017, el dólar representó el 63,8% de las reservas asignadas a los Forex frente al 19,9% del euro y el 1,1% del renminbi.
En su reciente libro, 'Cómo operan las divisas globales: pasado, presente y futuro' —en coautoría con los economistas del Banco Central Europeo Arnaud Mehl y Livia Chitu—, Eichengreen pone en la picota el punto de vista tradicional de que 'quien gana se lleva todo' (winner-take-all) cuando solamente existe una divisa de reserva monopólica y vislumbra que "el renminbi chino está destinado a ser la divisa líder en el futuro".
No es ocioso indicar que el mismo FMI se apresta a cambiar su sede de Washington a Pekín en los próximos dos años cuando el PIB nominal de China supere tanto a EEUU como a la Unión Europea. Por lo pronto, cuando se mide el PIB por el poder adquisitivo, China no hace mucho superó tanto a EEUU como a la Unión Europea.
Gran parte de la 'inexplicable' conducta agresiva y/o reactiva de Trump se puede explicar debido a su impotencia desesperada ante la irreversible decadencia multidimensional de EEUU cuando el dólar ha iniciado su trayectoria agónica frente al renminbi —y, quizá, el euro— y a la superioridad militar hipersónica de Rusia, si es que hacemos caso al discurso histórico de Vladímir Putin del pasado primero de marzo.

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